SIRIA: victima del
imperialismo global
Es
el Pueblo sirio quien padece actualmente el rigor de las nuevas guerras
imperialistas, donde, cuando no funciona los sobornos a los gobiernos de turno
para que entreguen dócilmente las riquezas de sus Naciones, se le tildan de
dictadores, terroristas o narcogobiernos; utilizando para ello, inicialmente,
todo su arsenal de la mal llamada información, creando en los espectadores, a
cientos de kilómetros de distancia, la sensación de un estado de peligro
proveniente del país en cuestión.
Una
vez creado el escenario virtual en las mentes de millones de ciudadanos a
escala planetaria, financian a ejércitos de mercenarios, muchas veces
conformados por los propios nacionales del país a intervenir, con el objeto de
desestabilizar el orden existente en dicho país, atacando directamente al
sistema de gobierno y muchas veces cometiendo actos terroristas para
culpabilizar a sus gobernantes principales.
Con
ello promueven guerras fraticidas, donde se “ahorran” los muertos de sus
propios ejércitos, e “invirtiendo” a aquellos que no se dan cuenta lo horrendo que
es traicionar a la Patria y matar a sus propios hermanos.
Son
Al Qaeda, el gobierno de Israel, el de Arabia Saudita y los miembros de la
OTAN, los principales colaboradores de los EE.UU. en estos perversos planes
diseñados por la CIA, que pasan por el entrenamiento, financiamiento y dotación
de armas a los rebeldes mercenarios. No ha de extrañarnos ni sorprendernos lo
horrendo de tal fin, si fue la misma Al Qaeda la entrenada, conformada y
posteriormente contratada por la CIA,
para realizar el auto-atentado de las Torres Gemelas, el 21 de
septiembre de 2001.
Es Siria, hoy, el objetivo
del imperio: EE.UU.-OTAN.
El
imperio no es una Nación, no es un solo gobierno. Es una red, un sistema
terrorista de dominación, genocidio y saqueo a escala planetaria, que busca
adueñarse de las riquezas naturales de los países más vulnerables militar y
socialmente, y que no responden a sus intereses político-económicos y energéticos.
Este
sistema imperial utiliza métodos tan refinados como lo son las tecnologías de
la comunicación, la industria de la producción de alimentos y el sistema
bancario sionista… Pero también métodos tan atroces como el terrorismo, los
bombardeos (dizque) selectivos, los ataques biológicos y químicos, y las guerras neocolonialistas.
En
Siria ya van por esta última fase, con el uso de la guerra para derrocar a un
gobierno que no se rindió ante el poder del dinero para entregar las riquezas
de su pueblo al imperio. En Siria, el imperio van a rematar a un pueblo que
resiste con dignidad. Van a bombardear a niños, ancianos, población civil
totalmente desarmados e inocentes… van a destruir las escuelas, los hospitales,
los museos, los ancianatos, a comunidades enteras… van a exterminar,
nuevamente, a una cultura milenaria del planeta.
Hacen en el Medio Oriente lo
que no pueden en América Latina.
En
nuestras latitudes habían venido aplicado la primera fase de su
intervencionismo, como lo es el soborno, o el “influir por debajo de la mesa”,
a los gobernantes de turno. Esta relación de subordinación gubernamental ante
el imperio, aunque siempre fue combatida por los pueblos, no fue hasta el
ascenso de Hugo Rafael Chávez Frías a la presidencia de la República
Bolivariana de Venezuela, que comenzó a ser combatida desde las instancias del
mismo gobierno. Chávez fue voz del movimiento popular y revolucionario
antiimperialista de América Latina y del mundo. Y fue él, a través de sus políticas
estratégicas, que logro impulsar y consolidar todo un bloque de izquierdas en
la Región que enfrentara las políticas de dominación imperialista.
Pero ¿Qué hacer como un
ciudadano común en contra del Imperialismo?
Ante
todo debemos salir de nuestra propia y mental “Zona de Exclusión” ideológica y
cultural, donde permitimos, e incluso colaboramos con el enemigo, para que nos
bombardeen con sus antivalores y sus patrones consumistas. Dejemos de consentir
que el ataque se realice en nuestros propios hogares, a través de nuestros
televisores y sus “programaciones” que persiguen inculcar el odio y la
violencia, y nos enseñan a rechazar al débil y defender al opresor. No
permitamos que el enemigo nos insulten al oído, escuchando su música de
laboratorio, alienante y degradante de nuestros valores. Neguémonos de
participar en su adoctrinamiento cuando pagamos por sus videojuegos que entrenan
a los más jóvenes para una guerra fraticida.
Demos
un paso al frente en la organización popular y colectiva: organicemos o
fortalezcamos los colectivos existentes para la lucha popular revolucionaria
antiimperialista; contrastemos la información proveniente de diferentes medios;
y preparémonos en las estrategias y tácticas de las guerras asimétricas a favor
del Pueblo y en contra del imperialismo y sus intereses en nuestro suelo
patrio.
¡No al intervencionismo Imperial en Siria!
¡Bolívar Vive! ¡La Lucha Sigue!
Coordinadora “Simón Bolívar”
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