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martes, 3 de abril de 2012

Israel trato de hacer un atentado terrorista en Chile 2006 para culpar a Iran pero le fue mal

Mario Morag, el hombre que se creía Clint Eastwood

Morag es el nombre de un monstruo del que se dice vive en las aguas del lago Morar en Escocia. También se trata de un nombre de mujer en Escocia y del nombre de una ciudad en Masuria (Polonia), así como del principal protagonista de un juego de la serie Torreones y Dragones que se llama Neverwinter Nights. Así se llama, además, una de las colonias judías de la franja de Gaza evacuada durante el verano 2005. Y también se llama Morag un hombre que creó gran alboroto en la ciudad chilena de Santiago estos últimos días.

Mario Yahir Morag, de 56 años, es un empleado de la embajada israelí en Santiago de Chile, donde lleva trabajando 3 años. De origen argentino, armó todo un escándalo el pasado 13 de septiembre en el bar restaurante Liguria, en la ciudad de Providencia, en Chile, donde se reúne la movida santiagueña.

El hombre estaba borracho, los mozos le negaron la entrada al local. Entonces sacó una pistola del cinturón, una Glock 380 semiautomática, y amenazó a todos los presentes, pero los mozos lograron desarmarlo y el hombre fue a dar con sus huesos a la comisaría. En los días que siguieron, el gobierno chileno le dio una semana a la embajada para repatriar al empleado, de lo contrario lo expulsaban. El ministro de Asuntos exteriores chileno Alberto Van Klaveren declaró : « Precisamente, porque no queremos que se estropeen nuestras relaciones con Israel, es por lo que preferimos que dicho funcionario salga del país. » Y añadió que si bien Morag tenía un permiso para llevar armas en regla, « nosotros, aquí, no estamos en el Oeste ».

¿Qué hace pues Morad en la embajada? Oficialmente, está encargado de la seguridad, pero en realidad sería sencillamente un agente de inteligencia, que rinde cuentas posiblemente al famoso Mossad.

Ahí es donde se complica la cosa, pues nos enteramos de que el mismo Morag habría sido interceptado por los guardafronteras en el aeropuerto internacional de Buenos Aires (Ezeiza) el 9 de agosto pasado, cuando llevaba una maleta llena de explosivos. Después de retenerlo algunas horas, la policía recibió órdenes y tuvo (nos dicen) que soltarlo sin más, y dejarlo seguir viaje hacia Santiago, sin molestarle más. 16 días más tarde, era detenido otro viajero, un ciudadano USamericano llamado Fisher y judío, en el aeropuerto de Houston (Texas), procediente de Bolivia, después de transitar por el mismo aeropuerto de Ezeiza, en posesión de explosivos. Los dos acontecimientos dieron lugar a un silencio mediático total, como si un embargo hubiera recaído sobre la infromación. Más curioso es que no dieran lugar a ninguna desmentida, ni al menor comentario, de fuente oficial ni oficiosa.

Lo que pasa es que la única fuente en revelar el incidente del 9 de agosto en Ezeiza y la identidad del personaje implicado fue la red Kalki, un sitio web vinculado al Partido del Nuevo Triunfo, dirigido por el exgeneral Alejandro Biondini, cuyo seudónimo es «Kalki». Se trata del nombre del décimo y último avatar del dios Vichnu, que volverá para llevar a la tierra la luz, según sus devotos.

La fama sulfúrea de esta agrupación neonazi parece que paralizó a los periodistas, argentinos y otros, pues no se tomaron el trabajo siquiera de indagar por cuenta propia sobre estas informaciones, no desmentidas por nadie. A la vez, dichas informaciones daban lugar a preguntas al gobierno argentino por parte de la Federación palestina de Argentina y suscitaron una intensa actividad diplomática entre Buenos Aires, Santiago y Tel Aviv, según la misma fuente Kalki. El caso es que se plantea algo serio ;: ?acaso los servicios secretos israelíes estaban preparando, como cree la red Kalki, un atentado en algún lugar de América del Sur, tal vez en Chile, según el modelo de los atentados cometidos en 1992 y 1994 en Buenos Aires y atribuidos sin pruebas a Irán, primero, a Hezbolá después ? En todo caso, el agente Mario Morag ya no podrá ser operacional ni en Chile ni en Argentina. Al sacar la pistola en un bar de Providencia, se le fue la mano. Ahora su jefe tendrá que buscarle otro puesto de trabajo, después de mandarlo a cumplir con una buena cura de desintoxicación, claro.

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