¡Ni perdón, ni olvido! a los hechos del 10 de junio de 1971 A más de medio siglo seguimos recordando lo sucedido el 10 de junio de 1971, cuando los estudiantes de la capital se movilizaron en apoyo a la lucha estudiantil de universitarios de Nuevo León, que enfrentaban un proceso de contrarreformas cuyo objetivo era limitar sus derechos democráticos. Sin embargo, en lugar de ser escuchados, desde el Estado mexicano se utilizó un cuerpo paramilitar conocido como halcones, que reprimió de manera brutal a los manifestantes, con el fin de silenciar sus legítimas y fundadas demandas de democracia dentro y fuera de las aulas. El hecho está presente en la memoria colectiva, pues fueron asesinadas más de 100 personas y heridas otras centenas. Lo más relevante es que, como muchos otros actos represivos del Estado mexicano, éste se mantiene en la impunidad, la cual genera la dolorosa reincidencia de los responsables de crímenes tan graves como el llamado halconazo. Ayotzinapa es claro ejemplo de esa repetición de los agravios al pueblo. México tiene que sanar de estas heridas. Ningún perdón oficial es suficiente para dejar sin castigo este crimen de lesa humanidad. Sus autores han quedado sin castigo y ellos y sus descendientes continúan gozando de prebendas. Y las víctimas directas e indirectas no han alcanzado la verdad ni la justicia. De ahí la importancia de seguir exigiendo. No hay vida democrática real con estudiantes desaparecidos y/o asesinados. Rubén Venadero Valenzuela, Jesús de la Rosa, Ana Tapia, Rolando Analco Vázquez, Gloria Venadero Mosqueda, Jonathan Lara Mosqueda, Susana Alanís, Eduardo Venadero Medinilla, Antonio Reyes, Gloria Mosqueda Mateos y José Enrique González Ruiz.
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