“Es un cambio al régimen de inversiones que tendrán permitido hacer las Afores como alternativa a generar más rendimientos; el esquema de sociedades de inversión a fondos de inversión”. Raymundo Tenorio, Director de proyectos del Centro de Estudios Interdisciplinarios y Prospectiva.
México.- El pasado 27 de febrero, la Comisión de Hacienda y Crédito Público de la Cámara de Diputados aprobó el dictamen que reforma diversos artículos de la Ley del Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR). Dicha propuesta consiste en permitir al gobierno utilizar las Afores en fondos de inversión (extraer los recursos como buen huachicol) y que el dinero de los trabajadores pueda invertirse en proyectos a largo plazo.
En entrevista para Contrapeso Ciudadano, el Director de proyectos del Centro de Estudios Interdisciplinarios y Prospectiva, Raymundo Tenorio, explicó que se trata de “una reforma al régimen de inversiones de las afores, en que las Afores podrán invertir los recursos de los trabajadores aforados, pero no es una reforma a la Ley para unificar el régimen de contribuciones”.
Por lo que no hay motivo del cual preocuparse, pues “al menos lo que está propuesto en la iniciativa, ningún fondo de inversión está forzado a invertir en proyectos del gobierno”. Es decir, que en el esquema de fondos de inversión, las afores son libres de decidir “en qué instrumento financiero invierten y de elegir de entre quienes ofrezcan los mejores rendimientos para el propósito de capitalización de esos fondos en el futuro”.
Lo anterior se refiere a que se trata de un libre mercado, por eso “algunas afores decidieron invertir en el NAIM de Texcoco sin haber sido forzadas porque nunca lo ha habido”.
Las sociedades de inversión, que ahora serán fondos de inversión, “han estado y estarán en libertad de escoger los instrumentos financieros de los proyectos que ofrezcan los mejores rendimientos, por eso en su momento Javier Jiménez Espriú, declaró que cómo era posible que se estuvieran emitiendo bonos con un 10 por ciento de tasa de interés real” Cuando había que poner un alto porque precisamente en su momento de la inversión para el Nuevo Aeropuerto en Texcoco, “esos bonos cuando se ofrecieron a pagar esa tasa de interés era porque el proyecto era muy rentable” a diferencia de lo que promete el Tren Maya.
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Cabe señalar que ahora Espriú busca hacer lo que tanto criticó; emitir bonos para “financiar su trenecito” lo cual va a ser más difícil pues dado a las exigencias que él mismo propició, “no va haber fondos de inversión, no va haber sociedad de inversión que quiera invertirle si no ofrece un buen rendimiento” y ese buen rendimiento solo se podrá saber hasta que ya esté funcionando la obra que a diferencia del NAIM, éste ya tenía todo un plan de inversión y de posibilidades de capitalizarse y recuperar los fondos además de cubrir las tasas de interés por la rentabilidad del proyecto, que significaba un gran negocio para la industria aeroportuaria y que a pesar de que Jiménez Espriú indicó que al cancelar el nuevo aeropuerto en Texcoco se ahorrará 100 mil millones de pesos lo convierte en “mentira podrida; tan solo la deuda que se tiene de 4 mil 200 millones de dólares de los bonos renegociados más los intereses por el primer año suman 87 mil millones de pesos” y faltarían intereses de 26 años más, una cantidad exorbitante que convierte a su declaración y su actuar en “una maroma más”.
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