Murâqaba (fikr, dikr)
¡Cuántas veces me he quejado a Tus criaturas, las he temido o deseado!
06/05/2016 - Autor: Hashim Cabrera - Fuente: Webislam
Murâqaba es autoobservación, un medio de acercarnos a la Realidad y a la comprensión y aceptación de nuestro decreto.
Meditamos en el Recuerdo y comenzamos rememorando nuestra vida, los sucesos que construyeron nuestra biografía y apuntalaron nuestros egos, que así fueron ensuciándose con las cosas del mundo, olvidándose de su fitrah y del regalo de la Presencia.
Meditamos sobre el tiempo y sobre el pasado, sintiendo el vínculo entre las imágenes que nos velaron y el corazón que ahora las contempla.
Murâqaba es autoobservación, un medio de acercarnos a la Realidad y a la comprensión y aceptación de nuestro decreto.
Ya no increpamos a Dios preguntándole el por qué de nuestros sufrimientos y desgracias. Ahora sentimos ese sufrimiento como medicina de nuestras almas, que así comienzan a comprender cómo se perdieron, en qué bosques cerrados se internaron.
Y es ahí donde empieza nuestra liberación de las cadenas que nos atan al mundo, alas criaturas...
Y es ahí donde empieza nuestra liberación de las cadenas que nos atan al mundo, alas criaturas...
Ya no somos capaces de preguntar a Dios porque la observación de nuestra inconsciencia, de nuestros olvidos, la contemplación de las decisiones que nos sumergieron en efímeros y maravillosos placeres, aparecen en nuestros corazones como respuesta, como indicación y como señal.
¿Cómo vamos a preguntar por qué? ¿Quiénes somos nosotros para preguntar? ¿Quién habrá de preguntarnos cuando se nos acaben las palabras?
Nuestros egos tienen tendencias, querencias, silencios, latencias, vacíos…, y observarlas es un medio de conocernos a nosotros mismos y de conocer la Realidad, lo Único que podemos conocer, al Señor de los mundos que lo es también de los mundos interiores y ocultos, conocedor de lo invisible, testigo de nuestros pobres corazones, compasivo por autoimposición, misericordioso.
Rememoramos unos hechos que aparecen con claridad como errores, como elecciones que nos hicieron abandonar nuestro itinerario, como olvidos y transgresiones necesarias para expandir nuestra comprensión.
Murâqaba de la noche oscura, cuando la autoobservación aniquila la culpa y rompe las cadenas que nos mantenían prisioneros de nuestros de seos y de nuestros miedos.
Murâqaba que no puede adelantar ni retrasar los pensamientos ni los recuerdos, que no puede ni quiere hacer nada para evitar el dolor sino que lo enfrenta en la sombra.Murâqaba del nâfs lawana, del yo que atestigua los errores y pide clemencia, superación del pasado que urge a acabar con las idolatrías.
¡Allahumma: Astagfirullah! ¡Oh, Dios mío: perdóname, guíame, condúceme por el camino correcto, por el sendero que nos hace regresar a Ti, manantial de nuestras conciencias y de nuestros estados!. Fuente de vida, origen de toda criatura: acógeme, acercame a Ti!
¡Cuántas veces me he quejado a Tus criaturas, las he temido o deseado! ¡Cuánta razón tenía Ibn ‘Arabi al decir que eso es idolatría!
En lugar de dar el primer paso que es la tauba….¡Astagfirullah! ¡Ayúdame a no errar de nuevo, a dirigirme hacia la Realidad y mantenerme en ella, a enfocar mi atención en lo Uno!
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