Quita a La Malinche el traje de traidora
En su más reciente novela, Laura Esquivel rescata el espíritu libre y la búsqueda de la verdad de la mujer a la que "es necesario hacerle justicia"
En su novela Malinche (Suma), Esquivel cuenta los episodios más conocidos de la biografía de esta mujer, que sirvió de interprete a Cortés durante la Conquista, y que ha sido catalogada como "traidora", pero que desde la perspectiva de la autora mexicana es un personaje al que es necesario hacerle justicia. "Nos han enseñado en la escuela que ella fue una traidora y que el término malinchismo se lo debemos a ella. Para mí fue una revelación descubrir que al hablar los cronistas de la época de Malinche en realidad se referían a Cortés y no a ella (que en realidad se llamaba Malinalli), pero a quien se le quedó el nombre por alusión. "No sé en qué momento comienza a ser Malinche y se le achaca la responsabilidad de traición. Yo creo que ella guardó lealtad a lo intemporal, no a lo temporal, y por eso se le ha juzgado tan severamente". Para la autora de libros como Tan veloz como el deseo y Como agua para chocolate, esta visión de La Malinche como una traidora se debe a que "hay versiones muy simplistas de la historia". Y agrega: "Fue muy complejo el proceso de la Conquista y no es atribuible a una sola persona, hubo muchas interactuando. No hay que olvidar que Moctezuma les entrega el reino, nunca opuso resistencia, si él hubiera querido ni una semana duran, su aparato de guerra del imperio era enorme y tan es así que tenían sojuzgado a todo el mundo. Fue un proceso muy difícil como para atribuirlo a una sola mujer, que por muy bien que haya hecho su papel de traidora, no hubiera podido con todo". Para Esquivel, la idea que se tiene de Malinalli o Marina, como fue bautizada por los españoles, está más apegada a la versión que éstos tienen sobre ese periodo de la historia "porque en el mundo indígena siempre estaba presente la dualidad, todas las divinidades tenían su manifestación femenina y masculina. El pensamiento de la mujer era muy importante. "Es increíble las pocas menciones que hay hacia Malinalli y por eso hay muy pocos datos sobre su persona." Esquivel construyó su novela sobre los pocos datos que se conocen en torno de Malinalli como que fue hija de un gran tlatoani, y que a la muerte de éste su madre se casa de nuevo, tiene un varón, y la vende a unos comerciantes, que finalmente son quienes la regalan en calidad de esclava a Cortés; o que tiene un hijo con Cortés, y que después éste la casa con Jaramillo, uno de sus hombres más apreciados, o que cuando van hacia Honduras pasan por donde ella nació y se enfrenta con su madre y con su hermano; y que ella no se presenta en el juicio contra Cortés, lo que hace suponer que ya había muerto, aunque se desconoce la fecha del deceso. "Cada uno de estos momentos me dice mucho del personaje, así que mi labor sólo fue vestirlo y expresar lo que, desde mi punto de vista, ella pudo sentir en cada uno de estos episodios de su vida." A la pregunta de si considera que han existido otras Malinches a lo largo de la historia, Esquivel dice que le viene a la mente una muy contemporánea: Rosario Robles, ex jefa de gobierno del DF y ex integrante del Partido de la Revolución Democrática (PRD), vinculada al empresario Carlos Ahumada y a los videoescándalos. "Amor y poder otra vez vinculados. Se le acusó de una traición tremenda hacia su partido (PRD), aunque allí también hubo muchos elementos en juego, no sólo ella, muchas ideas equivocadas de varios protagonistas que son los que hacen posible el conflicto. De pronto la gente siempre juzga para liberar su propia culpa y elige a un culpable, es muy liberador. La novela es muy actual en ese sentido."
En su más reciente novela, Laura Esquivel rescata el espíritu libre y la búsqueda de la verdad de la mujer a la que "es necesario hacerle justicia"
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Sandra Licona
El Universal
Martes 04 de abril de 2006
Laura Esquivel reivindica a La Malinche y le quita el
traje de traidora que ha llevado a lo largo de la historia, presentándola como
la joven indígena que jugó un papel decisivo junto a Hernán Cortés en la
Conquista de México, pero cuyo espíritu libre y su búsqueda de la verdad la
convirtieron en una mujer que trascendió su época dando cuenta de una modernidad
que aún hoy puede sorprender a muchos.
El Universal
Martes 04 de abril de 2006
En su novela Malinche (Suma), Esquivel cuenta los episodios más conocidos de la biografía de esta mujer, que sirvió de interprete a Cortés durante la Conquista, y que ha sido catalogada como "traidora", pero que desde la perspectiva de la autora mexicana es un personaje al que es necesario hacerle justicia. "Nos han enseñado en la escuela que ella fue una traidora y que el término malinchismo se lo debemos a ella. Para mí fue una revelación descubrir que al hablar los cronistas de la época de Malinche en realidad se referían a Cortés y no a ella (que en realidad se llamaba Malinalli), pero a quien se le quedó el nombre por alusión. "No sé en qué momento comienza a ser Malinche y se le achaca la responsabilidad de traición. Yo creo que ella guardó lealtad a lo intemporal, no a lo temporal, y por eso se le ha juzgado tan severamente". Para la autora de libros como Tan veloz como el deseo y Como agua para chocolate, esta visión de La Malinche como una traidora se debe a que "hay versiones muy simplistas de la historia". Y agrega: "Fue muy complejo el proceso de la Conquista y no es atribuible a una sola persona, hubo muchas interactuando. No hay que olvidar que Moctezuma les entrega el reino, nunca opuso resistencia, si él hubiera querido ni una semana duran, su aparato de guerra del imperio era enorme y tan es así que tenían sojuzgado a todo el mundo. Fue un proceso muy difícil como para atribuirlo a una sola mujer, que por muy bien que haya hecho su papel de traidora, no hubiera podido con todo". Para Esquivel, la idea que se tiene de Malinalli o Marina, como fue bautizada por los españoles, está más apegada a la versión que éstos tienen sobre ese periodo de la historia "porque en el mundo indígena siempre estaba presente la dualidad, todas las divinidades tenían su manifestación femenina y masculina. El pensamiento de la mujer era muy importante. "Es increíble las pocas menciones que hay hacia Malinalli y por eso hay muy pocos datos sobre su persona." Esquivel construyó su novela sobre los pocos datos que se conocen en torno de Malinalli como que fue hija de un gran tlatoani, y que a la muerte de éste su madre se casa de nuevo, tiene un varón, y la vende a unos comerciantes, que finalmente son quienes la regalan en calidad de esclava a Cortés; o que tiene un hijo con Cortés, y que después éste la casa con Jaramillo, uno de sus hombres más apreciados, o que cuando van hacia Honduras pasan por donde ella nació y se enfrenta con su madre y con su hermano; y que ella no se presenta en el juicio contra Cortés, lo que hace suponer que ya había muerto, aunque se desconoce la fecha del deceso. "Cada uno de estos momentos me dice mucho del personaje, así que mi labor sólo fue vestirlo y expresar lo que, desde mi punto de vista, ella pudo sentir en cada uno de estos episodios de su vida." A la pregunta de si considera que han existido otras Malinches a lo largo de la historia, Esquivel dice que le viene a la mente una muy contemporánea: Rosario Robles, ex jefa de gobierno del DF y ex integrante del Partido de la Revolución Democrática (PRD), vinculada al empresario Carlos Ahumada y a los videoescándalos. "Amor y poder otra vez vinculados. Se le acusó de una traición tremenda hacia su partido (PRD), aunque allí también hubo muchos elementos en juego, no sólo ella, muchas ideas equivocadas de varios protagonistas que son los que hacen posible el conflicto. De pronto la gente siempre juzga para liberar su propia culpa y elige a un culpable, es muy liberador. La novela es muy actual en ese sentido."
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