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martes, 3 de septiembre de 2013

La indecisión de Obama es sumamente preocupante

La indecisión de Obama es sumamente preocupante

Bernardo Ptasevich



La indecisión de Obama es sumamente preocupanteBashar al-Assad ha violado las normas humanitarias más elementales utilizando armas químicas contra civiles incluyendo a mujeres, ancianos y niños. La comunidad internacional sigue mirando lejana a la realidad mientras se mezcla en un debate cuya conclusión nunca será unánime.
En tal sentido el presidente, Barack Obama, ha sido el centro de atención mundial en las últimas horas. Tenía ante sí la responsabilidad de una decisión difícil. Como todas las que tome un gobernante líder debía saber que provocaría adhesiones y rechazos. La cuestión no es la opción elegida.
El problema es que la comunicó a todo el mundo por los medios internacionales pero al momento de llevarla a cabo volvió sobre sus pasos para delegar esa responsabilidad en el Congreso de los Estados Unidos. Atacar a Siria sin el amplio apoyo de los países que se habían comprometido a acompañarlo representaba un gran riesgo político a nivel mundial pero fundamentalmente en el frente interno.
Los ciudadanos de su país están cansados de intervenir en guerras y las encuestas dicen que desaprueban este ataque. Irak y Afganistán, conflictos que costaron 6 billones de dólares y la vida de muchos de sus combatientes están presentes en la retina y la mente de los estadounidenses.
Una acción acotada y con objetivos limitados
Queriendo llevar calma a sus ciudadanos, el presidente Barack Obama prometió que no se embarcaría en una guerra de larga duración e incluso que no intervendrían soldados en el terreno. De antemano, como un mal jugador que muestra sus cartas antes de la partida, le dice a su gente pero también al presidente Assad que su acción será acotada y con objetivos limitados. Algo así como “te vamos a castigar, pero vas a poder seguir gobernando”. Una especie de “chas chas en la cola”, un castigo que salve su posición ante el mundo que lo observa con gran interés. Aún así, ha postergado o cancelado el anunciado ataque al ver que no contaba con suficiente apoyo.
El presente lo muestra como un presidente dubitativo, inseguro y hasta imprevisible, algo no muy beneficioso para su ganado prestigio. Como resultado, los sirios festejaron y declararon su victoria, una costumbre muy arraigada en los terroristas de Medio Oriente.
Si se repiten estas reacciones será seguramente porque muchos se lo creen y eso sólo se puede atribuir a la ignorancia, la sumisión y la obediencia debida al poder.
Triunfaron ante un enemigo que no los atacó o sea que no han triunfado. Pueden tomar como tal la rectificación de Obama, que no corresponde a una derrota militar. Únicamente se trata de una decisión política que él cree conveniente para su acción futura.
De todas formas los anuncios de un ataque estuvieron muy mal manejados. Nunca vi a un ladrón que avise a qué hora y qué día llegará a la casa de la víctima. Avisar que van a atacar en pocas horas fue uno de los tantos errores cometidos por el mandatario. Volver atrás ha sido el siguiente, y por lo visto se sucederán tantos errores que será difícil de entender. Se sabe como empieza una guerra pero nunca se sabe como y cuando termina. Una acción acotada, como dijo el presidente Obama, puede convertirse en algo muy diferente. En una guerra hay por lo menos dos actores y ambos juegan sus cartas.
La administración Obama cada vez más desairada
Es cierto que todos dicen lo que hay que hacer pero nadie quiere hacerlo. Es más fácil que otro realice
la tarea. Sin embargo creer que esto es cosa de algunos días es absolutamente irresponsable. Los bombos y platillos de los anuncios dejaron lugar a la suspensión momentánea de las acciones.
Los socios del grupo que iba a participar fueron bajándose del proyecto con diferentes pretextos. La administración Obama se siente desairada, aunque su presidente evita mencionarlo públicamente. El presidente Obama dio otro plazo a B. Assad que en su mente sádica inventa métodos inhumanos de defensa y ataque. Poner a los presos rebeldes en los lugares que supuestamente serán atacados habla a las claras del perfil del presidente sirio.
Resulta inconcebible pero muy normal para él, utilizar a los enemigos como escudos humanos. Ni siquiera lo hace para proteger su propia vida, lo hace para proteger su armamento. El Presidente de Siria espera de esa forma que su enemigo de occidente haga el trabajo sucio por él. Si se dispara contra los lugares en que se producen y almacenan misiles o armas químicas, los atacantes cargaran con la responsabilidad por cientos de muertos enemigos de Assad. Cuídanos de los amigos que del enemigo me cuido solo
El manejo que está teniendo nuestro aliado estadounidense nos vuelve a hacer reflexionar sobre cuán solos estamos para defendernos. Si actuara de la misma forma sobre el tema iraní y sus armas nucleares, su apoyo o sus acciones llegarían demasiado tarde y eso en caso de que se produzcan realmente.
Todo muestra que el interés político interno no le permitirá a Obama tomar acciones rápidas que cumplan con sus promesas. O el presidente está hablando y prometiendo demasiado cosas que no puede cumplir o está dando muestras de una debilidad muy preocupante.
La lectura que podemos hacer es que no debemos esperar que nadie nos venga a salvar de ninguna situación extrema. El ejército israelí está en alerta máxima. Assad dice que cualquiera sea quien lo ataque disparara contra Israel y conjuntamente con Irán prometen hacer arder nuestro territorio y a sus habitantes. De efectivizarse esas amenazas el Presidente Sirio puede irse despidiendo del poder porque Israel no va a actuar con la tibieza que lo hace su socio estratégico. Todas las opciones son malas. Lo que hace Assad puede ser superado ampliamente por sectores de los rebeldes en caso de su derrocamiento. Elegir entre lo malo y lo peor es una mala opción. Los acontecimientos cercanos dirán hacia dónde se dirige este conflicto.
Assad es hombre muerto en todas las opciones
El presidente sirio sabe que si sale del poder puede correr la misma suerte que Sadam Hussein o el mismo Bin Laden. Está totalmente jugado y por ello empieza a tomar decisiones extremas. Aunque los rebeldes no lo derroten del todo su aislamiento internacional no le permitirá continuar por mucho tiempo en el poder, ese que le da salvoconducto para mantenerse ileso.
Sus promesas de atacar a Israel pueden verse moderadas o anuladas ante el anuncio de que el ataque a sus instalaciones será breve, sólo sobre algunos objetivos, y que no buscará derrocar su gobierno. Ante la posibilidad de continuar gobernando, difícilmente quiera sumar un ataque de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) que sabe letal para sus intereses. Nadie que haya hecho lo que hizo Assad puede perdurar. Su vida política está en los umbrales y su propia vida en peligro constante.
Mientras tanto muchos ciudadanos le obedecen y le temen sabiendo sus peligrosas reacciones.

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