sábado, 26 de septiembre de 2015

El imparable crecimiento del Feminismo Islámico

Femen, una lucha que hacemos por vosotras pero sin vosotras

Es una utopía tratar de desmontar un sistema de creencias y actitudes a golpe de desnudo y consigna occidental totalmente desprovista de empatía

26/09/2015 - Autor: Victoria Permuy - Fuente: mundiario.com
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Soy una feminista musulmana... Femen no habla por las personas musulmanas ni las feministas.
Es una utopía tratar de desmontar un sistema de creencias y actitudes a golpe de desnudo y consigna occidental totalmente desprovista de empatía.
Si hay algo en lo que podamos casi unánimemente coincidir acerca de Femenes en el hecho de que sus apariciones mediáticas suscitan interesantes debates relativos a cuestiones ideológicas del feminismo, incluso en la opinión pública lega (y con ello quiero decir, ajena al feminismo).
La exposición mediática es, en cierto modo, exposición también a la crítica. Es normal entonces que Femen reciba críticas de quienes se oponen al feminismo, de quienes dudan de su autenticidad como movimiento feminista, pero ya no lo es tanto, cuando las críticas provienen del propio feminismo, de quienes tratan de “hermanarse” con ellas.
Yo misma he subrayado con anterioridad la coherencia en algunas de sus acciones de protesta (la última en nuestro país en el Senado), así como también me hago partícipe de las críticas donde se las tacha de feministas neocoloniales, que tratan únicamente de dejar impronta occidental dondequiera que van.
Lo que Femen parece ignorar, o en el peor de los casos despreciar, es que existen otros feminismos, como el islámico, con el que deberían contar a la hora de diseñar sus protestas.
En su defensa, siempre esgrimen aquello de que ellas están en contra de todas las religiones, por considerarlas pilares del patriarcado, pero lo que no se puede obviar es el hecho de que cualquier persona, aun cuando se defina como atea o agnóstica, proviene de una cultura desde la cual se debe trabajar para el empoderamiento. Ni siquiera el socialismo latinoamericano olvida el inmenso calado de la religión.
En este sentido, una carta abierta a Femen publicada no hace mucho en Píkara Magazine se hacía eco de esta insensibilidad cultural, en una apelación directa a la descolonización del feminismo. La crítica provenía de la protesta de Femen en Rabat, donde dos activistas francesas se besaban frente a la tumba del héroe de la descolonización, proclamando la famosa consigna en inglés de “in gay we trust”.
La acción de Femen, en realidad lo que hizo fue complicar la lucha por los derechos LGTB que realizan los colectivos locales, a los cuales no tuvieron en cuenta en absoluto. Tal y como señalan los autores, Brigitte Vasallo y Gerard Casas, lo que consigue realmente es trasladar a la opinión pública marroquí que las reivindicaciones LGTB forman parte del ideario de las potencias colonizadoras.
Yo me pregunto si no es esa forma de proceder una suerte de despotismo colonial -suponiendo la ausencia de dobles intenciones que en este momento no procede abordar-, y que el hecho en sí permite leer entre líneas algo así como: lo hacemos por vosotras, pero sin vosotras, porque sabemos mejor que vosotras mismas lo que os conviene.
En este sentido, se pronunciaba también, la filósofa feminista María Dolores Hinojosa, respecto a otra protesta de Femen donde se ve a Inna Schevchenko junto a otras activistas y trasladaba la siguiente reflexión:  "No hay nada más contradictorio que un cartel que dice I'm a woman, not an object (soy una mujer, no un objeto) cuando lo publicas en una ciudad occidental estando desnuda. Nosotras nos maquillamos, llevamos tacones, pero vosotras sois más "esclavas" por llevar un pañuelo. Elegido libremente, un pañuelo, un collar, un tacón, el maquillaje es manifestación de que una mujer tiene capacidad de decisión de su propia vida. Si, dentro del patriarcado, aquí y allí...pero es que es lo que hay. Nacemos en un mundo machista….Hay que practicar sororidad. Apoyarnos unas a otras, crear círculos, enriquecernos. No me gusta ver a mujeres decirles a otras mujeres lo que tienen que hacer. Si una mujer quiere dedicarse al hogar y tener diez hijos no es menos mujer o puede ser menos feminista que una que decide tener un trabajo remunerado".
En esta misma línea ya se había manifestado también Natalia (Ndeye) Andújar, profesora y activista, dejando patente su visión negativa del feminismo colonial de Femen, a propósito de otra desacertada actuación de Femen en Túnez (las activistas europeas encarceladas durante su defensa a la activista tunecina Amina Tyler, quien terminó por abandonar Femen) y decía lo siguiente al respecto:  “Imagínate que un grupo de mujeres saudíes hicieran campaña contra las mujeres occidentales que son víctimas de la moda y que vinieran a Europa a decirles cómo tienen que vestirse. ¡Sería un escándalo! Con Femen está pasando esto. ¿Un grupo de ucranianas, formadas en Francia, que van a Túnez a decirles a las mujeres cómo se perciben a sí mismas? Creo que hay una falta de reflexión sobre las consecuencias a largo plazo de lo que están haciendo. Si fueran feministas auténticas y no neocoloniales harían una campaña conjunta con las tunecinas y estudiarían cuál es su situación. ¿El machismo-paternalismo de mujeres que dan lecciones a otras mujeres ha mejorado la situación de las tunecinas? ¿Ha reforzado su movimiento feminista? No".
Por su parte, la periodista de nacionalidad chilena y activista del feminismo islámico,Vanessa Rivera de la Fuente, se mostraba contundente frente al etnocentrismo: “Femen es sólo una muestra de una construcción cultural que usa a las mujeres musulmanas como excusa para justificar las acciones y políticas que favorecen a mucha gente, menos a nosotras".
Desde Femen, como he adelantado anteriormente, suelen resguardarse bajo el paraguas ideológico de su oposición a cualquier religión. No obstante, es una utopía tratar de desmontar un sistema de creencias y actitudes a golpe de desnudo y consigna occidental totalmente desprovista de empatía. Para trabajar sobre el terreno, habría primero que “ponerse sus zapatos”.
Victoria Permuy
Doctora en Psicología por la UDC y master en Ciencias del Comportamiento por la Universidad de Leiden. Ha trabajado como docente investigador en la UDC y como psicóloga, impartiendo cursos y desarrollando programas en APACAM. Escribe en MUNDIARIO.

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