¿Podremos con la barbarie en Palestina? Con una soberbia descomunal, haciendo gala de racismo y supremacismo, el gobierno sionista de Israel continúa su siniestra tarea de ocupar la franja de Gaza y de exterminar al pueblo palestino. No han servido para detener la agresión las miles de protestas que se levantan por todos los rumbos del planeta contra esa acción genocida. Es un caso de “sadismo de Estado”, como bien lo sintetizó el editorial de La Jornada de ayer. El resumen de los efectos del ataque sionista es de alto impacto: a) 27 mil 708 personas asesinadas (entre ellas alrededor de 70 por ciento eran mujeres y niños); 90 por ciento de todos los edificios de Gaza reducidos a escombros, donde muy probablemente se encuentran cuerpos sin vida; más de un millón de desplazados a quienes se impide el paso de ayuda humanitaria proveniente de todos los rincones del planeta; periodistas y trabajadores de la ONU y otros organismos muertos, en cantidad mayor a la de cualquier otro conflicto del que se tenga registro. La barbarie en su apogeo. No hay racionalidad en los pretextos sionistas para su embate genocida, porque su postura de “víctima” es insostenible. El mundo entero sabe que quienes los alientan y protegen son, básicamente, los gobiernos de Estados Unidos y de Europa. Y son éstos los mayores fabricantes y poseedores de armas de todo tipo, incluyendo las atómicas. La humanidad debe seguir presionando por el cese el fuego y por un acuerdo de paz que incluya la salida de tropas judías de todo el territorio de Palestina. La razón y el derecho internacional, no la avaricia que lleva al despojo colonial, tienen que prevalecer. La ONU, aunque debilitada por la persistencia del poder de veto de las cinco potencias permanentes en el Consejo de Seguridad, está obligada a redoblar sus esfuerzos por el fin de la barbarie y el respeto al grupo étnico, la nación y el Estado palestino. José Enrique González Ruiz, abogado democrático
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