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martes, 10 de noviembre de 2015

Oriente Medio: el consumo de droga y las consecuencias sobre el sistema social

Oriente Medio: el consumo de droga y las consecuencias sobre el sistema social
El 26 de junio pasado se ha celebrado el día mundial contra la droga,
uno de los cánceres más graves de la humanidad que golpea duramente
también los grandes países de Oriente Medio
Domenico Guglielmi | Fuente original: Equilibri.net | 26/07/2006 10:27:46 GMT
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El 26 de junio pasado se ha celebrado el día mundial contra la droga,
uno de los cánceres más graves de la humanidad que golpea duramente
también los grandes países de Oriente Medio. Un consumo que ya no está
solamente vinculado a las tradiciones locales, esencialmente
religiosas, sino también concierne una estandarización sobre modelos
de vida consumista.

Consumo, producción y tráfico

En los últimos años, como afirma el “Informe Mundial 2005 sobre la
droga" del UNODC, presentado en Estocolmo el 29 de junio, en Oriente
Medio y en Asia en general, ha aumentado sobre todo el uso de
Estimulantes Tipo-anfetaminas (ATS). Todo Oriente Medio está marcado
por un general ligero aumento en el consumo interno de heroína y
opiáceos, excepto Irak dónde los datos son estables, y Jordania, dónde
ha habido una bajada. Los casos extremos son los de Omán, dónde ha
habido un neto aumento en el consumo, y de los confinantes Emiratos
árabes Unidos y Qatar, dónde ha habido una neta disminución. Por
cuánto concierne a la cocaína, Arabia Saudita, junto con Italia y
Angola, tiene a nivel global el aumento más alto en el consumo,
mientras que Siria y Jordania han marcado un ligero aumento. También
en el consumo de cannabis ha habido un fuerte incremento en Arabia
Saudita, una neta disminución en Omán y una ligera disminución en
Yemen. Ligeros aumentos sedetectan en los otros países mediorientales.
Con respecto a las anfetaminas, sólo Egipto, Arabia Saudita e Irán han
marcado un ligero aumento.

El informe del UNODC no pone a Oriente Medio en el centro de la
producción de las drogas, pero sí en el centro del tráfico. En el
informe se nota como Irán, por ejemplo, haya secuestrado en 2003 26,1
toneladas de opiáceos, producidos semiacabados de opio, morfina,
heroína, la mayor parte procedentes de Afganistán. Otras fuentes
atribuyen a Siria la responsabilidad de tener su propia industria de
droga administrada por el gobierno que desde 1987 a 1990 habría
llevado a las cajas del ministerio de Hacienda de Damasco ingresos por
más de un billón de dólares el año procedentes de la venta de enormes
cuantitativos de droga producidos localmente y enviados hacia Europa,
Estados Unidos e Israel. Corazón de la producción industrial de
estupefacientes organizada por Siria es Líbano, controlado
militarmente por fuerzas sirias desde 1976, y especialmente el valle
del Bekaa. En este área bajo total dominio de Siria están situados los
laboratorios para la refinación bien de la morfina base importada por
otros estados de religión islámica, Irán, Afganistán, Pakistán y
Turquía, bien del opio producido localmente en más de 7.500 acres de
terreno dedicados al cultivo de amapola. Serían cuatro los centros de
producción de droga siria más importantes, pero mucho mayor es el
super laboratorio de producción de heroína de Brital, una aldea chiíta
en el valle del Bekaa controlada por los Hezbollah. Es difícil decir
cuánto sea incisiva y determinante a nivel global la producción de
droga en Oriente Medio, sin embargo es evidente que aquí su tráfico se
entrelaza con el de las armas procedente de los Países Occidentales y
destinadas a toda Asia.

Consecuencias sociales

Actualmente en la capital siria, Damasco, la red de locales nocturnos,
de prostitución, de tráfico de mujeres, depende de los mandos del
tráfico de droga que pero no ha logrado arraigar dentro de esta
nación. Así como en Irán, el uso de estupefacientes en Siria y en
Líbano es considerado un "pecado grave", y los traficantes de droga
destinada al uso doméstico son regularmente ahorcados. Sin embargo,
exactamente como ocurre en Irán, los jefes de los chiítas libaneses
han emanado disposiciones a sus adeptos que les autorizan a llevar a
cabo algunas actividades en el narcotráfico. Por ejemplo el líder de
los Hezbollah, Shaykh Subhi al-Tufayli, considera la implicación de su
organización en los tráficos de estupefacientes "completamente
justificados, ya que la droga se vende en Israel, Estados Unidos y
Europa." En muchos países, como señalado, hay la pena de muerte por
crímenes relacionados con la droga. En Irán también los menores de
edad están sometidos a la pena capital si traficantes de droga o si en
posesión de al menos cinco kilogramos de opio o treinta gramos de
heroína.

Sin embargo en el mismo Irán hay importantes consecuencias en las
políticas dirigidas a combatir el fenómeno. La política suiza en
materia de droga está convirtiéndose en un modelo sobre el que
apuntar. Los médicos iraníes han visitado la Confederación para
estudiar la experiencia helvética, que tiene una estrategia que se
basa sobre cuatro pilares: prevención, terapia, reducción de riesgos y
represión, y es conocida por sus programas de distribución controlada
de heroína. Muy activa en Irán es Persepolis, una organización no
gubernamental ocupada en la búsqueda de nuevas vías para combatir la
dependencia de estupefacientes en Irán, que ha introducido desde hace
poco tiempo en el país un primer programa de difusión de metadona no
administrada por el gobierno. La ONG iraní Persepolis también se está
ocupando del problema del VIH entre los drogadictos, tratando de
garantizar la difusión de las jeringas, de las pruebas, de los
preservativos y de permitir a los enfermos el acceso a las estructuras
sanitarias para la cura. Todo esto también interviniendo a nivel
cultural con una grande campaña de sensibilización sobre el problema.

La drogadicción empieza a ser vista cómo un problema del que tiene que
hacerse cargo la salud pública, así que se piensa en reforzar las
leyes y en discutir de tratamientos y prevención. El problema sigue
siendo enorme: oficialmente, en Irán, hay dos millones de personas que
toman estupefacientes, la mayor parte opiáceos, hay un incremento de
afectados por el virus VIH y numerosos otros problemas como la
congestión de las prisiones y la disgregación familiar. Según los
médicos iraníes, el hecho que este tipo de programa sea aceptado,
demuestra como Irán esté comprendiendo lentamente que es necesario
efectuar cambios a su política sobre la droga. Hasta está tratando de
ir más allá con políticas así llamadas progresistas, siguiendo también
en este caso el ejemplo suizo, para limpiar los parques públicos
cerrando las "escenas abiertas de la droga", poniendo a disposición de
los drogadictos soluciones alternativas como locales en que drogarse
con jeringas limpias, dando la posibilidad a un tipo de trato decente
y respetuoso, que beneficia mucho a la sociedad así como a los
toxicómanos y a sus familias. Sin embargo, como fue para Suiza, estas
políticas todavía necesitan ganar la confianza de la gente.

En muchos otros países de Oriente Medio la lucha a la droga se lleva a
cabo también con colaboraciones más allá de frontera, como ocurrió,
antes de la Intifada, entre los expertos israelíes y s palestinos, con
un acuerdo para una política común de prevención, control y
rehabilitación de las drogadicción. La iniciativa partió de la campaña
que la revista Addiction condujo en colaboración con los servicios
anti-droga de los Países confinantes y asumió particular relevancia en
la situación de conflicto permanente. En Irak, el problema de la
droga, acentúa ulteriormente la violencia: bajo el efecto de los
alucinógenos, muchos habitantes de Bagdad cumplen crímenes de
cualquier género, agravando ulteriormente la crisis social del país.
Hecho ulteriormente dramático es que hay muchos niños que consumen
regularmente estupefacientes. Pero la atención también está puesta
sobre la relación entre web y droga. En una reciente declaración el
secretario general del Arab Interior Ministers Council, Muhammad Alas
Koman, ha afirmado que también Internet desempeña un papel clave en la
circulación de las drogas y que muchos criminales usan el web para
ampliar las vías para la distribución y el contrabando de narcóticos.
En Arabia Saudita se habla de introducir en los programas escolares
discusiones sobre los problemas de la droga y sus consecuencias
sociales: muchos líderes mediorientales están orgullosos del hecho que
desde un punto de vista cultural, gracias a la conciencia islámica y a
la unidad social, el consumo de droga en los países del área sea, en
comparación al resto del globo, más baja.

En todo caso el problema de la droga está provocando consecuencias
económicas muy importantes: la asistencia que el Estado tiene que
garantizar a los drogadictos está teniendo un coste social no
indiferente, que pone los estados en la condición de revisar de manera
urgente sus políticas en materia. Y tal vez justamente es de la
cultura islámica, y no de occidente, que saldrán ejemplos eficaces
para afrontar el problema.

Conclusión

Destrucción física y psicológica de las personas que la utilizan,
destrucción de familias, estafas y crímenes asociados a su consumo,
problemas sanitarios, la droga constituye a uno de los mayores males
del mundo contemporáneo, pero falta la voluntad de los gobiernos para
combatirlo. No siempre es el problema de la eficacia de las políticas
actuadas sino la voluntad política de extirpar el problema: son los
mismos grupos de presión que controlan la política y la economía que
administran el gran tráfico internacional. Servicios secretos
occidentales en colusión con aquellos de los países productores,
bancos insospechables que blanquean el dinero procedente de sus
provechos. Y los grandes países Medio Orientales entran en esta
lógica, en este juego global, dónde la retórica afirmación de los
"terrorismos", que ven en la droga un instrumento para combatir el
enemigo en su interior, representan quizás la máscara de una colusión
y acción simbiótica con occidente. A veces también surge la sospecha
que las guerras, que son oficialmente para exportar valores, sean en
realidad batallas a todo campo para controlar las vías de los
estupefacientes. La pregunta es: ¿quién quiere realmente extirpar este
mal? ¿Quizás quién la produce? ¿O quién trafica con esta? ¿Quién la
usa como medio de disuasión social? ¿Quién la da a sus militares para
llevar adelante interminables guerras de libertad? ¿Quién la secuestra
y dice que la quema? En un mundo globalizado, en que los modelos de
vida que se difunden son los del más fuerte y más rico, se ha
producido, a causa de estos modelos, un vacío irrecuperable en las
conciencias de los pueblos, que hoy, acerca de 500 millones de
personas creen poder llenar con el uso de sustancias estupefacientes.
¿No ha llegado quizás el momento de repensar las políticas de la lucha
a la droga, tratando de afrontar el tema del por qué de este "vacío?"

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