jueves, 29 de octubre de 2020

El futuro de Bacalar

 

El futuro de Bacalar

1 de septiembre 2020

Mucha gente coincide, que con la reactivación de la economía en Quintana Roo, Bacalar es el nuevo polo de desarrollo regional que se va a impulsar.

El norte del estado ya se encuentra desbordado y optó por el turismo masivo, y en el sur de la entidad existe un área de oportunidad para el turismo ecológico y cultural. La Laguna de Bacalar, Mahahual y Xcalak tienen un potencial de atracción muy importante. Ello sumado a la apertura y la mayor difusión de sitios arqueológicos excepcionales como Ixckabal, Kohunlich, Dzibanché, Kinichná, Chacchoben, y de otros menos conocidos en la ruta hacia Calakmul, puede plantear un detonante de crecimiento en la región (si las ambiciones hollywoodescas de algunos no lo bloquean). En mi opinión el tren maya, construido con las debidas precauciones, puede traer muchas ventajas para la economía regional, y para el ingreso económico de los ciudadanos.

En esta lógica los municipios de Othón P. Blanco, Bacalar, Jose María Morelos y Carrillo Puerto deben dejarse de tonterías y apoyar el desarrollo de las zonas rurales. Nos debemos tomar en serio las diferentes líneas de producción agrícolas, ganaderas, y de apicultura (entre otras); y establecer las estrategias e infraestructura pública adecuada, para que en pocos años estas zonas abastezcan de productos de calidad, al norte del estado, y apuntalen el desarrollo del sur. Para ello se han de construir rastros certificados, cámaras de refrigeración para los productos agrícolas; arreglar las carreteras estatales del interior de los municipios, y fomentar plaguicidas y fertilizantes orgánicos eficientes para no darle en la torre a un espacio ambiental que debe preservarse y servir para impulsar el desarrollo local, y de las economías familiares de muchas personas.

Necesitamos políticos, empresarios, y ejidatarios comprometidos con el desarrollo ordenado de Bacalar. Desde hace años se está hablando del Programa de Desarrollo Urbano (PDU), y del Programa de Ordenamiento Ecológico (POEL). Es conocido que se ha trabajado en estos instrumentos, pero no se han llegado a aprobar, por una u otra razón. Muchos acusan a Alexander Zetina de no haber permitido su aprobación por sus intereses económicos particulares. Los planes generan restricciones, y ello no interesa a quién en estos momentos puede hacer lo que se le venga en gana. Sin embargo, siendo honestos, no creo que el presidente municipal de Bacalar sea el único responsable de que estos instrumentos no se hayan llegado a aprobar.

Bacalar necesita de forma urgente esos programas para darle certeza y orden al crecimiento. La planeación del crecimiento es necesaria y puede ser muy útil; a pesar de que hecha la ley, hecha la trampa; y la inercia; y responsables políticos poco comprometidos y corruptos, pueden partirle la madre al mejor diseño.

¿Qué Bacalar queremos? ¿Qué plan es el más adecuado? En mi opinión, debe ser un proyecto realista e inteligente. Uno que sepa lidiar con el escenario que existe, y que sepa visualizar un futuro lo más ordenado posible. Hay que establecer políticas que favorezcan y fomenten la rehabilitación voluntaria del centro histórico, y apoyar los propietarios con ideas, recursos y facilidades a adaptarse a un escenario lo más ideal posible. Se requiere ordenar el crecimiento de las colonias que se están abriendo camino, y proyectar la futura zona de crecimiento urbano con una visión amplia, para que Bacalar pueda ser un modelo de desarrollo lo más cercano posible un ideal realista.

Para todo esto se requiere de dos cosas: una administración pública comprometida con un crecimiento que no sólo sea ordenado, sino que proteja el equilibrio medioambiental del ecosistema; y recursos públicos y privados. En los próximos años hay que establecer una política de atracción del capital, y otra de localización de recursos públicos tanto en México, como en los organismos internacionales.

Hay tanto por hacer que da escalofríos incluso pensarlo (por esa razón los ambiciosos desmedidos bloquean los proyectos de forma absurda). Si se hace bien, ello puede romper la dinámica perversa en la que se encuentra el sur de Quintana Roo, y generar esperanzas de una vida mejor para muchas personas.

Si no se logra cambiar la dinámica, seguiremos teniendo un Bacalar en la que el crecimiento del turismo, sólo beneficia a unos pocos, y en el que la depredación se impondrá a la preservación y conservación del ecosistema.

Ello debe cambiar de forma urgente, y para que eso sea posible hay que generar condiciones y confianza.

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