La Plandemia, ¿ Fue un Negocio?
PARA LOS SÚBDITOS SÍ, PARA LOS JEFES NO
JUAN CASTRO SOTO
n el capítulo 22 del documental “La Secuela del Cabal”, Jannet Os-
sebaard explica cómo los hospitales, médicos, enfermeras y demás
personal médico fueron engañados o persuadidos con la falsa pan-
demia de Covid difundida en 2020-2022. ¿Cómo pudieron llevarse a cabo
protocolos contrarios a la salud pública? ¿Por qué obedecieron?
Además de las amenazas al empleo, la presión de los gobiernos y me-
dios de comunicación, había una razón aún más poderosa: el dinero. A
los hospitales se destinaron 100 mil dólares por cada muerto de covid.
Todo empezaba con un bono de 13 mil dólares por el ingreso al hospi-
tal. En seguida, otro bono por aplicar una prueba PCR que ha sido recha-
zada por la comunidad científica, incluso por su propio creador Kary Mullis;
y claro, otro bono por cada falso positivo de esta prueba. Luego otro bono
por aplicar el medicamento Remdesivir en Estados Unidos, o Midazolam
en Europa, que provocan daños en los riñones, hígado, la muerte... y en
México también ha sido autorizado. Después, otros 39 mil dólares por apli-
carle un ventilador, con el cual mueren 90% de los pacientes que lo usan;
y otros 13 mil dólares por poner 5 letras como causa de muerte: COVID.
Al final de todo el protocolo, el hospital recibe alrededor de 100 mil dólares
por cada muerto de covid, casi dos millones de pesos.
No es todo. Este dinero era pagado por adelantado, con base en el
cálculo de una supuesta proyección pandémica. En caso de que no hu-
biese los muertos calculados, el hospital regresaría el dinero sobrante...
¡De ninguna manera! todos los pacientes que ingresaban a los hospitales
eran diagnosticados con Covid; se les encerraba; aislados de familiares y
amigos; se les sedaba; medicados con Remdesivir; se les ponía un venti-
lador... hasta que el paciente moría. Si, por ejemplo, alguien ingresaba al
hospital por un balazo y moría, se le aplicaba la prueba PCR con falso
positivo, y la causa de muerte sería Covid. Así se mató a tantas personas
y se inflaron las cifras de la supuesta pandemia, así lucraron los médicos.
¿Cuánto fue el gasto? Multiplique 100 mil dólares por millones de muer-
tos. Y compare esto con las ganancias por una vacuna cuyo costo no llega
a los mil pesos. Y falta el soborno a toda la clase política en todos los
países del mundo; la propaganda en medios de comunicación; así como
el “apoyo” a las escuelas y universidades, tal vez incluso a las iglesias.
Por eso, la plandemia no fue un negocio para quienes son los dueños
de todo. Es mucho más lo que invirtieron los plutócratas para impulsarla,
que las ganancias por vacunas. Es lo que costaba el Nuevo Orden Mundial
y su plan de despoblar el planeta; no escatimarían. ¡Hombre, para eso es
el dinero! Invertirían en ello todo lo que fuese necesario, pues en realidad
no les costó nada: ¡ellos son los creadores del dinero! Es lo mismo que
pasa cuando hay una guerra: el dinero sale por todas partes si se trata de
matar gente... No, no es muy distinto una plandemia de una guerra.
Pero se maneja el mal menor: ¡Están enriqueciéndose con la pande-
mia!, se denuncia. Lo cual ya vemos que no es tan cierto. Pero no importa,
a eso nos tienen acostumbrados. Lo que importa es ocultar las matanzas,
ya que era preferible pasar por codiciosos millonarios que por genocidas.
Sin embargo, para los “dueños del mundo”, sus negocios no tienen la
finalidad principal de enriquecerse, sino el control mundial, económico y
político. Ellos crean el dinero, no necesitan de negocios para obtenerlo, y
no podrían gastárselo en varias generaciones. El negocio es una fachada
que oculta los genocidios y el fraudulento sistema financiero.
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