Inglaterra siempre ha sido fuente de amenazas, corrupción, peligro y miseria
17/Dic/2016
El Líder Supremo de la Revolución Islámica, el Ayatolá Seyyed Ali Jamenei, se reunió el sábado con altos funcionarios iraníes, los participantes en la XXX Conferencia Internacional de la Unidad Islámica en Teherán, embajadores de países islámicos y gente de toda condición.
Durante el encuentro, Su Eminencia señaló: «en la actualidad, en la región hay dos tipos de determinaciones enfrentadas entre sí, la determinación por la unidad y la determinación por la división».
El Líder Supremo manifestó que bajo tales condiciones sensibles, el depositar la confianza en el Corán y las enseñanzas divinas del gran Profeta (PB), son la mejor manera de forjar la unidad entre los musulmanes, la cual podría poner fin al sufrimiento en el Mundo Islámico.
El Ayatolá Jamenei felicitó a la audiencia por el aniversario del nacimiento del Profeta Muhammad (PB) y el Imam Ya’far As-Sadiq (el sexto Imam de los musulmanes chiíes), y agregó: «la importancia de la existencia sacra del Profeta del Islam (PB) es tal, que Dios Todopoderoso en el Corán dice que debido a esta bendición sin igual, le ha dado la humanidad deberes y responsabilidades al respecto».
Citando la descripción coránica del Profeta Muhammad (PB) como una «misericordia para toda la humanidad», Su Eminencia señaló que las enseñanzas del gran Profeta del Islam le han abierto el camino a la salvación a toda la humanidad.
«Los enemigos de la humanidad y aquellos con dinero y poder se oponen a estas maravillosas enseñanzas y por esta razón Dios ordenó al Profeta evitar seguir y comprometerse con los incrédulos e hipócritas, y lo exhortó a luchar contra ellos y ser dura con ellos», enfatizó Su Eminencia, y agregó: «Por supuesto, dependiendo de las diferentes condiciones, la lucha contra los enemigos del Islam y la humanidad es a veces militar, a veces política y otras veces (puede ser) cultural o incluso científica. Los pueblos musulmanes, especialmente los misioneros religiosos y los jóvenes deben estudiar y conocer las enseñanzas divinas del último Profeta (PB) para poder aprovecharlas».
El Líder Supremo de la Revolución Islámica señaló los crecientes esfuerzos de la arrogancia mundial y las potencias colonialistas por sembrar la división y debilitar el poderío de los musulmanes, y reiteró: «hoy el mundo islámico sufre numerosas tribulaciones y adversidades, la solución para ello es la unidad, sinergia, cooperación y superación de las diferencias religiosas e intelectuales bajo la égida de los —muchos— puntos comunes».
El Ayatolá Jamenei manifestó que si los países y gobiernos islámicos estuviesen unidos, los estadounidenses y los sionistas no podrían imponer sus demandas a los musulmanes y la conspiración para hacer que el tema de Palestina sea relegado al olvido fracasaría.
Su Eminencia dijo que los asaltos y la masacre de musulmanes de Birmania, en el este de Asia; y de Nigeria, en el oeste de África; así como los enfrentamientos entre musulmanes en la región —muy importante de Asia Occidental— son el resultado de las conspiraciones divisorias de las potencias [hegemónicas] arrogantes, y enfatizó: «el chiismo al estilo británico y el sunismo al estilo americano están ocupados alimentando los disturbios y creando discordia como dos cuchillas de una misma tijera».
Refiriéndose a la confrontación entre la determinación demoníaca que busca la división y la determinación dignificante que busca promover la unidad, el Líder Supremo de la Revolución Islámica dijo: «la política milenaria de los británicos, que se basa en dividir y gobernar, está ahora en la agenda de los enemigos del Islam».
El Ayatolá Jamenei mencionó las políticas y medidas adoptadas por los funcionarios británicos durante los pasados dos últimos siglos como una fuente de maldad y miseria para las naciones de la región, y señaló: «durante los últimos días, los británicos han llamado descaradamente al oprimido y querido Irán, ”una amenaza para la región”, pero todo el mundo sabe que al contrario de tales acusaciones, son los británicos quienes siempre han sido el origen y la fuente de amenazas, corrupción, peligro y miseria».
Su Eminencia mencionó el aumento de las actividades anti-islámicas de las potencias arrogantes tras la victoria de la Revolución Islámica de Irán como un signo de su temor al sistema y a la continuación de un poderoso sistema islámico que es pionero y [podría ser] un modelo [para otros países]».
«Los enemigos, aun cuando se jactan de poseer buenos modales, y tienen una apariencia calma, yace en lo más profundo de ellos una naturaleza salvaje y violenta. Y las naciones deben estar preparadas para enfrentarse con estos enemigos viles, irreligiosos e injustos», agregó
El Líder Supremo describió la unidad como el campo de preparación más importante del Mundo islámico, y agregó: «todas las escuelas doctrinales del Islam, tanto chiíes como suníes, deben evitar las discordias y tomar el valioso ser del Profeta (PB), el Sagrado Corán y la noble Kaaba como eje de su unidad y solidaridad».
El Ayatolá Jamenei exhortó —a las naciones y gobiernos de la región— a tener una mayor vigilancia ante la maldad de las potencias hegemónicas, y cuestionó: «¿Por qué algunos países, que son aparentemente islámicos, aceptan lo que los enemigos dicen sobre las amenazas internas y las hostilidades en el Mundo Islámico, y siguen claramente sus políticas?»
Al final de su discurso, Su Eminencia se dirigió a la querida y —probada— nación de Irán, y señaló que la continuación de la orgullosa senda del Imam [Jomeini] y la Revolución, la determinación frente a los enemigos y la defensa implacable del derecho y de la verdad, indudablemente traerán dignidad y prosperidad a los musulmanes tanto en este mundo como en el otro.
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