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lunes, 30 de septiembre de 2013

La ética de la hospitalidad en la fe islámica

La ética de la hospitalidad en la fe islámica


La hospitalidad no solamente significa invitar a los demás a tu casa, sino que tiene un significado más amplio, que es el amor y el respeto al extraño


04/12/2007 - Autor: Said Bahajin - Fuente: Webislam



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La ética musulmana busca la felicidad colectiva y no sólo la individual.
La ética musulmana busca la felicidad colectiva y no sólo la individual

Introducción

La inmigración es un tema actual que preocupa a muchos, políticos, economistas, ciudadanos, y por supuesto filósofos que insisten en la importancia de una ética de mínimos, que nos permita convivir con el otro, que en muchas ocasiones no comparte nuestras creencias ni nuestra cultura. Por eso urge pensar en nuestra futura convivencia, que no podremos conseguir, si no empezamos a trabajar desde ahora juntos, olvidándonos de lo que nos separa y destacando lo que nos une, aprovechando nuestras historias comunes que nos pueden iluminar el camino, que nos llevaría al encuentro de unos valores básicos comunes.

Debo confesar que antes de empezar este trabajo tenía en mi mente hablar de algo nuevo, que después de mi convivencia con inmigrantes y autóctonos en España, pensaba y sigo pensando que es lo mejor para una adecuada integración de los inmigrantes, en mi mente sonaba la idea de una ética de hospitalidad, de la cual jamás había escuchado hablar, por eso quería desarrollar esa idea, pero intentando aprovechar las ventajas de las nuevas tecnologías puse ética de hospitalidad en google y cuál fue mi sorpresa al encontrar algunos artículos que hablan de esa ética, al principio era una decepción, pero al final me di cuenta de que es algo positivo, ya que por lo menos es una señal de que estoy en el buen camino, y que debo leer más, además son pocos los que relacionan la ética de la hospitalidad con la inmigración, como intentaré abordar en este modesto trabajo.

En este trabajo trato de subrayar la importancia de las éticas en la integración de los inmigrantes, y cómo podemos aprovechar las éticas para crear un dialogo entre las culturas, sin que haya una superior o dominante, y viendo que la comunidad más grande de inmigrantes en España son los marroquíes musulmanes, estimo oportuno conocer la ética en el Islam, destacando algunos aspectos que esa ética aporta a la convivencia con los demás, algo que una vez aplicado, puede contribuir a la integración de los inmigrantes musulmanes, que mayor dificultad tienen para integrarse en España.

La importancia de la interculturalidad

Necesitamos vivir en una sociedad intercultural, que establece unos valores comunes entre todas las culturas, donde no hay una cultura dominante, sino culturas tratadas de manera igual, sin hacer una distinción entre unas culturas de primera clase, y otras de segunda o de tercera clase. Creo que si hemos aprendido algo del hundimiento del Titánic, es que en su hundimiento no se salvaron ni todos los de primera clase, ni solamente se hundieron los de segunda, todos vivieron la tragedia juntos. Y por tanto, si en un país multicultural las cosas van mal, todas las culturas lo van a sufrir, mientras si las cosas van bien, todas lo van a disfrutar. Al mismo tiempo, si las culturas interaccionan entre sí y son tratadas de manera igual, todo el país lo va a disfrutar, por eso necesitamos una interacción entre las culturas, que llevaría a la evolución de todas, porque las culturas al mismo tiempo que tienen vida, tienen entre sus elementos cosas buenas y malas que pueden cambiar con el tiempo, sobre todo si se aprende de las demás, como ya habían cambiado muchos elementos culturales que tenían las generaciones pasadas.

Es de mucha importancia entender, que las culturas se basan en creencias y costumbres de generaciones, que buscaban adaptarse a las circunstancias geográficas e históricas, a los cuales se enfrentaban, por eso comparten muchos valores básicos, y merecen una igualdad básica que les une a todas «no podemos negar una igualdad básica entre las culturas, en tanto que todas ellas han surgido en un largo proceso de adaptación al medio» (Martínez Navarro, 2000: 169).

A veces, cuando negamos esa igualdad básica entre las culturas, generamos un conflicto que solamente podemos transformar mediante una ética de hospitalidad, que se basa en convencernos del derecho de los demás a un bienestar igual al que tenemos, y reconocer sus derechos a la ciudadanía, como personas más en nuestra sociedad.

El factor positivo de esa ética, es que no solamente queda en el abstracto, o en forma de una teoría cualquiera, sino que se puede aplicar en la vida cotidiana, a través de nuestras acciones hacia el otro, para hacerle sentir como en su propia casa, y ofrecerle mediante gestos, nuestra amistad y nuestro amor, aceptando no solamente una interacción física con él, sino también cultural.

¿Por qué una ética de hospitalidad?

La ética nos debe servir para resolver los problemas de nuestra vida cotidiana, por eso no nos hace falta solamente saberla, sino aplicarla, es evidente que existe una distancia entre la teoría y la práctica, pero si logramos minimizar esa distancia, alcanzaríamos la felicidad y la justicia que nos ofrece la ética, y que nos faltan en nuestra vida cotidiana. Para lograrlo necesitamos aprovechar todo lo que nos ofrecen las éticas, y aquí hablo de las éticas en plural, y no solamente de una, al mismo tiempo trabajar en un grupo interdisciplinario, liderado por filósofos, que no solamente nos ofrecerán conocimientos de la ética teórica, sino también nos ayudarían en materia de la ética aplicada.

Es evidente que la ética nos enseña a diferenciar entre lo justo y lo injusto, y por lo tanto establecer la justicia «La ética educa nuestra conciencia para poder distinguir lo justo de lo injusto y nos enseña a poner las condiciones para que el mundo se desarrolle en el sentido de la justicia» (Garcia Calandín, 2004: 14), esa justicia es el mejor camino para lograr la felicidad, porque si uno no es justo consigo mismo y con los demás, jamás lograría ser feliz, ya que la felicidad no depende de uno, sino de todos.

Por eso en un país multicultural, en el cual se reúnen diversas culturas como es el caso de España, se debe aplicar una ética de convivencia, que yo llamaría, una ética de hospitalidad, en la cual todos pueden aprender a abrir sus puertas a los demás, sin importar si son de una cultura del norte o del sur. Cuando digo todos me refiero a las dos figuras principales de la hospitalidad, el huésped y el anfitrión, quienes viven y conviven en un lugar compartido. Por eso la ética de la hospitalidad debe trabajar con los dos, y no solamente con el anfitrión que debe velar por el bien estar del huésped, también ese último debe dar de su parte, y ayudar en ese bienestar conjunto en el cual ganan los dos.

Eso nos hace entender, que la hospitalidad va más allá de acoger al otro, y que es un conjunto de virtudes que nos permitan ponerse en la piel del otro, aceptarle como uno más, en nuestro espacio físico y político, y estar dispuestos a abrirse a él y entrar en interacción con él, o sea dar, recibir y compartir con él, lo que creemos que es nuestro y que a lo mejor no lo es. Con esa ética podemos conocer mejor al otro y a su cultura, y al mismo tiempo acabar con el rechazo y el miedo al otro, haciendo que la hospitalidad sea una vía pacífica hacia la convivencia y la interculturalidad positiva.

Como ya he mencionado, la hospitalidad no solamente significa invitar a los demás a tu casa, sino que tiene un significado más amplio, que es el amor y el respeto al extraño, lo que implicaría un mutuo cuidado, porque todos tenemos derecho a la hospitalidad, si hoy nos toca ser huéspedes, quién sabe, a lo mejor mañana seremos anfitriones. España es un buen ejemplo, hace poco era un país exportador de emigrantes, y hoy es un país receptor, eso le da la ventaja de aceptar y entender más a los inmigrantes. Me acuerdo de las palabras del Fray Isidoro Macías, conocido como Padre Pateras, en una conferencia bajo el título Escuchando al Inmigrante en Castellón, en la cual he tenido el honor de presentarle y moderar la charla, dijo: «Al final y al cabo, si miramos atrás vemos que los nuestros también fueron inmigrantes» (Nos Cruzado, 2007: 55) y añadió que por el hecho de que su familia estuvo viviendo en Francia, él ahora entiende más a los inmigrantes.

Eso me hace pensar, que el mejor camino para aplicar esa ética de hospitalidad, es conocernos, y me pregunto ¿a caso los españoles conocen bien a los inmigrantes que viven con ellos? sobre todo a los marroquíes que forman la comunidad más grande de los inmigrantes en España, y son todos musulmanes, por eso me gustaría como ya he mencionado en la introducción, hablar de la ética en el Islam, y cómo puede servir para la integración de los inmigrantes, ya que creo que la religión en general puede ayudar y estimular esa integración.

Es evidente que en la actualidad, muchos de diferentes religiones y culturas respetan las diferencias y la diversidad, pero ¿qué dice la religión islámica de la diversidad? ¿Es el Islam una religión que quiere dominar el mundo y acabar con las demás religiones? ¿Cómo puede la ética musulmana ayudarnos a conocernos y a respetarnos?

La fe musulmana

Antes de hablar de la ética islámica, quiero destacar algunas enseñanzas del Islam, que me parece importante conocerlas, para darse cuenta de que el Islam como cualquier otra religión, ha venido para hacernos entender nuestra existencia, y para conocer nuestra misión en la vida, y no ha venido con la idea de acabar con lo diferente, y dominar el mundo. Aunque en la actualidad muchos fundamentalistas quieren hacernos creer, que las creencias religiosas son un verdadero obstáculo para vivir en paz, pero la verdad es que en las religiones hay muchas cosas que nos unen, y que debemos de aprovechar si verdaderamente queremos vivir en paz, y en un espacio de tolerancia y de convivencia pacífica entre todos los seres humanos, sin importar su color y su idioma, porque según la fe musulmana, esas diferencias son solamente indicadores de la grandeza del creador «Y entre sus signos está la creación de los cielos y la tierra, la diversidad de vuestras lenguas y de vuestros colores. Ahí hay ciertamente signos para quienes poseen conocimiento» (Corán, 2003: 623).

Y muchos preguntarán, pues ¿Por qué esas diferencias si solamente han causado injusticias?, ¿Por qué no somos todos blancos o todos negros?, ¿Por qué hablar diferentes idiomas si con uno sólo nos basta para entendernos? Pues según la fe musulmana, esas diferencias no tienen que ser un motivo para odiarnos o separarnos, al contrario son un motivo para conocernos, encontrarnos y trabajar juntos para lograr unos bienes internos que nos benefician a todos «¡Oh, humanos! Os hemos creado de varón y de hembra; y os hemos constituido en clanes y tribus para que os conozcáis mutuamente» (Corán, 2003: 828). Por eso creo, que uno de los caminos para la paz interna y externa es conocernos, porque cuando conocemos a otras personas y a otras culturas, adquirimos nuevos conocimientos, lo que nos permite además de conocer al otro y entenderlo, conocernos a nosotros mismos, según George Mead «Somos lo que somos gracias a nuestra relación con los demás» (Martinez Navarro, 2005: 51).

Intento citar versos del Corán, para mostrar que la religión musulmana como las demás, no ha venido para crear violencia y odio, sino paz y armonía, pero muchos juzgamos la religión por los actos que cometen los que pretenden ser religiosos, que además de dañar la imagen del Islam, intentan convertir a los demás con fuerza, mientras que Alah o Dios nos dice que «No cabe coacción en religión» (Corán, 2003: 59).

Eso explica, que aunque el Islam como las demás religiones, intenta mostrar a los demás su propuesta de moral verdadera, no lo hace usando la fuerza y obligando a los demás a aceptar su verdad, renunciando a la suya bajo coacción, y creo que no hay nada de malo en que una religión quiere hacerse conocer de forma pacífica
De modo que lo mejor será que cada grupo pueda seguir haciendo al resto de la sociedad su propuesta de moral verdadera, pero sin violentar a nadie para que acepte nuestra verdad renunciando a la suya bajo coacción. Porque esto último es absurdo, vano, contraproducente y provoca resentimientos, odios e inestabilidad social (Martinez Navarro, 2005: 55).

Lo que quiero explicar con eso, es que el Islam no ha venido para crear una sociedad monista, que tiene como objetivo eliminar la diversidad moral, utilizando la violencia y forzando a la gente a creer solamente en una religión, sino vino como continuación a las otras religiones, y para recuperar la tolerancia y la equidad, que se perdieron con el tiempo, y solamente autoriza el uso de la fuerza como último recurso, en el caso de defensa de respuesta, o sea una violencia legítima, para el mantenimiento de la paz, «Alah no os prohíbe que seáis buenos y equitativos con quienes no han combatido contra vosotros para causa de la religión, ni os han expulsado de sus hogares, Alah ama a los que son equitativos» (Corán, 2003: 901).

Dicho esto y con unas ideas más claras de lo que es la fe musulmana, me gustaría sumergirme en la profundidad de esa fe, para ver si presenta algún sistema moral eficaz, que nos pueda servir en nuestro planteamiento de una ética de hospitalidad.

Ética islámica

La ética en el Islam, no trata de eliminar las normas morales existentes y sustituirlas por otras, sino las coge a todas para regular los aspectos de la vida humana. Es una ética que busca la felicidad colectiva y no la individual, y se basa en el conocimiento de los demás, como ya hemos visto anteriormente y en el conocimiento de uno mismo, con el objetivo de conocer a Dios, dice el profeta Mohamed (s.a.s) «Quien se conoce a si mismo, a su señor conoce».

Mi objetivo no es hablar de la ética musulmana en general, sino destacar algunos aspectos en esta ética, que pueden servir a los inmigrantes musulmanes para integrarse, en una sociedad multicultural.

Vamos a suponer que vivimos en una ciudad llamada Paraíso, esa ciudad tiene una plaza grande, que se encuentra en el centro, o sea en el kilómetro cero de la ciudad, llamada la Paz, donde todos de diferentes colores, culturas y religiones se juntan diariamente, cada uno cuando pueda, para comer frutas exóticas que les hacen sentir más felices y más alegres. Para llegar a esa plaza hay diferentes caminos, por tanto cada uno de ellos escoge el camino que le gusta, lo más importante para todos, es llegar a la plaza para disfrutar de la compañía y de las frutas. Uno de esos caminos es el conocimiento de uno mismo y de los demás, porque conocer al otro, es un camino para aceptarle como es, con sus defectos y sus virtudes, intentando buscar un espacio de intercambio, en el cual él puede desaprender sus defectos, y al mismo tiempo nos permite aprender de sus virtudes y viceversa.

Otro camino sería el respeto al prójimo, dice el profeta «No es creyente, aquél cuyo prójimo no esté a salvo de su mano y de su lengua» y aquí como en otros Hadit, que son los dichos del profeta o lo que se llama Sunna, no se habla del otro musulmán, sino del prójimo, sea cual sea su cultura o su religión, y lo que bien se entiende de salvarse de su lengua, es que ni siquiera hay que insultarle o hablar mal de él.

Otro camino sería la piedad y la solidaridad, según el Corán la piedad y la caridad, consisten en ofrecer el dinero propio, por amor a Dios, a los parientes, huérfanos, necesitados, viajeros, mendigos y para liberar a los esclavos. De hecho la responsabilidad moral de un creyente, no es solamente con sus parientes o con los que comparten con él la misma fe, sino con todos los demás, por ejemplo en el caso de la solidaridad, el profeta Mohamed (s.a.s) dice que «No es creyente aquel que come hasta la saciedad, cuando su prójimo tiene hambre».

Otro de los caminos que a todos nos gusta tomar, y que ningún ser vivo puede ser vivo, sin haber caminado por él, es el camino del amor, creo que esas cuatro letras son una formula mágica para la transformación pacífica de muchos conflictos. La verdad no puedo resistir al hablar del amor, a no acordarme de las letras de una de las canciones de Julio Iglesias, que decía: el amor es perdonarse todo sin reproches, y olvidar para volver a comenzar, es no decirse nada y en silencio caminar, es ofrecer sin esperar. Creo que para llegar a esa plaza de la Paz, tendremos que aprender a perdonar, a ofrecer sin esperar nada a cambio y amar a los demás, como nos amamos a nosotros mismos, en muchos dichos del profeta, encontramos que uno no puede ser creyente, sino ama a la gente como se ama a si mismo, hasta que en un hadit dice, que quien quiere el paraíso debe amar a su hermano lo que ama a él mismo.

Son algunos de los caminos que conducen a la plaza de la Paz, y hay más caminos, unos directos y otros indirectos, unos largos y otros cortos, pero todos llevan a la paz, que es el núcleo del paraíso. He intentado relacionar los caminos con la ética musulmana, pero estoy seguro de que se pueden relacionar con todas las demás religiones, ya que todas las religiones promueven la justicia, la solidaridad y el amor y todas buscan ayudar a sus seguidores, a entender su posición y su misión en el mundo«Cada religión implica una cosmovisión que ayuda a sus seguidores a entender mejor su posición y su misión en el mundo» (Martinez Navarro, 2005: 30)

Ahora bien, después de la religión islámica y de la ética en el Islam, me pregunto ¿qué es lo que puede aportar la fe musulmana a la ética de la hospitalidad?

La hospitalidad en el Islam

La hospitalidad o Diyafa en árabe, es algo fundamental en el Islam, ya que el musulmán se cree huésped de Dios en el mundo que ha creado y está bajo su dominio, así que todo lo que hace el musulmán, lo hace para agradecer a quien le ha hospedado en este mundo, por eso el musulmán tiende a hacer él también lo mismo con los demás, abriéndoles su casa y su corazón, con mucho cariño, porque cree que siendo hospitalario, Alah también lo será con él.

Sabemos que la palabra más utilizada entre los musulmanes, y que la repiten en sus cinco oraciones diarias, más de doscientas veces es Alaho akbar, Dios es grande, pero ni siquiera los propios musulmanes la entienden, porque quien sabe que Dios es grande, nunca puede ser avaro y miserable, y siempre aceptará no solamente ser anfitrión, sino también ser huésped cuando le toca serlo.

Por eso en el Islam, tanto la avaricia como la codicia, son signos de miedo y desconfianza en la generosidad del hospedado, o sea de Dios, y por tanto se deben sustituir con la generosidad y la hospitalidad, que son cualidades que nos ayudan a acercarnos a Dios y a los demás, y entender que si nos ha tocado nacer y vivir en un lugar determinado, eso no quiere decir que es nuestra propiedad, y que los demás no pueden compartirlo con nosotros, como bien lo aclara Kant «nadie tiene originariamente más derecho que otro a estar en un determinado lugar de la tierra, porque compartimos el derecho de propiedad común de la superficie de esa misma tierra» (Martínez Guzmán, 2001:278).

Ética de la hospitalidad y la integración de los inmigrantes

Es importante subrayar, que el hecho de creer que somos huéspedes de Dios, lleva al musulmán a entender que nada es suyo, ni su dinero, ni su casa, ni sus pertenencias, por eso no le importa compartirlo con los demás sobre todo si son inmigrantes, que no tienen nada, y Dios alaba a los que aman a los inmigrantes, y comparten con ellos sus pertenencias aunque tengan necesidad «Los ya establecidos en la casa y en la fe desde antes de su llegada, aman a los que han emigrado a ellos, no codician lo que se les ha dado y les prefieren a sí mismos, aún si están en la penuria. Los que se guarden de su propia codicia, esos son quienes prosperarán» (Corán, 2003: 895).

El huésped o el inmigrante no solamente tiene derechos, también deberes, además de agradecer al anfitrión su hospitalidad y respetarle, tiene que tratarle bien, y trabajar por el bien de todos, el profeta en uno de sus hadit nos enseña que uno debe temer a Dios, esté donde esté, que elimine lo pecados haciendo virtudes, y que trate a la gente con buenos modales. Esta es la lección que cualquier inmigrante musulmán debe aprender y conocer, también creo que los representantes de los inmigrantes, deben de enseñarles como a través de la religión, uno puede integrarse mejor, para que todos salgan beneficiados, hay una experiencia piloto en toda Europa que la Unión Islámica de Austria ha realizado, y que veo interesante para la integración de los inmigrantes musulmanes utilizando la religión, que es poner cientos de carteles electrónicos, iluminados por la noche en todo el país y sobre todo en la capital Viena, en los cuales estaba escrito ese Hadit del profeta Mohamed (s.a.s) «The best human being is the one, who is most beneficial to mankind».

Creo que experiencias así, no solamente ayudan al inmigrante a conocer su religión y a trabajar para el bien de todos, sino permite a los anfitriones también deshacer de sus miedos, y conocer bien al otro.

Conclusión

Hablar desde la ética musulmana del derecho del inmigrante a la hospitalidad y de sus deberes como huésped, es un tema importante que debemos de tratar para ayudar a esos inmigrantes, a integrarse en la sociedad de acogida y también para que los ciudadanos del país anfitrión, conozcan mejor a los inmigrantes musulmanes y a su religión, y no se guíen solamente por la imagen que dan algunos inmigrantes o los medios de comunicación, que no siempre muestran la verdad como es.

Creo que una ética de la hospitalidad, ayudaría a acabar con muchas injusticias que sufre el inmigrante, y facilitaría el camino a su integración, sobre todo si estamos concientes de que la hospitalidad en sí, no es solamente abrir nuestra casa a los huéspedes, sino que tiene un significado más amplio, que abarca cada momento de nuestra vida y de nuestro encuentro con los demás.

Bibliografía

- CORÁN (1996): «Sura de los Aposentos privados, la reunión, la vaca, la examinada», Medina al-Munawwara, Complejo del rey Fahd para la impresión del texto del Corán.
- GARCIA CALANDÍN, JAVIER Y JUAN CARLOS SIURANA APARISI (2004): La inmigración en la prensa valenciana, análisis ético, Valencia, CEIM
- MARTÍNEZ NAVARRO, EMILIO (2004): Ética y fe cristiana en un mundo plural, Madrid, PPC.
- MARTÍNEZ NAVARRO, EMILIO (2000): Ética para el desarrollo de los pueblos, Madrid, Trotta.
- NOS CRUZADO, L (2007): «El padre patera culpa a las mafias de los problemas de la inmigración» Las provincias, 25 de octubre.

Trabajo realizado por el autor para el Master Internacional en Estudis de Pau, Conflictes i Desenvolupament. CATEDRA UNESCO DE FILOSOFIA PER A LA PAU

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