viernes, 30 de octubre de 2015

¿Es Estado Islámico la mayor amenaza para Occidente?
07/02/2015 - 21:02h
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El Estado Islámico dice que quemó vivo al piloto jordano en aplicación del "ojo por ojo"
Estudiantes jordanos muestran fotografías del piloto Muaz Kasasbeh, asesinado por ISIS.
Ahí está de nuevo, un monstruo, una amenaza, un enemigo imparable. El Estado Islámico. Un 'ente insólito' hacia el que hay que dirigir todos los esfuerzos (muy pocos políticos) para luchar contra esa fuerza irracional que lo dirige. Un gran Otro, que permite y permitirá justificar cualquier acción. ¿Y si a lo que se está asistiendo es a un nuevo impulso de 'guerra contra el terrorismo' en la misma línea iniciada por George W. Bush tras los atentados de 2001?, escribía hace un par de meses Alain Gresh. O, como anuncia Peter Harling, ¿y si al Estado Islámico le espera un futuro prometedor porque los principales actores que luchan contra él (islamistas chiíes, medios seculares y gobiernos occidentales) siguen explotando su presencia para redimirse de sus errores y redefinen sus relaciones sobre la base de una Guerra Santa que se vuelve una finalidad en sí misma?
Sí, Estado Islámico muestra mucho acerca de la situación de Oriente Medio y también de la política exterior de los países occidentales. Su formación es una de las consecuencias de las necesarias revueltas árabes y de los fracasos occidentales, de los cuales distrae y distraerá. Se podría decir que Estado Islámico es el efecto de un vacío político generalizado que muestra que no se sabe qué hacer con los nuevos escenarios de Oriente Medio, además de la consecuencia de la forma en que el primer ministro iraquí Nuri Al-Maliki y el presidente sirio Bashar al Asad han tratado a los suníes. Así presenta las ambivalencias de un Occidente que ya no sabe qué decisiones tomar frente a los dilemas que plantean las regiones del mundo árabe y, más aún, frente a sus minorías. Luchar ahora mismo contra Estado Islámico significa aplicar la guerra contra el terrorismo y olvidar la protección de las minorías de la misma forma que siempre: la colonial. Nadie protesta contra la lucha frente a Estado Islámico, ni la opinión pública de EEUU ni la mundial. Todos están de acuerdo y, por lo tanto, no supone ninguna complicación.
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Sí, porque, es cierto, la amenaza está ahí y no solo para Occidente y los cristianos sino también para Oriente y el islam. Y, hace falta recordarlo, no es la primera vez que una organización yihadista toma un gran territorio. La historia de Estado Islámico arranca en Irak, cuando, tras la invasión de EEUU, un grupo de exmuyahidín de la guerra afgana inauguró una franquicia local de Al Qaeda, de la que pronto se distanció pues prefirió actuar contra el enemigo más cercano en vez del lejano. Aprovechando y desatando la rivalidad entre suníes y chiíes (que no ha existido siempre y ha dependido más de las enemistades entre Estados que de cuestiones religiosas) y tras las luchas fratricidas en su propio campo de los suníes, Estado Islámico se consolidó en el 2010. Cuando Nur Al Maliki comenzó su represión contra los suníes y Estado Islámico se unió a la rebelión contra el presidente sirio, quien se oponía a los suníes que antes se había esforzado en radicalizar. A partir de entonces, la proyección del Estado Islámico ha sido una realidad.
Lo que hace pocos meses era un problema sectario y regional, es ahora, según afirma EEUU, la amenaza más peligrosa con la que se ha enfrentado en años. De 800 combatientes han pasado a 17.000, armados con el arsenal estadounidense que han ido obteniendo durante sus victorias sobre el Ejército iraquí.
Sin embargo, muchas de sus estrategias presentan grandes debilidades. Centrándose en ellas, se podría modificar la táctica única y de poder que supondría de nuevo la lucha colonial contra el Estado Islámico. Para empezar, su estrategia militar es un misterio, nada se sabe de ella solo que actúa de forma diferente en Siria o Irak. Una gran parte de sus maniobras son psicológicas, intentan aterrorizar a sus opositores inundando las redes sociales con imágenes y videos. Su facilidad para controlar los territorios está basada en acuerdos con militantes locales. Así combate con rivales débiles suníes en las zonas que conoce bien, pero decae en contiendas más largas y serias. Poco o nada participa contra el régimen sirio, evita la lucha directa con las milicias chiíes iraquíes y suaviza sus enemistades con los grupos kurdos. Además de que, a pesar de su nombre, no se apoya en ninguna teoría del Estado Islámico. En un contexto así, de momento poco tiene que ofrecer. Parece conformarse con llenar un vacío, el de los lugares que fueron abandonados por el régimen sirio y, su padrino, EEUU, el noroeste de Siria y Faluya o Mosul, desatendidas por el poder central de Bagdad.  
Si algo se ha aprendido de las últimas injerencias militares occidentales en Oriente Medio, es que hay que actuar de forma diferente frente a Estado Islámico. Enfrentarse a él, como la gran y única amenaza, significaría repetir “más de lo mismo”. Urge volver sobre los factores de inestabilidad de las regiones implicadas y de los lugares en los que se pueden proyectar. Al contrario de lo que se piensa, no son secundarios.
07/02/2015 - 21:02h


El Estado Islámico busca una guerra mundial

 

Estado Bandera del Estado Islámico de Irak y el Levante
El Estado Islámico quiere una intervención occidental

Andrea Tornielli entrevista a Massimo Introvigne, fundador del Centro para el Estudio de las Nuevas Religiones (Censur), que sostiene que el Estado Islámico (EI) busca una guerra abierta con Occidente en tierras musulmanas para poder agrupar bajo a su bandera a todos los islamistas dispuestos a luchar.
–¿Qué significa ‘Dabiq’, el nombre de la revista [del EI]?
–Es el nombre de una ciudad en Siria, donde, de acuerdo con un conocido un dicho atribuido a Mahoma, tendrá lugar el último enfrentamiento entre musulmanes y cristianos al final de los tiempos, con el cual se abrirá el camino a Roma para el islam. Es una ideología apocalíptica. Se comprende entonces por qué el EI no sólo no teme sino que desea una intervención en su territorio de los estadounidenses, los europeos y también los rusos. Por eso están aumentando las provocaciones contra Rusia en Siria.
–¿Por qué el sedicente califa quiere una intervención occidental?
–Los llamados ‘cristianos’ (europeos, estadounidenses y rusos), que se identifican con los cruzados, deben ser llevados a una guerra en territorio islámico y derrotados allí, con lo que esa invasión ‘cristiana’ mostrará al mundo islámico que Al Bagdadi es el verdadero califa, atrayendo así a los musulmanes de todo el mundo a alistarse bajo su bandera. Al leer ‘Dabiq’, vemos que entre los enemigos del EI está la facción de Al Qaeda que lucha contra Asad en Siria [el Frente Al Nusra], así como la Hermandad Musulmana, incluyendo la dirección de Hamás en Palestina y los líderes de la Hermandad que están encarcelados en Egipto. Todos ellos son considerados enemigos debido a que mantienen relaciones con los chiitas y no evitan, al menos en Palestina, la colaboración con cristianos, siempre y cuando sean anti-israelíes. Otro enemigo jurado de EI es el islamismo político turco de Erdogan, quien prometió la libertad y la igualdad de la Unión Europea para las minorías religiosas, lo que explica la furia de Al Bagdadi contra los turcomanos iraquíes en estas últimas semanas.
El diario argentino Clarín ofrece a sus lectores un análisis esquemático de las principales diferencias entre el Estado Islámico y Al Qaeda. El paso de los años y los nuevos equilibrios geoestratégicos en Oriente Medio hacen que el EI opere de forma bien distinta a como lo hizo la organización de Ben Laden, empeñada de manera obsesiva en atacar intereses occidentales y a Occidente mismo con atentados. El nuevo yihadismo se ha hecho con fuentes de financiación y apoyo, y busca consolidad un poder regional recurriendo a las alianzas tácticas que sea menester. Todos estos cambios apuntan a una evolución radical del terrorismo islamista.
[Hay] una disposición a formar coaliciones con una variedad más amplia de socios que en décadas anteriores. En Irak, la actual ofensiva del [EI] sólo fue posible con la participación de hombres antes leales a Sadam Husein. Una alianza como esa habría sido intolerable diez años antes. También hay un conjunto nuevo de relaciones entre los extremistas y los Estados de Oriente Medio. Algunas potencias locales ahora ven a los militantes sunitas como un elemento útil en la guerra regional por delegación, a menudo sectaria, que lleva cuatro años. Ofrecen apoyo pasivo o activo.
De modo que esto no es simplemente una secuela de la era de Al Qaeda. Estamos ante un paisaje totalmente nuevo habitado por militantes que son muy distintos de los de hace unos años.
·         La rebaazificación de Irak
El Ejército de Naqshbandi (EN), conformado por miembros del partido Baaz del derrocado Sadam Husein, ha estado apoyando al Estado Islámico en sus esfuerzos por conquistar amplios territorios del norte del país. Sin embargo, la brutalidad del EI y su campaña de exterminio de las minorías religiosas ha abierto una brecha entre las dos organizaciones, hasta el punto de que ha habido ya episodios de violencia y persecución de los yihadistas contra los militares baazistas tras la conquista de Mosul.
En este estudio publicado por Foreing Policy se aventura que, si se produjera una ruptura y los baazistas lucharan junto con el Ejército iraquí y las fuerzas internacionales, las posibilidades de erradicar el yihadismo aumentarían notablemente.
El matrimonio parece estar desgastándose, para beneficio de Washington y Bagdad. La creciente división entre los dirigentes del EN y el EI, cuya brutal campaña de terror ha provocado la ira del Ejército estadounidense, apuntan a que podría estar cerca de su final. Si el EN rompiera con el EI y ayudara al Gobierno iraquí y a las fuerzas de EEUU en la lucha contra el terrorismo, se habría recorrido un largo trecho hacia la estabilización del país y quizás a una más amplia reconciliación política, donde los suníes, que una vez dirigieron el país, podrían tener puestos de mayor poder en un Gobierno más inclusivo liderado por chiíes.
Esto supondría una palpable, cuando no dolorosa, ironía para los Estados Unidos, que fueron a la guerra hace once años para deponer al dictador y poner en marcha una campaña de desbaazificación de amplio alcance que expulsó del Gobierno y las Fuerzas Armadas a cientos de miles de experimentados tecnócratas y comandantes militares suníes.
Matti Friedman, antigua corresponsal de Associated Press, desvela la manera tendenciosa en que los medios de comunicación informan acerca de Oriente Medio cuando anda implicado Israel.
Friedman explica cómo se ocultan las informaciones que cuestionan la supuesta bondad de los grupos palestinos, mientras se pone la lupa en cualquier contradicción de la política israelí. La consecuencia es que, como históricamente ha ocurrido con los judíos, el juicio tiene un componente moral prefabricado, en virtud del cual los palestinos y sus dirigentes son las víctimas inocentes, mientras que los ciudadanos israelíes no merecen ser tratados con ecuanimidad porque son los culpables del conflicto.
Comprender lo ocurrido en Gaza este verano significa comprender a Hezbolá en el Líbano, el ascenso del yihadismo suní en Siria e Irak y los largos tentáculos de Irán. Requiere averiguar por qué países como Egipto y Arabia Saudí se ven a sí mismos ahora más próximos a Israel que a Hamás. Por encima de todo, nos exige comprender lo que está claro para casi cualquiera en Oriente Medio: la fuerza ascendente en nuestra parte del mundo no es la democracia o la modernidad. Es más bien un núcleo de poder islámico que asume formas diferentes, y a veces conflictivas, y que está dispuesto a emplear la violencia más extrema en su intento de unir a la región bajo su control y enfrentarse a Occidente. Aquellos que comprendan este hecho serán capaces de mirar y conectar los distintos puntos.
Israel no es una idea, un símbolo del bien o del mal, o una prueba de fuego sobre las opiniones progres en cenas entre amigos. Es un pequeño país en una parte del mundo que asusta y que se está volviendo más aterradora. Debería informarse sobre Israel tan críticamente como sobre cualquier otro lugar, entendiendo su contexto y su debida proporción. Israel no es una de las historias más importantes del mundo, ni siquiera de Oriente Medio. Sea lo que sea que resulte en esta región en la próxima década, tendrá tanto que ver con Israel como la II Guerra Mundial tuvo que ver con España. Israel es una mancha en el mapa, una atracción con una inusual carga emocional.
La mayoría en Occidente prefiere claramente la vieja comodidad de analizar los fallos morales de los judíos, y el familiar sentimiento de superioridad que eso les proporciona, a confrontar una realidad triste y confusa. Pueden convencerse a sí mismos de que todo esto no es más que un problema de los judíos y, de hecho, culpa de los judíos. Pero los periodistas se dedican a propagar estas fantasías a costa de su credibilidad y de la de su profesión.

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Nostradamus predijo el avance de ISIS por el mundo y la Tercera Guerra Mundial

MEP 19 DE AGOSTO DE 2015COMMENTS (11)
Nostradamus predijo el avance de ISIS por el mundo y la Tercera Guerra Mundial
Aunque pueda parecer sorprendente, “Nostradamus” es uno de los nombres más buscados en Internet, incluso más popular que Osama Bin Laden o Madonna. ¿Pero porque millones de personas en el siglo XXI estarían tan interesadas en Nostradamus y sus profecías? Pues la respuesta a esta pregunta es muy fácil, el famoso astrólogo fue capaz de predecir con exactitud los atentados del 11 de septiembre de 2001, el ascenso de Hitler o el asesinato de John F. Kennedy.
En Mundo Esotérico y Paranormal hemos dedicados varios artículos a la vida y obra de Nostradumus, terribles predicción sobre acontecimientos que cambiaron el destino de la humanidad. Como ya mencionados, Nostradamus predijo que en este año 2015 habría una apocalipsis financiero, la erupción del monte Vesubio, y que los muertos resucitarán. ¿Pero Nostradamus también predijo la Tercera Guerra Mundial y el avance del autoproclamado Estado Islámico?



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ISIS y la Tercera Guerra Mundial
Muchos expertos en las profecías del profeta francés, que murió en 1566, están convencidos de que predijo correctamente los actuales actos de barbarie cometidos por el autoproclamado Estado Islámico (ISIS) en el Oriente Medio y en ciertas partes de Europa para cumplir su califato. Según los expertos, la Tercera Guerra Mundial comenzará este año como resultado de la lucha contra ISIS, pero lo peor será que el mundo acabará dentro de 27 años. En un principio se pensaba que una de las cuartetas escritas por Nostradamus hablaba del calvario y la tiranía de Irak, en particular sobre las consecuencias de la invasión estadounidense de 2003, con el surgimiento de Al-Qaeda que llevó a la organización de ISIS.
“Entrará villano, amenazador infame,
Tiranizando la Mesopotamía
Todos amigos de adulteria dama,
Tierra horrible negra fisonomía.”
Pero ahora algunos psíquicos e investigadores creen que esta cuarteta en particular mencionaba el poder de ISIS. Pero la controversia ha surgido después de que algunos expertos sugirieran que otras cuartetas de Nostradamus mencionaban que la Tercera Guerra Mundial comenzaría en 1999 y que Osama Bin Laden era el anticristo. Según los expertos de Psychic Lessons, si bien esta no ha sido la primera vez que las personas han especulado sobre la posibilidad de la llegada del temido anticristo, ciertamente parece haber mucho más interés en los acontecimientos actuales entre los investigadores en las profecías de Nostradamus.
ISIS Tercera Guerra Mundial
Este problema con las fechas ha llevado a algunos investigadores a asegurar que en realidad ya estamos en la Tercera Guerra Mundial, que de alguna forma se inició en 1999, y por lo tanto acabará en el año 2026 con armas nucleares. Según las últimas noticias, ISIS ya tendría en su poder 40 kg de uranio, de cuando ocuparon la Universidad de Mosul en la ciudad de Irak. Pero lo peor de todo, es que quieren extender su infernal dominio en España, Grecia y la mayor parte de los Balcanes.
El autor John Hogue, un experto mundial en las profecías de Nostradamus cree que el astrologo francés predijo realmente la llegada de ISIS y que el dictador Sadam Husein no era el tercer anticristo.
“Las cuartetas de Nostradamus son cada vez más claras cuando nos acercamos a los acontecimientos y detalles encubiertos en sus códigos y enigmas”, dijo Hogue. “Aquellos que interpretan sus profecías en la era de Saddam Hussein cometieron un error asegurando que era el anticristo. Ellos definieron incorrectamente que “Él” era Saddam Hussein.”
Pero los escépticos señalan que al menos el 50 por ciento de sus profecías no se cumplieron y que la vaga terminología utilizada por el profeta francés y los llamados códigos de Nostradamus necesitan una fuerte dosis de imaginación para demostrar que la profecía se ha cumplido después del evento. También argumentan que el conflicto en el Medio Oriente e ISIS son fáciles de vincular con cualquiera de sus versos.
Nostradamus avance ISIS
Pero los expertos mantienen que Nostradmaus advirtió al mundo del llamado “Rey del Terror”, el anticristo, que provocará el pánico y miedo entre los seres humanos. Este punto es muy importante, porque si provocará terror entonces cabe la posibilidad de que no sea humano. Debemos tener en cuenta de que hacer siglos los cometas y asteroides eran conocidos como los reyes del terror.
Los expertos en profecías aseguran que un gran cometa o asteroide podría causar una devastación global en septiembre de 2015, aunque otros mantiene que el “Rey del Terror” será un líder político que formará una alianza con Rusia para declarar la guerra a los EE.UU. y Europa, mediante ataques nucleares a gran escala. Pero la buena noticia es que el “Rey del Terror” será derrotado después de 27 años, dando paso a unos 1.000 años de paz antes de que termine el mundo.
Como hemos podido comprobar, Nostradamus continúa siendo nombrado casi 450 años después de su muerte. Estamos seguros de que el consultor astrológico no se esperaba este fenómeno, pero esperemos que no vuelva a convertirse en protagonista a finales de este año.

iconoclasia islámica

     
 

 
Artículo Original. Publicado también en INFOBAE bajo el título de “La prohibición de la representación de Mahoma, una guerra contra la cultura misma”.
"Él disparo primero". Por el caricaturista australiano David Pope“Él dibujó primero”. Por el caricaturista australiano David Pope.
El terrorismo volvió a tocar Paris, y esta vez, a diferencia de lo que algunos sostienen aún, el acontecimiento no estuvo ligado a Medio Oriente. Los terroristas que mataron a una decena de personas en la redacción del ácido semanario Charlie Hebdo, el último miércoles, no estaban allí para protestar contra las políticas galas en el Líbano, o para forzar al Gobierno a retirar sus contingentes militares de tierras musulmanas. Tampoco dispararon para que el mundo tome conciencia de los reclamos palestinos. Estos, algunos de los motivos tradicionales apelados por los terroristas para justificar la violencia en suelo europeo, esta vez no fueron invocados; y sin embargo nadie pareció sorprendido frente a lo sucedido cuando se supo que el ataque fue perpetrado por musulmanes.
El leitmotiv del ataque en teoría es simple. El islam por naturaleza no acepta que los Profetas, como Abraham, Jesús o Mahoma, sean representados mediante gráficos antropomórficos, mediante tallados o dibujos que los muestren en su contorno humano. Para empezar, vale señalar que esto explica porque algunos países musulmanes han prohibido las recientes películas de trama bíblica como Noé (Noah) y Éxodo (Exodus: Gods and Kings).
Por supuesto, existe una brecha importante entre una prohibición religiosa y su imposición mediante la fuerza. Pero en esta costumbre, darle una cara al último de los Profetas es el mayor insulto, y representa el pico de la indiferencia a las sensibilidades musulmanas. Si bien el islam, a diferencia del cristianismo, no considera a su fundador el hijo de Dios, sino que lo rememora como un mortal agraciado como el último mensajero del Señor, graficarlo antagoniza con todo aquello que su doctrina representa. La prohibición comenzó como una política para contrarrestar las habituales prácticas de idolatría contempladas en Arabia desde antaño. Tawhid, la “unicidad de Dios”, solamente será velada y respetada si se concede que todo pertenece al Creador, de modo que todo intento por diversificar la divinidad, atribuyéndosela a hombres, signa una desviación de la religión.
El hombre, sin importar su origen, cultura o destino, ha inevitablemente empleado figuras gráficas para dar testimonio de los fenómenos y acontecimientos que lo impactaron. Todas las culturas poseen un vínculo propio con lo místico y el más allá; y probablemente sea, que en su vulnerabilidad de mortal, el hombre siempre ha buscado venerar a sus antepasados y refugiarse en el manto de su protección. Esta trama, en efecto universal, no ha sido ajena a la experiencia islámica. Tanto los beduinos, los tuareg como la gente de Java, todos ellos pueblos absorbidos por el islam, siempre retuvieron algo de su legado preislámico. Desarrollaron ritos sincréticos entre las antiguas costumbres y los significantes islámicos incorporados. No en poca medida, como resultado de la difusión e integración cultural y religiosa, estas formas sincréticas terminaron ponderando el culto de los santos como algo natural sin mayores agravantes.
A veces estas prácticas tomaban objetos tangibles. Los beduinos, por ejemplo, nómades del desierto, acostumbraban a venerar árboles, y los árabes de la península rendían tributo a las tumbas de sus santones locales. Otras veces se le ascribía deidad a arquetipos intangibles. Así, en este caso, los beréberes homenajeaban la idea del guerrero eterno, y los persas la figura del líder sagrado, el imán.
El mundo islámico integra un crisol de culturas esparcidas a lo largo y ancho del planeta, y la religión provee un sostén macro que fue, es, y será interpretado con distinta intensidad de acuerdo a las circunstancias. En este sentido, la iconoclasia islámica, esto es, la práctica por la cual se destruyen los íconos de devoción, cualquiera que vicie la unicidad de Dios, es un fenómeno relativamente reciente que vino de la mano con el auge del fundamentalismo musulmán.
Visto en perspectiva histórica, el movimiento wahabita que nació en Arabia durante el siglo XVII, y que perdura en nuestros días bajo las fórmulas de Al-Qaeda y el Estado Islámico (ISIS) entre otras, es el responsable por la sistemática destrucción de los resabios de prácticas sincréticas entre musulmanes. Este movimiento se caracteriza justamente por intentar sobreponer lo religioso, el mensaje universal, por sobre lo cultural, lo local y lo profano. En los hechos, no se trata tanto de una corriente de purificación religiosa como sí de una purga religiosa. También comúnmente llamados salafiyyoon o salafistas, por su prédica de retornar al estilo de vida original en el cual vivían los “ancentros” (salaf) contemporáneos a Mahoma, los wahabitas llevan guerreando hace casi tres siglos: no solamente contra los infieles, sino principalmente contra los musulmanes que, según ellos, no son lo suficientemente estrictos en su observancia.
Los wahabitas originarios primero libraron una guerra santa contra todos aquellos objetos de culto y sabiduría enajenados de la senda coránica por ellos enaltecida. Aldeas enteras recibieron la espada y perecieron en las llamas de la limpieza religiosa por ser vistas como centros de herejía. Sus aldeanos, hombres, mujeres y niños, fueron masacrados por apegarse a costumbres locales, que en vista de estos inquisidores, eran anatema a la vivencia islámica verdadera. En el siglo XX, los elementos más ortodoxos del wahabismo que no desistieron en rigor pese al triunfo de la Modernidad, decretaron una sucesiva guerra contra la llegada de la televisión y la radio en Arabia, contra los estatutos seculares, contra las ruinas antiguas preislámicas y contra todo objeto y práctica que acapare atención indeseada fuera de Dios.
En este aspecto, lo que algunas insubstanciales personalidades no logran comprender, es que la guerra contra la banalización de la religión, materia en la cual Charlie Hebdoexpendía autoridad, esconde una guerra contra todo tipo de libertad de expresión. La guerra fue decretada mucho antes de que Estados Unidos se convirtiera en potencia, y ciertamente mucho antes que Israel fuese creado.
Debemos comprender que para el extremismo islámico, el estilo de vida occidental, material y carente de un comportamiento religioso obsesivo, representa todo aquello que funciona mal en este mundo, independientemente de lo que suceda o deje de suceder en Medio Oriente. Su enemigo es la cultura misma, pretendiendo, con cierto grado de éxito, desposeer a las colectividades musulmanas de sus respectivos rasgos culturales autóctonos, para que estas se unifiquen en torno al islam como único rasgo identitario supremo. Según esta mirada, las formas de lealtad y solidaridad locales o nacionales son vistas como los equivalentes contemporáneos de la idolatría preislámica.
Cuando los europeos afirman que el “multiculturalismo ha fallado”, lo que quieren decir en realidad es que los musulmanes europeos no se ha integrado al modo de vida occidental. Ningún cristiano o judío se ha convertido en terrorista porque un caricaturista osó poner en ridículo su creencia. Sin importar las campañas de integración y los beneficios extendidos del sistema de bienestar, en general ha prevalecido un sentimiento de desarraigo entre gran parte de los jóvenes musulmanes europeos, quienes no perciben a Francia, Alemania o Italia como su hogar. El fundamentalismo encuentra cabida entre estos sectores, cosechando mentes para en esencia instruir una cosmovisión asesina y antisistémica.
Dado que el islam no rinde culto a Mahoma, si un cristiano se refiere a un musulmán como “mahometano”, como si ambas palabras significaran lo mismo, está incurriendo en una ofensa. Irónicamente sin embargo, ataques como el perpetrado en Paris, muestran que los terroristas también cometen idolatría de acuerdo a sus propios términos, al clamar por sangre para resarcir al insultado Profeta. A falta de una imagen, el nombre de Mahoma genera en ellos tanta atracción y veneración como si se lo deificara.
Desde ya, la matanza en la redacción de Charlie Hebdo no es un fenómeno aislado sin precedente. Lo imperante es que las sociedades occidentales entiendan que la ola de ataques contra dibujantes, artistas y políticos críticos del islam no necesariamente responde al “choque de civilizaciones”, sino a “la deculturación de lo religioso” dentro de casa. En vista de esto, son los líderes musulmanes quienes deben enfrentarse al desafío de compatibilizar, y popularizar entre sus comunidades, la noción de que es posible ser (en este caso) francés y al mismo tiempo musulmán.
La distinción entre “religiosidad” y “mentalidad religiosa” que hacía Clifford Geertz, el destacado antropólogo norteamericano, debería resonar más clara que nunca. Mientras que la primera implica someter el comportamiento de uno a las convicciones religiosas, la segunda implica la admiración de la creencia antes que su práctica consistente. La “mentalidad religiosa”, propia en muchos islamistas, quienes pese a su radicalismo están poco versados en las fuentes islámicas, es el resultado de la ideologización de la religión en la coyuntura moderna. Aunque con la modernización de las sociedades fue consagrado el secularismo, paralelamente la rápida transformación de estas despertó pasiones y nexos de solidaridad inspirados en la visión universalista de la religión. El islam ofrece al desamparado contención, a lo que el radicalismo aporta un sentido agudo de propósito – que trasciende la rutina de la práctica religiosa de todos los días.
Las sociedades europeas no deberían resignar sus valores, su cultura, ni la observancia del espíritu crítico que fomenta el periodismo para apaciguar a sus propios ciudadanos de extracción musulmana. El día en que así lo hicieran sentenciarían su propio desfallecimiento. El multiculturalismo ha fracasado porque en su pretensión de convertirse en una suerte de ética de civismo universal, ha chocado de frente con otra ideología universal, que tampoco es etnocéntrica, pero que sin embargo predica el exacto opuesto. Lo que los musulmanes europeos necesitan es un nuevo tipo de islam sincrético, adaptado, legitimado y consensuado para la vida en el siglo XXI.
De no lograr conciliarse con las sociedades que los han apadrinado, los europeos “nativos” seculares mirarán cada vez más a los musulmanes como una quinta columna, a la par que eventos como el de París se repetirán en otras capitales.

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Javier Martín: "Al Qaeda es la idea, el Estado Islámico la pone en práctica"

Reportero en países árabes desde hace veinte años, cree que Oriente Medio, hoy por hoy, no tiene solución

Internacional | 21/06/2015 - 00:30h | Última actualización: 21/06/2015 - 15:06h
Iñaki Pardo Torregrosa | Sigue a este autor en Twitter
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estado islamicoJavier Lizón/Efe
Muchos periodistas han soñado con cubrir los grandes conflictos de su tiempo. Kapuscinski es un referente universal en este ámbito, pero pocos son los que han seguido su camino y trabajan de reporteros de guerra. "Siempre he querido cubrir unos Juegos Olímpicos y un Mundial de fútbol", confiesa Javier Martín (Salamanca, 1972). "Pero he estado en muchas guerras", añade entre risas.
Martín es licenciado en Filología Árabe y Hebrea. Empezó su carrera como periodista en El Cairo en 1998 en la agencia Efe, donde todavía trabaja. Ha sido corresponsal en la guerra de Iraq y la de Líbano. Tras ello, refundó el servicio de noticias en árabe de la agencia. Después de la experiencia en los despachos, ocupó la corresponsalía de Teherán en 2009; "en los años del plomo", cuando sólo había cuatro periodistas extranjeros en la república islámica y él era el único español.
En 2014 fue corresponsal en Jerusalén, de donde se tuvo que ir por presiones israelíes. Actualmente es corresponsal en el norte de África con base en Túnez, y ha publicado cinco libros sobre el mundo árabe y el Islam entre 2006 y 2015. Todo ello lo convierte en una opinión de peso sobre la actualidad de Oriente Medio.
El próximo 29 de junio se cumplirá un año de la proclamación del califato del Estado Islámico y Javier Martín, que acaba de publicar Estado Islámico, geopolítica del caos, es una de las pocas voces autorizadas para hablar de él. Lo define como algo más que un grupo terrorista, un "protoestado". 
¿Cómo ha evolucionado el Estado Islámico desde la proclamación del califato?
En un año el Estado Islámico se ha consolidado. En mi libro defiendo que no son simples terroristas sino un grupo con vocación de gobernar. Han confirmado que esa es su voluntad y su poder. Tomaron Mosul sin disparar. Si pierden o ganan posiciones en los combates con los ejércitos sirio e iraquí es siempre a cientos de kilómetros de Mosul. Es su capital y allí están tranquilos. Ni siquiera sufren bombardeos de la coalición internacional. Este año no ha perdido grandes partes del territorio y ha abierto nuevas vías en Ramadi y se ha acercado a Damasco. Se consolidan.
Dices que no es sólo un grupo terrorista. 
Es un protoestado. Su aspiración es gestionar un territorio y de hecho lo hace. Es un estado dentro de un estado, como Hizbulah en el Líbano; pero en este caso en Iraq.
Iraq está más que dividido.
El futuro lógico es una federación de tres estados; uno Kurdo, uno chií y otro suní. Ya hay un protoestado Kurdo, tienen autonomía y todas las atribuciones propias de un estado. Los chiíes tienen el suyo en Bagdad. Ahora vemos que ha emergido un estado suní comandado por el califa Al Bagdadi.
¿Cuál es el futuro inmediato del Estado Islámico? 
Van hacia la consolidación de ese estado. Por otra parte, Al Bagdadi se equipara a los grandes califas de la historia musulmana y ha hecho algo que ni siquiera se atrevió a hacer Bin Laden; proclamar el califato y reclamar el liderazgo político y religioso del Islam, que está en poder de Arabia Saudí desde la extinción del califato otomano en 1924. Dentro de esa búsqueda de la gloria tiene un objetivo: los grandes califas tenían su capital en Bagdad; Mosul es un paso, pero la legitimidad le llegará el día que pueda instalarse en la actual capital de Iraq.
Por todo el mundo han surgido grupos yihadistas que han jurado fidelidad al Califa. ¿Hay ambición de expandirse y ocupar todos los territorios donde la religión musulmana es predominante y aquellos lugares en los que estuvieron en el pasado? 
Una de las cosas que no se ha entendido y por la que no somos capaces de combatir al Estado Islámico desde Occidente es que es un grupo nacido en Iraq y con vocación iraquí. Todos sus altos mandos son iraquíes. Algunos son antiguos miembros del régimen de Sadam Husein. El corazón del Estado Islámico no está formado por extranjeros, algo que sí pasa con Al Qaeda. El Estado Islámico es algo genuinamente iraquí. Su principal combate es para establecerse como fuerza en las zonas suníes de Iraq. No buscan expandirse por todo el mundo aunque acepten la fidelidad de otros grupos. Aceptan esos juramentos porque les dan relevancia, propaganda y les ayuda en su lucha. Abre otros frentes ante Occidente, pero no es el principal objetivo. Evidentemente, en el mundo que idealizan muchos de sus combatientes está el plan de expandirse por el resto del mundo. No sólo por el norte de África y sus antiguos territorios. El Islam es una religión proselitista en sí misma. Divide el mundo en la casa del Islam y la casa de la guerra, Dar al-Islam y Dar al-Harb. O vives en la casa del Islam o vives en la casa de la guerra.
Estado Islámico
¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
Partimos de una invasión ilegal en Iraq por parte de Estados Unidos; muy bien desarrollada militarmente, pero sin fundamentos políticos y sin ideas de lo que hay que hacer después de derrocar el régimen de Sadam. Además de destruir Iraq, que no tenía casi nada que ver con Al Qaeda y no era un foco real de terrorismo, se crea un segundo error al destruir su ejército. Se desmonta la burocracia y se crea un estado fallido donde la comunidad suní queda al margen y se ayudan las comunidades chiíes y kurdas. Llega un momento en que los suníes buscan justicia social, como hicieran las primaveras árabes o el propio 15-M. En las zonas suníes había cortes de electricidad, más paro y no se reconstruía el país. Hay un sentimiento de frustración y de abandono en esa comunidad, que además se siente vilipendiada. Y ahí es donde entra el terrorismo y ocupa el vacío de poder. Al Qaeda se hace fuerte en Iraq y acaba desembocando en el Estado Islámico.
¿Y qué papel tiene la herencia del colonialismo?
Si nos remontamos más atrás en el tiempo, encontramos los orígenes en la caída del Sha de Persia en 1979 y el ascenso del ayatolá Jomeini en Irán. La guerra de influencia en la región entre Teherán y Riad es el punto de partida. Hay un equilibrio que se rompe y por eso Oriente Medio no tiene solución. Una de las partes implicadas, Irán, es arrinconada. Es una potencia económica y social influyente a pesar de las sanciones de Estados Unidos. No se le deja tomar parte de las decisiones en la región y por eso no hay solución.
¿Qué me dices del afán de derrocar a El Asad desde Occidente y otros países árabes como Qatar o Arabia Saudí? 
No se puede entender el auge del Estado Islámico sin la guerra civil Siria. Si Siria no hubiera caído en el pozo en que se encuentra, el Estado Islámico no hubiera tenido tantas oportunidades de sobrevivir. Tendría menos recursos financieros. Además, la mayor parte de los combatientes extranjeros –de Europa y del norte de África– llegan por Siria y Turquía.
También hablas de la rivalidad entre Doha y Riad.
Siria no ha sabido ser manejada. El levantamiento popular, legítimo, no ha servido de nada. El interés de algunos países –en particular de Arabia Saudí– por que los Hermanos Musulmanes no fueran fuertes en la oposición, la dinamitó y la dividió en miles de facciones. Eso permitió la entrada de los yihadistas. Uno de los grandes problemas de Oriente Medio viene de Arabia Saudí y sus políticas, apoyadas por Occidente. Riad dirige y lidera una contrarrevolución contra las primaveras árabes. Apoya a un dictador en Egipto y en Libia al gobierno de Tobruk para que haga oposición al islamista de Trípoli, financiado por Qatar. Arabia Saudí hace contrarrevolución en su propio país y en toda la región.
Has explicado que el Estado Islámico encontró caldo de cultivo en la búsqueda de justicia social de la comunidad suní en Iraq. También hay quien sostiene que el islamismo radical se aprovecha de la ausencia de una izquierda fuerte en los países musulmanes.
Esa afirmación llega de los que equiparan la izquierda radical con los que buscan justicia social. Esa lucha es algo humano, no es capital de ninguna ideología. Y sí, el Estado Islámico ha aprovechado el descontento y esa búsqueda de cambios en los ciudadanos suníes.
Obama dijo que tardarían diez años en vencer al Estado Islámico. ¿Cómo se les puede combatir?
La mejor cuña es la del mismo árbol. La única manera de luchar contra movimientos de interpretación herética es con movimientos suníes que aseguren la paz social. Hay que crear una alternativa suní en Iraq que se aparte de esa interpretación radical del Islam. La gente no apoya al Estado Islámico. Apoya la seguridad que éste les otorga. Si hay otro movimiento suní que les ofrezca alternativas, lo respaldarán.
Comentas en tu libro que el Estado Islámico supone una gran amenaza para Arabia Saudí.
Arabia Saudí es el custodio de los santos lugares del Islam; Medina y La Meca. Es la cabeza visible en todo el mundo de la rama suní de esta religión. Son los que tienen la bandera del Islam suní y el Estado Islámico les quiere quitar esa bandera. Riad ve al Estado Islámico como una amenaza.
En Iraq y Siria se ha dado armas a algunos grupos que combaten al Estado Islámico -a Kurdos, chiís, etc.-. Si se derroca al Estado Islámico habrá otros grupos armados. ¿Es peligroso?
Sí, por supuesto. Además, mientras haya conflictos, el negocio de la guerra y la venta de armas seguirán siendo lucrativos. Dan dividendos a mucha gente. Si un conflicto termina, el negocio de la guerra hará que otro conflicto estalle. Si hay muchas armas será muy fácil manipular a movimientos nacionalistas para que haya otras guerras. Muchas son obra de la empresa armamentística. Desde que empezaron las primaveras árabes muchas empresas de Estados Unidos de este sector se trasladaron al Golfo Pérsico en busca de negocio.
¿Es la religión en el Estado Islámico una excusa para ejercer poder y tener influencia?
No, realmente tienen su propia interpretación del Islam –herética– y creen en ella. Lo basan todo en una ideología religiosa aunque tengan una estrategia política. Creen que tienen la verdad. Están convencidos de ello.
¿Si muriera el Califa, se mantendría el califato? 
El Califa da la legitimidad religiosa al sistema. Al Bagdadi legitima las decisiones que toma el Estado Islámico. Es como un Papa. Si él muriera, el consejo de la Shura, los sabios que dirigen junto a él en el califato, elegirá a un nuevo Califa. Ya ha pasado en Hizbulah. En el Estado Islámico surgirá la figura de un nuevo clérigo que ocupará ese puesto.
¿Cuál es la diferencia entre el Estado Islámico y Al Qaeda?
Antes hemos comentado que el Estado Islámico es un grupo iraquí, aunque también haya sirios en los puestos de mando. Al Qaeda tenía una naturaleza más global, con dirigentes saudíes, egipcios, iraquíes… El Estado Islámico tiene vocación de estado y Al Qaeda nunca ha buscado una estructura así, era algo así como una ideología.
¿Y cuál es su objetivo último? 
Tienen una idea global: recuperar todos los territorios que ocupó una vez el Islam. Pero el Estado Islámico es muy pragmático y el primer paso para llegar a esa idea, a su juicio, es tener un territorio que gestionar y desde el cual puedan extenderse. Al Qaeda era la idea. El Estado Islámico la pone en práctica.
Piensa global y actúa local, dicen algunos.
Efectivamente. Eso es una buena manera de interpretarlo.
estado islamicoJavier Martín en la manifestación de los ultraortodoxos contra la obligatoriedad del servicio militar en Israel. Thomas Coex/Afp
¿Por qué el Estado Islámico u otros grupos yihadistas, como Al Qaeda, no atacan a Israel? En Gaza se han visto banderas del Estado Islámico este año.
Israel tiene un cortafuegos a su alrededor que complica la entrada del Estado Islámico. Es su relación de superioridad sobre la Autoridad Palestina, que reprime a los movimientos yihadistas. Israel les puede cortar el grifo del dinero si el Estado Islámico crece en las zonas que controla la Autoridad Palestina. Sólo en Gaza pueden crecer estos movimientos y ahora ya empieza a haber algún grupo que quiere reivindicar su pertenencia al Estado Islámico... pero el sistema de colonización de Israel complica que triunfen.
El papa Francisco medió entre Estados Unidos y Cuba. También lo ha hecho para que haya paz entre israelíes y palestinos, y el Vaticano reconocerá el estado palestino. ¿Hay esperanza de que se resuelva el histórico conflicto?
Creo que no. Cada vez es más complicado que haya una solución real porque no hay voluntad por una de las dos partes. Mientras en el gobierno israelí los colonos tengan más peso, es prácticamente imposible alcanzar una solución. Los colonos israelíes, con carteras como Vivienda y Justicia, están en contra de la paz y cualquier negociación fracasará mientras ellos estén en el poder.
La llave para que esto cambie la tiene el pueblo al votar.
Si el pueblo israelí tuviera voluntad de alcanzar la paz ya se habría solucionado el conflicto. Tiene que habar flexibilidad y compromiso por ambas partes y eso es muy difícil.
¿Cuál es la situación de los cristianos en el mundo árabe?
Es muy complicada porque son minoría. Por mucho que nos echemos las manos a la cabeza, en Occidente nunca se les ha prestado mucha atención ni se les ha defendido como se les debería defender. Nunca se tuvo en consideración a las comunidades cristianas para darles poder, entre otras cosas porque muchas de ellas no siguen el rito católico, sino el ortodoxo. Sus países y la comunidad internacional les abandonan y ahora están en una situación extrema. Con el Estado Islámico tienen que aceptar que son ciudadanos de segunda categoría o les espera el martirio.
estado islamicoGoogle Maps
Se dice que Estados Unidos, ahora que ha alcanzado la autosuficiencia energética, quiere salir de la región de Oriente Medio después de cerrar un acuerdo nuclear con Irán. Dicen que la principal preocupación de Washington es la nueva megapotencia financiera, China. Si Estados Unidos se va de la región, ¿cambiaría el escenario?
El petróleo no es lo único que ata a Estados Unidos a la región. Es decisivo y muy importante a la hora de tomar ciertas decisiones y desarrollar sus políticas. Pero Estados Unidos es rehén de Israel en Oriente Medio. Tiene una comunidad judía muy importante que presiona para que defienda sus intereses en la región. El problema de Washington es cómo salir de la región sin que se le echen encima los movimientos judíos, que son muy influyentes allí. Hay una alianza entre Arabia Saudí e Israel para que Irán no vuelva a ser aliado de Estados Unidos. Si sucede, ambos países tendrían muchas dificultades para justificar las políticas que llevan a cabo. El hecho de que Teherán negocie con la comunidad internacional y que haya tantas posibilidades de que se llegue a un acuerdo nuclear con el 5+1 pone muy nervioso a Riad. Cuando Irán forme parte del tablero de juego Arabia Saudí perderá su poder.
La caída de sátrapas apoyados por Occidente o gobernadores elegidos democráticamente siempre suele acabar con los países del mundo árabe rotos. ¿Hay esperanzas de que no sea así?
Desde la época romana hemos visto cómo las potencias han jugado a poner y quitar dirigentes en los países pequeños y siempre ha habido ingerencias. Es la historia de la humanidad, y creo que seguirá siendo así.
¿Cómo deberían ser las relaciones entre Europa y Oriente Medio?
Lo ideal sería que nos quitáramos de encima la careta de colonialistas e intentáramos entender la relación como un intercambio de tú a tú. Mientras se mantenga una relación en la que Europa se considera superior moral, económica y socialmente, no hay salida. Cuando se hable con la otra orilla del Mediterráneo intentando entender su sociedad, seamos respetuosos con su forma de entender la vida, dejemos de mirar al inmigrante como un agresor y mirémosle como una persona más que vive entre nosotros, entonces las cosas cambiarán. Si no, seguiremos varados en el mismo lugar.
El filósofo Slavoj Zizek sostiene en su libro Islam y modernidad que el yihadismo es un sentimiento de inferioridad secreta respecto a Occidente y la violencia, la forma de luchar contra su propia tentación.
No estoy de acuerdo al 100%, pero hay una parte de verdad. El Islam se considera una religión superior a las demás. Respetan el judaísmo y el cristianismo, pero siempre insisten en que ellos tienen la verdad. Dicen que Mahoma predicó la culminación de lo que empezó el monoteísmo. Se consideran los seguidores de la única religión verdadera, pero se les trata de inferiores. Hay complejo de inferioridad y los yihadistas creen que luchan por la verdad; que los demás estamos confundidos.
Yemen es el país más pobre de la península arábiga y el último foco conflictivo.
Yemen ya es como Siria. Vemos el mismo patrón. Hay un supuesto gobierno apoyado por la comunidad internacional y Arabia Saudí que tuvo que huir a la región de Adén. Ahora está en Riad. Hay una oposición fuerte –el movimiento hutí (chií)– que lucha contra el podr desde 2004, cuando hubo una matanza en la que murió su líder. También está Al Qaeda desde hace años. Allí tiene una de las franquicias más importantes y asentadas. Es un caos absoluto y el país es muy inestable desde hace años. Tiene una posición geoestratégica relevante al ser la entrada al Mar Rojo, pero no es tan importante como Siria, que está en el corazón de Oriente Medio. Con las primaveras árabes y el advenimiento del Estado Islámico, el conflicto ha resurgido. Lo de Yemen forma parte de la lucha entre Irán y Arabia Saudí.
Pronto irás a Libia.
Estuve allí en 2011 y entré en Trípoli cuando cayó Gadafi. En cuatro años todo ha cambiado y ha pasado lo que dijimos que iba a pasar. Pero nadie nos escuchó, como en 2003. También explicamos (los periodistas) que en Iraq la cosa iría mal y tampoco se nos hizo caso. Mira cómo está ahora.
estado islamicoJavier Lizón/Efe

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