Marca la corrupción al PRD
El PRD ha vivido históricamente en crisis desde que se fundó hace 18 años y, contra lo que afirman algunos de sus dirigentes, se corrompió de manera más acelerada que el PRI
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Manuel Camacho Solís: PRD: hora decisiva
Jorge Octavio Ochoa
El Universal
Lunes 03 de marzo de 2008
jorge.ochoa@eluniversal.com.mx
El PRD ha vivido históricamente en crisis desde que se fundó hace 18 años y, contra lo que afirman algunos de sus dirigentes, se corrompió de manera más acelerada que el PRI.
Aburguesado, alejado totalmente de la gente, el PRD es actualmente un partido clientelar, sectario, y cada día más proclive al fundamentalismo e incluso al mesianismo.
Su acelerado proceso de empoderamiento es la causa fundamental de la descomposición que ahora sufre, pues en menos de 10 años de su gestación, alcanzó el control político de la capital de la República.
Paradójicamente, es ahí donde se ha prohijado esa larga crisis y corrupción que se apoderó del PRD y que hoy amenaza con fracturarlo definitivamente. El primer dato ocurrió en 2000.
A fines de ese año, se supo de una lista de 196 asesores para la ex jefa de Gobierno capitalino, Rosario Robles, en los que erogaba 7.1 millones de pesos mensuales.
Las percepciones iban de 5 mil a 70 mil pesos. Aparecían personajes como el ex contralor del GDF, Gastón Luken, con un salario de 70 mil pesos; Enrique Flota, “coordinador de asesores”, con un sueldo registrado de 66 mil pesos, al igual que Juan Ramón Zebadúa, que se desempeñaba en la Coordinación de Planeación y Desarrollo.
El ex delegado en Tlalpan, Salvador Martínez Della Rocca recibía 63 mil 349 pesos en su calidad de “coordinador de Evaluación y Diagnóstico”; el ex secretario particular de Robles, Antonio Santos, ganaba 69 mil 700 pesos mensuales.
El ex dirigentes del CEU Adolfo Lluvere cobraba 33 mil 359; Víctor Valero Cota, el dirigente histórico del CCH Naucalpan en su cargo de “subdirector de Información y Organización” percibía 23 mil 175 pesos; Óscar Moreno, como “asesor”, cobraba 37 mil pesos.
La auditoría de las cuentas de 2000 de su gobierno revelaron también la existencia de contratos de publicidad con empresas presuntamente privilegiadas por su gobierno, como Publicorp a la que le pagaron 82.8 millones de pesos en cinco contratos para spots.
Luego en el 2002 se registraron lo que los propios perredistas consideran como las elecciones más turbias y controvertidas de toda su historia, que obligaron a suspender derechos y prerrogativas de 111 militantes en diversas entidades.
Entre los suspendidos estuvieron el entonces delegado en Gustavo A. Madero, Joel Ortega; el ex diputado federal Alfredo Hernández Raigoza; el ex alcalde de Los Reyes la Paz, Dino Ortiz Rodríguez y el ex diputado local en el DF, Adolfo López Villanueva.
El 26 de marzo de 2002, justo el día de la elección, fueron cancelados los comicios en Hidalgo y cuestionados los de Jalisco, Michoacán, estado de México, Puebla, Querétaro, Tamaulipas y Veracruz.
En ese ambiente, Rosario Robles asumió la dirigencia del PRD , al derrotar a Jesús Ortega. Robles fue apoyada en ese entonces por Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador.
La violencia
La violencia ha sido también un componente tangencial de los procesos internos en el PRD, en especial en el DF, donde hay incluso grupos de choque formados, entre otros, por René Bejarano y René Arce.
En las elecciones de 2002, Iztapalapa fue el epicentro de la violencia. Ahí las autoridades electorales del PRD fueron secuestradas. Se declararon incompetente para emitir resultados de la contienda entre Agustín Guerrero y Víctor Hugo Círigo.
El Servicio Estatal Electoral, a cargo entonces de Graciela Rojas, tuvo que trasladar las actas de escrutinio al Comité Ejecutivo Nacional luego de horas de tensión en las que se tuvo que pedir la presencia de policías y granaderos.
Desde entonces, las disputas en el perredismo se mueven bajo la tesis de que existen dos bloques : los “negociadores”, que en ese entonces eran Jesús Ortega, Amalia García y Ricardo Monreal.
El otro era el de los “dogmáticos”, encabezado según perredistas, por Cuauhtémoc Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador y Rosario Robles.
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