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viernes, 19 de diciembre de 2014

El diálogo entre musulmanes y cristianos es necesario y urgente

El diálogo entre musulmanes y cristianos es necesario y urgente

El teólogo, que visitó A Coruña para participar en un curso de verano sobre ecumenismo, reivindica el pensamiento aperturista del cardenal Martini

21/07/2008 - Autor: Ramón Loureiro - Fuente: La Voz de Galicia
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Castillo afirma que la teología de la liberación ha sido malinterpretada. CÉSAR QUIAN
Castillo afirma que la teología de la liberación ha sido malinterpretada. CÉSAR QUIAN
José María Castillo Sánchez (Puebla de Don Fadrique, Granada, 1929) formó parte de la Compañía de Jesús hasta la primavera del 2007, cuando dejó sus filas -subraya- «por decisión propia, en desacuerdo con el control ideológico que la curia vaticana impone a religiosos y sacerdotes». Fue profesor de la Universidad de Granada hasta 1988, año en el que el Vaticano le retiró el plácet para enseñar Teología. Y es autor de libros como La iglesia que quiso el concilio y Leonardo Boff, el precio de la libertad . Defiende la ordenación sacerdotal de mujeres y hombres casados y se muestra abiertamente crítico con la jerarquía eclesiástica. A día de hoy es una de las voces de referencia de la teología de la liberación.
Ramón Loureiro: ¿Existe un camino para el entendimiento entre los grandes credos monoteístas?
José María Castillo: Claro que lo hay. Además, el diálogo musulmanes y cristianos es necesario y urgente. Porque no se trata de que cedamos cada uno parte de nuestra verdad para llegar a un credo común, sino de respetar el credo del otro y de ponernos de acuerdo, hasta donde sea posible, en la lucha por los derechos humanos en el mundo.
R. L.: Durante las dos últimas décadas, usted ha desarrollado su labor académica fundamentalmente en El Salvador. ¿Como ve desde allí la situación de la iglesia en España?
J. M. C.: Veo la iglesia española muy centrada en sus propios intereses y privilegios, de forma que en la práctica da la impresión de que esos privilegios e intereses tienen más importancia para ella que otros que realmente son mucho más serios. Como, por ejemplo, la fractura que se ha producido en la sociedad en España, y en primer lugar en la propia Iglesia española, cuando los poderes públicos no buscan una mayor igualdad. En España hay problemas muy serios que no están resueltos, como es el de los jóvenes que no se pueden casar porque no encuentran ni casa. ¡Y otro de los problemas a los que se les debería prestar mayor atención en España es el de los inmigrantes, el de esta sangría de las gentes que mueren huyendo del hambre en África...! Pero la Iglesia española está muy preocupada por sus propios privilegios e intereses.
R. L.: Habla usted a menudo de que la Santa Sede está impulsando una vuelta al pasado. ¿A qué se refiere, exactamente?
J. M. C. : La Santa Sede da la impresión de querer restaurar la iglesia anterior al Concilio Vaticano II, de manera que aunque se cite mucho al concilio, o se hable elogiosamente de él, en realidad se está imponiendo la teología más tradicional y dura de la curia romana. Y ahora, los logros que consiguió la teología del Vaticano II están siendo marginados. Se está potenciando el poder central de Roma y de la jerarquía al tiempo que se está desoyendo a los laicos y al pueblo en la Iglesia. Se escucha a algunos laicos, sí, pero solamente a los que son muy conservadores y muy afectos a la jerarquía.
R. L.: Carlo María Martini, arzobispo emérito de Milán y uno de los grandes expertos en las Escrituras de los últimos siglos, defiende desde el corazón del catolicismo la importancia de abrir los ojos ante lo que el mundo vive. ¿Qué opinión le merece su actitud?
J. M. C. : Yo estoy totalmente de acuerdo con el cardenal Martini y en completo desacuerdo con la orientación actual que el Papa le está dando a la Iglesia.
R. L.: Pero también el actual Papa, Joseph Ratzinger, está considerado, incluso por un amplísimo sector de sus críticos, como una de las grandes voces de la historia de la Iglesia. Y su pensamiento contribuyó, por aquel entonces como joven teólogo asesor de los prelados alemanes, a iluminar el Concilio Vaticano II. ¿Las posturas de Benedicto XVI y las que ustedes sostienen serán irreconciliables para siempre?
J.M.C. : Entre las posturas de Benedicto XVI, hoy como Papa, lo que me parece más preocupante es que da la impresión de que él es un hombre que no ha aceptado los principios básicos de la Ilustración, ni por tanto los de la modernidad. Este Papa predica los derechos humanos para la sociedad y para los demás, pero no los practica dentro de la Iglesia. El Vaticano no ha suscrito los grandes pactos internacionales sobre los derechos humanos, y eso me parece escandaloso. Ratzinger es un pontífice que se ha orientado claramente hacia los movimientos más conservadores y fundamentalistas, mientras que desoye el clamor de gentes que ven la fe y la Iglesia de otra manera dentro del propio credo de la Iglesia; gentes que no son herejes. Este Papa no tiene sensibilidad hacia todo lo que ha defendido la teología de la liberación: los derechos de los excluidos.
R. L.: ¿Ha sido malinterpretada la teología de la liberación?
J. M. C.: La teología de la liberación ha sido mal interpretada por Roma, que da la impresión de tenerles miedo a los pobres. Roma ama a los pobres como objeto de beneficencia, pero no los acepta como sujeto que puede pensar y decidir. La Santa Sede no acepta una iglesia pensada por los pobres y desde los intereses de los pobres.
R. L.: ¿Por qué cree que la cúpula eclesial se está olvidando de los que nada tienen?
J. M. C. : En la iglesia hay mucha gente que trabaja por los pobres, y además eso Roma lo favorece, pero el problema no está ahí. El problema está en que la Santa Sede no acepta que el pensamiento y los intereses de los pobres sean determinantes en la iglesia.
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