El Cristo cósmico, el Cristo íntimo, el Cristo histórico
Cristo es la Luz del Sol, el Logos Solar representado por el Sol. El Cristianismo Primitivo viene del Paganismo
04/07/2014 - Autor: Jesús Beltrán, Mª Milagros Araúz - Fuente: Webislam
Con el nombre de Dios, el Compasivo, el Misericordioso.
La salida del Absoluto la efectúa nuestra Mónada Divina desdoblándose en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Ellos forman la Primera Triada o Triada Logóica. Esta tríada está formada por las Tres Fuerzas Primarias; estas Tres Fuerzas Primarias necesarias para toda creación son: el Santo Afirmar, el Santo Negar y el Santo Reconciliar.
Esta Primera Trímurti, como se le conoce en el Indostán, está formada por: el Primer Logos, el Padre; el 2º Logos es el Hijo, El Cristo Cósmico; y el 3º Logos, que es el Espíritu Santo. A estas Tres fuerzas Primarias se les conoce con distintos nombres en las distintas religiones, pero que vienen a representar en sí mismas lo mismo, La Divinidad, nuestra propia Divinidad o lo que es lo mismo, nuestra Mónada Divina.
Entre los cristianos es la Santísima Trinidad. Entre los hinduistas es Brahma el Padre, Vishnú el Hijo, y el Señor Shiva el Espíritu Santo. En la kábala hebraica, Kether es el Padre, Chokmah el Hijo o Cristo Cósmico y Binah el Espíritu de Vida, el Espíritu Santo. En la religión cristiana se reconoce por error en esta Trinidad, a tres personas (cuando en realidad son, sólo aspectos) distintas de un sólo Dios verdadero. La Triada Logoica viene a explicar ese Tres en Uno. Son Tres Fuerzas en una Triada (vemos cómo un triángulo tiene tres lados que forman el triángulo).
El Espíritu Santo o Espíritu Puro es el Santo Reconciliar, Él nos reconcilia a nosotros con nuestra propia divinidad, con la Fuerza Sexual. Él se desdobla en su Esposa, el Aspecto Femenino de Dios, Ar-Rahmân, Devi Kundalini, la Serpiente Ígnea de nuestros mágicos poderes. Ella es nuestra Divina Madre Particular e Individual. Es una variante de nuestro Ser, pero derivado. Entre los cristianos, este Aspecto Femenino de Dios está “representado” por María. Se dice que María fue concebida por obra y gracia del Espíritu Santo. La Diosa Madre del Mundo es siempre concebida por obra y gracia de su Esposo, el Espíritu Santo o Espíritu Puro. El Hijo, en esta Primera Triada Logóica, es el Cristo Cósmico.
El Cristo Cósmico
Cristo es la Luz del Sol, el Logos Solar representado por el Sol. La Luz del Sol es una sustancia Cristónica que hace crecer las plantas y brotar las semillas. Dentro de la prieta dureza del grano queda encerrada la sustancia del Logos Solar, que le permite a la planta reproducirse. Jamás ha faltado en religión alguna el Principio Cristo. Cristo es el Fuego del fuego, la Llama de la llama, la Signatura Astral de fuego. Es simbolizado por la Zarza Ardiente. San Pablo dice: "nuestro Dios es un fuego devorador". Cristo es el Verbo, la Gran Palabra, el Ejército de la Voz; Es lo que Es, lo que siempre Ha Sido, y lo que siempre Será. Es una Unidad Múltiple y Perfecta. Se expresa a través de muchos Hombres. No es un individuo ni humano ni Divino. Se hace presente en aquél que lo Encarna. Es la 2ª Fuerza Cósmica.
Es el Hijo (Padre y Espíritu Santo) de la triada católica y cristiana. Es Chokmach de la kábala hebraica. Es Vishnú de los hinduistas. Es Osiris de los misterios egipcios. El que encarnaba a Osiris era un Osirificado. Hermes Trismegisto encarnó a Osiris. Jesús encarnó al Cristo. El que encarna al Cristo es un Cristificado. Cristo es Krishna en la India milenaria. Cristo es Fu-Ji entre los chinos. Quetzalcoatl es el Cristo mexicano, de los aztecas y toltecas. Cristo es Amida entre los japoneses, es el Cristo de la religión sintoísta. Entre los persas es Ahura-Mazda; Ahura-Mazda es el Cristo en el culto a Zoroastro. Entre los Eddas germanos es Balder. En realidad, Cristo es una sustancia cósmica latente en cada átomo del infinito.
Tratar de descubrir la naturaleza y la esencia del fuego es tratar de descubrir a Dios, cuya presencia real siempre se ha revelado bajo la apariencia ígnea. La zarza ardiente (Éxodo. 3.2.) y el incendio del Sinaí a raíz del otorgamiento del Decálogo (Éxodo. 19.18.), son dos manifestaciones por las que Dios apareció a Moisés.
Cristo es un Principio Universal Eterno y que se expresa a través de cualquier Hombre debidamente preparado. Al Cristo lo han encarnado muchos Hombres de todos los tiempos y religiones: Moisés, Krishna el Avatara de la tierra sagrada de los vedas unos 1000 años antes de J.C., Quetzalcoatl el Cristo mexicano (Serpiente Emplumada), que nació el año 895 de la Era Cristiana, y muchísimos más.
Todo aquél que encarna a Cristo es un Cristificado, pero todo aquél que encarna al Cristo, lo encarna por obra y gracia del Espíritu Santo. La que concibe es Nuestra Divina Madre, que siempre es concebida por obra y gracia de la Fuerza Sexual del Espíritu Puro o Espíritu Santo. Pero para llegar a esa altura de encarnar a la Segunda Fuerza Cósmica o Cristo Cósmico, antes el Iniciado ha tenido que encarnar a su Cristo Íntimo Particular, y antes ha tenido que despertar el Fuego Sagrado del Kundalini, ya que Ella es la que ha de concebir a ese Hijo.
El Cristo Íntimo
¿Quién es el Cristo Íntimo?: Es el Cristo Particular de cada uno. Es el Cristo Individual. Es el Íntimo en nosotros. La Mónada Divina sigue desdoblándose y entonces, la primera Trímurti se desdobla y se forma la segunda Tríada, formada por el Íntimo, el Alma Divina y el Alma Humana de los cristianos. Es Chesed, Geburah y Tiphereh de la kábala hebraica. Y Atman, Buddhi y Manas en el hinduismo.
Ese Íntimo o cuarto desdoblamiento de nuestra Mónada Particular, es el Rabb, es el Cristo Íntimo en nosotros. Para poder Encarnar al Cristo Cósmico, primero tenemos que encarnar al Cristo Particular que cada uno tenemos; al Cristo Íntimo. Nace de una Virgen, el Aspecto Femenino de Dios, nuestra Divina Madre Kundalini, por obra y gracia del Espíritu Puro o Espíritu Santo, su Esposo, la 3ª Fuerza Cósmica. Ella es Virgen antes del parto, en el parto y después del parto. Simbolizada por: Isis con Horus en Egipto, María con Jesús en el cristianismo, Hoa-Se con Fu-Ji entre los chinos, Chimalmán con Quetzalcoatl el Cristo mejicano, la Virgen hindú Devaki con Krishna, Ten-Sic-Dai-Tain con Amida entre los japoneses. Realmente el Cristo nace siempre de la Virgen Madre del Mundo. Todos ellos son hijos de Inmaculadas Concepciones, todos ellos nacen por obra y gracia del Espíritu Puro o Espíritu Santo. María fue anunciada por un ángel, el Arcángel San Gabriel, y concibió a Jesús. Todos conocemos el pasaje de la Anunciación de María.
Otros: Paseando una Virgen llamada Hoa-Se por la orilla del río, puso su pie sobre la huella del Grande Hombre; inmediatamente se conmovió, viéndose rodeada por un resplandor maravilloso, y sus entrañas concibieron a Fu-Ji, El Cristo entre los Chinos.
Devaki, la Virgen hindú, concibió a Krishna por obra y gracia del Espíritu Santo. El niño Dios Krishna fue transportado al establo de Nandén y los dioses y ángeles vinieron a adorarle. La Vida, Pasión y Muerte de Krishna es similar a la de Jesús; sin embargo, Krishna nació diez siglos antes de Jesús.
Estando un día Chimalmán sola con sus dos hermanas, se le apareció un enviado del cielo. Las hermanas, al verlo, mueren de espanto. Ella, al oír de boca del Ángel que concebiría un hijo, concibió al instante, sin obra de varón, a Quetzalcoatl, el Cristo mexicano.
El Cristo Íntimo debe nacer en nosotros, y nace en realidad cuando hemos avanzado bastante en el Trabajo Psicológico y hemos creado los cuerpos Superiores del Ser. Es, dijéramos, el Hijo del Hijo. Al principio, nace como una criatura débil e inocente, pero con el Trabajo se va haciendo cada vez más fuerte; conforme va eliminando de nuestra naturaleza psicológica los elementos inhumanos indeseables que llevamos dentro, va creciendo. Cristo nace como un niño en el corazón del hombre; para ello, hay que trabajar con el Fuego. El nacimiento del Cristo en nosotros es el acontecimiento (evento) más importante de nuestra vida. Siendo Él Perfecto, se hace cargo de nuestras imperfecciones. Él es nuestro Salvador. Tiene que pasar dentro de nosotros todo el Drama Cósmico, el Vía Crucis. La Pasión y Muerte.
Entra en nuestro interior, "el Templo", para expulsar a los mercaderes (ego) con el Látigo de la Voluntad. Nace en Belén, "Bel" que en la terminología caldea significa"Torre de Fuego". Esa Torre de fuego es nuestra Columna Espinal. Nace en un establo, entre la mula, nuestra mente (terca como una mula), y el buey, nuestros defectos. Se hace Hombre entre los hombres, y está expuesto al sufrimiento de los hombres; tiene que pasar por las mismas torturas que cualquier hombre. Ahí está el mérito de su sacrificio. Tiene que morir en la cruz y con muerte de cruz. Debe eliminar de nuestra propia naturaleza psicológica hasta las mismas causas del error, los Yoes Causas. No sería posible la disolución de las causas del Ego en tanto el Cristo Íntimo no haya nacido en nosotros, ya que es Él el que realiza el Trabajo en nosotros.
La Ley del Logos Solar, del Cristo Cósmico, es Sacrificio por la Humanidad. Y Él se sacrifica desde el amanecer de la vida crucificándose en todos los mundos, para que todos los seres tengan vida y la tengan en abundancia. Pero para que el 2º Logos, el Cristo Cósmico, pueda salvar a un hombre tiene que convertirse en el Jesús-Cristo. El Íntimo. El Cristo Interno tiene que hacerse primero Hombre entre los hombres. Es el Cristo ya humanizado hecho Hombre, el Hijo del Hombre (Mateo 9.6).
Pablo dice: Existe el Hombre Terrenal y el Hombre Celestial. El Hombre Terrenal, es“el dos veces nacido”, el que ha llegado hasta la Iniciación de Tiphereth. El Hombre Celestial es el que ha superado la Iniciación de Tiphereth y ha recibido la Iniciación Venusta, pero para ello tiene que haber elegido el Camino Directo para la liberación final, el Camino Directo al Absoluto. Sólo los que eligen el camino directo al Absoluto encarnan primero al Cristo Íntimo y, más adelante, cuando con el Trabajo han convertido los Cuerpos Superiores en Oro Puro, es cuando el Iniciado viene a encarnar al Cristo Cósmico o Segunda Fuerza Cósmica. Pero el Trabajo del Iniciado que ha elegido el camino Directo no acaba encarnando al Cristo Cósmico; tiene que seguir hasta el final del Camino y ha de encarnar también al Padre. Jesús de Nazareth no sólo encarnó al Cristo Íntimo, sino que se convirtió en un Cristo; encarnó al Cristo Cósmico o Segunda fuerza y encarnó también al Padre.
Jesús el Cristo es un Paramartha-Satya, rechazó a la dicha del Absoluto por Amor a la humanidad. Pertenece al Rayo del Amor y por Amor está ayudando a la humanidad doliente, sobre todo a aquellos que solicitan de corazón su ayuda.
El Cristo Íntimo se inmola para salvarnos con su "Sangre", es decir, con su "Fuego". En Alquimia, la Sangre representa el Fuego Sagrado del Kundalini. Sobre la cruz del Cristo reza estas letras: I.N.R.I. “Ignis Natura Renovatur Integra”. El Fuego Renueva Incesantemente la Naturaleza. El Trabajo con los Fuegos Espinales es más amargo que la hiel, “le dieron a beber vinagre mezclado con hiel” (Evangelio de Mateo 27.34). La Tentación es Fuego, su Triunfo es Luz. Aunque el Cristo naciera en Belén mil veces, de nada sirve si no nace en nuestro corazón. Esa es la auténtica Navidad, la Navidad del Corazón. Tenemos que celebrar nuestra propia Navidad. Se dice que el Cristo nace en un establo a la media noche. El Ego viene representado por los animales del deseo y el establo por nuestro propio cuerpo, ya que al habitar animales es un establo. Después de nacer, debe crecer y desarrollarse en nuestro interior hasta convertirse en nuestro Salvador; debe sufrir en sí mismo las tentaciones y vencerlas. Debe vivir como un Hombre entre los hombres. Hay que recorrer el Camino que nos enseñó el Cristo.
Él ama a su Madre y su Madre le ama a Él. Sólo por medio de su Madre viene Él a nosotros. Si por algo es grande el Gran Kabir Jesús es porque nos enseñó la doctrina del Eterno Salvador, nuestro Salvador Íntimo Profundo, nuestro Jeshua particular. El Cristo en principio, nace como una criatura inocente, débil; pero conforme el tiempo va pasando, mediante el Trabajo, el Crestos se va desarrollando y desenvolviendo dentro de lo psicosomático, dentro de lo psicológico, y va haciéndose cargo de nuestro propio espacio psicológico. Tiene que eliminar de nuestra psiquis todos los elementos infrahumanos que llevamos dentro, todos los elementos indeseables que cargamos en nuestro interior. Sufre mucho, tiene que vivir dentro de nosotros mismos todo el Drama Cósmico, la Pasión y Muerte del Redentor, del Adorable.
Dicen las Escrituras, que “La Sagrada Familia” tiene que huir a Egipto, que Herodes manda matar a todos los niños, pasaje conocido como: “la degollación o matanza de los inocentes”. Todo es simbólico. Se dice que Jesús, que José y que María hubieron de huir a Egipto, que permanecieron varios días viviendo debajo de una higuera, y que de esa higuera salió un manantial de agua purísima. Todo eso hay que entenderlo. Ya hemos dicho que la higuera representa al sexo. Dicen que se alimentaron del fruto de esa higuera, son los frutos del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal. El agua que corría purísima, que salía de esa higuera, es el Mercurio de la Filosofía Secreta.
En cuanto al degollamiento de los inocentes, mucho se ha dicho sobre esto. Nicolás Flamel dejó grabadas en las puertas del cementerio de París escenas sobre el degollamiento de los inocentes. ¿Por qué dejó tan patente ese cruel degollamiento de los inocentes? Estaba claro; dejó patente la Alquimia. El degollamiento de los inocentes es pura Alquimia, todo Iniciado tiene que pasar por el degollamiento. ¿Qué es lo que tiene que degollar en uno el Cristo Íntimo? El Cristo Íntimo tiene que degollar el Ego, el Yo, el Mí Mismo, y la sangre que emana del degollamiento es Fuego, es el Fuego Sagrado con el que todo Iniciado tiene que purificarse, limpiarse, blanquearse. Todo es esotérico, simbólico; las Sagradas Escrituras (todas ellas) no se pueden tomar a la letra muerta.
Cristo camina sobre las aguas de la Vida; da vista a los que no ven, abre los oídos a los que no oyen; eso hace el Íntimo, el Rabb, nuestro Cristo Interno particular en nosotros; limpia a los leprosos, la lepra es nuestro propio Yo pluralizado; sana a los paralíticos para que comiencen a andar por la senda del filo de la navaja, la senda de la Autorrealización, la senda del camino Directo al Padre que está en Secreto.
El Cristo Histórico nos mostró la Enseñanza secreta del Camino Iniciático. El Gran Maestro Jeshuá Ben Pandirá (Jesús de Nazareth) se educó, como todo el mundo sabe, en Egipto, pero también fue iniciado en los Misterios de Caldea, Persia y Grecia; pero lo mejor de sus principios esotéricos los adquirió en el Tíbet, y todavía allí se le rinde culto; cuando vino a “Tierra Santa” estaba debidamente preparado. El Cristo Cósmico no se expresa solamente a través de Jeshuá Ben Pandirá; el Cristo Cósmico también se expresa vivamente en Juan el Bautista. Por eso se decía que Juan era un Krestos, Cristo. El Cristo Cósmico se ha expresado siempre a través de muchos Hombres.
Es necesario que Cristo nazca en nosotros. Nuestro Cristo Íntimo tiene que vivir todo el drama cósmico dentro de nosotros mismos. Él tiene que vivir los cuatro evangelios dentro de nosotros mismos. Tiene que ser juzgado; los Tres Traidores internos le están traicionando continuamente en nuestro propio espacio psicológico, lo juzgan, lo condenan. Las multitudes de Yoes que tenemos en nuestro interior, gritan:“¡Crucifixia, crucifixia, crucifixia!”. Por último, el Señor de Perfección, después de ser azotado, coronado de espinas en el interior del Alma, es muerto y sepultado. Después de la crucifixión, el Cristo Íntimo es depositado en el Santo Sepulcro. Cuando esto sucede, viene la 3ª Purificación, la 3ª Cocción del Mercurio. Después viene la Resurrección. Cuando resucita se convierte en un Súper-Hombre. Entonces está el Iniciado en condiciones de poder encarnar al Cristo Cósmico y, después, al Padre.
Para poder encarnar al Íntimo, para que el Cristo Íntimo nazca en nosotros, hemos tenido antes que alcanzar el estado de Hombre; por eso, el Cristo Íntimo es el Hijo del Hombre (Mateo 9.6). Al Cristo Íntimo también lo han encarnado muchos Hombres como Raimundo Lulio, el Conde Saint Germain, Nicolás Flamel, Fulcanelli, Paracelso, Huiracocha, Moria, San Agustín, San Juan de la Cruz, Santa Teresa, etc. etc.
El Súper-Hombre está más allá del bien y del mal. Nadie puede llegar a la altura del Súper-Hombre sin el Cáliz y la Lanza (cáliz: órgano sexual femenino; lanza: órgano sexual masculino); estas dos joyas figuran siempre en todos los antiguos Misterios. Longibus hiere al Cristo con la lanza, Anfortas es sanado con la lanza, con sólo aplicarle fuego en el costado. El Cáliz, el Santo Grial, nunca falta sobre los Templos de Misterios. El Santo Grial siempre está en el altar; en ese santo Cáliz está la bebida de los dioses, el néctar de la inmortalidad con que se alimentan los dioses.
Si las glándulas sexuales no se aprovechan para la transmutación, se degeneran, es la decrepitud; y si esas glándulas entran en decrepitud, se degeneran también la Epífisis y la Hipófisis y todas las glándulas de secreción interna. Se degeneran las áreas del cerebro, comienza el proceso de la vejez y la muerte.
Mas el Súper-Hombre vive del cáliz de la inmortalidad, del néctar de los dioses, del elixir de larga vida. De manera que el Cáliz nunca falta sobre el altar en los Templos de Misterios; si se mira a uno y otro lado del altar, también está la Lanza. Esas son las joyas sagradas. Por eso, nosotros decimos que el sexo es sagrado y que hay que utilizar la potencia sexual para poder lograr encarnar al Cristo. Para que haya creación se necesita de las tres fuerzas primarias; la positiva, la negativa y la reconciliadora. El hombre, en sí mismo, carga con la fuerza positiva, la mujer la negativa; para que haya creación se necesita que el hombre y la mujer se unan sexualmente. La tercera fuerza, el Espíritu Puro o Espíritu Santo, el Santo Conciliar, el Fuego Sagrado, hará lo demás; y dentro de cada una de esas dos fuerzas nacerá algo nuevo.
El Cristo Histórico
El Cristo histórico también existió. Jesús de Nazareth, fue el que dio a conocer la Doctrina del Cristo Íntimo y tuvo la valentía de representar el Drama Cósmico en carne y hueso. Jesús, el Cristo, fue de hecho el iniciador de una nueva Era. El Divino Rabí de Galilea enseñó a todos los seres humanos el camino de la Verdad y la Revolución de la Conciencia.
La Enseñanza de Jesús es el Esoterismo Crístico, la Religión Solar de todas las Edades y Siglos. Jesús fue una necesidad religiosa de su época. El mundo necesitaba algo nuevo. La Religión Cósmica Universal o Religión del Amor, necesitaba manifestarse con una nueva forma. Jesús fue de hecho el Héroe Divino de la nueva Edad. Bajo el Sol, toda religión nace, crece, se desarrolla, se multiplica en muchas sectas y muere. Así ha sido siempre, y así será siempre. Los principios religiosos nunca mueren; pueden morir las formas religiosas, pero los principios religiosos, es decir, los valores eternos, no mueren jamás. Ellos continúan, se revisten con nuevas formas.
Todas las religiones son Una Sola. La Gran Religión Cósmica Universal se modifica en millares de Formas Religiosas. Pero los Principios fundamentales son los mismos: Los de la Gran Religión Cósmica Universal o Religión del Amor, que se reducen a Uno. El Amor. Cuando una forma religiosa se degenera, desaparece y en su lugar la Vida Universal crea nuevas formas religiosas. Cuando una forma religiosa desaparece, entrega sus principios Ecuménicos Universales a la forma religiosa que le sucede. Esa es la Ley de la Vida. Por ello, todas las religiones en principio tienen los valores eternos, no existen religiones falsas. Todas las religiones son necesarias, todas las religiones cumplen su misión en la vida. “La religión es inherente a la vida como la humedad al agua”. No obstante, hay hombres profundamente espirituales que no pertenecen a ninguna forma religiosa. Jamás en religión alguna ha faltado el Principio Cristo.
En todas las religiones se ha denominado a la Unidad Múltiple Perfecta con distintos nombres: Dioses, Semidioses, Titanes, Sílfides, Cíclopes, etc., posteriormente rebautizados como Ángeles, Arcángeles, Serafines, Potestades, Virtudes... La Religión es Una, Única y Absolutamente Universal: El Amor. Cuando una forma religiosa ha cumplido su misión se desintegra. Todas han cumplido su misión, pero todas pasado un tiempo se degeneran, y de ahí la necesidad de que desaparezcan; en su lugar, la Vida Universal crea nuevas formas.
El Cristianismo Primitivo viene del Paganismo. Apolo era el Dios del Fuego y representaba a Cristo. En la mitología Griega, fue representado como hijo de Zeus y de Latona. Antes del Paganismo se veneró en todos los cultos, al Cristo Cósmico y claro está, que muy anterior a la venida de Jesús el Cristo al mundo. La casta sacerdotal pagana, a fines del Imperio Romano, había caído en el más completo descrédito. Las muchedumbres ya no respetaban a los sacerdotes, y los artistas y actores satirizaban en comedias a los Divinos Rituales, motejando sarcásticamente a las divinidades del Olimpo y del Averno. Al dios Baco, hijo de Júpiter (divinidad romana equivalente a Zeus, divinidad de los griegos), lo caracterizaban en una mujer borracha, y otras veces lo caricaturizaban como un borracho panzón montado en un burro. A la inefable y bendita diosa Venus, diosa griega de la belleza, del amor, de la generación y de la vida universal, esposa de Vulcano; la representaban como una mujer adúltera que andaba en busca de placeres orgiásticos, seguida por las ninfas, que eran perseguidas por sátiros al frente de Pan, divinidad griega de los rebaños y pastores, y de Baco.
En aquella época de decadencia religiosa, los pueblos de Grecia y de Roma ya no respetaban ni siquiera a Marte, el dios de la guerra y de la fuerza. Lo representaban sarcásticamente atrapado a la red invisible de Vulcano, el dios del fuego y de la forja, esposo de Venus en instante de pleno adulterio con la bella Venus. Príapo, el dios griego de la fertilidad, se convirtió en el terror de los esposos. El terrible Averno (infierno), gobernado por Plutón, tampoco se escapó del sarcasmo y burlas. No respetaron nada.
El mundo necesitaba algo nuevo y Jesús fue el iniciador de esa nueva Era. Jesús de Nazareth fue realmente todo un Hombre en el sentido más completo de la palabra. Su nombre era Jeshua Ben Pandirá. “Jesús” viene de la palabra Jeshua, que en hebreo significa “Salvador”. La diferencia entre Jesús el Cristo y los demás cristificados, es que Jesús representó el Drama Cósmico en carne y hueso. Cristo es el 2º Aspecto de Dios, el Hijo, el Camino, la Verdad y la Vida, y Jesús de Nazareth es un Mensajero de lo alto, el Messias que nos indicó físicamente el Camino para poder encarnar al Cristo, él ya lo hizo, encarnó al Cristo y se fusionó al Padre, por tanto, ya no es él, sino Él, Dios. Cuando Jesús encarnó al Cristo Cósmico, ya no hablaba como él, sino como Él.
Por cierto: La iglesia católica quitó la Ley dada por Jehová a Moisés: “Y al octavo día se circuncidará al niño” (Lv. 12. 3.). Ley que cumplió Jesús. La Circuncisión además de ser un Rito Sagrado, a nivel físico evita que el phalo del niño pueda no desarrollarse lo necesario y que tenga excesiva sensibilidad, por lo que después puede también provocarle eyaculación precoz y como consecuencia frustraciones en la pareja. Un incircunciso se puede Liberar pero al circuncidado le viene mucho mejor a la hora de Trabajar con la Energía Sexual.
Cristianismo
Fue reconocido oficialmente como religión en el Concilio de Nicea en el año 325. Bajo el disfraz del nuevo nombre (cristianismo) se formó nuevamente la organización clerical con los mismos atributos, ceremonias, mitras y liturgias del Paganismo. Lo peor de la iglesia de Roma no fue adoptar esta organización del Paganismo, sino la mutilación del libro sagrado La Biblia, sobre todo el Nuevo Testamento, cuyos Evangelios modificaron unos y quitaron otros, para así poder imponer sus intereses.
“El Conocimiento es lo que se le ha perdido al musulmán y, cuando lo encuentra, lo coge por derecho propio” (Hadiz del Profeta).
¡Alhamdulillâh! La Paz de Al-lâh sea con todos.
Este tema sobre Conocimiento, pertenece al libro “El Mensaje de los Inmortales”, escrito por el matrimonio, Jesús Beltrán G. y Mª Milagros Araúz B. El referido libro no se “vende” sólo se “regala”.
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