Por favor, no insulten a los musulmanes en nombre de mi libertad de expresión
Y voy al grano: No entiendo por qué debemos de asumir como libertad de expresión lo que sólo refleja una clara animadversión a un credo religioso, en este caso el Islam
14/05/2015 - Autor: Juan Bosco Martín Algarra - Fuente: Blog la Información
Hay artículos que uno comienza a escribir con pocas perspectivas de éxito. Este es uno de ellos. Presumo que ni la audiencia me acompañará ni ganaré el favor de los comentaristas ni de las redes sociales. Ni siquiera los hechos fríos juegan a mi favor. A pesar de todo, creo esta vez merece la pena zambullirme contra la corriente. Allá voy.
Y voy al grano: No entiendo por qué debemos de asumir como libertad de expresión lo que sólo refleja una clara animadversión a un credo religioso, en este caso el Islam.
Porque, no nos engañemos, los organizadores del concurso de caricaturas de Mahoma de Texas no pretendían poner a competir las habilidades artísticas de los creadores que participaban en el concurso. Deseaban, como único y último fin, atacar al Islam y a quienes profesan esta fe.
No procuraban solo exponer las contradicciones de este credo, refutar sus preceptos u objetar dogmas, no…
Querían ridiculizar al Islam en sí, y a todo lo que representa, esto es, unas creencias, unos sentimientos, una tradición y una cultura de más de mil cuatrocientos años; una doctrina que rige los destinos de más de mil millones de personas y que está presente en la práctica totalidad de los países del mundo.
Quien escribe esto no es musulmán. Soy cristiano, pero también ciudadano y como tal expreso mi opinión. Y me resisto a pensar que esta opinión mía es tan válida y respetable como la de aquellos que vejan, insultan y denigran a un porcentaje muy amplio de la población de este planeta.
¿Que no podría hablar con la misma libertad en muchos países musulmanes? Es posible. Pero, ¿debo por eso callarme? Yo creo que no.
Antes advertía que los hechos no me acompañan. Sabemos que los atacantes de Dallas preparaban una matanza. La sangre de los dibujantes de Charlie Hebdo tiñó de rojo el alma de Occidente por este supuesto derecho a insultar. Algo parecido ha sucedido en otras partes con los críticos del Islam de Dinamarca, Holanda, Inglaterra… y habría ocurrido de igual modo en Texas si la policía no hubiera matado antes a los asaltantes.
Deploro todos esos actos asesinos. Si no encuentro justificación en las caricaturas, menos en las salvajadas cometidas en nombre del Islam.
Pero tampoco puedo admitir que una cosa justifique a la otra. Que haya gente dispuesta a matar por sus ideas políticas o religiosas no significa que debamos tener carta libre, en nombre de la libertad de expresión, para insultar a todos los que siguen dichas ideas de manera pacífica y armónica con su entorno.
Que por cierto son la inmensa mayoría. Parecerá una obviedad, pero a juzgar por lo que oigo de algunos energúmenos, me veo en la obligación de recordarlo: los musulmanes tienen derecho como todo el mundo al respeto y a la presunción de inocencia. Y si hablamos de terrorismo, conviene recordar que ellos son también víctimas, las primeras y las más numerosas, de esa sinrazón que abate a tantos países islámicos.
No acabo de entender por qué debe aplicarse un derecho tan noble al ataque despiadado a los sentimientos de millones de personas honestas. Cientos de millones.
Respeto las opiniones que pueda causar este punto de vista mío, que intuyo no serán favorables. Sólo espero que aquel que sí las comparta también pueda expresarse en este foro o en cualquier otro y debatir sin que le tilden de extremista, de tonto útil o de tolerar el terrorismo.
No, yo no puedo ser ‘Charlie Hebdo’, por mucho que lamente y condene las muertes -directas e indirectas- causadas por el fanatismo. De todos los fanatismos.
@martinalgarra
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