sábado, 30 de abril de 2016

Sacerdotes enseñando el islam

Sacerdotes enseñando el islam

El cura diocesano José Luis Sánchez Nogales, con un crucifijo y el Corán. Alberto Di Lolli
Dos colectivos jesuitas organizan en Madrid el curso 'Entender y comprender el islam' y entre los ponentes figuran tres curas
Hablan con respeto y alguna objeción para frenar la intolerancia occidental: «El islam no es el IS. El islam no es lo que hace ruido»
Islam significa entrega. Entrega total al Dios único. En los Evangelios traducidos al árabe, San Juan habla de la entrega de Jesús a la muerte y utiliza la palabra islam. Islam es, entre otras cosas, intentar los cinco rezos diarios, ir los viernes a lamezquita y cumplir el Ramadán. Eso es el islam. No son el islam el Estado Islámico, Al Qaeda o los grupos salafís, que descontextualizan la época conflictiva que vivió Muhammad [Mahoma] y predican la segregación de la comunidad musulmana respecto a la española y europea por infiel. Eso no ayuda a la convivencia y genera intolerancia y extrema derecha».
Amén.
Amén porque el dueño de estas comillas es un cura. Un sacerdote católico. Un jesuita. Se llama Jaume Flaquer y es licenciado en Filosofía, profesor en la Facultad de Teología de Catalunya y responsable de Teología de Cristianisme i Justícia, un centro de estudios dedicado a la reflexión social y teológica. Y es también algo muy relevante para la historia que vamos a contar: doctor en Estudios Islámicospor la Sorbona de París.
Este jesuita amable y empollón, que participó durante años en un programa de formación de imames financiado por la Generalitat de Cataluña, es uno de los expertos que imparten el curso Entender y comprender el Islam, organizado en Madrid por Cristianisme i Justícia y Entre Paréntesis, una plataforma jesuita nacida para el encuentro fronterizo con otras culturas y religiones.
«Para convivir hay que conocer las religiones de los otros. El islam es una religión muy presente en nuestra sociedad, pero no bien conocida. Queremos conocerla, entenderla y comprenderla. Y saber la realidad de los musulmanes en Europa». Lo proclama Daniel Izuzquiza, director de Entre Paréntesis y organizador del curso, que arrancó el 8 de abril y terminará el 21 de mayo y al que están acudiendo profesionales de la Educación, los Servicios Sociales o la Sanidad, estudiantes de universidad, técnicos de la Administración «y muchas otras personas interesada».

Los ponentes

Jaume Flaquer es uno de los ponentes. Y es sacerdote. Pero no el único. Otro esJosé Luis Sánchez Nogales, cura diocesano y catedrático de Filosofía de la Religión en la Facultad de Teología de la Universidad de Granada. Y otro Josep Buades, un jesuita valenciano licenciado en Derecho y en Teología y director de la Fundación CeiMigra, un colectivo para la integración social y la formación de inmigrantes.
En total, tres curas y un curso. Tres sacerdotes cristianos enseñando islam. ¿Es posible?
- Claro. Tiene su importancia cuando queda garantizado que un sacerdote comprende desde el interior la vivencia espiritual y el fenómeno religioso. Un no creyente puede ser muy brillante en su exposición sobre el islam, pero va a dar una explicación más fenomenológica, menos teológica y espiritual, sostiene Flaquer.
Habría que saber, por tanto, cómo reciben los musulmanes que un católico hable de su religión. Flaquer: «Encantados. Tanto los musulmanes como los cristianos. Son iniciativas para clarificar la situación actual. También me invitan para hablar a público musulmán». Sánchez Nogales: «Un día, en una conferencia ante unas 120 personas, una musulmana me dijo: 'Es la primera vez que oigo hablar a un no musulmán del islam y no me siento ofendida'».
La clave es «ser objetivos, no ocultar las diferencias y respetar al otro. Lo que no se conoce o se conoce mal provoca reacciones inadecuadas, miedo y ansiedad», dice Sánchez Nogales, que organizó un Máster en Islam en la primera colaboración entre una universidad marroquí y una española, la de Granada.

"Hablar aclara malentendidos"

«Si hablamos, encontramos elementos de verdad; unos los aceptamos y otros no. Pero hablar aclara malentendidos y establece límites», afirma Josep Buades, que cerrará el curso el 20 y el 21 de mayo hablando del islam en Europa y el diálogo.
«Desde la teología cristiana todo lo que está en el mundo está bajo el manto de Dios. Nos acercamos al islam desde una óptica cristiana pero limpia para que los musulmanes aparezcan como son y no deformados por prejuicios», mantiene Sánchez Nogales,
La pregunta es, pues, cómo son los musulmanes. «El culto musulmán es distinto según los ordenamientos jurídicos de los países donde vive cada musulmán», matiza Buades. «Son familias normales, gente que ama la vida, que quiere que sus hijos coman y se vistan dignamente. Es gente que reza, que da limosna, que ayuda a sus semejantes. Y que, evidentemente, tiene sus diferencias con respecto a los cristianos u otras confesiones», subraya el teólogo Sánchez Nogales.
Pero el curso (que también cuenta con la estudiosa de la religión islámica y profesora de la Universidad Complutense Montserrat Abulmaham; el director de Pluralismo y Convivencia, Fernando Arias, o la doctora en Filología Hispánica y miembro de la Asociación de Damas Diplomáticas Árabes Samyra Lamarty) no es un panegírico del islam.
El jesuita Jaume Flaquer, que el pasado fin de semana habló del islam en la política y de la sharía o ley islámica, dice que «hay una visión ingenua del islam, todo paz y amor, pero Muhammad, que es como los musulmanes llaman a Mahoma, tuvo una vida complicada y animó a la batalla. Lo positivo es que el sano islam contextualiza aquellos conflictos y los deja en el pasado».

El islam y la violencia

El islam y la violencia, la gran pregunta de hoy. Una asociación mental que va calando una respuesta: miedo.
Sánchez Nogales: «En El Corán hay gérmenes de violencia en algún momento, pero si el Derecho Islámico clásico se lee con objetividad, algunas acciones en nombre del islam difícilmente encajarían en la violencia. El terrorismo no se puede acoger al Derecho Islámico clásico, que reconoce la guerra santa, la yihad, pero con condiciones y límites, algo que el terrorismo no respeta».
Para este catedrático de la Facultad de Teología de Granada, «también el Antiguo Testamento, el Libro de los Reyes, por ejemplo, tiene gérmenes de violencia. Pero las religiones evolucionan éticamente y el Nuevo Testamento realizó ese proceso. El cristianismo mira el Antiguo Testamento desde el Nuevo. El islam necesita evolución, está aún en otra fase, pero ya hay muchos musulmanes que están en ese proceso».
Josep Buades: «Hay muchos islam. Hay textos que legitiman la violencia, pero otros musulmanes no la aceptan».
Jaume Flaquer: «Me preocupan las mezquitas de corte salafí. No porque llamen al terrorismo, sino porque una minoría de ellas predica la segregación de la comunidad musulmana respecto de la española. Condena a toda la sociedad española por 'infiel'. 'No os juntéis a ellos, porque irán al infierno y vosotros también iréis'. Eso no ayuda a la convivencia y genera intolerancia y extrema derecha. Y eso me preocupa».

"El 99,9% quiere el bien"

Son unos 80 centros de culto de los 1.400 que hay en España, según la lucha antiterrorista, citada por Europa Press. «Pueden ser mensajes radicales, pero no violentos. Pero el 99% de los musulmanes quiere el bien para todos», dice Riay Tatary, presidente de la Comisión Islámica de España.
A los ojos de los católicos, al menos de los sacerdotes expertos en el islam, los musulmanes de la calle «consideran lícito vivir en un país donde no rija la ley islámica. Es el Estado Islámico el que lo considera prohibido».
Lo defiende Flaquer, que describe aquí algunas piruetas que los musulmanes hacen para vivir en la sociedad occidental: «Hay algunas contradicciones con la ley española. Por ejemplo, dificultades para enterrar a sus muertos sin ataúd. O para sacrificar al cordero vivo para que salga toda la sangre en vez de aturdido para que no sufra, como marca la ley. O para obtener productos financieros islámicos, es decir, donde no interviene el interés. Necesitan cierta ingeniería financiera, porque no hay bancos islámicos, ni bancos no islámicos que ofrezcan productos financieros islámicos».
Y, claro, el islam y la mujer.
Flaquer: «La visión de la mujer restá regida por un paradigma patriarcal. Donde no hay sharía, una familia musulmana puede adaptarse a la vida occidental. Pero en un país con ley islámica, hay poligamia: un hombre puede tener cuatro mujeres, pero una mujer no puede tener cuatro hombres. Y una mujer recibe la mitad de la herencia que su hermano varón».
Sánchez Nogales: «La mujer no sólo ha sido inferior en el islam, también en el Antiguo Testamento. El islam debe evolucionar. Las mujeres musulmanas están ayudando a ello».
Con todo eso en la mochila, los curas de esta historia creen en Dios respetando a Alá. Y sabiendo de las diferencias de sus hijos o sus siervos. «El islam se funda sobre la base de la unicidad de Dios. El cristianismo sobre la base de la opción de Dios por los pobres» (Flaquer) «El islam cree que es la última religión profética, la última palabra de Dios, que corrige las otras dos religiones monoteístas, el cristianismo y el judaísmo» (Sánchez Nogales).
¿Entonces se puede explicar el islam desde el cristianismo?
Y contestan los tres curas del cristianismo en esta clase de islam: «Sí. Ambos somos creyentes, sabemos que no estamos solos y tenemos normas morales. El islam no es lo que hace más ruido, también es amor a los demás».

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