El horror mexicano: Más de 1, 800 niñas desaparecidas en Ciudad Juárez Publicado agosto 2, 2013 HuffPost Voces , [BUITRES]6 Comentarios
Etiquetas: Caso de las niñas desaparecidas de regreso a casa, Cuantas desapariciones de niñas en Ciudad Juárez, Feminicidios en México, Javier Juárez, Madres de niñas desaparecidas de Ciudad Juárez, Narcopolítica, Niñas desaparecidas en Ciudad Juárez, Nuestras Hijas de Regreso a Casa, Violencia en México
Etiquetas: Caso de las niñas desaparecidas de regreso a casa, Cuantas desapariciones de niñas en Ciudad Juárez, Feminicidios en México, Javier Juárez, Madres de niñas desaparecidas de Ciudad Juárez, Narcopolítica, Niñas desaparecidas en Ciudad Juárez, Nuestras Hijas de Regreso a Casa, Violencia en México
THE HUFFINGTON POST.- La familia Frayre Jáquez tuvo que esperar más de un año para que un laboratorio de Estados Unidos determinara que uno de los cuerpos de mujeres hallados en diez osamentas del Valle de Juárez, era el de su hija Yanira.
Al fin, la Fiscalía General de Chihuahua anunció la entrega de los huesos de la víctima y junto con ella, el de Jessica Leticia Peña García, ambas, desaparecidas en el centro de Ciudad Juárez entre mayo y julio del 2010. Del cuerpo de Yanira, únicamente se encontró un hueso de cuatro centímetros del resto de lo que una vez perteneció a una niña de 15 años de edad.
En cambio, la familia de Jessica apenas podía conformarse con las cenizas de su cadáver. Pero una negligencia de la funeraria llamada Perches, cambió los cuerpos y entregó los restos cambiados.
De esto, la prensa chihuahuense dio noticia el pasado 21 de julio. Sin embargo, la desaparición de niñas en Ciudad Juárez no es tragedia de hoy. Los casos son un fenómeno diferente a las conocidas “Muertas de Juárez”, quienes simplemente son asesinadas en el Campo Algodonero, y están por cumplir siete años desde que a principios del 2007 se encontraron los primeros cuerpos. Y a pesar del tiempo, nada, o casi nada, ha mejorado.
Niñas como Yanira o Jessica. Menores de edad de entre 12 y 18 años que buscan trabajo orilladas por la pobreza, o que deambulan luego de salir de la escuela sin certeza del futuro, hasta que alguien – a quien casi nadie puede o quiere identificar-, las engancha y se las lleva. Luego, dos o tres años después, de ellas tan sólo se logra saber que probablemente, yacen como uno de los cuerpos arrojados en el desierto. Y todo inicia siempre en el mismo lugar: el centro de Ciudad Juárez, a la luz del día.
Para el periodista español, Javier Juárez, autor del libro “Desaparecidas de Ciudad Juárez”, el fondo de estas desapariciones es la impunidad: “Ellos (los criminales) lo hacen porque saben que no va a pasar nada.
Tienen garantía de impunidad. Es decir, lo que deben defenderte de las injusticias o los crímenes son los mismos que amparan ese sistema. Un sistema fallido”.
Javier Juárez tiene su propia historia, similar a las de Yanira y Jessica. Llegó a México para estudiar el fenómeno de las ‘Muertas de Juárez’, hasta que dio cuenta de estos nuevos feminicidios.
Así conoció el caso de la niña Adriana Sarmiento Enriquez de 15 años, secuestrada en el centro de Ciudad Juárez, el 18 de enero de 2008, a quien pasó tres años buscando. Junto a Ernestina Enríquez, mamá de la desaparecida, recorrieron cinco estados de México tratando de encontrarla entre antros y centros de trata de personas, sospechando que Adriana se encontraría víctima de una red similar, sufriendo, pero viva. Pero a finales del 2011, una investigación paralela de la periodista Guadalupe Lizárraga le dio un vuelco a su búsqueda: la niña, no solamente no estaba viva, sino que su cuerpo yacía en la morgue desde hacía 16 días después a la fecha de su desaparición.
Una cloaca de corrupción se destapó entonces, tanto, que las autoridades buscaron deshacerse del cuerpo de Adriana para desmentir la versión de su paradero. Sin embargo, la movilización inmediata de Javier, Ernestina, Guadalupe y la organización “Nuestras Hijas de Regreso a Casa”, evitó una injusticia más sobre el cadáver de Adriana Sarmiento Enríquez, asesinada con impunidad como las más de 700 mujeres que en similares circunstancias han caído desde hace 20 años en esta ciudad fronteriza, 126 de las cuales han sucedido en el mismo lugar, casi a la misma hora y en la misma forma que Adriana, tan sólo en lo que va del 2013 y más de 1 mil 818 desde 2008 a la fecha, según datos entregados por el Gobierno de Chihuahua a la Cámara de Diputados federal, según reportó el periódico El Financiero el pasado 29 de abril.
En dicho informe se concluyen los siguientes datos: 2008, 326 desapariciones; 2009, 259 desapariciones; 2010, 387 desapariciones; 2011, 330 desapariciones; 2012, 390 desapariciones y durante el 2013 ya son 126.
“Nada es casualidad en Juárez”
- Han pasado más de diez años desde que salieron a la luz los casos sobre mujeres asesinadas en Ciudad Juárez ¿Qué crees que haya cambiado desde entonces?
- Cuando empecé este trabajo, nos enfrentábamos a un capítulo nuevo, porque eran desaparecidas. Había un halo de que no sabíamos exactamente lo que estaba pasando, y en cierto modo aunque éramos conscientes que las autoridades no eran garantes de decir la verdad, sí que dudábamos: ‘¿Y sí es verdad?’ ‘¿y si es verdad que las niñas se han ido por su voluntad?’, ‘¿y si es cierto que son niñas con problemas y deciden irse de casa sin avisar y no decir a donde van?’; pero con el paso de los meses nos fuimos dando cuenta que todo era mentira, que todo obedece a una estructurada campaña. Nada es casualidad en Juárez.
“Vimos que las autoridades tienen un argumentario sólido. Decir que esas niñas eran problemáticas, o cómo nos dijeron en algún caso ‘Esa niña anda de vaga’, y con eso justificaban que no se les buscara. Pero nos dimos cuenta que en Juárez, cada semana estaba desapareciendo una niña con un mismo perfil.
Eran niñas entre 13 y 18 años, de cabellos largos y oscuros, guapas, delgadas; es decir, obedecían a un mismo perfil y desaparecían en una zona muy concreta de Ciudad Juárez, y eso es algo que estaban ocultando las autoridades: casi todas (desaparecen) en el centro de Ciudad Juárez, en la zona comprendida entre el monumento y la Catedral, una zona donde actúa el crimen organizado.
Nos dimos cuenta que muchas de ellas vivían en las mismas colonias, lo cual nos hacía pensar que había un hilo conductor, que no eran casos aislados sino que había algo común entre las niñas. Entonces fue cuando empezamos este trabajo de investigación.
“En un principio estábamos siguiendo los datos que nos daban las autoridades, que eran niñas que eran captadas por una red de trata. Según decían ellos, las podían tener una red con bases en Puebla o en Ciudad de México.
Por eso durante estos años hemos callado, haciendo un trabajo silencioso, hemos recorrido más de 15 mil kilómetros por todo México, hemos visitado cinco Estados, decenas de municipios, hemos estado en sitios, suburbios, antros que ni en las películas se reflejan; donde hay niñas de apenas 13 o 14 años ofreciendo servicios sexuales, siendo vigiladas por sus lenones; es decir, la realidad superaba la ficción, todo ese submundo que hay de prostitución de mujeres. Pero nos dimos cuenta que las niñas que buscábamos de Ciudad Juárez, no estaban en esos sitios donde nos habían dicho que habían sido llevadas.
- ¿Quiénes, por qué?
- Yo creo que el primer culpable es la impunidad. La impunidad por la impunidad. Es decir, ellos lo hacen porque saben que no va a pasar nada. Tienen garantía de impunidad. Porque la propia impunidad es garante de esa impunidad. Es decir, lo que deben defenderte de las injusticias o los crímenes son los mismos que amparan ese sistema. Un sistema fallido. Y es el momento de cambiar el propio sistema.
“En estos años, y lo certificamos en el libro con documentos, que hay funcionarios y altos cargos que han sido cuanto menos negligentes. Esa negligencia les convierte en cómplices por acción o por omisión. Pero esta situación favorece que esto pueda ocurrir en Ciudad Juárez.
“En segundo lugar, yo creo que la situación de Juárez. O sea, Juárez es una ciudad sin ley ahora mismo. Es una ciudad militarizada sobre todo cuando ha ocurrido este trabajo, donde nosotros mismos hemos buscado a las niñas en el valle de Juárez en una zona totalmente militarizada. Cada pocos kilómetros hay un retén militar que te baja, te inspecciona, te pido documentación, te pregunta… Pero ahora sabemos que las niñas fueron secuestradas en el centro de Juárez, fueron retenidas en casas de seguridad en Juárez, fueron llevadas al valle de Juárez, y ahí fueron retenidas, ultrajadas y abandonadas, algunas, incluso, en fosas comunes.
“Es decir, situación de hoy en Juárez, resulta duro decirlo pero es más atroz que en la década de los noventas o de los dos mil, cuando fue visualizado internacionalmente. Estamos hablando de un genocidio. Un feminicidio bestial. Asesinatos de mujeres adolescentes por el mero hecho de ser mujeres. Una situación atroz amparada por las fuerzas de seguridad.
Nosotros lo denunciamos haciendo un punteo de donde han sido localizadas las fosas comunes, que incluso ya han sido admitidas por la propia autoridad. Vemos que esas zonas están muy cercanas a retenes militares. Es decir, es imposible que una persona normal y corriente que no tenga apoyo de una estructura secuestre niñas, las lleve en su coche, las retenga, las viole, las maltrate durante días, incluso algunas semanas, que abandone sus cuerpos y lleve esos cuerpos en su coche, pasando por retenes militares y que les entierren en fosas comunes sin que nadie vea nada ni sepa nada.
Es imposible. Sería absurdo pensar que esto lo hace una persona aislada. Es decir, nosotros estamos convencidos que hay personas con vínculos dentro de las propias fuerzas de seguridad, policías federales, militares, que tienen implicación y cuando no participación directa en esta estructura.
Se les mata porque no pasa nada.
“En Juárez si eres mujer, pobre y guapa, estas en peligro de muerte”, sentencia Javier Juárez a sabiendas de lo que ha sido testigo durante su investigación. Y asoma algunas conclusiones: “Yo creo que esta estructura, esta gente ven en ellas un producto. Ellas son una demanda que es ofrecida a un hombre que quiere a una niñas joven, cuanto más joven mejor, guapa, cuanto más guapa mejor, y vulnerable, cuanto más vulnerable mejor. Porque sabe que eso es garantía que no va a pasar nada.
“Yo antes pensaba que era un negocio de trata. Nos aferrábamos a esa idea porque subconscientemente tu piensas que están vivas, te agarras a eso. Piensas ‘es cierto, están sufriendo, siendo maltratadas pero están vivas’. Y crees tener posibilidad todavía de encontrarlas vivas. Pero estamos hablando de algo aún más grave: una estructura que ojea, que tiene ojeadores, halcones, que ve los movimientos de las niñas en el centro, vulnerables, pobres, que en muchos casos van a buscar trabajo al centro, otras salían de la escuela, otras volvían a sus casas después de trabajar, niñas entre 14 y 16 años que eran capturadas o secuestradas por alguien.
Tenemos constancia que ha habido un hombre entre 40 y 55 años que ha captado a esas niñas ofreciéndoles dinero, trabajo, y que fueron captadas en la misma zona: en el centro de Ciudad Juárez, cerca de la Catedral. Ofreciendo dinero a niñas que son muy vulnerables porque son muy pobres, ofreciéndoles ganar dólares y ellas acceden. Las captan y se las llevan.
“Entonces yo creo que estamos ante un capítulo gravísimo. Y a través de este trabajo pedimos a instancias internacionales como la ONU o el Tribunal Penal Internacional que entre de lleno a juzgar a estos funcionarios que han amparado y amparan esta impunidad. Porque en lo que llevamos del 2012, van más de 30 niñas desaparecidas. Niñas que muy probablemente, algunas, estén ya sin vida y otras seguramente están retenidas”.
ALBERTO BUITRE / Al fin, la Fiscalía General de Chihuahua anunció la entrega de los huesos de la víctima y junto con ella, el de Jessica Leticia Peña García, ambas, desaparecidas en el centro de Ciudad Juárez entre mayo y julio del 2010. Del cuerpo de Yanira, únicamente se encontró un hueso de cuatro centímetros del resto de lo que una vez perteneció a una niña de 15 años de edad.
En cambio, la familia de Jessica apenas podía conformarse con las cenizas de su cadáver. Pero una negligencia de la funeraria llamada Perches, cambió los cuerpos y entregó los restos cambiados.
De esto, la prensa chihuahuense dio noticia el pasado 21 de julio. Sin embargo, la desaparición de niñas en Ciudad Juárez no es tragedia de hoy. Los casos son un fenómeno diferente a las conocidas “Muertas de Juárez”, quienes simplemente son asesinadas en el Campo Algodonero, y están por cumplir siete años desde que a principios del 2007 se encontraron los primeros cuerpos. Y a pesar del tiempo, nada, o casi nada, ha mejorado.
Niñas como Yanira o Jessica. Menores de edad de entre 12 y 18 años que buscan trabajo orilladas por la pobreza, o que deambulan luego de salir de la escuela sin certeza del futuro, hasta que alguien – a quien casi nadie puede o quiere identificar-, las engancha y se las lleva. Luego, dos o tres años después, de ellas tan sólo se logra saber que probablemente, yacen como uno de los cuerpos arrojados en el desierto. Y todo inicia siempre en el mismo lugar: el centro de Ciudad Juárez, a la luz del día.
Para el periodista español, Javier Juárez, autor del libro “Desaparecidas de Ciudad Juárez”, el fondo de estas desapariciones es la impunidad: “Ellos (los criminales) lo hacen porque saben que no va a pasar nada.
Tienen garantía de impunidad. Es decir, lo que deben defenderte de las injusticias o los crímenes son los mismos que amparan ese sistema. Un sistema fallido”.
Javier Juárez tiene su propia historia, similar a las de Yanira y Jessica. Llegó a México para estudiar el fenómeno de las ‘Muertas de Juárez’, hasta que dio cuenta de estos nuevos feminicidios.
Así conoció el caso de la niña Adriana Sarmiento Enriquez de 15 años, secuestrada en el centro de Ciudad Juárez, el 18 de enero de 2008, a quien pasó tres años buscando. Junto a Ernestina Enríquez, mamá de la desaparecida, recorrieron cinco estados de México tratando de encontrarla entre antros y centros de trata de personas, sospechando que Adriana se encontraría víctima de una red similar, sufriendo, pero viva. Pero a finales del 2011, una investigación paralela de la periodista Guadalupe Lizárraga le dio un vuelco a su búsqueda: la niña, no solamente no estaba viva, sino que su cuerpo yacía en la morgue desde hacía 16 días después a la fecha de su desaparición.
Una cloaca de corrupción se destapó entonces, tanto, que las autoridades buscaron deshacerse del cuerpo de Adriana para desmentir la versión de su paradero. Sin embargo, la movilización inmediata de Javier, Ernestina, Guadalupe y la organización “Nuestras Hijas de Regreso a Casa”, evitó una injusticia más sobre el cadáver de Adriana Sarmiento Enríquez, asesinada con impunidad como las más de 700 mujeres que en similares circunstancias han caído desde hace 20 años en esta ciudad fronteriza, 126 de las cuales han sucedido en el mismo lugar, casi a la misma hora y en la misma forma que Adriana, tan sólo en lo que va del 2013 y más de 1 mil 818 desde 2008 a la fecha, según datos entregados por el Gobierno de Chihuahua a la Cámara de Diputados federal, según reportó el periódico El Financiero el pasado 29 de abril.
En dicho informe se concluyen los siguientes datos: 2008, 326 desapariciones; 2009, 259 desapariciones; 2010, 387 desapariciones; 2011, 330 desapariciones; 2012, 390 desapariciones y durante el 2013 ya son 126.
“Nada es casualidad en Juárez”
- Han pasado más de diez años desde que salieron a la luz los casos sobre mujeres asesinadas en Ciudad Juárez ¿Qué crees que haya cambiado desde entonces?
- Cuando empecé este trabajo, nos enfrentábamos a un capítulo nuevo, porque eran desaparecidas. Había un halo de que no sabíamos exactamente lo que estaba pasando, y en cierto modo aunque éramos conscientes que las autoridades no eran garantes de decir la verdad, sí que dudábamos: ‘¿Y sí es verdad?’ ‘¿y si es verdad que las niñas se han ido por su voluntad?’, ‘¿y si es cierto que son niñas con problemas y deciden irse de casa sin avisar y no decir a donde van?’; pero con el paso de los meses nos fuimos dando cuenta que todo era mentira, que todo obedece a una estructurada campaña. Nada es casualidad en Juárez.
“Vimos que las autoridades tienen un argumentario sólido. Decir que esas niñas eran problemáticas, o cómo nos dijeron en algún caso ‘Esa niña anda de vaga’, y con eso justificaban que no se les buscara. Pero nos dimos cuenta que en Juárez, cada semana estaba desapareciendo una niña con un mismo perfil.
Eran niñas entre 13 y 18 años, de cabellos largos y oscuros, guapas, delgadas; es decir, obedecían a un mismo perfil y desaparecían en una zona muy concreta de Ciudad Juárez, y eso es algo que estaban ocultando las autoridades: casi todas (desaparecen) en el centro de Ciudad Juárez, en la zona comprendida entre el monumento y la Catedral, una zona donde actúa el crimen organizado.
Nos dimos cuenta que muchas de ellas vivían en las mismas colonias, lo cual nos hacía pensar que había un hilo conductor, que no eran casos aislados sino que había algo común entre las niñas. Entonces fue cuando empezamos este trabajo de investigación.
“En un principio estábamos siguiendo los datos que nos daban las autoridades, que eran niñas que eran captadas por una red de trata. Según decían ellos, las podían tener una red con bases en Puebla o en Ciudad de México.
Por eso durante estos años hemos callado, haciendo un trabajo silencioso, hemos recorrido más de 15 mil kilómetros por todo México, hemos visitado cinco Estados, decenas de municipios, hemos estado en sitios, suburbios, antros que ni en las películas se reflejan; donde hay niñas de apenas 13 o 14 años ofreciendo servicios sexuales, siendo vigiladas por sus lenones; es decir, la realidad superaba la ficción, todo ese submundo que hay de prostitución de mujeres. Pero nos dimos cuenta que las niñas que buscábamos de Ciudad Juárez, no estaban en esos sitios donde nos habían dicho que habían sido llevadas.
- ¿Quiénes, por qué?
- Yo creo que el primer culpable es la impunidad. La impunidad por la impunidad. Es decir, ellos lo hacen porque saben que no va a pasar nada. Tienen garantía de impunidad. Porque la propia impunidad es garante de esa impunidad. Es decir, lo que deben defenderte de las injusticias o los crímenes son los mismos que amparan ese sistema. Un sistema fallido. Y es el momento de cambiar el propio sistema.
“En estos años, y lo certificamos en el libro con documentos, que hay funcionarios y altos cargos que han sido cuanto menos negligentes. Esa negligencia les convierte en cómplices por acción o por omisión. Pero esta situación favorece que esto pueda ocurrir en Ciudad Juárez.
“En segundo lugar, yo creo que la situación de Juárez. O sea, Juárez es una ciudad sin ley ahora mismo. Es una ciudad militarizada sobre todo cuando ha ocurrido este trabajo, donde nosotros mismos hemos buscado a las niñas en el valle de Juárez en una zona totalmente militarizada. Cada pocos kilómetros hay un retén militar que te baja, te inspecciona, te pido documentación, te pregunta… Pero ahora sabemos que las niñas fueron secuestradas en el centro de Juárez, fueron retenidas en casas de seguridad en Juárez, fueron llevadas al valle de Juárez, y ahí fueron retenidas, ultrajadas y abandonadas, algunas, incluso, en fosas comunes.
“Es decir, situación de hoy en Juárez, resulta duro decirlo pero es más atroz que en la década de los noventas o de los dos mil, cuando fue visualizado internacionalmente. Estamos hablando de un genocidio. Un feminicidio bestial. Asesinatos de mujeres adolescentes por el mero hecho de ser mujeres. Una situación atroz amparada por las fuerzas de seguridad.
Nosotros lo denunciamos haciendo un punteo de donde han sido localizadas las fosas comunes, que incluso ya han sido admitidas por la propia autoridad. Vemos que esas zonas están muy cercanas a retenes militares. Es decir, es imposible que una persona normal y corriente que no tenga apoyo de una estructura secuestre niñas, las lleve en su coche, las retenga, las viole, las maltrate durante días, incluso algunas semanas, que abandone sus cuerpos y lleve esos cuerpos en su coche, pasando por retenes militares y que les entierren en fosas comunes sin que nadie vea nada ni sepa nada.
Es imposible. Sería absurdo pensar que esto lo hace una persona aislada. Es decir, nosotros estamos convencidos que hay personas con vínculos dentro de las propias fuerzas de seguridad, policías federales, militares, que tienen implicación y cuando no participación directa en esta estructura.
Se les mata porque no pasa nada.
“En Juárez si eres mujer, pobre y guapa, estas en peligro de muerte”, sentencia Javier Juárez a sabiendas de lo que ha sido testigo durante su investigación. Y asoma algunas conclusiones: “Yo creo que esta estructura, esta gente ven en ellas un producto. Ellas son una demanda que es ofrecida a un hombre que quiere a una niñas joven, cuanto más joven mejor, guapa, cuanto más guapa mejor, y vulnerable, cuanto más vulnerable mejor. Porque sabe que eso es garantía que no va a pasar nada.
“Yo antes pensaba que era un negocio de trata. Nos aferrábamos a esa idea porque subconscientemente tu piensas que están vivas, te agarras a eso. Piensas ‘es cierto, están sufriendo, siendo maltratadas pero están vivas’. Y crees tener posibilidad todavía de encontrarlas vivas. Pero estamos hablando de algo aún más grave: una estructura que ojea, que tiene ojeadores, halcones, que ve los movimientos de las niñas en el centro, vulnerables, pobres, que en muchos casos van a buscar trabajo al centro, otras salían de la escuela, otras volvían a sus casas después de trabajar, niñas entre 14 y 16 años que eran capturadas o secuestradas por alguien.
Tenemos constancia que ha habido un hombre entre 40 y 55 años que ha captado a esas niñas ofreciéndoles dinero, trabajo, y que fueron captadas en la misma zona: en el centro de Ciudad Juárez, cerca de la Catedral. Ofreciendo dinero a niñas que son muy vulnerables porque son muy pobres, ofreciéndoles ganar dólares y ellas acceden. Las captan y se las llevan.
“Entonces yo creo que estamos ante un capítulo gravísimo. Y a través de este trabajo pedimos a instancias internacionales como la ONU o el Tribunal Penal Internacional que entre de lleno a juzgar a estos funcionarios que han amparado y amparan esta impunidad. Porque en lo que llevamos del 2012, van más de 30 niñas desaparecidas. Niñas que muy probablemente, algunas, estén ya sin vida y otras seguramente están retenidas”.
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