EL CÁRTEL SAN JUAN CHAMULA… Y LA TORMENTA QUE VIENE
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- Rompeviento TV
- julio 1, 2022
- 8:36 am
Juan Alberto Cedillo y Ernesto Ledesma
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En años recientes emergió entre las comunidades indígenas de Chiapas un nuevo e inédito cartel del narcotráfico que se comunica en lengua tsotsil. Es un “fenómeno delictivo que está reconfigurando el mapa delictivo”, aseguró Alejandro Encinas, Subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, debido a que participan en todo el universo del crimen organizado: tráfico de armas, drogas, trata de personas, extorsiones, pornografía infantil, entre otros.
Se trata del surgimiento del primer cártel indígena en la República mexicana, y es, tal vez, la máxima expresión de la gran descomposición social que ha generado el vigoroso negocio del narcotráfico y el crimen organizado, el cual, como un sarcoma haciendo metástasis, ha invadido y penetrado en todo los ámbitos de la sociedad, necrosando sus entrañas.
“Ya existe un cártel indígena en Chiapas. Es un asunto ya público y se conoce. Es el nuevo fenómeno delictivo que expresa cómo penetró la delincuencia organizada en comunidades y organizaciones indígenas en la entidad”, aseguró Alejandro Encinas, en entrevista con Rompeviento TV.
El subsecretario de Gobernación fue entrevistado en Monterrey, donde acudió para firmar un convenio con el gobierno estatal para cooperar y coordinarse en el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas.
“Hoy lamentablemente en Chiapas ya existe un gran tráfico de armas, de personas, de drogas y extorsión, que tiene que atenderse por el gobierno federal”, destacó Alejandro Encinas.
La nueva organización criminal conocida en Chiapas como “El Cártel de San Juan Chamula” ya cuenta con varios “narcocorridos” en la plataforma de Youtube, con más de 200 mil reproducciones por video[1].
“No nada más en Durango existen hombres chingones, en el estado de Chiapas también hay vatos cabrones que usan botas y sombreros y traen sus buenos fogones. No le temen a la muerte y mucho menos al diablo, cuando se quieren matar se matan como los perros y no se rajan con nadie de Chamula y Durango”, reza alguna estrofa del narcocorrido.
El “cartel de San Juan Chamula” se suma al resto de las organizaciones criminales que en años recientes se han asentado en la frontera sur: Cártel Jalisco Nueva Generación, Cártel del Golfo, Zetas, etcétera, gracias a que el tráfico de personas es actualmente el gran negocio, incluso superando el trasiego de drogas, ya que el flujo de migrantes suma cientos de miles por año.
Las consecuencias por la fuerte presencia de las organizaciones criminales se han hecho sentir en distintas geografías del estado de Chiapas, se disparó:
- La venta y trasiego drogas;
- La venta de armas y municiones;
- La venta de vehículos y autopartes robados.
Así mismo, se incrementó exponencialmente:
- La trata de niñas y jóvenes;
- El tráfico de indocumentados;
- La apertura de antros y burdeles;
- Las cuotas de piso.
Desde finales de 2019 a la fecha, las invasiones y despojos de tierras, las agresiones a poblados pacíficos y la violencia, se ha ido desbordando en forma alarmante, incluso en poblados donde nunca antes se había visto con esa intensidad y crudeza, en el hoy denominado “Pueblo Mágico”, San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
En la actualidad, el municipio de Chamula, se convirtió en el epicentro de la criminalidad en el estado de Chiapas. La conformación del Cártel de San Juan Chamula, tiene una particularidad distinta a cualquier otro cártel:
Uno. Es indígena;
Dos. En principio, el cártel de los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), disputaron y tomaron el control de ciertas zonas de Tuxtla Gutiérrez, Venustiano Carranza, y municipios de la zona Altos, San Juan Chamula fue el epicentro.
Tres. La conformación de una primera “Tropa” o célula de los zetas en San Juan Chamula fue sólo el principio, después llegó el CJNG.
Cuatro. Contrario a lo esperado cuando llegan dos o más cárteles en disputa por una misma región, las feroces disputas por el control de la zona altos o centro, no llegaron.
Cinco. El cártel de San Juan Chamula tomó el control de su propio territorio, y del territorio de la zona Altos.
Seis. El cártel de San Juan Chamula lo mismo negocia con el cártel de los Zetas, (hoy casi disgregado en la zona), también lo hace con el CJNG, que opera además en Guatemala y empieza a penetrar también el la República de El Salvador.
Siete. El CJNG se convierte en el principal proveedor de armas, municiones y tráfico de drogas hacia adentro y hacia afuera.
Ocho. La trata de niñas y jovencitas indígenas también empieza a ser un enorme negocio hacia el centro del país, enviadas desde Chiapas.
Nueve. El cártel de San Juan Chamula empieza a tener un papel relevante en el tráfico de indocumentados entre Guatemala y Chiapas.
Escuchar a funcionarios chiapanecos, permite entender dos cosas: uno, el profundo desconocimiento y distancia que tienen sobre los pueblos indígenas; dos, la indolencia que exhiben con sus “profecías”. Según las autoridades de Chiapas, existen 20 comunidades indígenas que se “disputan zonas territoriales”, y señalan que debido a la penetración del crimen organizado, esas comunidades están siendo abastecidas con armas largas, y aventuran un profecía… que pueden “prever que algunas de esas disputas territoriales se terminen resolviendo con violencia, incluso, que es posible que se repitan masacres como la de Acteal.”
En la zona Altos, sobresalen los conflictos y las disputas por el control territorial en los municipios de Pantelhó, Chenalhó, Aldama, Chalchihuitán, una parte de San Andrés Larraínzar, y San Cristóbal de Las Casas; en la Región Centro, Tuxtla Gutiérrez y Venustiano Carranza.
Debido a que carácter y estrategia política, tiene una naturaleza distinta, en un trabajo aparte, presentaremos las regiones y poblados zapatistas asolados por la violencia en las zonas Altos, Norte y Selva.
El subsecretario de Gobernación, también reconoció la existencia de un enorme tráfico de personas por zonas de dificil acceso en la frontera con Guatemala, como la Selva Lacandona, por donde están arribando migrantes de países tan lejanos como Congo, Eritrea de África, Pakistán y otros países de Asia, que están arribando al continente a través de Panamá y Brasil.
El tráfico de armas y personas se concentra en el municipio de Marqués de Comillas, por donde también se introducen cientos de armas largas compradas en el mercado negro de Centroamérica.
Alejandro Encinas precisó que el Instituto Nacional de Migración cerrará el presente año con aproximadamente 130 mil solicitudes de asilo, de migrantes provenientes de 160 países.
El subsecretario también reconoció que la violencia en México está provocando en algunas regiones un “desplazamiento forzado” interno, en estados y regiones como Michoacán, Zacatecas y Chiapas. Mencionó que incluso se reactivó la migración mexicana hacia los Estados Unidos, huyendo de la violencia e inseguridad en sus comunidades.
“Es un asunto que tenemos que resolver primero dentro del país. Es un problema que le compete al Estado mexicano. Todo ese desplazamiento que se está dando por violencia, pero no sólo es violencia delictiva, sino que ese desplazamiento está asociado a muchos problemas más: a problemas religiosos, conflictos agrarios, conflictos entre comunidades indígenas, pobreza, marginación y por supuesto, a la violencia delictiva”, concluyó Encinas.
Si la inercia de los cárteles en México sigue su curso, es posible que el cártel de San Juan Chamula sufra una escisión al interior, como sucedió en Tamaulipas con el Cártel del Golfo (CDG) o el Cártel del Noreste (CDN), antes zetas, y empiece la otra pesadilla de diversas células confrontadas entre sí, sin control alguno.
Hoy en día, el estado de Chiapas es un Estado fallido, es decir, el gobierno de Rutilio Escandón Cadenas muestra a cielo abierto la incapacidad para controlar su territorio, sufre crisis política y humanitaria, no es autoridad con mando ni operación, es autoridad protocolaria o de imagen, en sentido estricto, el gobernador Escandón, es parte del problema, por complicidad o por omisión.
Allá en el sureste mexicano se avecina una tormenta, y no se mira una estrategia gubernamental adecuada para enfrentarla o paliarla. El Ejército mexicano y la Guardia Nacional (GN) son testigos mudos. Se les aviso a tiempo y decidieron no intervenir.
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