Libro en PDF 10 MITOS identidad mexicana (PROFECIA POSCOVID)

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sábado, 17 de noviembre de 2012

Lo que dice el Corán sobre el significado de la revelación

» Artículos Lo que dice el Corán sobre el significado de la revelación El Corán en el Islam 10/10/2011 - Autor: Allamah M. H. Tabatabai - Fuente: Islam Oriente allamah tabatabai coran coran & sunna ley profecia revelacion 10me gusta o estoy de acuerdo Compartir en meneame Compartir en facebook Descargar PDF Imprimir Envia a un amigo Estadisticas de la publicación El Corán en el Islam El Corán en el Islam Lo que puede inferirse en el Corán es que este Libro divino ha sido manifestado a través de la revelación al Profeta (BPD), y que la revelación es una forma espiritual (sutil) de transmitir y proferir que no puede ser distinguida a través de los sentidos, el pensamiento o la inteligencia, sino sólo a través de un tipo diferente de comprensión que es concedida por Dios a ciertos individuos, precisamente para capacitarlos en recibir las instrucciones de ese mundo invisible y oculto, que permanecen imperceptibles a los sentidos y el intelecto. La recepción y transmisión de estas instrucciones y decretos divinos es llamado profecía. Para clarificar este punto se hacen necesarias las siguientes explicaciones preliminares: A.-La guía universal y la guía humana (como objetivo de la creación). Al comienzo de este libro se estableció que había varias especies en este mundo, cada una de las cuales, fuera animada o inanimada, tenía un objetivo y un propósito último en su creación hacia el cual se movía desde su aparición o manifestación, y que lo hacía en proporción a su objetivo. Dijimos también que estaba equipada con ciertos medios y herramientas en su estructura natural que eran el origen y la fuente de sus especiales actividades. Estas actividades la llevarían cada vez más cerca de su objetivo y le darían finalmente la victoria. Dice Dios, exaltado sea: “Nuestro Señor que concedió a cada cosa su creación y luego la guió (a su objetivo).” (20:50) “(Dios es) El que creó (todas las cosas) y las perfeccionó , y es El que dio a cada cosa una medida y la guió” (87:3) Se estableció también que el ser humano no es una excepción a esta regla natural de la vida. El tiene un objetivo en su existencia, está equipado con los medios necesarios y apropiados para conseguir u obtener su propósito. La victoria del hombre o el triunfo en alcanzar su propósito u objetivo, es la propia perfección o felicidad ,y su derrota y fracaso es la propia deficiencia y desgracia. Su misma creación lo guía hacia el objetivo y el propósito último. Dice Dios: “Ciertamente hemos creado al hombre de una gota de elementos entremezclados (la esperma) para probarle, y le hemos hecho oyente, vidente, ciertamente le hemos guiado por el camino fuera agradecido o impío.” (76:2 y 3) “De una gota de esperma lo creó (Dios al hombre) y lo configuro de acuerdo a una medida y en cuanto al camino se lo facilitó. “ (80: 19 y 20) B. -El privilegio del ser humano al atravesar el camino de la vida. El privilegio de las criaturas animadas sobre las inanimadas es que la actividad de los seres animados está basada sobre el conocimiento y la comprensión. Al mismo tiempo el ser humano, que comparte esto en común con aquéllos, tiene una ventaja sobre ellos al poseer sabiduría e inteligencia. Si existe una posibilidad de acción para un ser humano, éste no la emprende si primero no considera sus pros y sus contras. Si sus pro son dominantes emprende la tarea, mientras que si sus contra son dominantes se abstiene de ello. En todo acto el hombre se guía por su inteligencia según la medida de su comprensión. Si no distingue ningún obstáculo a lo que quiere emprender da la orden interna para ejecutarlo. En cambio si percibe una pérdida total o un resultado indeseable en el acto que va a emprender se prohíbe a sí mismo tal acción, pero en suma el llamado a la acción o su abandono depende del hecho del sentimiento y deseo por cuya causa el intelecto cumple el deber de comprender sus resultados en la confirmación o negación de un acto. Si estas comprensiones son convencionales, si se toma suficiente cuidado, la propia comprensión, juicio y veredicto serán el mismo. C.- ¿En qué sentido el ser humano es un ser social? No cabe duda de que el ser humano es gregario, que siempre ha vivido colectivamente y que los individuos han cooperado para satisfacer sus necesidades, pero ¿Tiene esta cooperación su raíz en la naturaleza original de la humanidad? ¿Se basa en ella esta reunión para la ejecución de una tarea y la posterior asociación en el producto de la misma? Lo que vemos es que la naturaleza primordial de la sociedad tiene ciertas necesidades así como ciertos sentimientos, y que por causa de los deseos uno hace uso de ciertas facultades o instrumentos y en esa etapa uno es inconsciente de las necesidades y deseos de los demás. El ser humano hace uso de todo lo que encuentra para sus propias necesidades y busca el auxilio de cosas simples y compuestas sobre la tierra para satisfacerlas. Usa todo tipo de plantas y árboles, incluidas sus hojas, sus frutos, sus raíces, la madera, y a todos los animales, así como también a sus productos para satisfacer sus propias necesidades. El descubre sus usos, los beneficios que de ellos se obtiene y satisface con ello sus propias deficiencias. Pero tal ser que hace uso de todo lo que está a su alcance para su propio interés, ¿Adoptará una forma diferente de conducta y mostrará respeto al encontrarse con otros seres humanos y les tenderá la mano de la cooperación a ellos ofreciéndoles algo de las propias ganancias? No. Jamás. Por el contrario, el ser humano siente que sus innumerables necesidades jamás podría satisfacerlas por sí mismo, y piensa que existe una posibilidad de que, en unión a los demás, con su ayuda podrá satisfacer algunos requerimientos. Por otra parte, el ser humano comprende que los otros así como él mismo tienen también deseos y necesidades similares a los suyos propios, y de que ellos están preparados para defender sus intereses y para rechazar el abandonarlos de la misma manera en que él lo siente. Es por esta razón que el ser humano siente que debe someterse a la colaboración social y ofrecer una parte de sus ganancias para obtener satisfacción de otras. En recompensa él recibe una proporción de sus ganancias comunes. De hecho, él entra en un mercado público de cambio que está abierto todo el tiempo y donde todas las necesidades de la vida están a la venta. Como resultado de esto, todos los productos de la sociedad en su conjunto son amontonados. Cada miembro obtiene una parte de ello según su peso social, es decir, en proporción al valor de sus servicios, y de esta forma logra satisfacer sus propias necesidades . La discusión anterior muestra que la naturaleza humana, la cual procura su propio interés, requiere de la ayuda de otros a fin de satisfacerlo. Esta necesidad es la que la fuerza a procurar la cooperación social. Esto se muestra claramente si se estudia a los niños. Vemos que un niño reclama lo que quiere de una manera incuestionable y con un vigor sin fisuras. Hace uso de las lágrimas y del llanto para obtener lo que procura. A medida que el niño crece y se familiariza más con la sociedad gradualmente reduce sus extraordinarias demandas hasta que se convierte en un miembro completo del cuerpo social, en ese momento olvida totalmente sus excesos en el reclamo de sus deseos . Otro testimonio de esto es el de alguien que ha obtenido poder sobre los demás descuidadamente, y que por ello ignora la sociedad cooperativa y sus requerimientos, y emplea individuos, el producto de cuya labor lo dedica a sí mismo sin ofrecerles nada a cambio. Dice Dios, exaltado sea, refiriéndose a esta sociedad cooperativa : Nosotros hemos distribuido entre ellos la subsistencia en la vida del mundo ,y elevamos la categoría de unos sobre otros para que éstos sirvieran a aquéllos” (43:32) Este versículo se refiere al hecho cierto de la sociedad cooperativa del género humano en la cual cada individuo es superior a otros en algún aspecto de la vida. Por esta razón los seres humanos tienen diferentes categorías en la existencia. Cada uno de ellos, en su particular superioridad, domina a los otros y hace uso de ellos en su propio interés. De esta forma todos los miembros de la sociedad están tan interconectados en los asuntos sociales que forman un conjunto unitario. Y dice Dios: “Sin duda el hombre es muy injusto (opresor), desagradecido” (14:34) “Y ciertamente él (el hombre) es injusto, ignorante.”(33:72) Estos versículos hablan del instinto natural de acaparamiento por el cual el ser humano viola los derechos de los otros y sus intereses . D.-Las diferencias y la necesidad de la ley Aunque el ser humano en su contacto con otros seres ha tenido que aceptar una sociedad cooperativa y por eso ha sacrificado algo de su libertad de acción a causa de preservar otros aspectos de la libertad, no obstante, el mero establecimiento de una sociedad de cooperación en vista de las amplias diferencias y falta de equiparación que existen en las capacidades físicas y mentales de los individuos, no ha resuelto la dificultad. El choque de los intereses de los individuos de la misma sociedad que ha sido establecida para remover sus diferencias se convierten en una fuente de corrupción y disputa Por esta razón, se siente la necesidad de establecer un cierto número de regulaciones comunes que sean aceptadas y respetadas por todos los miembros de la sociedad. Porque es obvio que incluso en una transacción insignificante, si no existen reglas comunes, aceptables tanto para el comprador como para el vendedor, la transacción no tendría lugar. Se hace necesario por consiguiente el establecimiento de ciertas leyes que prevengan la disolución de la sociedad y protejan los intereses de los individuos. El sistema de la creación, que tiene en su programa la guía de las especies hacia sus objetivos y su felicidad ,ha sido capaz de dirigir a la humanidad hacia la ley que salvaguarda su felicidad. Dice Dios : “De una gota de esperma lo creó (al hombre) y lo conformó según la medida, luego le facilitó el camino.” (80:19 y 20) Y la forma de facilitar la vida para los seres humanos que están destinados a vivir en un ámbito social, no es sino darles leyes y regulaciones apropiadas. E.- El intelecto es incapaz de conducir al ser humano hacia la ley (que mejor le conviene). Esta guía, por cualquier medio y en cualquier dirección, será la tarea del mandato de la creación, porque es ese mismo mandato u orden (divina) la que creó los seres humanos, disponiendo la felicidad para ellos, estableciendo la guía general en la cual, la específica guía de los seres humanos, es una parte también de su programa . Está claro también que no hay sentido de contrariedad y oposición ni error en la tarea de la creación. Si existe algún retardo o desvío del objetivo, la falla no reside en la causa sino en su efecto o en otras causas que neutralizan o desvían el efecto de aquéllas. Si no hubiera inconvenientes causados por otros factores, no habría allí razón para contrariedad, error o desvío . Es claro, por este medio, que la guía que conduce a la ley que pueda eliminar las diferencias no es tarea sólo del intelecto, porque este mismo intelecto es el que conduce a las diferencias. Es este mismo intelecto el que despierta el deseo por la explotación y preservación de los propios intereses de una manera absoluta y perfecta; y es él el que se ve obligado por necesidad a tolerar la existencia de una comunidad organizada y equilibrada. Es obvio que en la creación, una misma causa como factor no produce los efectos contrarios, a saber difundir y eliminar las diferencias. Aquellas faltas y violaciones que tienen lugar diariamente en conexión con las leyes corrientes y que son consideradas como pecados, todas son cometidas por quienes poseen raciocinio, de otra forma no serían faltas. Si el intelecto actuara como una guía para las leyes que elimina las diferencias en una sociedad organizada, y no tuviera conexión natural con las faltas no aprobaría tales violaciones y las impediría. La causa principal de este abandono de las obligaciones en la presencia del intelecto es que éste llega a la conclusión de que debe aceptar la existencia de una comunidad equilibrada y equitativa, y que debe observar las leyes que están vinculadas a la justicia social por necesidad y conveniencia; si no fuera así ,el intelecto no estaría a favor de la cooperación y la justicia social . Aquellos que transgreden la ley son, o bien quienes tienen un poder que está por encima del poder ejecutivo de aquellos que aplican la ley, y entonces la violan descuidadamente, o bien aquellos que están más allá del alcance de los aplicadores de la ley, sea por distancia, o porque están refugiados en una fortaleza, o por negligencia de quienes controlan la aplicación de la norma, o porque han ofrecido excusas, como ser de la legitimidad de sus faltas respecto de los desamparados u oprimidos. En estos casos, ellos se ven enfrentados con las molestias (que derivan de la transgresión de la ley) o bien tales molestias son débiles e inefectivas. Claramente en ese caso, el intelecto carece de juicio y no puede contrarrestar la libertad absoluta. El (el intelecto) abandona la cuestión de la explotación a sí misma. Por consiguiente, el intelecto no puede conducir hacia una ley social que salvaguarde y garantice los intereses sociales y que, al mismo tiempo, preserve los intereses privados de una manera justa, porque él solamente seguirá la decisión de observar la ley de una sociedad equilibrada a condición de que exista frente suyo un factor que lo moleste. Pero cuando no existe un factor de impedimento que contrarreste su libertad absoluta, no reacciona en absoluto limitándose, e incluso procede al contrario. Dice Dios Altísimo: “Ciertamente el hombre se rebela cuando se cree autosuficiente (cuando se ve rico y libre de deseo).” (96:6 y 7) Esta libertad del querer o del deseo- al sentirse autosuficiente- incluye la libertad de recurrir a la cooperación para la preservación de los intereses. F. –La única forma de guiar al ser humano es por medio de la revelación. Las discusiones previas mostraron que el ser humano, como otras criaturas, tiene la felicidad como su objetivo en la vida y, dado que no puede permanecer sin vida social en razón de su propia estructura y de sus intereses naturales, su felicidad reside en cierta medida en el bienestar de la sociedad. Como miembro de tal sociedad uno debe procurar el bienestar y la felicidad personal en la felicidad de la sociedad y en esa ley común que se encuentra inscripta en la creación humana. Se ha visto además que el intelecto humano es insuficiente para conducir al ser humano hacia la ley, porque éste no ordena en todos los casos la observancia de la cooperación y la justicia social. Las conclusiones anteriores demuestran que debe existir otro tipo de comprensión aparte de la comprensión intelectual por medio de la cual se suministra una guía al género humano. Este tipo de comprensión es la que ha sido manifestada por los Profetas y los Mensajeros de Dios- y es llamada la Revelación divina- como prueba de la corrección de su convocatoria. Dice Dios, exaltado sea: “Toda la humanidad constituye una comunidad única, por esto Dios ha suscitado Profetas como advertidores y anunciadores de buenas nuevas, y reveló con ellos la Escritura con la Verdad para juzgar entre la gente en aquello que discrepaban.” (2:213) Y dice en otro lugar: “Sin duda que te hemos revelado, como revelamos (antes)a Noé Y a los Profetas después de él; Mensajeros portadores de buenas nuevas Y advertidores para que la gente no tuviera argumentos contra Dios después de los Mensajeros.”(4:163 y 165) Los versículos citados muestran que la Revelación y la profecía son el único camino para resolver las diferencias entre la gente. El segundo versículo considera a la Revelación y a la profecía como los únicos medios para la perfección del argumento contra los siervos. El requisito para estas dos condiciones es la insuficiencia del intelecto como guía y perfección (completitud) del argumento (o prueba) divino en los siervos. Esto significa que si los Profetas no hubieran sido designados, los decretos divinos no habrían sido anunciados y no sería posible que la gente hubiera comprendido el mal de la injusticia y la corrupción, por lo cual Dios no habría podido justificadamente reconvenirlos (de sus faltas) si meramente les hubiera otorgado el intelecto, porque éste es incapaz de distinguir siempre la maldad, la injusticia y la corrupción. Problemas y respuestas Problema: Según el argumento anterior, que el intelecto no puede impedir la violación de las leyes y de las faltas de la gente, se ha quitado la tarea de la legislación o, en otras palabras, la guía de los seres humanos hacia la felicidad, al intelecto para dársela a la Revelación y la profecía; siendo que las regulaciones y leyes de la Revelación tampoco pueden prevenir las faltas. La gente está incluso más dispuesta a violar las disposiciones religiosas ya prestarles poca atención. Respuesta: Mostrar el camino es una cosa y seguirlo es otra diferente. La tarea de la creación en su guía general es conducir al género humano, por algunos medios, hacia una ley que garantice su felicidad, y no es obstruir su camino hacia la falta y forzar a la gente a seguir esa ley. La razón por la cual nosotros consideramos la violación de una ley, para la cual no existe impedimento en el curso de la libertad de acción, como un signo de insuficiencia del intelecto, no fue porque el intelecto no impida la acción, sino porque en tales casos el intelecto no dicta ninguna resolución ni ordena una colaboración social y obediencia a la ley, salvo que su demanda esté basada en la compulsión. En la medida en que no percibe ningún obstáculo en el curso de su libertad de acción, no prohíbe ninguna falta y no ordena seguir una ley que es contraria a su libertad. Por consiguiente, como el intelecto no siempre ordena seguir la ley, no puede ser un medio suficiente para la guía constante del ser humano, mientras que la Revelación, en todos los casos y persistentemente, coloca el juicio en las manos de Dios, quien con Su Infinito Conocimiento y Poder está siempre observando a la humanidad y otorgando la recompensa por los buenos actos y administrando el castigo por las acciones incorrectas sin ninguna discriminación. Dice Dios exaltado sea: “Ciertamente el juicio pertenece sólo a Dios.” (12:40) “Luego, quien realice el peso de un grano de mostaza de bien lo verá (el Día del Juicio), Y el que realice el peso de un grano de mostaza de mal lo verá. (99:8) “Ciertamente Dios decidirá entre ellos el Día de la Resurrección, pues en verdad Dios es Testigo de todas las cosas.”(22:17) “¿Acaso no saben que Dios conoce lo que ocultan Y lo que manifiestan?” (2:77) “Y Dios es observador de todas las cosas.” (33:52) Los versículos anteriores muestran que las normas reveladas que se transmiten por Revelación divina son más poderosas que las leyes ordinarias realizadas por el hombre para impedir la violación y las faltas, porque los medios que poseen las leyes humanas para impedir la violación y las faltas son el establecimiento de observadores y agentes disciplinarios que controlen los actos aparentes de la gente, así como la sanción de leyes penales para los violadores y los que cometen faltas, que son practicables solamente si la leyes suficientemente dura y si la violación es evidente . Pero en una norma revelada existen cuatro ventajas: primeramente, así como las leyes hechas por el hombre y los sistemas ordinarios de legislación, tiene observadores privados de las acciones de la gente. Segundo, por el deber de ordenar el bien y prohibir el mal, que hace que todas las personas se observen unas a otras y sean en conjunto guardianas de la ley; tercero por la creencia religiosa de que todos los actos humanos, sean buenos o malos, son preservados para un día en que se realizará una cuenta final de ellos (el Día del Juicio), y sobre todo, que el Dios de todo el universo controla a todos los seres humanos y a sus actos y que está presente en todo lugar y en toda época. Y que además del castigo de este mundo, tal como lo determinan las leyes humanas, existe el castigo del Día de la Resurrección que no permite excepciones ni discriminaciones. Dice Dios, exaltado sea: “Obedeced a Dios y Obedecer al Mensajero y a los que poseen autoridad entre vosotros.”(4:59) “Y los creyentes y las creyentes son guardianes unos de otros, ordenan el bien y prohíben el mal.” (9:71) “Ciertamente hay sobre vosotros guardianes, honorables escribas que conocen lo que hacéis (los ángeles guardianes que registran las acciones humanas).” (82:10 a 12) “Y tu Señor es observador (vigilante) de todas las cosas.”(34:21) Otro problema: Según lo que se ha establecido, el intelecto no siempre ordena la observancia de la ley y la necesidad de evitar su violación. Pero esto parece contrario a lo que ha sido declarado en algunas tradiciones de los Imames (P) de la descendencia del Profeta (BPD), a saber, que Dios ha concedido dos pruebas a Sus siervos, una prueba evidente que es el Profeta (BPD) y una interna que es el intelecto humano. Pero según lo que se ha dicho antes, el intelecto no puede ser una prueba (es decir: una evidencia, guía o argumento para descubrir la verdad) en todos o en la mayoría de los casos, dado que no puede castigar, juzgar o refrenar una falta. Respuesta: La tarea ordinaria del intelecto práctico (es decir, la inteligencia) del ser humano es procurar la ganancia y evitar la pérdida. Si la necesidad fuerza a quien busca ganancias y para ello explota a otras personas a aceptar una actitud de cooperación y solidaria, y si el origen de esta necesidad es el poder de aquellos a quienes esa persona deseaba explotar libremente, o bien el poder de aquellos en cuyas manos está el castigo por el incumplimiento de la ley, en tal caso, si no existiera un agente apremiante, el intelecto no ordenaría entonces seguir la ley y no vedaría su violación . Pero si el origen de la necesidad (según la opinión de la Revelación) es el juicio de Dios y Su observación constante sobre los actos y el castigo de las faltas y la ausencia de excepción con que Dios procede sobre los actos, tanto buenos como males, ante cuya Sagrada Presencia no habrá posibilidad de indulgencia, alegato de ignorancia u ocultación, en tal caso el intelecto no encuentra ocasión para desobedecer la ley- suponiendo la ausencia de necesidad y forzamiento- y cumplirá lo que es ordenado por la Revelación. Dice Dios: “¿Acaso no es El entonces quién vigila lo que cada alma hace (u obtiene)?” (13:33) “No existe ningún alma sin que tenga sobre ella un guardián.” (86:4) “Cada alma es responsable por aquello que procura (u obtiene).” (74:38) G.-No hay error en el camino de la Revelación. Como se estableció antes, la Revelación y las instrucciones del programa para la vida social de la humanidad son una parte del orden total de la creación que no comete errores en su tarea, Por consiguiente, los detalles de las normas divinas en las cuales la humanidad es instruida no incurren en error ni se extravían de su curso. Dice Dios, exaltado sea: “Conocedor de lo oculto, (Dios) no descubre a nadie Sus secretos, salvo a aquél a quien acepta como mensajero. Entonces El pone un guardia que marcha delante suyo y detrás suyo, para que El conozca si han transmitido los mensajes de su Señor. Abarca (Dios) todo lo concerniente a ellos y lleva cuenta exacta de todo.”(72:26 a 28) Por esta razón los Mensajeros y Profetas de Dios deben ser impecables, esto es, deben estar libres de error y de pecado, tanto en el aprendizaje de las enseñanzas que le son enviadas a través de la Revelación desde el mundo superior, como en la preservación y propagación de esas enseñanzas. Porque, siendo ellos los medios en el orden de la creación para la guía general, si erraran en su aprendizaje, en la preservación y/o en la comunicación de la Revelación, o cometieran pecados que fueran contrarios a sus palabras, en todos estos casos, el Señor de la creación habría errado en la ejecución de Su programa de guía, lo que es imposible que tenga lugar (porque ello supondría una insuficiencia en la capacidad de Dios, el Infinito, Todopoderoso y Justo). Dice Dios, exaltado sea: “A Dios le corresponde indicar el camino del que algunos se desvían.” (16:9) H.-La realidad de la Revelación permanece oculta para nosotros. Los puntos recién discutido mostraron que el programa de la vida humana, que es el prefacio para la obtención de la felicidad de la humanidad, y cuyas instrucciones están depositadas, inscriptas, en la creación misma (del hombre), no puede ser alcanzado ni manejado eficazmente sólo a través del intelecto. Por consiguiente, existe otro tipo de comprensión aparte de la reflexión intelectual por medio de la cual los seres humanos pueden descubrir los deberes de su vida, y esto es lo que se denomina Revelación . Para obtener tal comprensión, que no es universal y general, se requiere de una mente pura, libre de todo tipo de polución y maldad. Los individuos difieren enormemente en su firmeza, en su comprensión equilibrada, pureza de espíritu, así como en los aspectos opuestos a estos atributos morales. Debe confesarse que estos dones extraordinarios de carácter solamente se encuentran en muy raros individuos, incluso el Corán habla de cierto número de personas como Profetas y Mensajeros Suyos, pero evita dar el número completo y todos sus nombres y sólo menciona algo más de veinte . Aquellos que no hemos sido agraciados con esta bendición (de pureza y firmeza del carácter), encontramos esta verdad desconocida y oculta, y solamente hemos testimoniado o escuchados de sus rastros y vestigios, incluyendo el Sagrado Corán y algunas de las descripciones que han llegado a nosotros a través de la profecía (las religiones y tradiciones). No obstante, no puede decirse que sus atributos estén limitados a aquellos que han llegado a nosotros y puede haber otras cualidades y características también que no nos han sido explicadas. I.-El modo o método de la revelación coránica Para ser breves, lo que dice el Corán acerca del método de su propia revelación es que este Libro divino ha venido a través de la Palabra de Dios a Su Profeta (BPD), quien la ha escuchado con toda su alma. Dice Dios Altísimo: “A ningún mortal les es dado que Dios le hable sino es por revelación (o inspiración), o desde detrás de un velo, o mandándole un enviado que le revele, con Su autorización, lo que El quiere. El es Altísimo, Sapientísimo. Así es como te hemos revelado un espíritu (el Corán) que procede de Nuestra orden. Tu no comprendías lo que era la Escritura ni la fe, pero hemos hecho de él (el Corán) una luz con la que guiamos a quien queremos de nuestros siervos ,y que ciertamente guía hacia un sendero recto.” (42:51 y 52) En este pasaje se citan tres formas para la revelación, en el primer versículo (42: 51) no resulta claro a quién se dirige la inspiración, en cuanto al tercer tipo, está vinculado al Profeta Muhammad (BPD), por lo cual “resultan de aquí tres formas para el discurso divino : l.-Una declaración o un discurso divino en el cual no existe mediador entre Dios y los seres humanos; 2.-Un discurso divino desde detrás de un velo, tal como ocurrió en el monte Sinaí donde Moisés escuchó la Palabra de Dios; y 3.-Una declaración divina comunicada por el ángel a un ser humano, en cuyo caso la voz del ángel de la revelación es escuchada repitiendo la Palabra de Dios . El segundo versículo (42: 52) muestra que el Corán ha sido enviado al Profeta (B.P o (de la tercera forma, y es claro que él ha venido a través de manifestaciones o discursos (es decir: como un mensaje hablado, no como ideas o imágenes). En otro lugar dice Dios: “Descendió con él (el Corán) el fiel (el Espíritu fiel (el ángel Gabriel) a tu corazón para que fueras de los advertidores, en una lengua árabe clarísima (purísima)”.(26:193 a 195) “¿Quién es enemigo de Gabriel?, pues ciertamente él lo reveló (al Corán) a tu corazón.” (2:9) Estos versículos muestran que el Corán, o parte de él, ha sido enviado de la tercera manera, es decir a través del ángel de la Revelación, Gabriel, llamado el Espíritu fiel. Concerniente al punto de que el Profeta (BPD) ha recibido la Revelación con toda su alma y no por medio de su oído, vemos que la palabra corazón es utilizada en los versículos anteriores la cual, en la terminología Coránica, significa la totalidad del alma o el espíritu. Dice además: “Un mensajero que proviene de Dios que recita cosas purísimas.” (98:2) Como conclusión podemos decir que hay muchas otras cuestiones y explicaciones concernientes a los diferentes tipos de revelación y sus propiedades, tal como se refieren en el Sagrado Corán, que están no obstante más allá del ámbito de este breve libro.

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