El doctor Humberto Solís Martínez, descendiente directo de judíos que llegaron a la Península en el siglo XIX, es, junto con algunos miembros de su familia, de los pocos yucatecos con esa ascendencia que practican aquí el judaísmo.
Como publicamos ayer, el Dr. Solís Martínez es un destacado integrante del Círculo Judío de Mérida, creado hace siete años para fomentar y preservar la práctica de la religión y de las tradiciones judías en el Estado.
Conexión
En entrevista dice que su origen judío le viene por vía materna. Su madre, apellidada Martínez Guzmán, desciende de las viejas familias yucatecas judías, aunque solo la suya fue la que se mantuvo dentro de esa religión.
“Tenemos contacto con los rabinos y en Israel saben de nuestra conexión con el judaísmo”, dice.
¿Martínez es un apellido judío? pregunta el Diario.
¡Claro! Anda a Tel Aviv y verás un montón de Martínez en el directorio telefónico.
Solís Martínez rastreó sus orígenes judíos hasta sus tatarabuelos Manuel Espinosa Espinosa y Concepción Sierra Couto, que en realidad, explica, “era Cohen, un apellido típicamente judío, que se cambió al llegar a Yucatán”.
Según él, su tatarabuelo Espinosa pertenecía a las colonias sefaraditas (judíos españoles) del Caribe holandés.
La huella de Holanda
De acuerdo con registros de la familia, dice, “el papá de mi tatarabuelo era hermano de Baruch Spinoza”, el gran filósofo racionalista holandés, de origen sefardita.
Durante años Ámsterdam albergó a miles de judíos sefaradíes, muchos de los cuales emigraron a la Antillas Holandesas, principalmente a Curazao y a otras islas, como Jamaica, Las Bahamas, etcétera, donde trabajaron en haciendas azucareras.
Algunos integrantes de la familia Espinosa asentados en el Caribe llegaron a Yucatán con el auge de las haciendas henequeneras y aquí armaron, entre otros negocios, un comercio de henequén y azúcar directamente con Ámsterdam.
La mayoría de los judíos que vinieron a Yucatán en el siglo XIX y antes, entró con apellidos españoles procedentes de la capital holandesa, que fue el principal refugio de las últimas emigraciones de judíos de España en el siglo XVII.
“Por eso creo que los vestigios judíos en Yucatán son totalmente sefarditas holandeses”, afirma el doctor Solís Martínez.
¿Cómo una persona comprueba su condición de judío?
Con documentos. Yo tengo el certificado de matrimonio de mis tatarabuelos, escrito todo en hebreo, en estilo holandés y con el sello de una autoridad de Mérida.
Siendo judíos, ¿cómo se pudieron casar aquí?
La comunidad judía de Ámsterdam tenía rabinos en las colonias del Caribe y algunos de ellos pudieron venir a Mérida a casar a mis tatarabuelos. Otras posibilidades son que los haya casado una persona acreditada aquí o cualquier otro miembro de la religión. El judaísmo prevé esa posibilidad, siempre que la pareja llene los documentos correspondientes.
¿Quién casó a mis ancestros? aún no lo tenemos muy claro, pero tenemos el documento.
Lectura
El Dr. Solís Martínez añade que los descendientes de su tatarabuelo en Yucatán siguieron practicando la religión judía. “Hace años, en Mérida, todos sabían que los primos hermanos de mi abuela eran judíos. De hecho, yo aprendí a leer en hebreo por mis tíos Espinosa”.
Además tengo otra rama judía, dice. “El tatarabuelo, por el papá de mi abuela, se apellidaba Gudman, pero lo cambió a Guzmán cuando llegó a Yucatán”.
Apellido
En la época del auge henequenero, añade, llegaron a Yucatán muchos judíos que fueron enviados por empresas alemanas para reparar las máquinas de las haciendas. Entre ellos habían personas apellidadas Goldstein, Bergman, Rapaport, Goldenson…
Vinieron solteros y después algunos se casaron con muchachas yucatecas, dice Solís Martínez. (Continuará).
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