Obama se centra en la presión económica
El Ejército americano no quiere un ataque contra Irán
En Washington se ha instalado la creencia de que una guerra en estos momentos sería algo incómodo, sangriento, impredecible y no concluyente.
Buena parte del Ejército ha mostrado sus dudas a un ataque que podría alargarse y ser tan sólo el prólogo de un conflicto mayor.
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Las amenazas de un ataque israelí sobre Irán no entusiasman a los militares de Estados Unidos ni tampoco a algunas autoridades políticas. En Washington se ha instalado la creencia de que una guerra en estos momentos sería algo incómodo, sangriento, impredecible y no concluyente, es decir, que podría retrasar el programa nuclear iraní pero no acabar con él.
Por eso, el presidente Barack Obama está ahora centrado en coordinar la presión económica internacional contra el régimen. Sin embargo, advirtió el 24 de enero: "Que no haya ninguna duda: América está decidida a impedir que Irán obtenga un arma nuclear, y aprovecharé todas las opciones que están en la mesa para lograr ese objetivo".
Así, EEUU ha llevado a cabo los preparativos para un posible ataque y la planificación táctica ya está en marcha. Una rutina de prevención que se realiza para posibles operaciones asegura el Pentágono. "Si se le pide, no tengo ninguna duda de que las fuerzas armadas de Estados Unidos harán frente a las contingencias que podrían suceder", explica el jefe de la Fuerza Aérea del Estado Mayor, el general Norton Schwartz, según el diario ‘Huffington Post’
Una opción que no comparte buena parte del Ejército. Por ejemplo, Martin Dempsey, el duro general que dirige el Estado Mayor Conjunto, que aseguró el mes pasado que la guerra contra Irán "sería muy desestabilizadora, personalmente, creo que debemos mantenernos en la postura de disuadir a la guerra como primera prioridad”.
Llama la atención que precisamente sea el Estado Mayor Conjunto quien se muestre más reacio, ya que no lo forman burócratas sino experimentados militares. Asimismo, un veterano oficial y ex funcionario del Departamento de Defensa, que pidió no ser identificado, recurre a una cita de Winston Churchill para explicar sus dudas. "Nunca, nunca, nunca crean que ninguna guerra será suave y fácil. El hombre de Estado que cede a la fiebre bélica debe darse cuenta de que una vez que se dé la señal, ya no es el maestro de la política, sino el esclavo de los acontecimientos imprevisibles e incontrolables."
Una idea que comparte el general retirado Paul Eaton."Es la ley de consecuencias no deseadas", asegura ya que será extremadamente difícil enfrentarse a "un país musulmán de 77 millones de personas, con un terreno escarpado, una capacidad de respuesta asimétrica y una red terrorista en todo el mundo”. Aunque no cierra la puerta, al igual que todo el mundo en Washington. "En última instancia puede que tengamos que hacerlo, pero ... Dios mío", sentencia.
Y es que un ataque inicial a Irán podría ser sólo el prólogo para una campaña larga y difícil, con el precedente de Irak todavía muy presente. "Quienes toman las decisiones prefieren una guerra limitada que potencie las ventajas militares y la técnica de Estados Unidos, pero Irán puede obligarle a un conflicto más amplio", manifiesta el analista de Instituto Washington para Oriente Próximo, Jeffrey White, al diario ‘Huff Post’.
"Un ataque liderado por Estados Unidos no sería más que la primera fase de una guerra" que podría propagarse por toda la región, continúa White. La capacidad demostrada por Irán para vengarse de forma indirecta preocupa a los planificadores preocupados.
Irán podría, por ejemplo, utilizar a Hezbolá para atacar a Israel con cientos de cohetes al día. Además del papel de Irán en la conspiración para asesinar al embajador saudí en Washington, el pasado otoño, patrocinada supuestamente por Irán. Un ataque terrorista dentro de las fronteras de Estados Unidos es la principal preocupación potencial.
Un ataque contra Irán tendría que ser estar cuidadosamente calibrado para no sólo dañar o destruir sus instalaciones nucleares, sino que sea lo suficientemente devastador como para disuadir a Irán de continuar con el conflicto. Cualquier ataque correría así el riesgo de unir a Irán en un fervor nacionalista, y un gran número de víctimas civiles podría desatar una tormenta de protestas en todo el mundo islámico.
¿Y si el ataque no puede destruir las instalaciones nucleares de Irán? "Eso sería un desastre", asegura el analista del Consejo para las Relaciones Exteriores. "Casi cualquier uso de la fuerza conlleva un gran riesgo de consecuencias no deseadas", sentencia el jubilado de la Fuerza Aérea, el general Charles Dunlap, "y sería un gran error subestimar a los iraníes”.
Una sanción económica sin precedentes, la alternativa
Ante la dificultad de una guerra, Estados Unidos y Europa están considerando un castigo sin precedentes contra Irán, que podría paralizar de inmediato el salvavidas financiero del país, véase, sus ingresos por importaciones de petróleo, según informa el diario ‘Mercury News’. Las sanciones planteadas no han disuadido a Teherán de sus aspiraciones nucleares, por lo que la comunidad internacional tiene un nuevo plan entre manos.
El principal problema es que se trata de una opción extrema en el mundo financiero. El gobierno de Obama quiere que Irán sea excluido del SWIFT, una organización que gestiona las transacciones internacionales y que es crucial para las ventas de petróleo del país. Eso sacaría al conflicto del impasse y respondería a las amenazas de Irán de cerrar el grifo antes de que las últimas sanciones entren en vigor.
Además, podría retrasar el desarrollo y la construcción de armas nucleares y dar tiempo a EE.UU. para persuadir a Israel de que no lance un ataque preventivo esta primavera. Sin embargo, dicha sanción podría resultar contraproducente al elevar los precios del petróleo mundial.
Sea como fuere, Estados Unidos no puede ordenar al SWIFT que eche a Irán y las conversaciones se centran ahora en Europa, que tiene dar el primer paso. A falta de expulsión total, Washington y representantes de varios países europeos mantienen conversaciones sobre la mejor manera de restringir el uso de Irán de este consorcio de bancos para cobrar los beneficios del petróleo.
La administración Obama está dividida sobre el riesgo de tratar de pedir al SWIFT que expulse a un país miembro, en parte porque retrasaría la recuperación económica mundial. Irán sigue siendo un potente jugador desde el punto de vista financiero mundial a pesar de años de sanciones bancarias. Sin embargo, la pérdida de acceso a este flujo de fondos internacionales podría dañar de forma irreparable la economía de la República Islámica, dado que más de 40 bancos e instituciones iraníes utilizan el SWIFT para procesar sus transacciones financieras.
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