EL FRAUDE DEL COCHE ELÉCTRICO
Cada vez hay más indicadores que muestran un estallido de la burbuja del vehículo eléctrico. Es llamativa la caída del 28,59% de las acciones de la automotriz de Elon Musk, que en 2024 lleva perdidos 205.000 millones de dólares de capitalización, y con previsión de números rojos en resultados. En igual senda bajista, las acciones de fabricantes de coches eléctricos pierden interés para los inversores, con pérdidas de capitalización de 1,5 billones de euros.
La demanda de tales vehículos a nivel mundial parece estancarse, y los grandes del sector, norteamericanos y japoneses, revisan sus estrategias inversoras y proyectos de desarrollo de vehículos eléctricos de menos de 30.000 dólares. También son significativos: la cancelación del proyecto de coche eléctrico de la tecnológica Apple, tras una inversión millonaria; la venta de Hertz de 20.000 coches eléctricos de su inventario con grandes pérdidas; o el desplome del 50%, del ETF (LIT) Global X Lithium & Battery Technology, desde su punto más alto en 2022.
Las factorías españolas, registraron en febrero un descenso de 15.000 vehículos eléctricos, o sea una caída del 25% de su producción. Situación, que podría agravarse en los próximos meses, ante la ralentización de la demanda y la reducción de incentivos a la compra de los gobiernos europeos.
A pesar del aumento de la publicidad de algunos fabricantes, las compras se demoran alargando la vida de los automóviles actuales. Mientras los consumidores observan con incertidumbre cómo evolucionan la tecnología, el uso del hidrógeno, las infraestructuras y los prometidos nuevos modelos baratos. ¿Vamos demasiado lejos, demasiado rápido?
Ignacio Argote Vea-Murguía. Centro de Economía Política y Regulación-IED. Facultad de Económicas Universidad CEU San Pablo.
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