Cuando se compara la cantidad de
egresados de las licenciaturas (determinada por la infraestructura
educativa más que por las ganas o la voluntad individual de terminar a
tiempo la carrera) con la cantidad de puestos de trabajo disponibles
(determinada por la infraestructura productiva instalada en el país)
parece bastante necia la afirmación de que lo que hace falta para que
todos tengamos trabajo es reformar los planes de estudio. El pleno
empleo está fuera de la lógica del sistema capitalista, que necesita de
un ejército de reserva para poder someter los salarios a la inconmovible
ley de la oferta y la demanda.
No hay lugares suficientes para emplear a
todos los egresados. Esta frase puede reproducirse casi en cada
análisis de caso del capitalismo: “no hay lugares suficientes para que
todos trabajen en las fábricas”, “no hay lugares suficientes para que
todos trabajen en el campo”, “no hay lugares suficientes para que todos
trabajen”, “no hay lugares suficientes para que todos puedan recibir una
educación universitaria”, la conclusión es que al capitalismo le
sobramos seres humanos.
Se impone como competencia la necesidad
de sobrevivir. Esa lógica se impone también a las instituciones de
educación, las más capaces de adaptarse a los cambiantes tiempos y
caprichos empresariales están mostrando su capacidad de sobrevivir, eso
dice la sociología que ellos hacen. Esto es, las más capaces de adecuar
sus contenidos a las necesidades de quienes habrán de pagar por la mano
de obra que produzcan son las que podrán seguir educando.
¿Suena un poco exagerado? Lo exagerado es
que no haya regulaciones para la intromisión de los empresarios en
educación (el lector interesado encuentre por internet la página del
Consejo Coordinador Empresarial, CCE, y encuentre dentro su comisión de
educación, y si se ofende por lo que lea allí, escríbanos un mail). Así,
los empresarios pueden sugerir, demandar, exigir, imponer, la palabra
que prefiera el amable lector, a las instituciones de educación superior
los cambios a implementarse sin hacer a cambio compromiso alguno de
emplear a la totalidad de los egresados, y nimiedades por el estilo.
¿Cómo imponen los empresarios su
voluntad? Pues hay muchos medios, las fundaciones que financian aulas,
cursos, infraestructura dentro de las universidades a través de
convenios estilísticamente diseñados para evitar las malas
interpretaciones de que alguien quiere entrometerse y pasarse por… la
autonomía universitaria; la organización de cumbres como la ANUIES para
tirar línea, mírense los recursos que Santander aporta para la
organización de los rectores mexicanos en la ANUIES; los seminarios
donde tienen voz los empresarios y que a veces se llaman algo así como
“las ingenierías en la UNAM y el campo de trabajo”. Pero además,
sorpresa! ellos manifiestan tener interlocución directa con los órganos
de gobierno de la universidad, es más, alegan tener representación!
(vuelva a mirar el lector la página del CCE, http://www.cce.org.mx/comisiones/)
¿Bajo qué regulaciones participan los
empresarios en las instituciones de educación? ¿A qué se refiere el CCE
cuando dice que tiene representación en las Junta Directiva de la UNAM?
¿Para qué utilizan estas “influencias” que seguro saben pagar con
billetes? Nos cansamos de buscar en la Legislación Universitaria cómo
está regulada su participación y parece que no lo está, tal vez no
sabemos leer bien y la regulación es la parte que dice: “la
interpretación de la legislación queda a cargo del rector, jefe nato de
la universidad, quien además por obra y gracias de sus… gatos,
directores, amigos del consejo, etcétera… puede hacer su voluntad”,
bueno la cita no es textual pero es una lectura politizada del Estatuto y
la Ley Orgánica.
Bueno, no vamos a contestar estas
preguntas acá, pero nos sirven de marco para elaborar el panorama sobre
las reformas a los planes de estudio. Las influencias del mercado
laboral se dejan sentir directamente, las presiones para los cambios van
en la dirección de los cambios promovidos a nivel nacional. La
precarización laboral y la flexibilidad de la mano de obra tienen su
correlato en la flexibilidad de la currícula universitaria. El mercado
necesita mano de obra flexible, la profesionaliza entonces
flexiblemente. La palabra flexible puede ahora encontrarla el lector en
todos lados, hasta en la sopa como decían las abuelitas.
Aunque parece no tener pies ni cabeza,
lo que han hecho de teoría para la reforma se puede encontrar en los
documentos alrededor del llamado Plan Bolonia (cristalizado en el
Tuning). La tesis central es que sustituir los conocimientos (siempre
cambiantes) por habilidades (transferibles de un campo a otro) coloca en
una mejor posición laboral a los poseedores de las mismas. No vamos a
profundizar en las ridículas reformas concretas y estatuto de
habilidades que el Bolonia ha generado para los casos específicos, pero
daremos al lector la referencia del último número de Palabras Pendientes para profundizar un poco en la discusión (puede descargarlo en http://galeriaautonomacu.wordpress.com).
La discusión entonces puede hacerse en lo general, donde han recibido
la crítica de no haber tenido en cuenta los aspectos pedagógicos (la
palabra pedagógico sólo apareció años después en los documentos de
Bolonia como respuesta a las críticas académicas que se hacían a sus
planes de reforma), pero también tiene que hacerse en lo particular, en
los casos concretos de los que hay abundancia porque se ha intentado
reformar muchas licenciaturas alrededor del mundo, incluido por supuesto
México.
Lo que nos concierne del párrafo
anterior es que la orientación buscada se puede traducir de diferentes
maneras. Aquellas carreras con un núcleo profesional sólido tienden a
tecnificarse incrementando el número de optativas, disminuyendo los
créditos necesarios para terminar la licenciatura. Y aquellas
licenciaturas difíciles de tecnificar porque la libertad de elegir
materias es grande (con tal vez algunas consecuencias sobre la
creatividad), son reformadas en el sentido opuesto, se disminuye el
número de optativas que se puede tomar y se crea un núcleo profesional
que en realidad es técnico y desprofesionalizante.
Estamos enterados de la reforma a la
licenciatura en Química en la UAM-I donde se sustituyó a las matemáticas
(conocimientos) por inglés (habilidad comunicativa) y se disminuyó el
número de obligatorias para aumentar las optativas y opciones
terminales. También de la reforma a la licenciatura en Matemáticas en la
UNAM, donde se intenta crear un núcleo de materias obligatorias que
creen las habilidades necesarias para el mercado, en detrimento de la
libertad de elegir materias y la creatividad. Conocemos más casos de
reforma a planes de estudio, pero estos dos ilustran bien que la
orientación se puede traducir de dos maneras aparentemente opuestas.
Aunque este artículo no se propone
discutir con detalle las especificidades de la reforma, sí queremos
llamar la atención sobre la necesidad de estudiar el Bolonia y sus
traducciones, el Proyecto Tuning (en Europa) y el Proyecto Tuning para
América Latina (para donde su nombre lo indica) y que entre otras la
UNAM ya suscribió sin explicar otra vez a nadie por qué y para qué.
También queremos llamar la atención sobre la intromisión de los
empresarios en la educación sin regulación, misma que en los tiempos
modernos tiene como referente el Plan Bolonia, donde por ejemplo forman
parte de las comisiones evaluadoras de los programas de las
universidades; toda la tradición que comienza a formarse alrededor de la
certificación en México debería obligarnos a voltear hacia allá.
Y un tema de no menos importancia. Todas
las reformas tienen que pasar por manos de los académicos de las
universidades. Entonces la pregunta sociológica, ¿cómo las decisiones de
un grupo de burócratas se cuelan a la universidad a través de
comisiones de académicos? Puede haber muchas razones como el control
político de los profesores a través de becas y estímulos, pero también
creemos que un problema de primerísima importancia es la fuerza del
discurso de que deben preparar alumnos en mejores condiciones para el
mercado laboral. La falsedad de que todos vamos a encontrar un empleo es
casi-obvia-evidente porque el pleno empleo no está en el horizonte
capitalista, pero tiene mucha fuerza como discurso. Debe notarse que
este discurso coloca la responsabilidad de la falta de trabajo en el
sistema educativo y no en el sistema productivo. Su fuerza, en parte,
lleva a los profesores a soslayar la discusión de los aspectos
pedagógicos y científicos internos a la disciplina para diseñar los
planes de estudio. Se están diseñando los planes sin un proyecto amplio y
discutido y desde hoy pueden adivinarse las consecuencias perniciosas
de trabajar siempre bajo la lógica de la ganancia y de aceptarla para
reformar las instituciones de educación superior.
Entonces la manera de traducir esta
“preparación para el mercado laboral” es en una relación desigual donde
el empresariado impone sus reformas a la universidad sin compromisos, en
los mejores casos con promesas, pero lo más importante es que lo hace
sin regulación alguna. La ANUIES por ejemplo que es una organización de
los rectores de las universidades mexicanas, en lugar de ser una
instancia negociadora de las universidades frente al empresariado (que
no lo estamos pidiendo, sólo decimos que en lugar de jugar ese papel) ha
devenido un instrumento de los empresarios para consensuar las reformas
que habrán de imponerse.
Como el lector habrá adivinado, es un
tema vasto; le invitamos a seguir profundizando, en la medida de lo
posible nosotros trataremos de esbozar nuestra opinión al respecto en
este y otros medios que construimos y estamos por construir.
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