Los cinco bunkers que tiene listos Estados Unidos para seguir funcionando ante un ataque nuclear
La escalada de tensiones ha hecho que los refugios en suelo norteamericano, creados en su mayoría durante la Guerra Fría, cobren nueva importancia
La escalada de tensiones entre las distintas naciones nucleares resulta algo difícil de negar hoy día, con nuevas amenazas provenientes de Irán y Corea del Norte que han logrado aumentar el nivel de alerta y obligaron a reciclar viejos protocolos desarrollados durante la Guerra Fría, cuando el mundo parecía estar al borde de desaparecer debido al enfrentamiento entre los EEUU y la – en ese entonces – Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
La doctrina militar de Destrucción Mutua Asegurada (MAD), basada en el principio de que si un país con capacidad nuclear ataca a otro país con armas nucleares, el resultado final será la aniquilación nuclear para ambas naciones, parecería estar más vigente que nunca.
Esto ha generado que los – a primera vista vetustos – refugios nucleares nacidos principalmente una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial hoy cobren mayor importancia, siendo parte de una red búnkeres distribuidos a lo ancho del país del norte con el objetivo de proteger a determinadas ramas de gobierno en caso del peor desenlace.
Desde los fatídicos ataques del 11 de septiembre de 2001, los cuales serán recordados como uno de los sucesos más significativos de la historia moderna, el Congreso de los EEUU ha elevado el presupuesto destinado a la iniciativa ultra secreta creada con la finalidad de mantener la continuidad del gobierno en caso de un ataque nuclear enemigo.
Probablemente el búnker mejor conocido del mundo, debido en gran parte a que su naturaleza nunca fue secreta, el Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial o NORAD por sus siglas en inglés, se ubica en Colorado Springs, Colorado; y tiene como rol fundamental la defensa de los EEUU y Canadá en caso de ataques aéreos.
El proyecto demandó tres años en ser finalizado y comenzó a ser construido en 1950, en medio de la paranoia generada por la escalada de tensiones con el gobierno comunista de la Unión Soviética. La instalación se convirtió en una de las primeras de su tipo en ser desarrolladas para sobrevivir al daño creado por los pulsos electromagnéticos que le siguen a una explosión nuclear.
Cinco cámaras dentro de las entrañas de la montaña Cheyenne contienen agua y combustible para poder abastecer al búnker con capacidad estimada para mil personas. Su costo operativo anual se encuentra alrededor de los USD 250 millones y luego del 11 de septiembre de 2001, el búnker recibió una inyección de USD 700 millones que permitió actualizar las computadoras y los vitales sistemas de comunicación.
Fue el ex Presidente Obama quien resucitó las operaciones en NORAD, ordenando entre otras cosas el simulacro de sellado de su puerta resistente a explosiones nucleares por un día completo, algo que nunca antes se había hecho.
La naturaleza de Raven Rock, ubicado en Lillington, Carolina del Norte; es significativamente diferente dado que poco se conoce del refugio construido cerca de Camp David, el retiro campestre utilizado por presidentes de los EEUU desde 1935, localizado en Maryland a unos 100 kilómetros de distancia de Washington, D.C.
Su construcción comenzó en 1948 como un apoyo al Pentágono, se encuentra casi mil metros dentro de la montaña que le da nombre en Blue Ridge Summit, Pensilvania. Dada lo complejo del proyecto a nivel ingeniería, el gobierno de los EEUU contrató en su momento los servicios de la firma Parsons Brinckerhoff, la cual contaba con el expertise necesario luego de haber ampliado la red de subterráneos de Nueva York.
Inaugurada en 1953 con capacidad para 1,400 personas y ostentando dos compuertas de 34 toneladas resistentes a un ataque nuclear, a pesar de las sucesivas mejoras que sufrió las décadas que siguieron, luego de la caída del muro de Berlín el búnker de Raven Rock comenzó a ganar la fama de dinosaurio de concreto. Fueron nuevamente los lamentables ataques del 9/11 los que paradójicamente le dieron nueva vida al refugio, el cual hoy cuenta con flamantes nuevos edificios que elevaron su capacidad a 5,000 empleados del gobierno, pero no para sus familias.
Peters Mountain, el búnker top secret ubicado en la zona de los montes Apalaches de Virginia, se enfoca en la continuidad operativa de los servicios de inteligencia, con un edificio del tamaño de una tienda de departamentos que tiene la capacidad de albergar a un número estimado alrededor de las 500 personas.
Si el escenario de un ataque a Washington se concretara, agencias de gobierno como el FBI y la CIA tendrían un búnker destinado específicamente para sus empleados clave, todo dentro de un complejo que aparenta ser una estación de telecomunicaciones de la empresa AT&T.
Las instalaciones de Mount Weather en Bluemont, Virginia; fueron concebidas para albergar a los líderes civiles de los EEUU, entre los que se encuentran el Presidente, la Corte Suprema, miembros del Gabinete y determinados componentes senior del Congreso.
Las obras sobre el antiguo observatorio climatológico comenzaron en 1954 donde cientos de túneles fueron excavados para construir una verdadera ciudad subterránea con capacidad para hospedar a miles de funcionarios públicos, completa con sus propias estaciones de policía y bomberos.
Fue en Mount Weather donde se probaron los primeros sistemas de mensajería que luego darían lugar a creaciones como MSN Messenger y Skype. Un listado con alrededor de 6,500 nombres y direcciones de personas clave para asegurar la continuidad de gobierno es guardado bajo el más absoluto secreto, personajes fundamentales para mantener en pie y desde el búnker a toda nación en caso de que Washington sea blanco de un ataque devastador.
Por último pero no menos espectacular resulta el refugio que se oculta debajo del imponente parque frontal de la Casa Blanca, construido para el Presidente y miembros clave de su gabinete en caso de una amenaza a la residencia ubicada en Washington, DC.
Conocido como el Centro de Operaciones Presidenciales de Emergencia, el sitio sirvió de búnker para el Vicepresidente Cheney durante los ataques del 11 de septiembre de 2001, momento en el cual el Presidente Bush se encontraba visitando una escuela primaria en Sarasota, Florida.
De tamaño reducido comparado con las monumentales construcciones subterráneas mencionadas anteriormente, el búnker presidencial por antonomasia no fue diseñado para operar por un período extendido sino para ser un primer recurso de emergencia ante un ataque.
Fue Franklin Delano Roosevelt quien lo estrenaría durante una era en la que la amenaza nazi era la mayor preocupación, siendo la mayoría de sus sucesores los encargados de aprobar los necesarios presupuestos para realizar los ajustes que lo mantuvieron vigente y preparado hasta el día de hoy.
Una vez más fue el ex Presidente Obama durante su primer mandato quien ordenó las obras de mejoramiento del búnker estimadas en USD 376 millones, las que en la actualidad hacen del refugio uno apto para proteger al flamante Comandante en Jefe, Donald J. Trump.
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