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Ojos para la Paz
Miguel Fernández Martínez
El secretario general de la OEA, Luis Almagro, se quedó esta semana con los deseos de poner en jaque a Venezuela y fracasó en su intento de impulsar la aplicación de la Carta Democrática Interamericana contra el gobierno bolivariano.
De nada la valieron sus campañas difamatorias, sus vínculos con los grupos más reaccionarios de la oposición derechista venezolana, ni siquiera el abierto contubernio alcanzado con el canciller de México, que siguiendo palabra a palabra el guión escrito en el Departamento de Estado de Estados Unidos, buscaban desestabilizar la región
De nada la valieron sus campañas difamatorias, sus vínculos con los grupos más reaccionarios de la oposición derechista venezolana, ni siquiera el abierto contubernio alcanzado con el canciller de México, que siguiendo palabra a palabra el guión escrito en el Departamento de Estado de Estados Unidos, buscaban desestabilizar la región
VENEZUELA SIGUE DIGNA E INDEPENDIENTE
Venezuela sigue digna e independiente, a pesar de Almagro y la OEA
por Miguel Fernández Martínez - corresponsal de PL en Caracas
por Miguel Fernández Martínez - corresponsal de PL en Caracas
Caracas, 1 abr (PL) El secretario general de la OEA, Luis Almagro, se quedó esta semana con los deseos de poner en jaque a Venezuela y fracasó en su intento de impulsar la aplicación de la Carta Democrática Interamericana contra el gobierno bolivariano.
De nada la valieron sus campañas difamatorias, sus vínculos con los grupos más reaccionarios de la oposición derechista venezolana, ni siquiera el abierto contubernio alcanzado con el canciller de México, que siguiendo palabra a palabra el guión escrito en el Departamento de Estado de Estados Unidos, buscaban desestabilizar la región.
Almagro traspasó los límites que le permite su cargo al frente de una organización internacional como la OEA, y se alineó con los grupos de poder más reaccionarios –dentro y fuera de Venezuela- para sacar del juego político a un gobierno democráticamente electo en 2013, sin calcular las nefastas consecuencias que eso podría acarrear.
Todos los intentos porque la discusión en el Consejo Permanente de la OEA llevara a la condena orquestada por Almagro contra los supuestos “crímenes antidemocráticos” del gobierno venezolano, chocaron contra un muro de dignidad continental –no mayoritario pero si influyente- y solo logró que se aceptara de forma unánime apoyar un diálogo interno, algo que las mismas autoridades de Caracas defienden desde hace tiempo.
Además de la voz de Venezuela, en el plenario se escucharon las voces solidarias de varias naciones latinoamericanas y caribeñas, que siguen apostando por el sueño de una Patria Grande.
Nicaragua acusó a los impulsores de este debate de imponer una sesión “ilegal e ilícita”, y aseguró que hay una "campaña destructiva sin precedentes" en contra del gobierno venezolano.
Por su parte, el representante de El Salvador calificó el informe de Almagro ante la OEA como una forma de vulnerar la soberanía de Venezuela, mientras que Jamaica apoyó el principio de no interferencia en la soberanía de los Estados.
Tampoco la República Dominicana estuvo de acuerdo con la posibilidad de aplicar medidas en Venezuela, al defender la tesis que “intentar solucionar los problemas de un país desde afuera, puede constituirse en un error que en el futuro nos lleve a pedir perdón”.
Bolivia insistió que había que construir la unidad y no seguir dividiendo a los venezolanos, y aseguró que “nuestros pueblos ya no aceptan imposiciones, han construido su dignidad y su soberanía y la defenderán hasta con sus vidas”.
Mientras tanto, para algunos sectores reaccionarios de la oposición de derecha, la ausencia de votación en la OEA y la no implementación de la Carta Democrática Interamericana contra las autoridades bolivarianas, resultó un cubo de agua fría en sus aspiraciones de hacerse del poder por vías poco convencionales.
Frente a estas maniobras, el pueblo venezolano respondió con una contundente muestra de apoyo popular, que reunió a miles de caraqueños en una Marcha Antimperialista, para reafirmar su voluntad de defender la dignidad y soberanía de la nación, frente a las presiones externas.
Pero cuidado, Luis Almagro y la más rancia oposición de derecha venezolana, en contubernio con sus nuevos socios latinoamericanos, no se dieron por vencidos. Venezuela seguirá alerta mientras los golpistas sigan conspirando.
De nada la valieron sus campañas difamatorias, sus vínculos con los grupos más reaccionarios de la oposición derechista venezolana, ni siquiera el abierto contubernio alcanzado con el canciller de México, que siguiendo palabra a palabra el guión escrito en el Departamento de Estado de Estados Unidos, buscaban desestabilizar la región.
Almagro traspasó los límites que le permite su cargo al frente de una organización internacional como la OEA, y se alineó con los grupos de poder más reaccionarios –dentro y fuera de Venezuela- para sacar del juego político a un gobierno democráticamente electo en 2013, sin calcular las nefastas consecuencias que eso podría acarrear.
Todos los intentos porque la discusión en el Consejo Permanente de la OEA llevara a la condena orquestada por Almagro contra los supuestos “crímenes antidemocráticos” del gobierno venezolano, chocaron contra un muro de dignidad continental –no mayoritario pero si influyente- y solo logró que se aceptara de forma unánime apoyar un diálogo interno, algo que las mismas autoridades de Caracas defienden desde hace tiempo.
Además de la voz de Venezuela, en el plenario se escucharon las voces solidarias de varias naciones latinoamericanas y caribeñas, que siguen apostando por el sueño de una Patria Grande.
Nicaragua acusó a los impulsores de este debate de imponer una sesión “ilegal e ilícita”, y aseguró que hay una "campaña destructiva sin precedentes" en contra del gobierno venezolano.
Por su parte, el representante de El Salvador calificó el informe de Almagro ante la OEA como una forma de vulnerar la soberanía de Venezuela, mientras que Jamaica apoyó el principio de no interferencia en la soberanía de los Estados.
Tampoco la República Dominicana estuvo de acuerdo con la posibilidad de aplicar medidas en Venezuela, al defender la tesis que “intentar solucionar los problemas de un país desde afuera, puede constituirse en un error que en el futuro nos lleve a pedir perdón”.
Bolivia insistió que había que construir la unidad y no seguir dividiendo a los venezolanos, y aseguró que “nuestros pueblos ya no aceptan imposiciones, han construido su dignidad y su soberanía y la defenderán hasta con sus vidas”.
Mientras tanto, para algunos sectores reaccionarios de la oposición de derecha, la ausencia de votación en la OEA y la no implementación de la Carta Democrática Interamericana contra las autoridades bolivarianas, resultó un cubo de agua fría en sus aspiraciones de hacerse del poder por vías poco convencionales.
Frente a estas maniobras, el pueblo venezolano respondió con una contundente muestra de apoyo popular, que reunió a miles de caraqueños en una Marcha Antimperialista, para reafirmar su voluntad de defender la dignidad y soberanía de la nación, frente a las presiones externas.
Pero cuidado, Luis Almagro y la más rancia oposición de derecha venezolana, en contubernio con sus nuevos socios latinoamericanos, no se dieron por vencidos. Venezuela seguirá alerta mientras los golpistas sigan conspirando.
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