domingo, 29 de septiembre de 2013

Las reformas a los planes de estudio

Cuando se compara la cantidad de egresados de las licenciaturas (determinada por la infraestructura educativa más que por las ganas o la voluntad individual de terminar a tiempo la carrera) con la cantidad de puestos de trabajo disponibles (determinada por la infraestructura productiva instalada en el país) parece bastante necia la afirmación de que lo que hace falta para que todos tengamos trabajo es reformar los planes de estudio. El pleno empleo está fuera de la lógica del sistema capitalista, que necesita de un ejército de reserva para poder someter los salarios a la inconmovible ley de la oferta y la demanda.
No hay lugares suficientes para emplear a todos los egresados. Esta frase puede reproducirse casi en cada análisis de caso del capitalismo: “no hay lugares suficientes para que todos trabajen en las fábricas”, “no hay lugares suficientes para que todos trabajen en el campo”, “no hay lugares suficientes para que todos trabajen”, “no hay lugares suficientes para que todos puedan recibir una educación universitaria”, la conclusión es que al capitalismo le sobramos seres humanos.
 Se impone como competencia la necesidad de sobrevivir. Esa lógica se impone también a las instituciones de educación, las más capaces de adaptarse a los cambiantes tiempos y caprichos empresariales están mostrando su capacidad de sobrevivir, eso dice la sociología que ellos hacen. Esto es, las más capaces de adecuar sus contenidos a las necesidades de quienes habrán de pagar por la mano de obra que produzcan son las que podrán seguir educando.
¿Suena un poco exagerado? Lo exagerado es que no haya regulaciones para la intromisión de los empresarios en educación (el lector interesado encuentre por internet la página del Consejo Coordinador Empresarial, CCE, y encuentre dentro su comisión de educación, y si se ofende por lo que lea allí, escríbanos un mail). Así, los empresarios pueden sugerir, demandar, exigir, imponer, la palabra que prefiera el amable lector, a las instituciones de educación superior los cambios a implementarse sin hacer a cambio compromiso alguno de emplear a la totalidad de los egresados, y nimiedades por el estilo.
 ¿Cómo imponen los empresarios su voluntad? Pues hay muchos medios, las fundaciones que financian aulas, cursos, infraestructura dentro de las universidades a través de convenios estilísticamente diseñados para evitar las malas interpretaciones de que alguien quiere entrometerse y pasarse por… la autonomía universitaria; la organización de cumbres como la ANUIES para tirar línea, mírense los recursos que Santander aporta para la organización de los rectores mexicanos en la ANUIES; los seminarios donde tienen voz los empresarios y que a veces se llaman algo así como “las ingenierías en la UNAM y el campo de trabajo”. Pero además, sorpresa! ellos manifiestan tener interlocución directa con los órganos de gobierno de la universidad, es más, alegan tener representación! (vuelva a mirar el lector la página del CCE, http://www.cce.org.mx/comisiones/)
 ¿Bajo qué regulaciones participan los empresarios en las instituciones de educación? ¿A qué se refiere el CCE cuando dice que tiene representación en las Junta Directiva de la UNAM? ¿Para qué utilizan estas “influencias” que seguro saben pagar con billetes? Nos cansamos de buscar en la Legislación Universitaria cómo está regulada su participación y parece que no lo está, tal vez no sabemos leer bien y la regulación es la parte que dice: “la interpretación de la legislación queda a cargo del rector, jefe nato de la universidad, quien además por obra y gracias de sus… gatos, directores, amigos del consejo, etcétera… puede hacer su voluntad”, bueno la cita no es textual pero es una lectura politizada del Estatuto y la Ley Orgánica.
 Bueno, no vamos a contestar estas preguntas acá, pero nos sirven de marco para elaborar el panorama sobre las reformas a los planes de estudio. Las influencias del mercado laboral se dejan sentir directamente, las presiones para los cambios van en la dirección de los cambios promovidos a nivel nacional. La precarización laboral y la flexibilidad de la mano de obra tienen su correlato en la flexibilidad de la currícula universitaria. El mercado necesita mano de obra flexible, la profesionaliza entonces flexiblemente. La palabra flexible puede ahora encontrarla el lector en todos lados, hasta en la sopa como decían las abuelitas.
 Aunque parece no tener pies ni cabeza, lo que han hecho de teoría para la reforma se puede encontrar en los documentos alrededor del llamado Plan Bolonia (cristalizado en el Tuning). La tesis central es que sustituir los conocimientos (siempre cambiantes) por habilidades (transferibles de un campo a otro) coloca en una mejor posición laboral a los poseedores de las mismas. No vamos a profundizar en las ridículas reformas concretas y estatuto de habilidades que el Bolonia ha generado para los casos específicos, pero daremos al lector la referencia del último número de Palabras Pendientes para profundizar un poco en la discusión (puede descargarlo en http://galeriaautonomacu.wordpress.com). La discusión entonces puede hacerse en lo general, donde han recibido la crítica de no haber tenido en cuenta los aspectos pedagógicos (la palabra pedagógico sólo apareció años después en los documentos de Bolonia como respuesta a las críticas académicas que se hacían a sus planes de reforma), pero también tiene que hacerse en lo particular, en los casos concretos de los que hay abundancia porque se ha intentado reformar muchas licenciaturas alrededor del mundo, incluido por supuesto México.
 Lo que nos concierne del párrafo anterior es que la orientación buscada se puede traducir de diferentes maneras. Aquellas carreras con un núcleo profesional sólido tienden a tecnificarse incrementando el número de optativas, disminuyendo los créditos necesarios para terminar la licenciatura. Y aquellas licenciaturas difíciles de tecnificar porque la libertad de elegir materias es grande (con tal vez algunas consecuencias sobre la creatividad), son reformadas en el sentido opuesto, se disminuye el número de optativas que se puede tomar y se crea un núcleo profesional que en realidad es técnico y desprofesionalizante.
 Estamos enterados de la reforma a la licenciatura en Química en la UAM-I donde se sustituyó a las matemáticas (conocimientos) por inglés (habilidad comunicativa) y se disminuyó el número de obligatorias para aumentar las optativas y opciones terminales. También de la reforma a la licenciatura en Matemáticas en la UNAM, donde se intenta crear un núcleo de materias obligatorias que creen las habilidades necesarias para el mercado, en detrimento de la libertad de elegir materias y la creatividad. Conocemos más casos de reforma a planes de estudio, pero estos dos ilustran bien que la orientación se puede traducir de dos maneras aparentemente opuestas.
 Aunque este artículo no se propone discutir con detalle las especificidades de la reforma, sí queremos llamar la atención sobre la necesidad de estudiar el Bolonia y sus traducciones, el Proyecto Tuning (en Europa) y el Proyecto Tuning para América Latina (para donde su nombre lo indica) y que entre otras la UNAM ya suscribió sin explicar otra vez a nadie por qué y para qué. También queremos llamar la atención sobre la intromisión de los empresarios en la educación sin regulación, misma que en los tiempos modernos tiene como referente el Plan Bolonia, donde por ejemplo forman parte de las comisiones evaluadoras de los programas de las universidades; toda la tradición que comienza a formarse alrededor de la certificación en México debería obligarnos a voltear hacia allá.
 Y un tema de no menos importancia. Todas las reformas tienen que pasar por manos de los académicos de las universidades. Entonces la pregunta sociológica, ¿cómo las decisiones de un grupo de burócratas se cuelan a la universidad a través de comisiones de académicos? Puede haber muchas razones como el control político de los profesores a través de becas y estímulos, pero también creemos que un problema de primerísima importancia es la fuerza del discurso de que deben preparar alumnos en mejores condiciones para el mercado laboral. La falsedad de que todos vamos a encontrar un empleo es casi-obvia-evidente porque el pleno empleo no está en el horizonte capitalista, pero tiene mucha fuerza como discurso. Debe notarse que este discurso coloca la responsabilidad de la falta de trabajo en el sistema educativo y no en el sistema productivo. Su fuerza, en parte, lleva a los profesores a soslayar la discusión de los aspectos pedagógicos y científicos internos a la disciplina para diseñar los planes de estudio. Se están diseñando los planes sin un proyecto amplio y discutido y desde hoy pueden adivinarse las consecuencias perniciosas de trabajar siempre bajo la lógica de la ganancia y de aceptarla para reformar las instituciones de educación superior.
 Entonces la manera de traducir esta “preparación para el mercado laboral” es en una relación desigual donde el empresariado impone sus reformas a la universidad sin compromisos, en los mejores casos con promesas, pero lo más importante es que lo hace sin regulación alguna. La ANUIES por ejemplo que es una organización de los rectores de las universidades mexicanas, en lugar de ser una instancia negociadora de las universidades frente al empresariado (que no lo estamos pidiendo, sólo decimos que en lugar de jugar ese papel) ha devenido un instrumento de los empresarios para consensuar las reformas que habrán de imponerse.
 Como el lector habrá adivinado, es un tema vasto; le invitamos a seguir profundizando, en la medida de lo posible nosotros trataremos de esbozar nuestra opinión al respecto en este y otros medios que construimos y estamos por construir.

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