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jueves, 22 de junio de 2023

México. “La frontera no está abierta” (+videos)

 

México. “La frontera no está abierta” (+videos)

Por Rosa María Fernández. Resumen Latinoamericano, 21 de junio de 2023.

Biden endureció la situación, ante los masivos ingresos en la frontera sur del país, reforzó la seguridad con agentes y oficiales a lo largo de la línea de 3.200 kilómetros que comparten México y EE.UU., con 1.500 soldados añadidos a la presencia militar habitual, elevada a 4.000 efectivos para apoyar a la guardia fronteriza.

Las asociaciones defensoras de los derechos civiles estiman que sólo promueven el racismo y la xenofobia, cuando los estados del sur de EE.UU. buscan aplicar esas leyes.

Unos días después me esposaron, pusieron una cadena en el abdomen y los grilletes en los pies. A mi esposa también, aunque tenía al bebé en las manos. Supimos que estábamos en Colombia cuando aterrizamos y vimos que era Bogotá. 

El relato de esta joven familia colombiana pudiera ser el de muchos deportados latinoamericanos, desde los Estados Unidos (EE.UU.) hasta su país natal. 

Las horas estaban contadas hasta el pasado jueves 11 de mayo del 2023, cuando en una carrera contra el tiempo, llegó el minuto justo: las 11:59 p.m., hora del Este. 

Tras la enorme cerca de metal y alambre de púa en Ciudad Juárez, México, decenas de latinoamericanos quedaron del otro lado del muro.

Atrás permaneció también su proyecto de vida, el sacrificio de venderlo todo antes de atravesar selvas, ríos y sufrir peligros inimaginables en desafío con la muerte. Así fue sobrevivir a los traficantes, enfrentar a grupos armados en una ruta y enfrentar otras adversidades, para pasar de América Latina al país del norte.

El mensaje emitido no llegó a Ciudad Juárez, no se escuchó en los países de donde parten miles de migrantes o no entienden de razones quienes están decididos a atravesar el río Bravo que separa a México de EE.UU. Aun así, la frontera de EE.UU. permanece cerrada a quienes intenten ingresar de manera irregular, individualmente o en caravana.
Título 42
Basado en razones sanitarias, el Título 42 del Código de EE.UU. fue impuesto en marzo de 2020. Recientemente, había sido declarada la pandemia de la Covid-19, cuando bajo la Presidencia de Donald Trump, se dijo que sería devuelto todo aquel que llegara a la frontera, sin documentos de ingreso legal y que no habría conmiseración con quienes pidieran el asilo humanitario. 
También se dijo que no recibirán sanciones, quienes llegaran de forma irregular, por lo que numerosas personas lo intentaron una y otra vez, aunque en la práctica muchos eran registrados por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
Esta legislación continuó vigente tras el cambio de Gobierno en el año 2021. Miles y miles de inmigrantes que lograron tocar suelo estadounidense, antes de que un juez determinara su situación, permanecían en albergues de tránsito. 
Así fue hasta el viernes 12 de mayo del 2023, cuando revivió el Título 8 para otorgarle agilidad al decreto 42, bajo amenaza de deportación y la prohibición de ingreso a EE.UU. por, al menos, cinco años.
Los días previos
Fue declarado el estado de emergencia en Laredo, Brownsville y El Paso. Tres ciudades de Texas, donde era más evidente la situación de indigencia de los inmigrantes y donde ya no soportarían una nueva avalancha de menesterosos. Mientras, con algunas sábanas amarradas como improvisadas casitas de campaña, las mujeres y los enfermos se guarecían del sol del día, los niños solos recorrían las calles en busca de comida y algunos hombres pedían dinero para seguir viaje por carretera. Otras familias se asentaron en la acera frente a la Iglesia católica del Sagrado Corazón, buscando un lugar para cuando llegara la noche, tenderse sobre los escasos pedazos de cartón.  
Los que pudieron sobrevivirlos, califican de caóticos los días previos a la terminación del Título 42 en la frontera. Los inmigrantes conservaban la esperanza frente al sufrimiento que los impulsó hasta aquí, víctimas de la desigualdad, la violencia o la imposibilidad de mejorar sus condiciones de vida en sus respectivos países.  

En los primeros 18 meses del Gobierno de Joe Biden, se registró el número más alto en décadas, del aumento de los cruces migratorios: más de 3 millones de personas. Así, el sistema de procesamiento fronterizo quedó abarrotado con personas capturadas. Hubo días en que se duplicaron las capacidades, con más de 20.000 inmigrantes bajo custodia estadounidense, esperando por la decisión de cada uno: una deportación, una detención prolongada o prohibición de entrada a EE.UU. durante un quinquenio. 

Biden endureció la situación, ante los masivos ingresos en la frontera sur del país, reforzó la seguridad con agentes y oficiales a lo largo de la línea de 3.200 kilómetros que comparten México y EE.UU., con 1.500 soldados añadidos a la presencia militar habitual, elevada a 4.000 efectivos para apoyar a la guardia fronteriza. Al tiempo, propuso un parole humanitario con cupos mensuales -30.000 visados- para oriundos de determinados países que “cuenten con el patrocinio de algún residente dentro de Estados Unidos”, aun así, serían elegibles.

No obstante las nuevas medidas, no necesariamente se beneficiarán con un estatus migratorio. Por ejemplo en el 2022, tuvieron lugar 2.378.944 prohibiciones a migrantes en la frontera sur, y sólo cubrieron el 17 por ciento de este número, sin otorgarles garantías de obtener un estatus migratorio. 

Con una frontera sur altamente militarizada y el recrudecimiento de la retórica contra los migrantes, el Título 42 fue utilizado rápidamente para expulsar a solicitantes de asilo en EE.UU. desde 2020, aunque con ello no resuelvan el problema. 

Restricción de asilo y expulsiones

Mientras tanto parecen enfáticas la Organización Internacional de Migraciones (OIM) y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), cuando abordan un viejo problema de fondo: “Más de la mitad de las personas también señalan haber huido de sus países debido a los niveles generales de inseguridad o amenazas, así como ataques específicos contra ellos y sus familiares”. También “reportan que las personas abandonan su país de origen frecuentemente con motivaciones económicas, incluyendo la falta de acceso a empleo”.

Organizaciones humanitarias destacan que, el derecho a solicitar asilo al llegar a suelo estadounidense, figura en el artículo 208 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad de 1952 y es independiente a la nacionalidad, la ruta o medio que el migrante eligió para llegar al país. 

“Debe haber una mejor forma para que las personas migrantes busquen protección, en lugar de ser obligados a recorrer rutas inseguras, dominadas por el crimen organizado y funcionarios corruptos, para pisar suelo estadounidense y pedir asilo”. La restricción del asilo y las expulsiones explican la drástica caída de las detenciones en la frontera sur, según el análisis de Adam Isacson, director del programa de Supervisión de Defensa, WOLA, también encargado de monitorear la cooperación de EE.UU. con las fuerzas de seguridad de América Latina.

En el momento de aplicación del decreto, según informó el Gobierno federal, habían unas 155.000 personas esperando a que esto no sucediera, mientras estaban por las calles de ciudades mexicanas limítrofes con EE.UU.

Bajo esta regla del Título 42, en teoría, quedan inhabilitadas las solicitudes de los migrantes, si no piden asilo en un país por el que ya hayan viajado, antes de intentar lo prohibido: cruzar la frontera de forma irregular. Con esta regulación la consecuencia será más severa y se aseguran los recursos para aumentar el número de devoluciones cada semana.

Corey Price, funcionario del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, insistió que “al igual que los adultos solteros, los no ciudadanos que viajen con sus hijos y que no tengan una base legal para permanecer en los Estados Unidos, serán expulsados”. A todos se les prohibirá el reingreso.

Exclusión y racismo

Las asociaciones defensoras de los derechos civiles estiman que sólo promueven el racismo y la xenofobia, cuando los estados del sur de EE.UU. buscan aplicar esas leyes.

En Florida, por ejemplo, el gobernador Ron DeSantis está próximo a firmar un amplio proyecto de ley contra la inmigración. Indica que incluirá políticas punitivas para los trabajadores indocumentados y para aquellos que sean residentes en otro estado del país.

Como medidas complementarias para reforzar el cerco, fue aprobada por la legislatura de la Florida, la norma SB 1718. Ésta prohibiría a los Gobiernos locales contribuir con dinero a organizaciones que crean tarjetas de identificación para indocumentados e impediría el uso de licencias de conducir de otros territorios, emitidas legalmente a personas que no son ciudadanos de ese país.

Es un abuso del poder del Estado, proclamaron en Texas algunos grupos defensores de derechos humanos. Enfatizaron con protestas para exigir que los legisladores rechacen los proyectos H.B.20 y H.B.7. Todo ello exacerbará la discriminación racial por parte de las fuerzas policiales, insistieron. 

En medio de este caótico panorama, el Título 42 llegó a su fin en EE.UU. Organizaciones humanitarias lo califican en extremo “peligroso”, porque codificaría y expandiría un sistema policial, judicial y penitenciario fronterizo, que hasta la fecha ha resultado en muertes, lesiones, discriminación racial, condiciones de detención abusivas, y en la limitación de las libertades básicas.

“El mensaje es muy claro. Ayudaremos a quienes lo necesiten de acuerdo con lo establecido en nuestro marco legal. La frontera no está abierta, no ha estado abierta y no estará abierta desde el 11 de mayo”, dijo previamente en la ciudad fronteriza de Brownsville, en Texas, el secretario de Seguridad Nacional de EE.UU., Alejandro Mayorkas. “Quienes lleguen a la frontera sur terrestre de forma irregular, enfrentarán consecuencias”.

Un deportado

Aquel joven padre de familia que, tras aquella pesadilla regresó encadenado a Bogotá, finalmente sintió alivio al pisar su suelo. 

Al final yo sentía tranquilidad, porque de alguna manera regreso al calor de mi tierra y a la cordialidad de mi gente. Junto a nosotros había familias trabajadoras, muchos eran estudiantes y profesionales, como mi esposa. Otros se habían ido por situaciones de violencia en su tierrita, que no se podían soportar. 

Todos tenemos deudas, muchos estamos sin casas porque tuvimos que venderlo todo. Pero cuando miramos atrás, tenemos que decir que en esos centros de detención se violan derechos fundamentales. Pasan por encima de todos esos derechos internacionales y los vulneran.

Esto es gravísimo ante el mundo, porque es una superpotencia mundial, pasando por encima de todo, de una manera impresionante. Esto a mí me tiene aterrado, yo no salgo del asombro, señaló en mayo pasado a un medio.

Fuente: Telesur

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