jueves, 6 de diciembre de 2018

Matar a un elefante (blanco)

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El escritor inglés George Orwell se ha vuelto recientemente una de las referencias obligadas en las columnas de opinión mexicanas. Las constantes referencias a Rebelión en la Granja, unas más afortunadas que otras, son ya un lugar común para criticar el (todavía próximo) régimen de Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, más allá de la precoz validez de éste símil, recientemente pensé en otro texto de Orwell que podría explicar una de las situaciones más comentadas en éste crepúsculo de la ya ampliamente llamada Cuarta Transformación.
La Consulta sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) ha encontrado muchas críticas, las más preclaras a mi parecer emanaron de la pluma de José Woldenberg (1) (2) remarcando la elaboración de la misma al márgen de la ley, la intencionalidad a hacerlo así antes de que AMLO fuera una autoridad legal, y el precedente negativo que esto marca para la legitimidad de la democracia participativa en nuestro país. Quizás en eso ya no quisiera ahondar más, salvo mencionar la referencia obligada del libro “El Futuro de la Libertad” de Fareed Zakaria que en un capítulo habla sobre cómo a través de consultas los republicanos en California lograron desmontar la agenda de derechos.
Seamos sinceros, el NAIM era (¿es?) una obra sumamente criticable, las preocupaciones sobre su impacto ambiental son reales, a pesar de que quienes lo apoyan se escudan en la inexistencia actual del lago, como dice mi amigo Raúl Zepeda, el ecocidio pasado no puede justificar el ecocidio presente. Las razones por las cuales los opositores a la obra se han organizado desde hace más de una década son conocidas por todos y los atropellos que comunidades originarias han recibido, incluso desde que Enrique Peña Nieto ocupaba el cargo de gobernador, fueron la gasolina suficiente para encender la llama en contra de el NAIM. Esta obra tiene todas las características del clásico Elefante Blanco de la administración pública, costoso, insultante y en ciertos sentidos hasta inútil.
Es aquí donde quisiera introducir el brevísimo texto Matar a un Elefante de George Orwell, pocos lo saben, pero el afamado autor de 1984 y Rebelión en la Granja, fue un agente de policia imperial en Birmania (Hoy conocido como Myanmar). Como agente del imperio británico, Orwell lo tenía claro: Odiaba el imperialismo y La Corona británica. Sin embargo, no toleraba ni simpatizaba con unos birmanos que todo lo que hacían era insultarlo y jugarle malas pasadas. Como el título lo anuncia, el texto trata sobre la fecha en que empujado por una turba, Orwell se vió forzado a matar a un elefante.
Habían visto el fusil y gritaban animadamente que yo iba a matar al elefante. No se habían interesado mayormente por el elefante cuando éste sólo se ocupó de destruirles los hogares, pero era otra cosa ahora que lo iban a matar. Era un poco de diversión para ellos, como lo hubiera sido para una muchedumbre inglesa; además, querían la carne.
Orwell confiesa que en cuanto vió al Elefante supo que lo correcto no era matarlo, sin embargo ante la presión se vió obligado primero a encararlo y, posteriormente, a matarlo. Confiesa con pena la discusión ética que suscitó entre los europeos y se pregunta “Me pregunto si sabrán que lo hice únicamente para no quedar como un imbécil”. Me da la impresión que AMLO basado en las encuestas que se habían visto e incluso por el anuncio de personajes importantes de su gobierno como Mario Delgado, coordinador de los diputados de Morena; o el Senador Higinio Martínez, oriundo de Texcoco; que AMLO buscaba una manera de no matar a su elefante, la consulta como una salida para “no quedar como un imbécil”. Sin embargo la muchedumbre mexicana quería la carne y sangre del elefante, demandaban ver derrotado el proyecto político y económico de Peña Nieto.
¿Qué va a pasar con la osamenta del Elefante? ¿Quedará abandonada la obra como ruinas de lo que fue el México neoliberal? Además como bien documenta mi amigo Nicolás Cuellar Camarena, quizás la mejor manera de salvar al lago era precisamente construir el aeropuerto. ¿Cuál es el proyecto de recuperación de la cuenca hídrica de Texcoco ahora? y sobre todo ¿Qué pasará con el impacto en el Lago de Zumpango de construirse Santa Lucía?
Creo que el enojo con nuestro elefante era justificado, sin embargo. ¿Había que matarlo?

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