Inteligencia natural vs inteligencia artificial
- Una de las características más humanas es la capacidad de generar preguntas para explicarnos el mundo que nos rodea. ¿Hasta dónde las máquinas tendrán esta capacidad de generar preguntas más allá de lo que está programado?: Pablo Rudomin
- Con el aprendizaje generamos decodificadores muy poderosos que están interpretando la realidad: Ranulfo Romo
El
Colegio Nacional (ECN) participó en la Feria Internacional del Libro
Universitario (FILUNI) con una serie de conversatorios dedicados a
distintas áreas del conocimiento.
En la jornada de clausura se celebró el conversatorio que llevó por título Inteligencia natural vs inteligencia artificial,
en el que distintos expertos en las áreas de las neurociencias y la
inteligencia artificial debatieron sobre las repercusiones de los
avances en computación y programación en la sociedad humana.
Participaron los miembro de ECN y neurofisiólogos Pablo Rudomin y
Ranulfo Romo, así como Carlos Gershenson, investigador en el Instituto
de Investigaciones en Matemáticas aplicadas y Sistemas de la UNAM e
Isaac Rudomin, doctor en Ciencias Computacionales; la mesa estuvo
moderada por el comunicólogo José Gordon.
“La
inteligencia es la capacidad de resolver problemas y de hacer preguntas
relevantes”, señaló Pablo Rudomin para plantear hasta qué punto sería
posible crear máquinas conscientes de ellas mismas y de controlar
acciones humanas. Carlos Gershenson añadió que muchas discusiones
dependen precisamente de la definición que tengamos de inteligencia,
“dependiendo de a qué tipo de inteligencia nos refiramos algunas
máquinas ya nos han superado, pero en otros tipos de inteligencia parece
difícil que nos vayan a sobrepasar”.
José
Gordon introdujo el tema de la singularidad, en donde todas las
máquinas van a tener un poder de procesamiento de información tal que,
prácticamente, el problema de emulación de la conciencia humana podría
ser superado. Gershenson puso en duda esta premisa aludiendo a la teoría
de la crisis del software, según la cual los avances en el campo de la
inteligencia artificial en años recientes no han sido algoritmos muy
distintos de los que se tenían en los años 80 del siglo XX. “Se tienen
acceso a grandes cantidades de datos que permiten entrenar a estas redes
neuronales, se tiene un gran poder de cómputo, pero son diferencias más
cuantitativas. Se ve muy difícil que esta idea de la singularidad esté
cerca por los limitantes en la velocidad y la programación”, detalló el
investigador de la UNAM.
Isaac Rudomin quiso destacar como la inclusión del Deep Learning
en la tecnología sí ha logrado un salto cualitativo en el campo de la
inteligencia artificial, y refirió el ejemplo de los automóviles que se
manejan solos “que manejan mejor que los humanos”.
Ranulfo
Romo puntualizó, al respecto de las limitaciones de máquinas y
algoritmos, que “el cerebro humano es aún más limitado, la realidad que
construye el cerebro depende de sensores y de señales muy elementales”.
Aún así, subrayó que “con el aprendizaje generamos decodificadores muy
poderosos que están interpretando la realidad”.
El
miembro de ECN Pablo Rudomin señaló que la capacidad de interaccionar
con el entorno les da ventajas evolutivas a los seres vivos, “en el
sentido de que nos da la capacidad de anticipar situaciones”, e
introdujo el tema de la inteligencia social “puesto que aprendemos en la
medida en que interaccionamos con otros individuos”. El comentario de
Rudomin dio paso a la discusión de la inteligencia social de las
máquinas, que abre posibilidades de interacción que “nos van a llevar a
zonas inéditas”, remarcó José Gordon.
Gershenson
afirmó que hay dos diferencias importantes entre la inteligencia
natural y la artificial, “una es que todos los desarrollos de
inteligencia artificial que tenemos hasta el momento son muy
específicos, y la otra que tenemos un cuerpo y estamos embebidos en
nuestro entorno: muchos aspectos de nuestra conciencia dependen, no
tanto de nuestro cerebro, sino de la interacción que tenemos con nuestro
entorno”. Regresando al aspecto social, el investigador señaló que “lo
más interesante es como las máquinas nos ayudan a nosotros a compartir
conocimiento: las tecnologías han ampliado definitivamente nuestras
capacidades cognitivas y de interacción”.
Ranulfo
Romo retomó el tema del aprendizaje como punto clave y cuestionó si un
algoritmo puede evolucionar a través de la experiencia como en el caso
humano. Al respecto, Carlos Gershenson señaló que “las
telecomunicaciones han reducido los tiempos y los costos de transmisión
de la información y esto permite no solo transmitir información de forma
más fluida sino también monitorear dónde hay retrasos de flujo de
información y de formación y hacer ajustes automáticos en las
organizaciones, lo cual incrementa la eficiencia”.
Para
finalizar, José Gordon cuestionó a los miembros de la mesa sobre el
potencial del cerebro humano, “ya que el desarrollo de la inteligencia
artificial depende, por el momento, de la evolución de nuestra propia
inteligencia”. Ranulfo Romo señaló al respecto que “lo que es
estrictamente humano es la imaginación y como producto de ella, la
creatividad”. Gershenson sentenció, en acuerdo con la afirmación de
Gordon, que "todo lo humano es artificial y por consecuencia la
inteligencia artificial es una extensión de lo humano”.
Pablo
Rudomin cerró la mesa al destacar que “una de las características más
humanas es la capacidad de generar preguntas para explicarnos el mundo
que nos rodea. Entonces, me pregunto hasta dónde las máquinas tendrán
esta capacidad de generar preguntas más allá de lo que está programado”.
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