viernes, 4 de mayo de 2018

Gaza : un campo de concentración de 365 km2

Crisis económica y humanitaria sin precedentes

24/09/2008 - Autor: Centro de Medios / Diagonal - Fuente: Diagonal
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En Gaza miles de niños están sufriendo anemia y desnutrición y la mayoría dependen de programas humanitarios de comida
En Gaza miles de niños están sufriendo anemia y desnutrición y la mayoría dependen de programas humanitarios de comida
Más de un millón y medio de palestinos viven encerrados en la Franja, entre la amenaza de la desnutrición y las incursiones del Ejército israelí.
Una brigada del Estado español, integrada por compañer@s del Centro de Medios, cuenta desde dentro la realidad de Gaza, en un especial que ha publicado el periódico Diagonal.
“Esto es una especie de granja de animales : 1,5 millones de personas en 365 km2 a los que echan algunas medicinas y alimentos”. Raji Sourani, director del centro de Derechos Humanos de Gaza, describe con esta sencillez aplastante la situación que vive la Franja de Gaza desde que hace 14 meses Israel impusiera un Estado de sitio.
“Tres cuartos de la población hoy dependen de las raciones de comida que estamos distribuyendo. Cubrimos el 60% de la nutrición necesaria al día, lo que significa que cada familia tiene que buscar otras formas para completar la ración. Algunas familias lo consiguen, otras no”, nos explica John Ging, director de la Agencia de la ONU para la Ayuda a los Refugiados Palestinos (UNRWA), para quien la situación es “realmente muy dramática”. Y no es para menos. En Gaza comienza a haber desnutrición y extrema pobreza : la cifra de desempleados o sin sueldo roza el 70%, el 90% está por debajo de la línea de la pobreza, miles de niños están sufriendo anemia y desnutrición y la mayoría dependen de programas humanitarios de comida.
No son las consecuencias de un desastre natural, sino de una situación política con responsabilidades claras : Israel, con la complicidad de la comunidad internacional, ha prohibido totalmente las transacciones económicas y comerciales cerrando los seis cruces fronterizos de la Franja de Gaza con Egipto e Israel y ha reducido la entrada de combustible y de mercancías a una cantidad mínima, sumiendo al país en una crisis económica y humanitaria sin precedentes. Esporádicamente se permite la entrada de algún tipo de ayuda humanitaria, comida y material médico. Raji compara la situación con la de Iraq porque “el movimiento de los productos, por primera vez, ha llegado a un nivel cero”, y denuncia que el Cuarteto para Oriente Próximo, integrado por EE UU, la Unión Europea, Rusia y la ONU, ha otorgado a Israel completa flexibilidad y permiso para hacer lo que quiera con la población en Gaza : “Han decidido boicotearnos y frenar la ayuda en cualquier nivel mientras que Israel endurece el cierre de las fronteras”.
El ministro de Salud de Gaza, Bassam Naim, es más incisivo : “Estamos sufriendo una verdadera limpieza étnica en cuentagotas, con métodos limpios, como no permitir el acceso a medicamentos, por lo que la gente se muere”.
Bloqueo israelí
Para ilustrar el cierre de las fronteras, el director de la UNRWA ofrece un ejemplo : “Todos los días hay 89 o 90 cargas de camiones de productos básicos por uno de los cruces fronterizos, cuando en realidad se necesitan 400”. La escasez no es casual, tampoco que los alimentos y todos los bienes de primera necesidad hayan duplicado su precio.
Las autoridades israelíes justifican el bloqueo de Gaza por tierra, mar y aire como respuesta a los ataques palestinos, en especial a los cohetes lanzados desde Gaza contra la cercana ciudad israelí de Sderot. Como ha quedado documentado por varias organizaciones, la mayoría de los cohetes ‘qassam’ lanzados contra Israel han caído en espacios abiertos, sin causar víctimas mortales israelíes.
El conflicto interno entre Fatah y Hamás también ha otorgado cobertura a Israel y Occidente para practicar el estrangulamiento de la gente en Gaza. Los duros enfrentamientos entre los grupos armados de Fatah (Brigada de los Mártires de al-Aqsa) y de Hamás (Brigadas de Izziddin al-Qassam) desde febrero de 2006 (un mes después de que Hamás ganara las elecciones legislativas) terminaron con la ‘toma de poder’, como lo ha denominado el CDHG, de toda Gaza por parte de Hamás en junio de 2007. Entonces, el líder de Fatah y presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, declaró un Gobierno de emergencia con la colaboración de EE UU e Israel, invalidando al Ejecutivo islámico de Hamás. Israel, por su parte, amparado por la comunidad internacional, aprovechó para estrechar el cerco en Gaza. Para el abogado Raji, que ha documentado la violación de derechos humanos por las facciones armadas palestinas, “Israel, EE UU y Europa han estado políticamente y posiblemente en la práctica detrás de esto, confrontando a Hamás”.
Con el pretexto de protegerse, y más ahora con el Gobierno electo de Hamás, al que no reconoce, Israel blinda las fronteras de Gaza, impidiendo no sólo la entrada de productos básicos, sino el movimiento de las personas : trabajadores que han perdido su empleo, estudiantes de la Franja que no pueden aprovechar sus becas en otros países (ni aunque sea en Estados Unidos) y, más grave, personas enfermas que no pueden ser atendidas en Gaza y que pierden la vida. “Todos los días tenemos un nuevo grupo de pacientes, de 30 a 40, a los que les han denegado la salida, y el número de pacientes que muere se está incrementando dramáticamente. El último día registramos ocho pacientes que murieron porque no les dieron la oportunidad de ser tratados fuera”, explica el ministro de Salud. Para ‘protegerse’, Israel también dificulta el trabajo de la ayuda humanitaria, cuyos costes operativos han aumentado como consecuencia de las restricciones en los pasos fronterizos. Por ejemplo, la asistencia alimentaria le cuesta a la UNRWA 20 dólares estadounidenses por persona al día, cuando en 2004 eran menos de ocho dólares.
La tregua entre Hamás e Israel que se firmó el pasado 9 de junio, con la mediación egipcia, parecía que iba a flexibilizar el cerco. Pero las expectativas de la población de Gaza se han visto truncadas : “La gente pensaba que la comida iba a volver a estar disponible, que los materiales de construcción iban a entrar de nuevo, que iba a ser posible encontrar trabajo y, lo más importante, que se abriría la terminal de Rafah con Egipto, así la gente podría viajar para recibir tratamiento médico y los estudiantes ir a las universidades. “Pero eso no ha sucedido. Puedes sentir la frustración de la gente : ‘¿para qué el alto el fuego ?’. Eso es lo que la gente dice hoy”. Una desesperanza y una advertencia en la que también coincide el Doctor Bassam Naim : “Día a día vemos cómo la gente está perdiendo su confianza en el alto al fuego. Y te puedo asegurar que si esto no cambia pronto, nosotros no podemos asegurar el control de las fronteras, de los cohetes”.
Rompiendo el bloqueo informativo y humanitario
Desde el ‘alto el fuego’ entre Hamás e Israel firmado el 9 de junio de 2008, la crisis humanitaria que atraviesa la Franja de Gaza ha quedado fuera de la agenda informativa internacional. Sitiada por tierra, mar y aire, Gaza sufre un bloqueo económico sin precedentes. El informativo es otro de los cercos que trató de romper la acción solidaria de los dos barcos que partieron de Chipre y atracaron en el puerto de pescadores de Gaza el 23 de agosto. Los 46 ‘navegantes’, representantes de la sociedad civil internacional, rompieron el silencio informativo al convertir Gaza en noticia y denunciar que el bloqueo que se le ha impuesto a la población palestina bajo ocupación en este territorio es una vergüenza, inhumano e injusto, además de ilegal. La entrada de solidarios internacionales es prácticamente imposible en Gaza. Sin una coartada de trabajo o alguna actividad que no te vincule a organizaciones palestinas, la Administración de Israel, que es quien controla la entrada y salida de personas en Gaza por el paso fronterizo de Erez, puede rechazar tu visado o dilatar los trámites hasta agotar tu estancia. Las personas que entran tienen que someterse a un exhaustivo control que roza la humillación y desprenderse de cualquier material político o humanitario para evitar problemas en la salida.

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