sábado, 28 de marzo de 2020

'No atentar en Europa', el consejo del Estado Islámico a sus terroristas para que no contraigan el coronavirus

Actualizado 
La organización terrorista publica un decálogo para actuar frente a la pandemia en el que se aconseja "confiar en Dios y buscar en él el refugio de las enfermedades" y taparse al toser, como hacía Mahoma.
El ISIS recomienda a sus terroristas no viajar a Europa por el coronavirus
Un año después de perder su califato el Daesh no puede permitirse el lujo de perder más fieles. Y menos por un coronavirus, cuyo contagio puede prevenirse si se toman una serie de medidas. Nada ajenos a la crisis actual, el autoproclamado Estado Islámico, él mismo tildado a menudo de "epidemia", ha publicado un breve decálogo para actuar frente a la pandemia del Covid-19. Todos sus consejos se basan en la sharía o ley islámica aunque, pese a tratarse del Daesh, puede decirse que también tienen sentido común.
El infográfico aparece en la última edición de Al Naba, una publicación semanal que sirve de altavoz a la organización. Escritos en árabe, y traducidos por el analista Aymenn Jawad Al-Tamimi, sus siete "directivas de la sharía para abordar una epidemia" comienzan con la refutación de supersticiones comunes en la época del Profeta: "Sin infección, sin presagio malvado, sin búho y sin [mes de] Safr". "La obligación de la fe de que las enfermedades no golpean por sí mismas, sino por orden de Dios", asegura.
Por lo tanto, los teólogos del grupo aconsejan "confiar en Dios y buscar en Él el refugio de las enfermedades". Pero, más allá del rezo, en la vida terrenal hay formas físicas de evitar el contagio del Covid-19, y por ello el Estado Islámico obliga a "tomar medidas de protección de las enfermedades y a evitarlas": "Huye de aquellos aquejados de lepra igual que [huirías] de los leones", recuerda el hadiz que incluye el mandato, narrado por al Bujari.

"MAHOMA SE TAPABA AL TOSER"

No son los únicos consejos racionales propuestos por una entidad que, durante el último lustro, llevó la violencia hasta extremos todavía inimaginables: "Se aconseja cubrirse la boca al bostezar y estornudar", apuntan más adelante, recordando que Mahoma "ponía su mano o una pieza de tela sobre su boca al toser, y de esta forma reducía o disminuía su voz"; o "lavarse las manos antes de remojarlas en las tinajas". Incluso, subraya, "Se aconseja tapar las tinajas y atar bien la bota de agua".
Justo cuando Europa, objetivo de algunos de los atentados más sangrientos del Estado Islámico, se ha convertido en objeto de uno de los mayores brotes del Covid-19, existe, en el decálogo, un consejo abierto a interpretaciones: "Aquellos sanos no deberían entrar en tierra de epidemias y los afligidos [infectados] no deberían salir de ella". Un consejo, que no mandato, que puede limitar la posibilidad de ataques ejecutados desde el exterior, aunque no limita aquellos cometidos por células locales.
A finales de este mes se cumplirá el primer aniversario de la derrota del pseudocalifato físico que el Estado Islámico logró establecer a caballo entre Siria e Irak. Sin embargo, tal y como se encargan de recordar numerosos analistas y combatientes, muchos de sus elementos siguen dispersos por la región, establecidos en zonas desérticas, y periódicamente lanzan ataques contra las fuerzas enemigas. Además, tal y como atestigua la misma publicación Al Naba, el llamado califato digital sigue vigoroso.
Aunque el Covid-19 es una preocupación global y lo suficientemente grave para que el Daesh adopte una postura al respecto, en realidad es otra la epidemia que está golpeando al grupo: la tuberculosis. El Departamento de Estado de los EEUU estima que hay unos 11.000 prisioneros del Estado Islámico en las cárceles de las Fuerzas Democráticas Sirias, lideradas por los kurdos. Su hacinamiento en condiciones insalubres, en muchos casos, ha provocado brotes de esta enfermedad, ocasionalmente mortal.
La respuesta al Covid-19 en Siria, donde se tema que su efecto sea devastador por culpa de la guerra, está siendo desigual. La autonomía kurdosiria ha emprendido medidas duras como el cierre de su frontera a los europeos, y está desarrollando campañas de concienciación sobre la higiene. Damasco ha cerrado escuelas y reducido su actividad burocrática pero niega tener casos, aunque Pakistán haya denunciado contagios por gente procedente de Siria. El gran temor, para las organizaciones humanitarias, es que el coronavirus irrumpa en los precarios campos de desplazados de las zonas opositoras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario