LA PURIFICACIÓN DEL NAFS (EGO) y LOS ATRIBUTOS DEL NAFS
LA PURIFICACIÓN DEL NAFS
(EGO)
Al avance en el camino del Sufismo se le denomina suluk y al
que busca a Allah se le denomina salik ‘viajero’. El significado literal
de suluk es pisar o recorrer una senda, es decir, un acto físico, un
movimiento en el espacio. Sin embargo en un sentido técnico del término
por suluk debe entenderse el ‘viaje espiritual’ y no un movimiento en el
espacio.
El suluk del ego, el ego sensual, se
llama ‘purificación del ego’, lo cual significa el embellecimiento del mismo con
los atributos angelicales después de depurarlo de sus atributos censurables y
animales. Una vez depurado el ego de esta manera, el ego pasa a
denominarse nafs al-lawwama (el ego que se auto censura o reprocha) y
finalmente llega a convertirse en el nafs mutma’inna o ‘ego
tranquilizado’. Por tanto el suluk representa la transmutación del hombre
interior.
Al suluk del Corazón se le denomina
‘limpieza del corazón’, bajo este término ha de entenderse la erradicación del
amor por las cosas efímeras del mundo, sus preocupaciones y penas así como su
inclinación por las asuntos mundanales y sus vanidades.
Al suluk del sirr (literalmente
significa ‘secreto’, y en el sufismo representa un órgano de aprehensión
espiritual) se le denomina ‘vaciamiento del secreto’, lo cual significa el
vaciamiento de todo pensamiento que distraiga la atención del Recuerdo de
Allah.
Al suluk del ruh (‘espíritu’, un
órgano de contemplación mística) se le denomina como ‘iluminación del espíritu’,
su resultado es el llenado del espíritu con las luces de la visión de Allah y
del favor de Su amor.
En resumen, el suluk es por tanto la
limpieza del corazón, la purificación del ego, el vaciamiento del sirr y
la iluminación del espíritu.
NAFS (Ego)
Literalmente nafs significa ‘esencia’, y la ‘esencia de una
cosa’ es llamada el ‘sí mismo’ de esa cosa, o su ‘realidad’. En términos
aristotélicos, el término significa ‘alma’, ya sea alma material, por ejemplo el
alma vegetal o el alma animal, o abstracta, por ejemplo, las almas de los
cuerpos celestiales y el alma racional humana. Dentro de la terminología de la
ética, nafs significa la falsa ilusión de un ego humano independiente y
separado. También significa el alma apetitiva o carnal, el asiento de las
pasiones y la lujuria, es en este último sentido tal y como lo entienden los
sufíes.
El nafs que es susceptible de
purificación es aquel al que se le atribuyen las cualidades animales y recibe el
nombre de nafs al ammara, ‘nafs imperante’. Este nafs tiene por
naturaleza una inclinación hacia el mal y nos impele al mal. El Corán
dice: “pues el alma está ciertamente inclinada a instigar el mal” (Corán
XII, 53).
Cuando esta alma es purificada y empieza a
apartarse del mal, empieza a autocensurarse con el objeto de reformarse,
entonces recibe el nombre de nafs al-lawwama o ‘alma que se autocensura’,
por su nobleza Allah ha jurado “Y pongo también por testigo al alma auto
acusadora” (Corán LXXV, 2).
Cuando esta alma está completamente purificada
y obtiene el placer del amor de Allah, desarrolla la facultad de hacer el bien,
y deja de ser la fuente del mal. Adquiere entonces atributos angelicales y hace lo que Allah le manda.
Este nafs llega a ser entonces la fuente de la que fluye toda acción y
pensamiento correcto. Por esto ha dicho Khwaja Baha ad-Din Naqshband, ‘Estoy
ahora en posesión de tal alma que si la desobedeciera, desobedecería a Allah’. A
esta alma se le conoce como nafs mutma’innna, ‘alma reposada’, ‘alma
tranquilizada’, dice el Corán respecto a ella, “Y tú ¡oh alma en paz! Vuelve
a tu Señor satisfecha con Él y Él satisfecho contigo” (Corán LXXXIX,
27-30).
Hay que hacer notar que se trata de una sola
alma con diferentes denominaciones, que expresan los diferentes estados de
desarrollo, haciéndose hincapié en sus diferentes atributos. De igual manera en
la terminología médica, la misma alma, que es como un vapor sutil, se llama alma
animal en el corazón, alma sensual en el hígado y alma física en el cerebro-
Este cambio de nombres se debe a los diferentes atributos aunque el objeto
nombrado sea el mismo.
¿Cómo es posible la
purificación del nafs o ego hasta alcanzar su última etapa de nafs
mutma’inna?
La purificación del nafs es imposible a menos
que se emprenda el camino de la austeridad; se ha dicho ‘Aquel que no lucha
duro, no puede nunca alcanzar el tesoro’.
El Corán ha hecho de la austeridad una condición
para la guía divina, (Y a aquellos que luchan por Nuestra causa Nosotros les
guiaremos por Nuestros senderos” (Corán). Tanto para el que se inicia como
para el que está en el camino como para aquel que está en los más altos grados
de conocimiento, la auto censura, y la lucha no puede ser nunca abandonada, tal
y como dice el Corán, “En verdad, el hombre se encuentra en estado de
perdición, excepto quienes tienen iman y practican el bien” (Corán CIII,
3).
LOS
ATRIBUTOS DEL NAFS
La necesidad de ser austero con el nafs se entenderá
fácilmente desde un punto de vista lógico si tenemos en mente algunos de los
atributos del ‘nafs imperante’ y reflexionamos sobre sus efectos dañinos y
destructivos.
El autor del Misbah
al-Hayat, Mahmud Ibn al-Kashani, ha descrito estos
atributos:
1. El primero es la servidumbre a los deseos del cuerpo
(pasiones). El nafs siempre busca los placeres sensoriales y
realizar los deseos sensuales. Corre tras los placeres mundanales y la lujuria
la entiende como su bien. A esto se refiere el Corán cuando
dice “Has visto a quien convierte a su deseo en su
dios” (Corán, XLV 23).
La austeridad se entiende aquí como el desarrollo del
amor de Allah en el corazón rompiendo la esclavitud a los vanos deseos y
obedeciendo los mandatos de Allah en concordancia con Su voluntad y teniéndolo
como el Amigo. Todo ello engendra en uno la ‘locura
divina’.
2. Otro atributo del nafs es la hipocresía
(nifaq), es decir, en muchos casos el nafs no está en
concordancia con su interior; alaba a la gente en su presencia y la menosprecia
en su ausencia. En su presencia hace gala de sinceridad y en su ausencia de
justo lo contrario. Aquí la austeridad significa adoptar la verdad y la
sinceridad abandonando la hipocresía.
3. El tercer atributo del nafs es la ostentación y el
disimulo (riya). Ante la gente el nafs puede parecer tener buenas
cualidades, aunque ante los ojos de Allah pueden ser deplorables, por ejemplo,
el orgullo ante la riqueza y prosperidad, la violencia, la independencia, etc.
Igualmente, cuando el nafs evita aquello que es reprensible a los ojos de la
gente, aunque ante Allah pueda ser elogiable, como por ejemplo, la pobreza, la
humildad, la sumisión, se dice que el nafs padece de riya. Como consecuencia de
esta riya, su poseedor llega a ser popular entre la gente, pero
reprensible ante Allah, llega a estar cercano a la gente pero alejado de
Allah.
Este atributo del nafs puede ser curado cuando se le
revela el aya del Corán, “No obstante, han tomado dioses aparte de Él, que no
crean nada sino que ellos mismos son creados, ni tiene poder para perjudicarse
ni beneficiarse, ni controlan la muerte, la vida o la
Resurrección” (Corán, 25, 3)
Estos dioses no tienen en su poder nada con lo que
puedan beneficiar las vidas de los hombres.
El nafs que ‘disimula’ debería saber que se asemeja al
fuego que revela su buen atributo, es decir, la luz, pero esconde su atributo
destructivo, es decir, la destrucción. Pero la persona sensible está despierta a
las actividades de disimulo del nafs y no se deja engañar por ello. Cuanto mayor
es el deseo de disimulo ante la gente más pierde en dignidad. Si una mujer vieja
se adorna de manera ostentosa con colorines y oropeles queriendo aparentar
juventud, tal vez a un chico joven le parezca esto bonito y agradable, mientras
que el hombre sabio lo contemplará con disgusto y
antipatía.
El remedio más efectivo contra el disimulo, es que al
igual que uno trata de guardar sus vicios ante los demás, de igual manera debe
ocultar ante los demás sus virtudes y buenas acciones, pues el disimulo es una
seria enfermedad del alma.
4. Otro atributo del nafs es reclamar para sí la
adoración. El nafs o ego, siempre desea ser alabado por parte de
los demás, que le sigan y le obedezcan; deben preferirlo ante cualquier otro,
temerle y tener confianza en él en toda circunstancia. Todo esto no es mas que
una pretensión de divinidad, pues todas estas relaciones han de establecerse
única y exclusivamente con Allah y no con ninguna otra criatura, pues sino
entramos en conflicto con la Soberanía de Allah Todopoderoso. Esto representa la
culminación del orgullo. Un sufí ha dicho, ‘Es sorprendente que el hombre, quien
se limpia con su mano el excremento una o dos veces al día, se sienta orgulloso
de sí y reclame la divinidad compitiendo con Aquel que abarca los cielos y la
tierra’.
Hadrat Taus notó cierto orgullo en ‘Umar ibn ‘Abd
al-Aziz poco después de haber realizado su Peregrinación y antes de ser nombrado
califa. Así pues, Hadrat Taus metió su mano en el bolsillo de ‘Umar y le dijo,
‘Aquel cuyo intestino está lleno de mierda no anda de esta
forma’.
Según los sufíes, en tanto los Atributos divinos no le
sean revelados al discípulo, el nafs no renuncia a su pretensión de divinidad.
Cuando el discípulo se da cuenta de que los atributos de la existencia, es
decir, conocimiento, poder, voluntad, etc. Pertenecen realmente a Allah
Todopoderoso exclusivamente, y que su existencia es solamente ‘relativa’
exclama:
A veces el orgullo nos
aguijonea,
A veces la uña de la humildad nos
acaricia,
¡Oh Dard! No somos nada, pero la falsa ilusión de ser
existente
nos presenta cada momento en una nueva
forma.
5. Otro atributo del nafs es la tacañería y
avaricia. El nafs no quiere renunciar a aquello que ha adquirido
en materia de propiedades, posesiones y placeres. La razón de esto es bien el
orgullo, bien el miedo a la pobreza en el futuro. Cuando este atributo se hace
fuerte en el nafs, aparece la envidia. La persona envidiosa no quiere el bien de
otra, y si encuentra a alguien a quien la fortuna le ha sonreído busca su ruina.
Cuando este proceso continúa acaba en el odio.
La avaricia es el resultado del amor por la riqueza y
la propiedad; es el principal problema en el mundo. Por otra parte si uno no
posee algo de riqueza, sufre y la pobreza que de ello se deriva puede conducirlo
al kufr (negar el Islam); el que adquiere riqueza puede
volverse rebelde e intolerante, como dice el Corán,“¡No! El hombre en verdad
transgrede, porque se considera por encima de toda
necesidad” (Corán 96, 6-7).
Un poeta dijo. “Si nada poseo me encuentro triste y
apesadumbrado, y si poseo, mi amor por ello me ata”.
La persona indigente puede tener dos estados:
satisfacción o codicia; el primero es loable el segundo despreciable. De igual
forma la persona que vive en la opulencia puede tener dos estados: el primero la
avaricia y el segundo la generosidad en la dispensación de los bienes. La
avaricia es un atributo del nafs que no se encuentra solo en el alma del rico;
con pocas excepciones este atributo se encuentra en la mayoría de las personas,
porque la avaricia forma parte de la naturaleza humana. Se ha dicho: “Si un
hombre posee dos valles de oro, aspira a un tercero. Solo la tierra de la tumba
puede llenar la barriga del hombre, y Allah presta atención a aquel que hacia Él
se vuelve”.
El remedio para la avaricia es la satisfacción tal y
como dijo el Profeta del Islam, “Enhorabuena a aquel que es guiado hacia el
Islam y que encuentra lo suficiente en aquello que
tiene”.
Los sufíes dicen, “El hombre quiere ganarse el mundo
con tres objetivos: honor, riqueza y confort; aquel que practica la auto
satisfacción gana respeto, llega a ser rico y disfruta del
confort”.
El miserable debería reflexionar sobre las virtudes de
la generosidad mencionadas en el Corán y los hadices. La experiencia nos dice
que el miserable carece de amigos mientras que el generoso es amado por
todos.
Allah es generoso y ama a los generosos. Se ha narrado
en un hadiz de ‘Aisha, que el Profeta del Islam dijo, “El hombre generoso está
cercano a Allah, cercano a la humanidad, cercano al Paraíso y lejos del Fuego.
El miserable está lejos del Jardín del Paraíso y cercano al
Fuego”.
A Asma, la hija de Abu Bakr, se le dijo, “No atesores
dinero. Si lo haces Allah se comportará contigo de igual manera y no será
espléndido contigo. No atesores y no seas miserable, porque sino la generosidad
no se te mostrará; da en la medida de tus
posibilidades”.
El significado de todo esto es que si uno deja de
gastar, la fuente del sustento se seca, porque Allah da a aquel que da a
otros.
En cierta ocasión un sabio vio una rupia en la mano de
un hombre y le dijo, “¿De quién es esta rupia?, el hombre dijo, ‘Es mía’, el
sabio dijo, ‘No es tuya hasta que pase a otra mano”.
Un poeta dijo, “Mientras atesores riqueza eres un
esclavo; cuando gastes en nombre de Allah, la riqueza será tu
esclava”.
Estos son unos cuantos de los atributos del nafs, por
esto es que los profetas y sabios siempre han practicado la austeridad con el
nafs porque éste es el obstáculo más importante en el progreso espiritual. El
Profeta del Islam dijo, “Tu mayor enemigo es tu nafs que está entre los dos
costados”.
Los grandes sabios del Islam siempre han considerado al
nafs como el gran ídolo y han enseñado que “La lucha contra el nafs es un acto
de ‘ibada (sometimiento a Allah) y que ceder al nafs es la base
del kufr (negación del Islam)”; y también han enseñado, “Si
deseas vivir una vida feliz, mata el nafs, pues no hay un enemigo mayor que tu
nafs”.
Los innumerables deseos del nafs son los velos que nos
separan de nuestro objetivo real, llegar hasta Allah. Tan pronto estos velos,
dispuesto en capas sobre capas, son levantados, el objetivo de la vida se
alcanza.
El famoso sufí egipcio, Dhu’n-Nun ha dicho, “Allah
Todopoderoso ha concedido el mayor honor a algunos de Sus siervos haciéndoles
ver la vileza del nafs, y ha hundido en el mayor de los deshonores a aquel de
Sus siervos al que ha privado de este conocimiento. Hasta que el nafs no es
purgado de sus malos atributos el corazón no estará a salvo de los pensamientos
diabólicos”.
Un sabio ha dicho, “Si tu nafs se manifiesta aunque sea
por un momento, Shaytan estará entonces susurrándote en tu
corazón”.
En todas las épocas los espiritualmente despiertos han
enfatizado la purificación del nafs y han dicho con letras de
oro”
La coquetería de Shaytan se debe a tu astucia
solamente,
Cada deseo en ti es realmente tu
demonio,
Cuando realizas un deseo,
Cien diablos se crean en ti, esto es
todo.
Dos atributos del nafs hacen que esté privado de todo
bien: la indulgencia en aquello que codicia y la ausencia del recuerdo de
Allah.
Cuando el nafs es purificado mediante la austeridad se
alcanza el estado de rida o satisfacción, dice el Corán, “En verdad, prospera quien lo
purifica” (Corán 91, 9).
El alma entonces ya no es el ‘alma depravada’, ha
llegado a ser el ‘alma reposada’; ha dejado de ser la esclava de los deseos,
para estar en sintonía con la Voluntad de Allah.
Un sufí ha dicho,
La religión del amor no es
egoísmo,
Sino humildad y sumisión,
Estar satisfecho con aquello que se te ha
dado,
Nada hay más desagradable que tu
insatisfacción.
Contemplative disciplines in Sufism, Mir
Valiuddin
Traducción:
www.musulmanesandaluces.org
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