domingo, 2 de marzo de 2014

Soldados desechables, terroristas con solo un billete de ida.

Soldados desechables, terroristas con solo un billete de ida.


Jóvenes atrapados en la guerra de Siria, responsables políticos irresponsables.


02/03/2014 - Autor: Nour eddine Laghchim



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Desde hace meses se suceden las declaraciones de lideres occidentales alertando del futuro regreso de fanáticos, que se fueron a luchar en la cruel guerra siria. La coalición occidental y árabe que atacó a Siria quería esta vez, al contrario del caso de Irak, soldados desechables. Gente motivada  por el odio sectario, alentada por ideas religiosas y deseosa a  morir por una causa, pero con un solo billete de ida. La vuelta ni pensarla. He dicho coalición porque todo indica que así lo es y porque, asimismo, su estrategia en Siria fue de una coordinación milimétricas: todos condenaban la actuación gubernamental frente a la acciones armadas (se niega la existencia de manifestantes armados), todos eran contrarios a una solución política del conflicto, todos exigían la marcha del Asad, todos pronosticaban el fin del régimen, todos prometían apoyo financiero a la oposición y todos veían con buenos ojos inundar Siria con armas y sofisticar a los rebeldes con todo tipo de tecnología militar y asesoramiento bélico.

Ahora, después de una lucha encarnecida y después de una resistencia inusual del ejercito y pueblo sirio a la invasión bárbara de yihadistas llegados de todo el mundo, la moda está en denunciar la vuelta de elementos fanáticos experimentados en el terror. Desde Noruega hasta Arabia Saudita pasando por Francia, por Bélgica, por el Caucaso, los países del Magreb y Turquía se ve el peligro más claro, más evidente y más inmediato. No obstante, antes lo que se hizo es dar una vacaciones a todos los servicios de inteligencia para dejar  a las mafias religiosas reclutar a candidatos para la lucha en pleno día y con total y absoluta libertad. Lo peor de todo es que los responsables políticos están hablando de cifras enormes. Cientos de jóvenes en cada caso sin que nadie hiciera nada para impedirlos, ni para perseguir a sus recultadores. Y lo que aun es peor, estos mismos responsables políticos no tienen ninguna intención, porque nadie la ha pedido todavía, de depurar responsabilidades, de entonar el mea culpa, de señalar a algún  alto cargo de seguridad, de presentar dimisiones. Nada de nada. El cuento es que 700 jóvenes franceses estaban aburridos en sus barrios, han hecho sus maletas y han decidido todos ir de excursión y de cacería a Siria. Y como Francia es el país de las libertades les ha sellado los pasaportes y les ha deseado buen viaje y buena suerte. Eso para citar un caso occidental, para hablar del oriental, Arabia Saudita, sin duda el país que más dinero y  más terroristas ha aportado. Hace poco decidieron cortar por lo sano, tras muchos meses de movilización vía prensa y mezquita, para amenazar con entre tres y veinte años de cárcel todo aquel que regrese al país retornando de Siria.

La situación del conflicto sirio no está del todo clara. Sin embargo, muchas víctimas se dieron cuenta que se les tendió una trampa y que se les engañó para luchar en una guerra desastrosa y que el bando en que luchan no está formado por ángeles y bienhechores. Muchos se quedaron atrapados, abandonados a su suerte y obligados a una guerra de supervivencia, no sólo contra las tropas gubernamentales, sino también contra otras facciones de rebeldes  dependientes de una bandera o de otra, o mejor dicho, de un servicio secreto o de otro.

En efecto, lo que si está claro hoy día es que la coalición liderada por Estados Unidos  y  secundada por muchos países occidentales y países del Golfo está consiguiendo unos resultado en Siria similares a los de Irak. Similares pero no idénticos, puesto que en Irak se llegó a la división de la sociedad y en Siria a la desmantelar el país al ritmo de las bombas y al unísono de los gritos  de los yihadistas de Alahu Akbar cada vez que una explosión acabe con un hospital, un edificio de correo, una comisaría, una universidad, un puente o una carretera.



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