Más de seis mil años ha brillado la belleza de Damasco
La capital de Siria posee bellezas insuperables, como la Ciudad Vieja y la Mezquita de los Omeya
21/06/2008 - Autor: Notimex - Fuente: El Porvenir
Junto al lecho del río Barada se asienta Damasco, la capital de Siria, de donde dice la tradición que Dios tomó el barro para hacer a Adán, y que es la metrópoli habitada ininterrumpidamente más antigua del mundo.
Lo anterior, pues desde hace más de seis mil años ha visto pasar la historia por sus calles, de acuerdo con el artículo "Damasco, el paraíso vivo", publicado por la revista "Open", correspondiente al mes de junio.
Damasco tiene la fama de ser una de las ciudades más bellas jamás edificadas. Cuenta la leyenda que el profeta Muhammad no quiso visitarla, luego de observarla desde una colina, porque al Paraíso sólo se accedía al llegar la muerte.
Aunque en las últimas décadas ha tenido un crecimiento demográfico desmedido, continúa siendo una de las ciudades más acogedoras del mundo, ademas de ser un lugar en el que conviven razas y confesiones religiosas en armonía.
Para comprender la mezcla racial y religiosa es necesario visitar el Museo Nacional, donde se exhiben muestras del glorioso pasado de la capital siria.
Sin embargo, las muestras más genuinas del Damasco tradicional se encuentran en la Ciudad Vieja, un recinto amurallado que alberga los zocos (talleres artesanales) de la ciudad y la Mezquita de los Omeya, que ocupa el espacio que antes era un templo arameo del siglo IX a. C. Damasco fue la capital del mundo islámico en el siglo VII, bajo la dinastía de los Omeya, por lo que requirió la construcción de un edificio acorde a su importancia.
Fue entonces que se edificó la mezquita más fastuosa de los musulmanes, que ocupa el tercer lugar entre los lugares sagrados del islam, sólo precedida por La Meca y Medina.
Este lugar santo destaca por poseer un patio y un oráculo muy diferenciados. El primero es de mármol blanco con un cuerpo superior de galerías, cubierto por mosaicos bizantinos de tonos dorados, los cuales han desaparecido casi todos.
En la parte central está la fuente de las abluciones y dos cúpulas, la de los relojes y la del tesoro.
Dividido en tres naves se encuentra el oratorio, que en el centro tiene un crucero, coronado por la cúpula del águila, junto al sepulcro de San Juan Bautista, en el que algunas tradiciones señalan que ahí se encuentra la cabeza del santo.
En una pequeña estancia pegada al patio se ubica el sepulcro de Hussein, hijo de Alí y nieto de Muhammad, que es la figura central del chiísmo.
Otro de los atractivos de Siria es Palmira, donde hay un oasis en medio del desierto y que cuenta con las ruinas que dejó el poderío de la reina Zenobia, quien desde ahí desafió al Imperio Romano.
Un punto más de interés de la hermosa y milenaria ciudad de Damasco son las calles que están alrededor de la mezquita, donde pareciera que el tiempo se detiene.
En los zocos, todo se compra y se vende, menos el tiempo, lo que hace pensar que Damasco sigue cerca del paraíso.
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