jueves, 31 de marzo de 2016


“Todos somos Bélgica,” ¿quién quiere ser humano?

“Todos somos Bélgica,” ¿quién quiere ser humano?
(Imagen de Pressenza archivo)
Cada vez que nos enteramos de un atentado terrorista en países desarrollados -conforme los considera el sistema- sentimos como nuestra esa tragedia. Reaccionamos claramente acorde a nuestra doble moral, racismo y clasismo. A la negación lo que somos como sociedad.
Las reacciones en masa son alarmantes por esa falsa indignación. ¿Cuántos de nosotros fuimos “Je suis Charlie” cuando el asesinato de 12  caricaturistas en Francia? Nos indignamos y exigimos que se respetara la libertad de expresión. ¿Lo recuerdan? Sin embargo en México han asesinado a más de 103 periodistas desde el año 2000, ¿y cuántos de nosotros nos hemos pronunciado? ¿Acaso la libertad de expresión en México no vale lo que en Francia?
¿Cuántos fuimos nuevamente Francia cuando el atentado sucedió en la sala de conciertos Bataclan? ¿Cuántos fuimos Túnez cuando terroristas entraron al Museo Nacional de El Bardo y mataron a 23 personas?
¿Cuántos de nosotros hemos sido Estados Unidos cada vez que se realizan masacres en las escuelas y universidades del país? Bueno, ¿cuántos de nosotros fuimos Kenia cuando terroristas asesinaron a 148 estudiantes en la Universidad de Garissa? ¿Cuántos fuimos Kenia cuando terroristas asesinaron a 67 personas en un centro comercial de Nairobi?  ¿Cuántos de nosotros fuimos las víctimas de la Guarimbas en Venezuela? ¿Las fosas clandestinas en Colombia?
¿Recuerdan la epidemia de ébola?, ¿cuántos de nosotros sentimos las muertes de esos puños que caían en las calles de Guinea, Liberia y Sierra Leona? ¿Cuántos de nosotros sentenciamos lo inhumano de los países desarrollados que se negaron a brindar atención médica?  ¿Cuántos nos indignamos por el secuestro de 219 niñas en Nigeria? ¿Tenemos noción de lo que esas criaturas están pasando en manos de terroristas de Boko Haram? ¿De qué estamos hechos que nos indignamos por unos y no por otros? ¿Acaso se trata de continentes, de clase social, de color de piel, de grado de escolaridad, de ideología? ¿De qué trata nuestra conciencia? ¿Tenemos conciencia acaso?
¿Cuántos de nosotros somos los 43 de Ayotzinapa, las desapariciones forzadas,  los miles de feminicidios  y el genocidio latente en  México? ¿Cuántos de nosotros somos el triángulo norte de Centroamérica y las docenas de asesinatos diarios? ¿Cuántos somos los feminicidios y violaciones sexuales que sufren miles de mujeres diariamente  alrededor del mundo? ¿Cuántos de nosotros somos las víctimas del tráfico de órganos y con fines de explotación sexual? ¿Tiene que haber un bombazo y en  un país específico para que reaccionemos? ¿Así es como trabaja nuestra conciencia, por mapas?
¿Cuántos de nosotros hace unos días dijimos en coro “todos somos Bélgica”?  ¿A cuántos nos indignó el atentado terrorista en un estadio en  Irak donde murieron 26 personas? ¿A cuántos el atentado en Pakistán donde han muerto más de 70 personas? ¿A cuántos nos ha dolido en el alma la invasión y las innumerables masacres  que hizo Estados Unidos en Libia, Somalia, Irak y Siria con la venia de la Unión Europea? ¿Y qué decimos de Israel en Palestina? ¿La de Arabia Saudita en Yemen? ¿Esas muertes no cuentan? Ah, pero el muro de los lamentos es visitado por personas del  mundo entero y lloran y oran en éste, pidiendo por la paz mundial. ¿De qué está hecha nuestra conciencia?
Autoridades del gobierno belgas anunciaron que atacarán Siria para “combatir” al Estado Islámico. ¿Qué más quieren hacer con Siria? ¿No es curioso que los atentados sucedieran a pocas semanas de acordarse el alto al fuego en Siria? ¿Qué tuvo que ver Jhon Kerry –es decir, Estados Unidos- en esta decisión del gobierno belga? ¿Qué gobiernos capitalistas crearon al Estado Islámico? De la misma forma en que crearon enemigos imaginarios en tantos países alrededor del mundo para invadirlos y robarles la vida.
¿Cuál es la responsabilidad de la Unión Europea -en el contrabando de los diamantes de sangre-, en los genocidios y en  los atentados terroristas en África y en la propia Europa? ¿Qué tiene que ver la política exterior de Estados Unidos con todo esto?  ¿Qué responsabilidad tiene la Unión Europea y Estados Unidos de los mundos de refugiados que se ahogan en los mares buscando salvar sus vidas? ¿De los mundos que salen de Siria? ¿De los mundos de africanos que buscan sustento en España? ¿Quién es los mundos de  inmigrantes centroamericanos que mueren en México y en la frontera con Estados Unidos?  Que mueren por la misma razón, buscan salvar sus vidas, buscan sustento, buscan salvar sus vidas.  ¿Qué tiene que ver Estados Unidos en las migraciones forzadas?
¿Por qué la palabra refugiados no nos encona como la del terrorismo? ¿Por qué no nos indigna el bloqueo de Estados Unidos a Cuba? ¿Por qué no nos indignan las atrocidades y el genocidio que están haciendo en Palestina y Siria?
Para no ir tan lejos, ¿qué está sucediendo en nuestros países, colonias, comunidades, y pueblos que no es capaz de despertarnos en indignación contra el sistema de políticas neoliberales que hace de nosotros una partida de títeres? Porque pensamos lo que el sistema quiere que pensemos. Porque reaccionamos como la polarización lo manda. Porque somos incapaces de pensar por nosotros mismos, de sentir en el fondo del alma toda injusticia como nuestra. Respecto al terrorismo que se ejecuta en pro de los gobiernos de políticas capitalistas hay muchas cosas que decir. No nos quedemos callados, ante lo injusto no podemos ser neutrales.
“Todos somos Bélgica,” ¿pero, quién quiere ser humano?

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