domingo, 2 de junio de 2013

Mexico: capital del anticristo y la infelicidad

En Suecia matan a un migrante y protes tan;

en México matan a 100 mil y premian a Calderón


Cientos de jóvenes, en su

mayoría inmigrantes (15 por

ciento), incendiaron coches

y atacaron a la policía y los

equipos de rescate en barrios pobres,

en la tercera noche de disturbios en

Estocolmo (iniciados el 20 de mayo

pasado) desatados tras la muerte de

un inmigrante a manos de uniformados.

Se publica que desde hace años

no se veían disturbios en Suecia; pero

se aclara que tras décadas de modelo

sueco con un generoso estado de

bienestar, Suecia ha reducido el papel

del Estado desde la década de los

90, con el mayor crecimiento de la

desigualdad en el área de economías

desarrolladas de la OCDE. Aunque el

nivel de vida en Suecia aún está entre

los más altos de Europa, los gobiernos

no han logrado reducir el desempleo

juvenil en el largo plazo ni la pobreza,

que ha afectado con más fuerza a los

inmigrantes.

En México, durante la Presidencia

de Felipe Calderón

(2006-2012), fueron muertos

y asesinados –con el pretexto

de combatir el narcotráfico-

100 mil mexicanos. Como en

México somos “muy machos, o muy

hombres” y porque aquí “la vida no

vale nada”, pues en lugar de encarcelar

a los gobernantes por los asesinatos,

los legisladores votan para que

Calderón reciba como premio un “collar”

del rey de España. Y es que somos

115 millones de mexicanos de los

que el 70 por ciento vive en la pobreza

y la miseria; los Suecos sólo 10 millones.

Son varias explicaciones, pero la

más importante es sin duda el nivel de

conciencia que en los mexicanos está

por los suelos pues basta con comparar

el nivel de vida para ver que nuestra

miseria es muy manipulada por los

medios de información.

¿Será que el nivel de conciencia

de lucha tenga que ver con

el nivel de vida? Para Marx

eran los proletarios explotados

como clase por el capitalismo

la fuerza más revolucionaria;

para los anarquistas eran los marginados

por el capitalismo: miserables,

mujeres, jóvenes, campesinos, obreros,

los rebeldes. Para los socialdemócratas

son los votos de ciudadanos individuales

quienes lograrán cambios.

Sin embargo en el capitalismo de los

últimos 50 años la conciencia ha sido

manipulada –en todos los campospor

los medios de información, por el

imperio y la iglesia. Tanto los obreros

y campesinos, como los ciudadanos,

han demostrado durante ese periodo

que se mueven al mismo ritmo, hacia

los mismos objetivos, que les aconsejan

por los medios de información y

la iglesia.

Aunque el nivel de vida de

Suecia –como es bien sabidoes

el más alto o está entre los

primeros, la implantación del

neoliberalismo o la acelerada

privatización en los últimos 30

años ha aumentado mucho el desempleo

y la terrible desigualdad de ingresos.

Por eso, si en décadas anteriores

Suecia fue idealizada pensando en que

era el país “más cercano al socialismo

por su Estado de bienestar”, en estos

años la situación económica y social

en ese país y sus vecinos, Noruega

y Finlandia, parece descomponerse.

Esto demuestra que ningún país puede

aislarse de la economía mundial

cuando el sistema capitalista extiende

sus tentáculos para dominar todo. Y

no es por maldad, sino que responde a

condiciones materiales de extender el

dominio mundial capitalista.

De Suecia sólo entiendo de lo

poco que he leído y lo que mi

máximo director Ingmar Bergman

me enseñó en los años 70

y 80 en sus 20 principales películas

vistas y requete vistas

en el CUC de Odontología (UNAM).

Aquellos suecos que en medio de su

friolento clima y nieve, de sus temores

y relaciones personales violentas, rituales

del castigo y otras anécdotas en

las que siempre sale a relucir la infancia

del director. ¿Quién puede olvidar

El séptimo sello, Fresas Silvestres, Secretos

de un matrimonio, Cara a cara,

Sonata de Otoño o Fanny y Alexander

y otras más películas en las que había

que clavar los sentidos para comprenderlas?

Quizá aquellas obras lleven a

pensar en que los suecos jamás saldrían

a protestar violentamente a las

calles incendiando carros de la policía.

Pero allí estuvieron demostrando

que están vivos y tienen dignidad.

Suecia es una monarquía

constitucional en la que el rey

Carlos XVI Gustavo es el jefe

de Estado; su poder real está

limitado sólo a lo ceremonial

y oficial. Se escribe que “al iniciarse

la década de los noventa, el país

cayó en una crisis fiscal. La respuesta

del gobierno fue reducir los gastos e

instituir una serie de reformas para

impulsar la competitividad, entre las

que se encontraban reducir el Estado

de bienestar sueco y privatizar bienes

y servicios públicos. Estos cambios

han dado origen a un modelo renovado

de Estado de bienestar que combina

un alto nivel de responsabilidad

pública con una amplia libertad de

elección ciudadana y una provechosa

colaboración público-privada”. Luego

entró a la Unión Europea, a la cual

Suecia pertenece desde el 1 de enero

de 1995, aunque sin adoptar el euro,

pues decidió mantener la corona sueca

como su moneda nacional.

Suecia, evidentemente, es radicalmente

distinta a México,

por el número de habitantes,

por la extensión de su territorio,

por el clima del país, por

su historia esencialmente monárquica

y por mucho más.

Sin embargo, viven en ambos países

–como en todo el mundo- seres humanos

que piensan y sienten los grandes

problemas económicos y políticos que

se extienden porque el capitalismo no

encuentra como resolverlos.

Suecia es parte de Europa y este continente

está muy agitado por las confrontaciones

entre sus gobernantes

que sólo buscan hacer más grande su

poder. Grecia, España, Italia, Francia

están en el eje de las grandes luchas

sociales en las calles, y que bueno que

hasta Suecia –a pesar de su intensa

frialdad- empieza a despertar.

¿Cómo pueden permitir que un policía

asesine a un ser humano? ¿Nosotros

en México cómo permitir que nuestros

gobiernos nos roben y asesinen

sin hacer nada?


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