Prácticas judaizantes y sacrilegios en la España medioeval
Si bien poco importa que los judíos conversos se atengan a !os preceptos religiosos hebreos, en razón del carácter racial del judaísmo, será útil echar un vistazo a la conducta de los judaizantes. Encarnación Marín Padilla proporciona abundantes ejemplos de las costumbres judaizantes, que comenzaban desde el nacimiento. "Fue práctica entre algunos conversos judaizan*tes, -escribe-, tener dispuesta una nodriza judía que se encargaba de alimentar al niño recién nacido en cuanto llegaba de la iglesia de recibir las aguas bautismales. Después de haber sido bañado para hacer desaparecer hasta el último vestigio del crisma bautismal, la nodriza se hacía cargo de él. Se trataba con ello de borrar todo indicio, huella o recuerdo en el nuevo cristiano, tanto en su interior como exteriormente". (22)
Al casarse un converso también era común que se realizara una doble boda, la judía y la cristiana. "A veces -manifiesta Blázquez Miguel- la ceremonia se celebraba en la iglesia y después en el hogar había una ceremonia suplementaria, ya plenamente judía", pero por lo general sucedía a la inversa. (23) Los conversos profesaban su odio visceral hacia Cristo y su Iglesia. Entre ellos circulaban historias sacrílegas en las cuales se negaba la virginidad de la Madre de Dios, a la que se vituperaba en forma soez. (24) "Las burlas e historias basadas en la vida y nacimiento de Jesús eran frecuentes cada vez que a él se aludía", de modo especial en Semana Santa, dice Marín Padilla. (25) Ante las procesiones era manifiesta la animosidad de los cristianos nuevos, "sobre todo al ver pasar la cruz". (26) Al paso de ésta ingresaban a sus viviendas, cerraban las ventanas o incluso atrevíanse a escupir. (27)
Era en Semana Santa cuando más se hacía sentir el odio de los cristianos nuevos, que llevaban a cabo todo tipo de sacrilegios, según se advierte en los numerosos procesos inquisitoriales analizados por la nombrada. Por ejemplo, alrededor del año 1463, en la iglesia de San Pedro Mártir, de Calatayud, tuvo lugar una representación nocturna de la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, oportunidad en que "unos siete u ocho conversos de la ciudad, entre ellos Juan Pérez de Santa Fe, alias de Ariza, y el trapero Martín Díez, presenciaban la escena riéndose y 'haciendo escarnio'." (28) También en esos días eran más frecuentes las injurias contra Cristo y la flagelación del Crucifijo. (29)
Fue precisamente el Viernes Santo del año 1489 que se produjo el famoso crimen ritual del Santo Niño de La Guardia. La incesante propaganda judía (basada en trastocar los hechos, convirtiendo en víctimas a los victimarios) ha sostenido desde siempre que jamás los judíos han cometido asesinatos de esa naturaleza, atribuyendo la acusación a una ridícula calumnia antisemita. Sin embargo, existen más que suficientes pruebas de numerosos crímenes rituales de cristianos perpetrados por los judíos, cuyas víctimas fueron en su mayoría niños de corta edad. Algunos de estos mártires han sido canonizados o beatificados por la iglesia, como Santo Domingo de Trento. (30)
En España se registraron varios de estos asesinatos, entre ellos el del niño Domingo del Val, ocurrido en 1250 en Zaragoza. (31) El horrendo crimen de La Guardía interesa aquí porque en él participaron judíos conversos. Los asesinos públicos fueron Ca Franco y sus hijos Jucé y Mosé Franco, el médico Juga Tazarte y David de Perejón, en tanto que los conversos eran Benito García, Juan de Ocaña y los cuatro hermanos Franco, integrantes de una encumbrada familia marrana: Alonso, Juan, Lope y García. El Santo Oficio intervino y luego del auto de fe que se hizo en Avila el 16 de noviembre de 1491, los criminales fueron entregados al brazo seglar y quemados, relajándose las estatuas de Mosé Franco, Juan Tazarte y Perejón, fallecidos con anterioridad al descubrimiento del hecho, que causó honda conmoción. (32)
Este asesinato ritual influyó, a juicio de Fita, en el decreto de expulsión de los judíos públicos:
"Las piezas del proceso inquisitorial, donde se atribuye a los judíos la perversión de los judaizantes, pudieron y debieron ser*vir para razonar o fundar el motivo capital que el edicto alega; esto es, el daño de inducción y perversión que a los cristianos (nuevos, F.R.C.) se había seguido y seguía del trato con los judíos". (33) Refiriéndose a los sacrilegios conver*sos en el siglo XVI,
Blázquez Miguel señala que a principios de la centuria en Córdoba, "ciudad que prácticamente estaba dominada por los conversos", "los sacrilegios menudeaban; las formas consagradas eran pisoteadas, troceadas y arrojadas al excusado; se profanaba a una muñeca que representaba al Niño recién nacido y se parodiaban diversas ceremonias cristianas. Asimismo el bachiller (un marrano llamado el bachiller Membreque, F.R.C.) les daba cierta agua mezclada con otras sustancias para que los conversos que habían recibido la comunión con anterioridad vomitasen". (34) Las profanaciones de la Santa Cruz eran muy frecuentes. "Como caso específico de un judaizante sacrílego, representativo de otros muchos, tenemos el de Hernando de Viseo, que azotó un crucifijo y fue quemado vivo por la Inquisición de Calahorra en 1559". (35) Los actos sacrílegos aumentaron en el siglo XVII. "En las primeras décadas aparecen en diversas localidades de la jurisdicción del Tribunal de Logroño personas procesadas por jugar al llamado 'Juego de Jesús'.
El núcleo principal de este tipo de procesos se dio en Sangüesa, donde fueron detenidos todos los miembros de la familia de Pedro de Lumbier, en 1620. Este juego consistía en que una persona se sentaba en un banco de la Locina, arrimado a la pared, con los brazos abiertos, al que se denominaba Cristo, y a ambos lados se colocaban otros dos y le sujetaban los brazos. Entonces de las habitaciones contiguas salían todos los demás con sartenes llenas de agua, gritando: 'Aquí los truenos', y le rociaban el cuerpo y el rostro". (36) Otro sacrilegio destacable fue el llevado a cabo por la conversa Catalina Silva, que destruyó a martillazos una imagen de Nuestro Señor Jesucristo, enterrando los pedazos en el retrete de su casa. Este hecho acaeció en Murcia en la mitad del siglo mencionado. (37) En las acciones sacrílegas se destacaba el numeroso clero cristiano nuevo (marrano).
"En el momento de la implantación de la Inquisición, expresa dicho autor, son relativamente numerosos los religiosos judaizantes que fueron por ella procesados... Muchos fueron condenados por este delito de profanación de formas religiosas, cosa que estaba fácilmente a su alcance...
Ejemplo de esto, y uno de los primeros de que tenemos noticias es Pedro Fernández de Alcaudete, tesorero de la Catedral de Córdoba. ‘Este sacerdote llevaba una hostia en el zapato, para pisarla continuamente'. (38) La gran cantidad de religiosos judaizantes que existían en la península se reflejó en los procesos inquisitoriales, abriéndose causas contra ellos en casi todos los Tribunales, desde el establecimiento del Santo Oficio hasta principios del siglo XVI, (39) y si con posterioridad decrece el número de encausados siempre se registran procesos, algunos de ellos resonantes. Esta situación no se limitó al bajo clero, puesto que fueron procesados importantes dignatarios, tales como Juan Arias Dávila y Pedro de Aranda, Obispos de Segovia y Calahorra, respectivamente, hijos ambos de judaizantes conocidos. (40)
El odio de los conversos se extendía, como es de suponer, a los cristianos viejos, a quienes insultaban frecuentemente en sus conversaciones. (41) "Perros cristianos", "perros", "chinches", "perros chinches", eran las expresiones más comunes que empleaban para referirse a ellos, aparte de "muchos motes en hebraico". (42) La práctica secreta de los ritos judíos no cesó ni aun en la época de mayor influencia de la Inquisición. El propio Carlos V denunció que en el año 1518, en Aragón, se habían descubierto dos sinagogas, "que mucho tiempo han estado ocultas, donde algunos de esta generación se juntaban a judaizar con un rabí que los instruía en la ley de Moisés". (43) También se registraron muchos casos en que supuestos conversos modelos, al salir de España o Portugal se "reconvertían" al judaísmo.
El de fray Vicente de Rocamora es particularmente elocuente:
"nacido en Valencia por el año 1600, había sido un fraile dominico famoso por su piedad y elocuencia, a lo cual debió su nombramiento de confesor de la infanta María, más tarde emperatriz de Austria, que lo tenía en alta estima. En 1643 desapareció de España. Volvió a tenerse noticias de él cuando bajo el nombre de Isaac estudiaba medicina en Amsterdam, y desempeñaba un rol prominente en la vida general de la comunidad". (44) Por más estricta que sea la observancia del ritual de una religión, esto no implica de ninguna manera vivir de acuerdo a sus cánones. Por otro lado, la beatería externa, tan alejada de la verdadera religiosidad, es típicamente marrana y constituye la contracara de las prácticas judaizantes.(El Opus Dei se considera una cabeza de playa del judaismo en el catolicismo)
Podrá argüirse que han existido algunas relevantes personalidades conversas de intachable ortodoxia católica, autores incluso de tratados antijudíos. Sin embargo, es significativo lo acaecido con los hijos, nietos y parientes de los de mayor fama, como Pedro de la Caballería, autor de Zelus Christi contra judeos, Jerónimo de Santa Fe, ex-rabí Jehosuáh Ha-Lorqui, que escribió el conocido Nehreomastix (El azote de los hebreos), y Pablo de Santa María, otrora rabí Selemoh Ha-Leví, obispo de Burgos y encumbrado personaje, autor de Scrutinium Scripturarem, sin duda el más célebre de los cristianos nuevos españoles. Francisco de Santa Fe, hijo de Jerónimo, fue uno de los que planearon el cobarde y brutal asesinato del inquisidor de Aragón, Pedro de Arbués, a cuyos asesinos prófugos brindó auxilio Alfonso de la Caballería, hijo de micer Pedro. Jaime de la Caballería, otro de los hijos del rabino converso, que actuó en la campaña de Nápoles al lado de Fernando el Católico, fue procesado y penitenciado por delitos judaicos el 25 de marzo de 1504; (45) Juan de la Caballería, sobrino carnal de micer Pedro (46), murió quemado por judaizante el 8 de julio de 1491, siendo penitenciada nueve días más tarde su mujer, Beatriz de Ribasaltas; otro sobrino carnal, Fernando de la Caballería, fue reconciliado el 15 de mayo de ese año; (47) un homónimo, Pedro de la Caballería, sobrino del mismo grado, resultó penitenciado por judaizante como los anteriores el 17 de julio de dicho año; su mujer, Isabe¡ Vida¡, murió en la cárcel de¡ Santo Oficio, en tanto los padres de la misma, Ramón y Fresnia Vidal, así como sus hermanos Miguel, Luis y Leonor Vidal, "todos fueron quemados en Barcelona por heréticos judaizantes"; (48) la madre de este Pedro de la Caballería, Beatriz Beltrán, fue penitenciada por igual causa el 16 de septiembre de 1492 en compañía de su nieto Gaspar de la Caballería, sobrino nieto de micer Pedro; (49) otra sobrina nieta de éste, Aldonza de la Caballería, corrió la misma suerte el 14 de enero de 1491; (50) Luis de la Caballe*ría, pariente aunque de otra rama de¡ autor de Zeleus Christi, que ocupó las funciones de camarero de la Seo, también debió re*conciliarse por judaizante el 17 de julio de 1491. (51)
Blanca Climente de la Caballería, familiar de micer Pedro, salió penitenciada el 30 de enero de 1489. (52) Y conste que, salvo estos dos últimos, no se mencionan los miembros de ramas colaterales ni los parientes cercanos de distinto apellido. También fueron sometidos a diversos procesos por judaizantes los nietos de Pablo de Santa María. (53) Gonzalo de Santa María, su sobrino nieto, asesor del gobernador de Aragón, "fue tres veces preso por la Inquisición; las dos veces sacado a penitencia y la tercera le dieron la cárcel perpetua en su casa y en ella murió". (54) La mujer de éste, la conversa valenciana Violante de Velvivre, salió penitenciada el 24 de septiembre de 1486. (55) Hijo de esta pareja fue Gonzalo de Santa María, sobrino bisnieto del obispo, también penitenciado e! 7 de septiembre de 1488. (56)
22- Marín Padilla, ob. cit., pp. 278-279. Es fácil de imaginar que cuando desaparecieron los judíos públicos, una nodriza conversa se encargaría de esas funciones.
23- Blázquez Miguel, ob. cit., p. 54.
24- Marín Padilla, Relación, etc.: La Ley, pp 136-137, 146, 149 y 179-180.
25- Ibid., p 152.
26- Ibid., p. 161. "El símbolo cristiano de fa cruz producía en algunos conversos una especie de repulsión, que no soportaban" (ibid., p. 169).
27- 1bid., pp. 162-163.
28- Ibid., p. 155.
29- Ibid., pp. 152-160 y 170-174. Las irreproducibles blasfemias contra Jesucristo eran comunes entre los cristianos nuevos (cf. ibid., p. 182). Como una forma de profanar el Jueves y el Viernes Santo, los marranos acostumbraban esos días a jugar a los naipes (ibid., pp. 159-160).
30- Sobre el tema en general, consultar Julius Streicher-Alberto Monniot, Los crímenes rituales. ¿Una patraña antisemite?, ed. Milicia, Bs. As., 1976.
31- Esto explica que no obstante el filosemitismo de las prescripciones sobre los judíos de la Séptima Partida, redactada en 1263, se aluda expresamente en ella a los asesinatos rituales: "E porque oymos dezir, que en algunos lugares los Judíos fizieron e fazen el día del Viernes Santo, remembranga de la Passion de nuestro Señor Jesu Cristo, en manera de escarnio, fumando los niños, e poniéndolos en cruz, e faziendo ymagines de cera, e crucificandolas, quando los niños non pueden auer; mandamos, que si mas fuere de aquí adelante, en algund lugar de nuestro Señorío, tal cosa assi fecha, si se pudiere auerigar, que todos aquellos que se acertaron y en aquel fecho, que sean presos, e recabdados, e duchos ante el Rey: e después que el Rey sopiere la verdad, deuelos mandar matar abiltadamente, quantos quier que sean" (Las Siete Partidas, t. 111, Séptima Partida, Título XXIV, Ley II, p. 482, Compañía General de Impresores y Libreros del Reino, Madrid, 1844).
32- Véase inciso B del Apéndice.
33- Fita, La Guardia, villa del partido de Lillo, en BRAH, t. cit., p. 424, 1887.
34- Blázquez Miguel, ob. cit., p. 171.
35- Ibid., p. 175. "Esta ferocidad en la aplicación del castigo desapareció en los procesos posteriores, pues fueron muchos los denunciados por delitos similares y, no obstante, muy pocos los condenados a relajar" (ibid., p. 175). Por desgracia, la Inquisición no estaba siempre a la altura de su cometido.
36- bid., pp. 23q-231. El proceso se encuentra en el Archivo Histórico Nacional de España, sección Inquisición, libro 836, fol. 192 y ss.
37- Ibid., p. 213. A Blázquez Miguel le asombra que fue benignamente castigada.
38- Ibíd., PP. 174-175.
39- ibid., pp. 192 y 235. En Portugal ocurría otro tanto, especiafmente en las tres primeras décadas del siglo XVII. En ese lapso "conoció una extraordinaria proliferación de religiosos que practicaban el judaísmo; situación que llegó a preocupar de un modo especial a la Inquisición portuguesa" (ibid., p. 235).
40- ibid., pp. 195-197. El obispo de Segovia era, además, sodomita.
41- Marín Padilla, ob, cit., p. 65.
42- Ibid. pp. 39, 44-45, 62 y 132.
43- Instrucciones del emperador a Lope Hurtado de Mendoza, datadas en Barcelona el 23-9-1519, designándolo embajador extraordinario en Roma "por cosas y negocios del Santo Oficio de la Inquisición", a raíz de la bula que estaba a punto de dictar León X, a instancias de los conversos, cuyas disposiciones herían de muerte al Tribunal (cf. Fita. Las judaizanfes españoles en los cinco primeros años (1516-1520) del reinado de Carlos I, BRAH, t. XXXIII, p. 366, Madrid, 1898).
44- Roth, ob. cit., p. 178. En muchos casos estos "reconvertidos" al judaísmo reuníanse en el exterior con sus padres, hermanos, primos, etc., que eran judíos públicos. Prácticamente todos los cristianos nuevos de España y Portugal contaban con parientes en el extranjero, de este modo gente que ocupaba elevadas posiciones políticas, sociales y eclesiásticas tenían allí familiares judíos públicos. "Los ejemplos conocidos -escribe Caro Baroja- son cada vez más abundantes y sorprendentes" (cf. Caro Baroja, ob. cit., p. 35). Inclusive a veces unos hermanos eran judíos públicos y los otros religiosos, como la familia judeoportuguesa de Manuel Pereira Coutinho, "cuyas cinco hijas eran monjas en el convento de La Esperanza, de Lisboa, mientras que sus hijos vivían como judíos en Hamburgo, bajo el nombre de Abendana" (ver Roth, ob. cit., p. 73).
45- Sobre Jaime de la Caballería, cf. Juan de Anchías, Libro Verde de Aragón„ en Revista de España, año 18, t. CVI, n° 424, p. 592, Madrid, septiembre-octubre de 1885. En este famoso texto, escrito en 1507, se detallan las genealogías y causas inquisitcriaies de los altos funcionarios de la corte fernandina y sus familias, así como de los principales cristianos nuevos de Aragón. El autor es una fuente particularmente autorizada, puesto que se desempeñó como notario del secreto al instalarse la inquisición en ese reino, ocupando también el cargo de asesor de la misma. En 1623, a requerimiento del Consejo de Aragón, Felipe IV lo hizo retirar de circulación, permaneciendo sepultado en el olvido hasta que Amador de los Ríos halló una copia del manuscrito en la Biblioteca Colombina. Su hijo Rodrigo, miembro de la Academia Real de Ciencias de Lisboa, !o publicó en la Revista de España, año 18, t. CV, n° 420, pp. 547-579, Madrid, julio-agosto de 1885 y t. CVf, n° 422, pp. 249-288 y n° 424, pp. 567-603, Madrid, septiembre-octubre de 1885. En la introducción hace resaltar este último, filosemita como su padre, que "las noticias recogidas por Anchias revisten el carácter de autenticidad incontrovertible" (cf. ibid., n°420, p. 553). En su Historia social, política y religiosa de los judíos de España y Portugal, Amador de los Rios volcó abundante información extraída del Libro Verde de Aragón, reproduciendo textualmente en el Apéndice de su obra la preciosa nómina de quemados y penitenciados que Anchfas proporciona. Han recurrido también a este valiosa fuente, entre otros, Manuel Serrano y Sanz y Julio Caro Baroja. (Existe otra edición, a cargo de Isidro de las Cagigas, que vio la luz en Madrid el año 1929 a través de la Compañía Ibero-Americana de Publicaciones).
46- Anchias, ob. cit., n° 424, pp. 586 y 589. Pedro de la Caballería, de judío público llamado Bonafós o Bonafóx, tenía un hermano de nombre Simuel, que al convertirse llamóse Juan de la Caballería. El hijo de éste, que llevaba su mismo nombre, es el que fue quemado (sobre su genealogía, cf. ibid., n° 420, p. 575).
47- Ibid. n° 424, p. 586. Hijo de Fernando de la Caballería, antes de convertirse llamado Isaac, quien era hermano de micer Pedro y casóse con una conversa (ibid., n° 420; p. 576).
48- Ibid., n° 420, p. 577 y n° 424, p. 589. Este Pedro de la Caballería era hijo de otro de los hermanos de micer Pedro, de judío público Salomón, que al hacerse "cristiano" eligió el mismo nombre que el afamado converso y también tenía por mujer a una confesa (ibid., n° 420, p. 577).
49- Texto de Pielbid., n° 424, p. 589. El análisis de las genealogías de ibid., n° 420, pp. 577-578 permite afirmar que, no obstante la existencia de varios individuos con el nombre de Pedro de la Caballería, la Beltrán es la progenitora del Pedro que nos ocupa. Gaspar era hijo de Alonso de la Cabal!ería, hermano de este Pedro (cf. ibid., n° cit., p. 577).
50- lbíd., n° 424, p. 590. Su padre fue Francés de la Caballería y su madre, una hija de converso Ximeno Gordo. Su abuelo, Felipe de la Caballería, de judío público Acab, era hermano de micer Pedro (cf. ibid., n° 420, p. 574).
51- Ibid., n° 424, p. 589. El padre de este Luis, que también llamábase Luis de la Caballería, se convirtió siendo niño y ocupó el puesto de tesorero de Juan II de Aragón, padre del Rey Católico (ibíd., n° 420, p. 57s).
52- Ibid., no 424, p. 586. Por error Amador de los Ríos consigna como fecha del auto de fe el 20 de enero (ver A. de los Ríos, Historia, etc, t. II, p. 607, ed. Baje¡, Bs.As., 1943).
53- A. de los Ríos, ob. cit., t. II, p. 367.
54- Anchías, ob. cit., n° 420, p. 561. Ver también n° 422, p. 254. Tomás García de Santa María, hermano del Burguense, se bautizó con su mujer y un hijo de corta edad al que dio el nombre de Gonzalo Garcia de Santa María. Este, de oficio mercader, casó con Brianda Sánchez, viuda de hermano de micer Pedro de la Caballería, Francisco (de judío público Abraham). Fruto del connubio es este Gonzalo de Santa María triplemente penitenciado (ibid., no 420, pp. 561 y 577 y n° 424, p. 254). La prisión domiciliaria es una evidencia del poder alcanzado por esta familia marrana.
55- Ibid., n° 420, p. 562; no 422, p. 254 y no 424, p. 587.
56- Ibid., no 424, p. 588. Acerca de su genealogía, cf. ibid., n° 420, p. 562.
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