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viernes, 11 de abril de 2014

El desvelamiento de los misterios de Ali al-Huywiri (3)


Al-Malamatiyya (Los que sufren el reproche)


10/04/2014 - Autor: Ali al-Huywiri



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Autor: Ali b. Uzman al-Huywiri

Basado en la traducción del persa al inglés de R. Nicholson y Wahid Baksh Rabbani

Traducción al español: Nuruddin Margarit.

Se trata de uno de los tratados sobre sufismo en persa más antiguos que se conservan.

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Al-Malamatiyya (Los que sufren el reproche)

Una sección de los maestros sufíes han adoptado la vía de la malamatiyya24, que es el arma más poderosa para asegurar la absoluta sinceridad del amor por Dios. Toda las Gente de la Verdad (ahli l-Haq) en general y los más importantes en concreto, han sido siempre víctimas de la ignominia. El mismo Santo Profetas (s) que es el príncipe de las gentes de la verdad, el líder de los amantes de Dios, era una persona muy estimada entre la gente de La Meca antes de que fuese honrado con la profecía y la Revelación Divina (wahy). Pero, tan pronto como fue investido con el manto de la Amistad, sufrió todo tipo de calumnias y críticas. Algunos de ellos decían que era un adivinador (kahin) y otros que era un poeta; otros que había perdido la razón; y muchas cosas más.

Dios el Todopoderoso ha alabado a los que no temen la crítica con las siguientes palabras: "No temen las calumnias de parte de los calumniadores. Esta es la gracia del Señor para aquellos que Él favorece" (Cor. 5:57).

Como norma Allah el Todopoderoso pone bajo esta prueba del reproche a aquellos que están en el Camino de Dios, pero protege sus estados internos para que no sean dañados. Si es así es porque el Más Benevolente Señor no deja que nadie perciba cual es la belleza de Sus Amigos. El reproche también evita que perciban su propia belleza y se hagan arrogantes, pues la arrogancia lleva a la destrucción. El Todopoderoso hace que las gentes estén contra ellos y sólo les hagan reproches y, en este estado, su propia alma censuradora (nafsi lawwamah) se une a sus oponentes; ambas le reprochan todas sus acciones, sean buenas o malas. Si realiza malas acciones, son sus oponentes quienes les critican; si sus acciones son buenas, él mismo se reprocha y es su conciencia la que le menosprecia por haber hecho menos de lo que debería haber hecho. Es ampliamente conocido entre los hombres que siguen el Camino de Dios que no hay velo más denso en el camino del sufismo que la arrogancia. Date cuenta de que la arrogancia es algo producido por los demás y por el mismo buscador; por los demás cuando hace algo bueno y es alabado por ello; por uno mismo cuando se admira por sus buenas obras y cae en la arrogancia. Pero, Dios Todopoderoso, en Su gracia, protege a sus amigos de esta manera, haciendo que sus buenas acciones no sean apreciadas por las gentes, pues Dios oculta la belleza de estas acciones a las gentes. Si se esfuerzan con ahínco en el camino, no se atribuyen las acciones a sí mismos, sino que se las atribuyen a Dios y son de esta manera librados de la arrogancia. Esta es la razón de que aquello que es alabable a los ojos de Dios no lo es a los de los hombres, y aquello que lo es para los hombres, no resulta alabable a los ojos de Dios. Igualmente Satán era alabado por los ángeles y se alababa a sí mismo pero, al no serlo para Dios, se perdió a sí mismo. De la misma manera, Adán no les resultó a los ángeles una creación digna de alabanza y lo criticaron, como muestra el siguiente verso de Corán: "¡Oh Señor! Vas a crear a alguien que va a corromper el mundo" (Cor. 2:30), y Adán se reprochaba a sí mismo cuando decía: "¡Oh, Señor! Nos hemos perjudicado nosotros mismos" (Cor. 7:23). Por eso Dios dijo: "Él no lo hizo intencionadamente, y por lo tanto lo perdonamos". Como ni los ángeles ni él mismo aprobaron sus acciones, Dios las aprobó, para que el mundo supiese que a quien Él aprueba el mundo lo reprueba, y quien es aprobado por el mundo es reprobado por Dios. Y por ello los amigos de Dios prefieren la reprobación, buscándola para obtener el favor Divino, todo lo contrario de la gente del mundo, que se sienten felices si son aprobados por el mundo. El Santo Profeta (s) dijo: "Dios ha dicho: 'Mis Amigos están escondidos bajo mi manto, y nadie los conoce excepto Mis Amigos'".

Las Causas de la Malama (el Reproche)

Las causas del Malama, del reproche, pueden ser por tres causas: como resultado de las buenas obras que no gustan a las gentes; como resultado de los actos de la shariat que parecen que van contra la sharia; o como resultado de la violación voluntaria de una ley de la sharia.

En el primero de los casos los awliya Allah son criticados por las gentes profanas aunque sus acciones sean buenas, pero ejercitan la paciencia y no les importa. El segundo tipo de reproche tiene lugar cuando un waliyu Allah, a causa del honor y del respeto que les dan las gentes, se siente irritado y en una situación embarazosa, y realiza estas acciones que aparentemente están contra la sharia, pero que realmente no lo están, para hacer que las gentes los odien y los dejen. La tercera causa de malama es cuando alguien está realmente desviado de su camino y viola las leyes de la sharia, pero tratando de ocultar esto bajo el culto a la malamatiyya, diciendo a todo el mundo que estas acciones son solo para que se le reproche. Mas aquellos que tienen una devoción genuina por Dios se oponen a la hipocresía, no temen la opinión pública y se esfuerzan en el camino recto, sea lo que sea los que les depare el destino.

Ejemplos de Malamat

Se cuenta que una vez iba Shaij Abu Tahir al-Iraqi pasando por el bazar sobre su asno con un murid sujetando sus riendas, cuando alguien dijo, "¡Aquí viene el hereje!". Esto enfadó mucho al murid, que se dirigió al difamador con furia para castigarlo por lo que había dicho, cuando el shaij intervino y le dijo: "Te voy a mostrar algo que va a hacer desaparecer tu indignación". Al llegar a casa le pidió al murid que trajese una caja llena de cartas dirigidas a él. La abrió y le dijo al murid: "Mira, todas las cartas de gentes que me han escrito y se han dirigido a mi con títulos como Shaij al-Islam, Shaij Zaki, Shaij Zahid, Shaij al-Haramain25, y muchas cosas más. Pero no estoy orgulloso de esos títulos, porque cada uno de los que me han llamado así lo hacía desde su propia opinión. Así que, si ahora un pobre hombre ha querido expresar su opinión sobre mí, qué más da".

Pero el mejor ejemplo de difamación deliberada y amenaza de la posición y estado es la de el Comendador de los Creyentes Uzman ibn Affan, que Allah esté complacido con él. Tenía cuatrocientos siervos, pero llegó una noche de su palmeral llevando una carga de leña sobre su cabeza, sobre lo cual se le preguntó, a lo que contestó: "Quería probar a mi ego", lo cual muestra que el falso prestigio no viene de la humillación. También está la historia de Abu Hanifa, que relataremos en su capítulo correspondiente.

Se cuenta que cuando Abu Yazid volvió del hajj durante el mes de Ramadán, había largas colas de gente reunidas para esperarle como se merecía un gran santo como él. Pero temiendo que el orgullo le pudiese dominar desviándolo de su devoción a Dios, sacó una pieza de pan de su bolsillo y comenzó a comer, en contra de la costumbre de ayunar durante el mes de ayuno. Viendo lo irrespetuoso de la acción en contra del sagrado mes por su parte, la multitud se enfadó y se fue, sin comprender que, al ser él un viajero, no estaba sujeto al deber de ayunar.

Pero yo, Ali bin Uzman al-Yallabi, digo que hoy en día no es necesario realizar estos actos para ser censurado. Simplemente hay que sentarse en una mezquita y prolongar las oraciones voluntarias (nawafil) o mostrar una devoción sincera por la religión para que la gente te adjudique inmediatamente el título de hipócrita y pretencioso. Más no si violas las leyes de la sharia deliveradamente para conseguir ser censurado, lo cual es una falta grave, un claro error y claramente una falta de respeto a la religión, que es tan común hoy en día. Estas gentes pretenden ser rechazados para conseguir una ganancia, sin darse cuenta de que este rechazo que realizan para ganar popularidad solo les produce daño a ellos mismos. Una vez me ocurrió que, estando con uno de estos pretenciosos, cometió una falta y dijo que fue con el propósito de buscar el reproche (malama). Al oír esto un hombre dijo que eso era absurdo, no le gustó el comentario y se enfadó. Le dije: "Compañero, si eres sincero también deberías apreciar este comentario, pues es también malama. ¿Por qué te enfadas? Recuerda, puesto que tu ánimo es guiar a la gente, que la verdadera guía sólo es posible cuando tu conducta está de acuerdo con la sharia. No puedes guiar a la gente a la sharia violándola, pues eso sería pura herejía.".

Los méritos de la Malama

Shaij Abu Hamrun al-Qassar, uno de los más famosos representantes de la malama, dijo: "La práctica del malama es dejar la seguridad (salama)". Es decir no hay vida pacífica cuando se adopta la malama. Cuando deliberadamente te despides de la vida pacífica, invitas a la calamidad, destruyes tu paz interior, abandonas todos los placeres y te desvinculas totalmente del mundo, como resultado te enfrentas cara a cara con la Majestad Divina (yalal). Y de esta manera, cuando más desvinculado se está del mundo más vinculado se está a Dios.

Por eso dice Shaij Ahmad al-Fatik que alguien le preguntó a Hallay quien era un sufí, y contestó: "El sufi es un ser único". Abu Hamrun dijo que la vía de la malama es extremadamente dura y rigurosa. Pero diré algo más sobre ella, "es la esperanza de la muryiya y el temor de la qadariya". Como esta expresión es difícil de entender, lo voy a explicar. La naturaleza real del hombre se opone a todo lo que se interponga entre él y Dios, y el velo más importante entre él y Dios es su popularidad, porque es de la naturaleza del hombre que, si alguien lo ama, sacrifique todo lo que tenga por esa persona. Tanto es así que si el buscador es popular entre las gentes, su amor por ellas no dejará lugar para el amor de Dios en su corazón pues estará ocupado en el amor de las gentes que los quieren. Por eso el buscador debe temer tanto la popularidad como temen los Qadaríes26.

Alguien dijo: "Encontré la dulzura de la malama en Tu Amor, pues la malama es el jardín de rosas de los amantes, el resguardo de los entusiastas, el placer de Tus amantes y el gozo de Tus buscadores".

Los malamatíes son las únicas gentes en el universo que aman la tortura física buscando la satisfacción espiritual, y nadie entre los hombres o los ángeles puede alcanzar su rango, ni los ascetas, ni los adoradores más intensos, ni los amantes de Dios de entre las gentes del resto de los profetas, pueden llegar a este nivel de distinción.

Pero yo, Ali bin Suman al-Yallabi, considero que la malama cuando es ostentación (riya), no es nada más que hipocresía. Aquellos que incurren en la riya hacen todo lo que pueden por atraer a las gentes, y los que incurren en malama los hacen para repelerlas. Ambas sectas necesitan de las gentes y no las pueden dejar. Pero el derviche no tiene nada en su corazón excepto a Dios. Por lo tanto, está por encima de la censura o de la popularidad. Una vez estaba en compañía de un malamatí en Mawara un-Nahr, y le dije en un tono distendido: "¿Qué es lo persigues con tus actos violentos?" Me contestó: "Librarme de la humanidad". Le dije: "La humanidad es muy grande, y tu existencia extremadamente corta, ¿cómo conseguirás negar a toda la humanidad durante tu vida? La mejor manera es que te niegues a ti mismo para que te puedas librar de todos".

Hay otro grupo de gentes que tienen compromisos con la gente, y creen que las gentes también los tienen con ellos. Pero la mejor manera de evitar ser visto es cerrar los propios ojos para que todo lo que hay se vuelva inexistente para ti. Todos los problemas provienen de tus ojos. ¿Por qué deberías tu tener que ver con algo que no sea Dios? Si aquel que sigue el axioma de que la prevención es mejor que la curación recurre a la medicina, es que no es sabio.

Hay otros que les gusta la malama por la ascesis. Buscan la purificación del alma por medio de la degradación y del insulto. Se dice que Ibrahim ibn Adham fue preguntado: "¿Alguna vez ha sido satisfecho algún deseo de tu corazón?" Respondió: "Sí, dos veces. Una vez iba viajando en un barco. Iba vestido con unos jirones de tela y mi pelo había crecido mucho, e iba volando en todas direcciones. Estaba en tan malas condiciones, que los ocupantes del bote se reían de mí. Entre ellos había un gracioso que venía cada rato a tirarme del pelo y a jugar con él, y fui víctima de todo tipo de contrariedades y travesuras. Esto me complació mucho, pero alcancé el colmo de la felicidad cuando se levantó y me echó un cubo de agua por la cabeza".

"En otra ocasión estaba viajando en una noche ventosa. Llovía muy fuerte, y mis ropas estaban empapadas, y temblaba de frío. Me fui a una mezquita para protegerme y me rechazaron. Fui a otra y me pasó lo mismo. Sin saber qué hacer excepto temblar de frío, me fui a un baño y puse mis ropas sobre el fuego, consiguiendo que todas mis ropas, mi cara y mi cuerpo se pusiesen negros por el humo. Esta fue la otra ocasión en la que mis deseos se cumplieron".

Yo, Ali bin Suman al-Yallabi, tuve la misma experiencia ante un problema que tenía que resolver. Traté de encontrar la mejor solución pero no pude. Pero en una ocasión anterior, cuando me enfrenté a la misma dificultad, desapareció cuando visité y permanecí en la tumba de Abu Yazid, que Allah esté complacido con él. Así que hice lo mismo, regresé de nuevo y permanecí allí durante tres meses, tomando un baño ritual (gusl) tres veces diarias y la ablución treinta veces diarias. Pero el problema no se solucionó. Decidí, entonces, marchar al Jurasán, donde me quedé en un convento (janaq) con algunos buscadores que estaban bajo entrenamiento. Aunque yo vestía una muraqa negra creían que era uno de ellos. Ciertamente no era uno de ellos, pero no tuve otro remedio que quedarme. Me alojaron en una terraza, mientras que ellos estaban en una más alta. Me daban un trozo de pan seco que se había puesto verde, mientras que yo podía oler la fragancia las ricas comidas de las que disfrutaban. No solo eso, sino que se burlaban de mí y hacían comentarios desagradables.

El punto álgido se alcanzó cuando empezaron a tirarme las cáscaras de los melones que se comían, para menospreciarme y dignificarse ellos. Tanto que dije: "Oh Señor, si no fuese por las ropas de la amistad (de Dios) que llevan, no podría haber soportado este trato". Pero cuanto más se empeñaban en sus actos, más felicidad alcanzaba yo, tanto que mi problema interno se solucionó gracias a este tratamiento tan duro que me dieron. Con ello me percaté de por qué los maestros más eminentes permiten a las gentes ignorantes vivir con ellos y toleran su confusión. Esto es lo que he descubierto en la malama y he podido enseñártelo con la ayuda de Dios, el Elevado, el más Glorioso.



24 La Malamatiyya es la denominación que se le da a aquellos que son objeto de reproche o crítica, aquellos que son criticados por el parecer de las gentes, no porque en si hagan nada incorrecto, como explica el autor más adelante. Para al-Hakim al-Tirmidhi y para Ibn Arabi después, dentro de la jerarquía espiritual, son los que ocupan el grado más alto.

25 Todos estos son títulos distintivos para maestros de jurisprudencia islámica de gran consideración.

26 La Qadariya es una secta que cree que el hombre tiene plena libertad de acción, mientras que los Jabriya creen en la predestinación absoluta. Por eso los Qadariya siempre temen violar las leyes de la shariah y evitan las faltas. Muyiriya son que creen que el hombre obtiene la salvación a través de la misericordia divina y no a través de las buenas acciones, y por lo tanto se confían en sus esperanzas de la misericordia divina y no realizan buenas acciones. Lo que el dicho "Un malamatiyya tiene la esperanza de Muryiya y el temor de un Qadariya" significa es que el Malamatyya siempre teme ser popular (como los Qadariya), porque la popularidad les aleja de Dios, y sostienen esperanza (como los Muryiya) porque después de ignorar la popularidad, sus deseos solo se sustentan en la Misericordia Divina.



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