Siria, los medios oficiales y la propaganda imperialista
Es halagador que una persona de la talla intelectual de Santiago Alba Rico, en adelante SAR, distraiga parte de su valioso tiempo en contestar un comunicado de la Plataforma contra la Guerra Imperialista (sin comillas, que ya es hora de llamarle al pan, pan, y al vino, vino) sobre la profusión de noticias e “informaciones” (estas sí, con comillas) que se están vertiendo sobre la situación en Siria. Y su artículo, publicado en algunos medios alternativos, me da pie para confrontar y debatir, lo cual es doblemente estimulante teniendo en cuenta que la materia que nos ocupa merece una y miles de reflexiones, porque nos jugamos en la partida mucho más que una valoración a vuelapluma sobre el sistema (o régimen, tanto me da) político sirio.
Pero la excitación de la lectura de la contestación de SAR da paso a una cierta decepción intelectual, tras la lectura de sus líneas de critica, que, vaya por delante, se agradecen, que no están, a juicio de quien suscribe, a la altura de su proverbial capacidad de análisis.
Así, afirmar que denunciar las opiniones vertidas en un reportaje sobre la naturaleza dictatorial de Siria equivale a denunciar que la nieve es blanca no deja de ser un sofisma, impropio del debate que nos ocupa; el color de la nieve tal vez sea evidente para un oscense, pero quizás no tanto para un canario, y al menos yo, que estoy dispuesto a aceptar metodológicamente que la realidad tiene matices y facetas, no puedo por menos que pensar que SAR no comparte esa duda existencial.
Porque, a continuación, disertar sobre la antinomia entre democracia y totalitarismo, así, sin apellidos ni matices, induce a pensar en un interés que no se si calificar de espurio, en simplificar para caricaturizar el comunicado que SAR critica. De haber usado un concepto tan idealista de democracia como el que utiliza SAR, mi profesor de filosofía de secundaria me habría sin duda suspendido la asignatura ¿De que concepto de democracia estamos hablando? El paradigma de la democracia ateniense se basaba en la convivencia de los hombres libres con miles de esclavos para los cuales el régimen de Atenas era una dictadura.
“DEMOCRACIA” Y DISIDENCIA
Dialécticamente hablando, muchas sociedades son en parte democracia y en parte dictadura; si entendemos por democracia una sociedad en la que opera un mecanismo de participación como modo de legitimación de un modo de dominación de clase, y para lo cual es necesario aceptar un determinado nivel de disidencia “dentro de un orden”, hemos de convenir que las sociedades capitalistas desarrolladas pueden definirse como democracias. En la práctica, los conceptos libertad y democracia equivalen a libre mercado. El disidente “dentro de un orden” puede sentir que vive en democracia, ya que ésta solo ejerce una férrea dictadura sobre las personas y movimientos que amenacen el modo de producción y dominación capitalista y el marco en que éste se desarrolla.
Por ejemplo, el Estado español es formalmente una democracia, si entendemos como característica fundamental de ella la existencia de un mecanismo periódico de participación en la elección de legisladores y gestores (con todas las objeciones que podamos formular a tal definición), pero, si nos atenemos a tal criterio, nos encontramos con que, en lo que respecta a la población inmigrante, es una dictadura. Y si centramos el concepto “democracia” en la existencia de una serie de derechos civiles, tales como libertad de expresión, reunión, prensa y derechos a no ser torturados ni encarcelados por expresar libremente las propias opiniones, nos encontramos con que un sector muy significativo del pueblo vasco vive hoy en una férrea dictadura.
A este respecto, las críticas que legítimamente se puedan formular respecto a Siria hay que contextualizarlas en la realidad histórica, social y política de la zona, no para justificar al régimen sirio, sino para entender la propia realidad, de modo que Siria reprime, sí, pero la represión contra la disidencia es una característica de todos los estados en cuanto a tales, y si entendemos que el nuestro no reprime habría que preguntárselo al alumnado del Instituto Luis Vives de Valencia.
El problema central para la Plataforma contra la Guerra Imperialista no es tanto si Siria es o no una democracia, sino dilucidar por qué se ha iniciado una campaña internacional respecto a ese país y no respecto a Bahrein, Qatar o Arabia Saudí, tampoco muy sobrados de parámetros democráticos.
Puedo incluso convenir contigo en que en Siria existe un serio déficit democrático, al igual que en otros estados del mundo árabe (habría que analizar las razones históricas que explican dichos fenómenos, incluyendo el papel jugado al respecto por el colonialismo y el imperialismo), y también es interesante debatir sobre si el Jefe de Estado de ese país ha heredado su cargo (algo similar a lo que ocurre en el nuestro, por cierto, aunque podríamos discutir si nuestro rey lo es por ser nieto de rey o por haber sido nombrado por un dictador golpista y sanguinario), pero el laicismo y el papel de la mujer en ese país son elementos a valorar, ya que estos aspectos han sido en el pasado utilizados para operaciones imperialistas más o menos encubiertas. Y son, sobre todo, datos que abundan en la sospecha de que no es el ansia de libertad lo que impulsa a Estados Unidos y sus países satélites, así como la pléyade de medios de comunicación afines al poder, a orquestar una campaña de demonización de ese país como antesala de la agresión y el expolio.
PRELUDIO DEL SAQUEO
Existen sobrados ejemplos en el pasado reciente de tales campañas propagandísticas como preludio al bombardeo y el latrocinio imperialista; Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia… El esquema, con apenas variantes, es el mismo, satanizar a un gobernante, magnificar sus crímenes, justificar una agresión, invadir, expoliar… Luego, el silencio, se retira de la opinión pública la información sobre éstos países de tal modo que no se hace ningún seguimiento de los resultados que para los derechos humanos han tenido tan altruistas intervenciones.
Tiene algo de torticero citar descontextualizadamente a Fidel Castro para apoyar las opiniones propias. La posición respecto a Siria del líder cubano, la de su país y la de los miembros del Alba es clara al respecto, por lo que trascribo a continuación la resolución adoptada sobre esta cuestión:
XI Cumbre del Alba: Los Jefes de Estado y de Gobierno de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) reiteraron su condena a la política sistemática de injerencia y desestabilización en la hermana República Árabe Siria, cuyo fin es imponer por la fuerza al pueblo sirio un cambio de régimen.
Los países miembros del ALBA condenan los actos de violencia armada que grupos irregulares apoyados por potencias extranjeras han desatado contra el pueblo sirio, y formulan votos por que la sociedad siria retorne a la calma y se desarrolle en un ambiente de paz.
Los países del ALBA reiteran su apoyo a la política de reformas y diálogo nacional impulsada por el gobierno del Presidente Bashar Al Assad, que buscan encontrar una solución política a la crisis actual, respetuosa de la soberanía del pueblo sirio y de la integridad territorial de ese hermano país árabe.
Caracas, 5 de febrero de 2012
Creo firmemente que a la izquierda de estas tierras le sobra eurocentrismo y le falta humildad, de tal modo que no podemos, cuando llevamos muchos años, demasiados, sin tener nada significativo que aportar al avance de la humanidad, decirle a las masas árabes, africanas, asiáticas y latinoamericanas cómo deben organizar sus luchas y cuál es el modelo que deben adoptar. Más nos valdría centrarnos en cómo cambiar las sociedades en las que vivimos, frente a la oleada de miseria en la que nos está sumiendo el capitalismo. Tal vez, si realmente queremos hacerlo, tendríamos mucho que aprender de los “tercermundistas”.
ALTRUISMO DE MULTINACIONAL PETROLERA
Pienso también que andamos algo escasos de perspicacia y, a consecuencia de ello, nos sorprendemos al contemplar las imágenes de la captura, tortura y asesinato de Gadaffi en Libia, y cómo los románticos rebeldes se dedican a la cacería de los negros e imponen un régimen salafista con la complacencia de las multinacionales petroleras.
Considero, y disculpen mi ingenuidad los lectores, que SAR comparte gran parte de estas preocupaciones y reflexiones, aunque no he encontrado ningún texto por su parte que matizara su posición del pasado año respecto a la agresión a Libia, tal vez por falta de tiempo ante la vorágine de los acontecimientos recientes.
Recuerdo ahora una columna en un periódico de mi admirado y desgraciadamente fallecido Javier Ortiz, en el cual utilizaba una parábola, según la cual, quien contemplaba subido a una valla cómo un adulto propinaba una paliza a un niño y no hacía nada al respecto, era cómplice del agresor; podemos matizar que tal vez el niño sea un maltratador de otros niños. ¡Vamos: el terror en el patio de su cole!, pero esto no debe apartarnos la vista de lo fundamental, la agresión de un adulto fuerte a alguien que por edad o tamaño es mucho más débil.
El problema de fondo es que, pese a que personas como SAR no defienden una intervención armada imperialista en Siria, y sin intentar coartar su libertad de expresión, determinados pronunciamientos sitúan la diferencia entre sus posiciones y las del imperialismo en un problema de matiz (unos y otros están de acuerdo en que el régimen de Siria es antidemocrático y criminal, por lo que es preciso hacer algo), de modo que las opiniones de unos sirven como coartada a las agresiones de otros.
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