sábado, 28 de marzo de 2020

La UE, en manos de Erdogan

EFE
Los cimientos de la Unión Europea se tambalearon hace un lustro por la mayor crisis de refugiados desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Las tensiones que provocó la acogida de casi dos millones de personas, en su mayoría de Siria y los países vecinos que huían de la guerra y de la barbarie del Estado Islámico, disparó el populismo mientras las instituciones comunitarias permanecían paralizadas. Aquella gran crisis se taponó con un parche, el acuerdo sellado por los Veintiocho con Turquía para que, a cambio de importantes fondos económicos y de mirar hacia otro lado respecto de la deriva autoritaria de Erdogan, este se convirtiera en el gendarme que impidiera más llegadas a Europa.
Fue aquel un trato posibilista pero inmoral, el acuerdo de la vergüenza como admitieron sotto voce los líderes europeos. Y como desde entonces la UE se ha limitado a dejar pasar el tiempo, ahora le vuelve a estallar el problema y del peor modo posible:con el chantaje del presidente turco, dispuesto a abrir sus fronteras para que Grecia, y con ella toda la Unión, vuelva a sufrir una avalancha descontrolada de refugiados. Erdogan, que se sabe con la sartén por el mango, se reunió ayer en Bruselas con el secretario general de la OTAN y con los líderes comunitarios. Reclama más dinero y apoyo a sus intereses en la partida de ajedrez que disputa con Rusia en la región siria que aún no ha caído en manos de Asad. La UE está entre la espada y la pared. Ni ejerce ningún liderazgo en la recomposición de Oriente Próximo ni sabe cómo afrontar un éxodo migratorio sin rendirse a Erdogan. Los eurófobos tienen motivos para frotarse las manos.

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