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miércoles, 12 de octubre de 2011

El Fascismo en América: Estados Unidos de América

El Fascismo en América: Estados Unidos de América
A la hora de estudiar el fascismo en America debemos distinguir netamente entre Norteamérica y América Latina.

En los Estados Unidos, se dieron numerosos brotes de fascistización. Pero, en su conjunto, el país permaneció ajeno a la agitación “fascista”. El rechazo y el desinterés de los americanos por las ideologías (¿quién puede señalar la diferencia ideológica entre los republicanos y los demócratas?), su rechazo de la disciplina de partido, y el sólido bipartidismo, impidieron que el “contagio fascista” progresara. Independientemente de ésto, hay incluso una “fascistización de la política gubernamental, como demuestra el “New Deal”, similar a la política económica fascista.

En su conjunto, los grupos fascistizados norteamericanos fueron francamente reaccionarios, y estaban impregnados de esta devoción que siente la sociedad americana por la Biblia, llegándose al caso de que grupos que afirmaban simpatizar con el nacionalsocialismo extrajeran su inspiración de esa obra judía.

El caso de Latinoamérica es distinto. A parte de unos grupos a los que se puede clasificar de fascistas: los “integralistas” y los”nacistas”, el “contagio fascista” en el subcontinente se materializó en dos posturas: los pseudofascismos, de origen conservador, y escaso desarrollo, y los parafascismos, movimientos y regímenes populistas, más exactamente cesaristas-populistas, cuyos ejemplos serían Vargas, dentro del periodo que estudiamos, y ya al final de él, Perón.

ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA

Por vez primera vamos a estudiar un fascismo extraeuropeo. Tratamos de demostrar que ni siquiera los Estados Unidos, bastión de la democracia, se salvó del “contagio fascista”. Un amplio espectro de movimientos fascistas, fascistizantes y parafascistas (antisemitas, racistas, anticomunistas, nacionalistas) agitó este país, antes del estallido de la guerra contra el Eje. En este pequeño estudio veremos, por una parte, a una serie de personajes que podían haber capitaneado un movimiento de tipo fascista, y por otra, un amplio conjunto de movimientos, a los cuales se solía acusar de ser “fascistas”, en muchos casos con bastante”generosidad”.

La tradición del nacionalismo norteamericano no es en absoluto comparable a la amplia y sólida tradición de la que en Europa gozaron los movimientos fascistas. Sólo algunas pequeñas organizaciones antimasónicas y chauvinistas actuaron durante la segunda mitad del XIX. Otra corriente prefascista se detecta en los movimientos populistas y prepoujadistas, nacidos entre la población blanca pobre, muy impregnados de racismo y antisemitismo. Por su parte, el Ku Klux Klan, había surgido para hacer frente a la agitación de los negros liberados, manejados por elementos “nordistas”. En 1869 el jefe del Klan, general Bedford, consideró finalizada su labor y disolvió la organización, aunque algunos grupos subsistieron hasta 1872. Sólo en 1915 volvió a resurgir el Klan, de mano del coronel Simmons, pero legalizado como organización. Las actividades del Klan se desarrollaban contra los negros, pero también contra los judíos, los izquierdistas y los católicos romanos. La importancia del grupo siguió creciendo, su activismo callejero aumentó, su propaganda se incrementó… A partir de 1922 el Klan participaba en las elecciones, consiguieron el control de docenas de condados, incluso de Estados, como Texas. Más que de un partido clásico, a la europea, se trataba de un “lobby”, un grupo de presión, modalidad política típicamente americana. El 7 de agosto de 1925 el Klan lleva a cabo una gran demostración de fuerza en Wasington: 40.000 “klansmen” desfilan militarmente. Sin embargo, ya habían aparecido numerosas escisiones en el seno del KKK. Muchos militantes habían pasado a otras organizaciones políticas, a la vez que las medidas legales de represión se multiplicaban. De 1925 a 1928 el Klan perdió importancia aceleradamente. A partir de 1935 esta decadencia se frena, y se relanza el grupo, bien que en estrecha relación con los demás movimientos fascistizantes, como los “Silver Shirts”, “White Shirts”, o el “Bund”germanoamericano.

Singular importancia tuvo la agitación antisemita desarrollada por Henry Ford que, a través del periódico “Dearborn Independent”, lanzó numerosas campañas antihebreas, y es autor de una libro básico: “El Judío Internacional”, aparecido en los años 20. Esta obra fue elogiadamente comentada por el mismo Rosenberg, mientras que Hitler, en 1923, decía a un “reporter” americano que Ford era “el dirigente del movimiento fascista americano”. Sin embargo, Ford, un hombre solo, sin un movimiento de masas organizado que le siguiese, poco podía hacer, y fue frenado por las presiones judías. Ahora bien, lo que consiguió fue que el antisemitismo, que hasta entonces sólo había tenido una importancia marginal, se popularizara, y se extendiera, llegando a ser una seria corriente de opinión. Poco fuerte, pese a todo, para vencer al todo poderoso “lobby” hebreo de USA, el cual se permitió incluso, en 1933, declarar una guerra privada a la Alemania NS.

Antes de la ascensión de Hitler al poder en Alemania, no se detectan tendencias fascistas o fascistizantes de importancia. Sólo la gran crisis económica del 29, que transformó profundamente el capitalismo e hizo temer el avance del comunismo, permitió dar al “fascismo americano” ciertas posibilidades, configurarse como alternativa.

Uno de los potenciales líderes fue Huey Pierce Long, de Luisiana. Hombre con un indudable carisma, Gobernador del Estado desde 1928, y senador desde 1930, llevó adelante una dura lucha contra los capitalistas locales, lo que le valió una gran popularidad, al igual que su programa de obras públicas y de alfabetización. Fue señalado como “lo que más se acerca a un líder fascista nacional”, por el ideólogo fascista americano Lawrence Dennis. Si bien apoyó inicialmente a Roosevelt, se apartó de él por considerarlo reaccionario. Creó una organización política propia, con el fin de conseguir la redistribución de la riqueza a través de la reforma fiscal. Long buscó el apoyo de los elementos de la”derecha nacional”, y la obtuvo en buena medida. Lanzó la idea del “Tercer Partido”, frente al bipartidismo tradicional… Pero en septiembre de 1935, y en muy extrañas circunstancias, Long fue asesinado por un médico judio.

Figura de menor importancia fue Francis E. Townsed. Con sus proyectos sobre el relanzamiento de la economía saltó a la popularidad. Diseñó un cuadro de reformas para salir de la crisis, y a través de los “Club Townsed” creó su propia organización política. Finalmente, ciertos escándalos echaron a pique su prometedora carrera política (algunas encuestas le adjudicaban hasta un 10% de los votos cara a las elecciones presidenciales). Antes había tratado de acercarse a Long, sin llegar a formar, antes de su muerte, una organización común.

Más importancia y trascendencia tuvo el sacerdote católico Padre Charles E. Coughlin. A través de emisiones de radio, en las que difundía la doctrina social de la Iglesia, criticando al “comunismo ateo” y a la incapacidad de los gobernantes para “salir de la crisis”, ganó gran popularidad, llegando a contar con 35 millones de auditores. En 1934 creo la “National Union for Social Justice”, que retomaba todos los temas del Populismo en su critica al capitalismo. El principal tema del partido era la crisis económina, para buscarle una salida sin caer en el comunismo. Coughlin también se acercó a Long, sin aceptar inicialmente la idea de crear un “Tercer Partido”. Animado por los éxitos obtenidos en algunos puntos del país, como Ohio y Pensilvania, Coughlin, que entre tanto había reorganizado su grupo como “Union Party”, presentó su propio candidato a las elecciones presidenciales de 1936. Como era de esperar, sin contar con el apoyo de los seguidores de Townsed, ni de los del difunto Long, y frente al poder de los dos grandes partidos clásicos, los resultados fueron desconsoladores.

Rebautizó su organización como “Frente Cristiano” y, pese a que oficialmente siguió pensando en una reforma de la democracia y en una oposición al fascismo, entró en una vía de decidida fascistización, como muestra el apoyo prestado a los “nacionales” españoles durante la guerra civil de 1936, la progresiva adopción de temas antisemitas, y la formación de grupos paramilitares. Conforme Roosevelt encaminaba el país hacia la guerra, el movimiento de Coughlin hizo causa común con toda la “oposición nacional” apoyando el comité “America First”. Finalmente, este sacerdote católico adoptó las ideas del citado intelectual fascista L. Dermis, y se alió a La Follete, antiguo”nacional-progresista”.

La guerra, sin embargo, estalló. Y Coughlin se vio condenado al ostracismo. Por vez primera un lider nacionalista movilizaba a amplias masas planteando a la vez una alternativa social en absoluto reaccionaria, al contrario, socialmente avanzada. Su ideología no puede considerarse como plenamente fascista, pero a partir de sus orígenes populistas, caminaba progresivamente en esa dirección.

Long y Couglilin, y en menor medida Townsed, sacudieron el bipartidismo de los USA. Podían haber abierto una via al fascismo, pues ellos estaban en pleno proceso de fascistización ideológica. Una fascistización que se entiende a partir de la profunda crisis sociopolitica motivada por el “crack” del 29.

Vinculados de una manera y otra, en mayor o menor medida, al movimiento de Coughlin, hubo una serie de organizaciones: “Union of Christian Crusaders”, implantada en el Sur, “American Vindicate”, grupo fascistizante, y opuesto al belicismo de Roosevelt, “American Nationalist Party”, grupo antisemita…

Con ellos entramos de lleno ya en el fenómeno que se ha dado en llamar los movimientos “shirts” (camisas). Fue un conjunto de pequeños grupos, que a imagen de los fascistas europeos, se destacó por el uso de las camisas de uniforme. Estas organizaciones, a menudo francamente reaccionarias, estaban implantadas sólo a nivel local, y fueron incapaces de unirse. Un especialista americano calculó, para el periodo de 1933-38, que existían 82 de estos movimientos. Para 1939, otro autor anotaba hasta 120 organizaciones “shirts”. Muchas no tenían más que unas docenas de afiliados. En gran parte se nutrían del KKK, entonces en plena crisis interna, y a partir del cual surgieron organizaciones enteras, como la “Black Legion”, o el “White Front”. La ideología era, globalmente, muy simple y rudimentaria: racismo vulgar, nacionalismo de tinte chauvinista, rechazo del belicismo antifascista de Roosevelt, antisemitismo. Pese a su extremada dispersión suponían varias decenas de millares de militantes, y más aún de simpatizantes y lectores de su propaganda.

Una de las primeras organizaciones fue la de los “Blue Shirts”, del reverendo Cox, y formada por obreros parados de Pittsburg. Por su parte, los “Khaki Shirts” surgieron a partir de los veteranos de la I Guerra Mundial, agrupados para reivindicar su prima de desmovilización. Su jefe, el general Waters, llegó a parangonarse con Hitler y Mussolini, señalando que ellos eran veteranos de guerra, y dirigieron movimientos formados por excombatientes…

A estos precursores siguieron otros grupos. Los “Silver Shirts”, de W.D. Pelley fueron creados en enero de 1933. Desde el primer momento subrayaron sus afinidades con el fascismo y el nacionalsocialismo. Y Pelley fue pronto designado por el antifascismo americano como “El hombre más peligroso de America”. Consiguió contar con 15.000 afiliados, y con tropas paramilitares (“Silvers Rangers”). Pero el grupo pronto derivó hacia la extrema derecha pura y simple. Extrema derecha que en Estados Unidos aparece siempre vinculada al más radical integrismo religioso, pregonándose sus organizaciones como “cristianas”,y constituyendo una forma de extremismo religioso que perdura aún hoy en USA.

El grupo, con una intensa actividad y una moderna propaganda, siguió creciendo, de tal forma que al estallar la guerra entre los USA y Alemania, Pelley fue designado como”el archiquisling”de América.

El integrismo radical cristiano se difundió a través de una pleyade de organizaciones, que también son integradas en el movimiento “shirt”. Los “Defenders of the Christian Faith “, del Reverendo Winrod, antisemitas, fueron una de las organizaciones más destacadas. Winrod colaboró con “Der Sturmer” de Streicher y viajó a la Alemania NS. Igualmente se opuso al belicismo rooseveltiano. Secundaban su labor grupos menores como “American Christian Defenders”, “Christian Protective League”, “Militant Christian Patriot”,”Christian Mobilizer”, o “Chrístian Party”… Más importantes fueron los”Protestan War Veterans”, grupo de veteranos de guerra, y la “Christian Nationalist Crusade”, del Reverendo G.L.K. Smith, colaborador en su día de Long, y de Coughlin, y más tarde del comité “America First”.

No faltaron grupos que tomaron el nombre de “fascistas como el “National Fascist Party”, formado en 1928, a partir de exmiembros del KKK, y que contó con escuadras de “Black Shirts”. Más minoritario fue el “American Fascist Party”. Y existió una “American National Socialist Party”, dirigido por Stahreberg.

La nomenclatura de “gentiles” aparece en los grupos “shirts” más radicalmente antisemitas: “Gentile Front”, “American Gentile Protective League”, “Gentile Workers Party”, “American Gentile Youth Movement”, etc. El nacionalismo norteamericano era el tema central de otros grupos, como “Proamericans Vigilantes”, “American Patriots”, “Loyal Legion of America”, “Patriotic Legion of America”, “American Defenders”, “America Nationalist Action Party”, “Ultra American Party”… fueron algunos de estos grupos.

Otra corriente fue decididamente conservadora, volcada a la defensa de la “libre empresa” y la”igualdad de oportunidades”.

Por ejemplo el “American Social Credit Movement” (también conocido como “Green Shirts”), “Sentinels of the Republic”, “Patriotic Research Bureau”. Entre ellas había movimientos de acción, y también centros de documentación y propaganda, como el “Edmonson Economics Services”, que difundía información sobre los “lobbys “judíos. Son grupos movilizados en gran medida por la oposición a la política de intervencionismo económico estatal de Roosevelt, denunciada por ellos como “bolchevizante”. En algunos grupos se manifiesta más netamente este carácter conservador, como en los “Crusaders for Economic Liberty”, llamados también “Crusaders White Shirts”. Esta ideologia económica reaccionaria que defendía el liberalismo económico y atacaba a los monopolios y a las macroempresas, y a la intervención estatal, por mucho que se disfrazara con “Green Shirts”o”White Shirts”, no puede hacerse pasar por fascismo.

Mención aparte merece, en el conjunto de movimientos “shirts”, el “National Progressive Party of America”, el único de orígenes izquierdistas, fundado por el gobernador de Wisconsin, Philipp La Folette, en un mitin que Ladislas Farago describe como de tipo plenamente fascista. La Folette había conocido, sobre el terreno, la Alemania NS, y la juzgaba muy positivamente.

El Partido, tanto a nivel de organización, como en la ideología, expresaba una fuerte tendencia fascista, consiguiendo 8 escaños en la Cámara de Representantes, y en el Senado en 1938. La Folette colaboró con el Comité “American First”, y se acercó al ideólogo Dennis. Estos dos, junto a Cughlin, lanzaron entonces el “American First Party”, con un programa fascistizante y antisemita, poco antes del ataque japonés a Pearl Harbour.

Finalmente, hay que citar el “Deutsches-Amerikas Bund”, grupo nacionalsocialista, fuertemente implantado entre la minoria alemana de los USA. El “Bund” estaba dirigido por Fritz Kuhn, y si bién aspiraba sólo a contar con afiliados de origen alemán inmigrados, al ser estos ciudadanos americanos legalmente, el “Bund” puede ser considerado un partido americano. Uniformado de manera paramilitar, el “Bund” escapará en gran parte de las taras ideológicas típicas en los grupos americanos. El grupo fue fundado en 1936, y duró hasta 1939, fecha en que fue prohibido. Pero ya antes, en el 1937, las autoridades del Reich desmintieron oficialmente a las autoridades americanas su vinculación con el “Bund”.

Toda esta amplia galería de figuras y grupos nos habla de una efectiva fascistización en la vida política americana. Muestra la capacidad expansiva del fenómeno fascista. Pero, en rigor, el fascismo americano fue muy poco importante. La razón está en la misma configuración ideológica de los USA. En el número de “Nouvelle Ecole”, de otoño de 1975, Robert, de Herte y Hans Nigra escribían:”El marxismo clásico no se ha establecido jamás más que de manera marginal en los Estados Unidos. Y no porque los americanos le encuentren errores doctrinales, sino por la incapacidad que tienen para asimilar cualquier doctrina. Y lo que actúa en una sentido, actúa también en otro.

Hay el mismo riesgo de ver un día una América “fascista”, que de ver una América “comunista”. Para la mayor parte de los americanos, el comunismo y el fascismo tienen la misma inspiración ideológica”. Los autores añaden más adelante: “En la extrema derecha, como en la extrema izquierda americana, las ideas brillan por su ausencia”. Otro rasgo ideológico impide la formación de un fascismo eficaz en Estados Unidos: el rechazo del “yanki” a la idea de autoridad: “Añadida al rechazo a la autoridad, la repugnancia frente a las ideologías conduce a la impotencia de las organizaciones para desarrollarse a nivel nacional. Millares de partidos, agrupaciones y organizaciones nacen y desaparecen en el espacio de pocos meses”.

La mayor parte de los “fascistizantes” americanos provenían de la derecha, salvo ciertas notables excepciones. Según los autores citados, “El examen del fascismo americano, fenómeno tan marginal como el comunismo “stricto sensu” muestra que no tiene de fascismo más que el extremismo verbal y el gusto por las camisas de color”. La presencia constante de sacerdotes: Coughlin, Winrod, G. L. K. Smith, Cox, lógica, teniendo en cuenta la actitud de la sociedad americana hacia la religión, tiñó a los movimientos fascistizantes de un curioso aspecto religioso, buscándose, incluso, la inspiración en el Antiguo Testamento, y denunciando a los judíos como “el Anticristo”. Esta referencia constante a la Biblia, tan típica de los USA, sería imposible de encontrar en los fascismos europeos.

Estos grupos no supieron articular una acción política coherente, ni por supuesto, unirse en un solo partido. Sólo la creacción del comité “America First,” dirigido contra la política de belicismo antifascista de Roosevelt, fue un éxito popular, pues respondía a los deseos masivos del país de no entrar en la guerra. El comité, dirigido por el célebre aviador Lindbergh, movilizó una gran corriente de opinión, pero el ataque japonés a Pearl Harbour hundió su labor.
Sólo quedan por subrayar dos datos. El primero, es la actitud favorable hacia el fascismo de algunos de los principales valores artísticos e intelectuales americanos, como Lovecraft y sobre todo Ezra Pound. El segundo, es el proceso que en 1942 fue montado para condenar a los principales dirigentes de los grupos fascistizantes: Pelley, Winrod, Edmonson, etc., sufrieron diversas condenas, acusados de “traición” al país, dada su ideología política… Un brillante ejemplo de respeto a las libertades democráticas.

Pese a que el fascismo americano no es en absoluto sugestivo, y no aporta nada nuevo, demuestra que ni el “sancta santorum” de la democracia, el primer país que realizó la Revolución Liberal, se vio libre del “contagio fascista”.__,_._,___

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