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miércoles, 20 de mayo de 2015

Acerca de la pasión

19/03/2003 - Autor: Orhan al Yerrahi - Fuente: Webislam
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Orhan al Yerrahi
Orhan al Yerrahi
Muchos de nosotros somos musulmanes y seguimos conectados a las cosas de este mundo. Somos musulmanes en cuerpo y en espíritu, y sin embargo a nuestro ser inferior, que es lo que nos conecta al mundo, es la parte a la que podemos definir como no creyente.
Muchos nos llamamos musulmanes porque hacemos nuestros rezos, mantenemos el ayuno, pagamos el Zakat y alguno de nosotros tenemos la fortuna de haber realizado el Hajj. Pero tenemos que llegar a la conclusión de que si es parte inferior nuestra no puede ser musulmana, se continua mostrando síntomas de malicia, de envidia, de ira, de un orgullo por un estado espiritual que nos ataca muchas veces incluso a aquellos que tienen la bendición de poder cumplir con sus rezos, hipocresía, la ambición de fama, de reconocimiento, de dinero, de respeto y la necesidad de ser respetados.
Todas estas son parte de nuestro ser y ese es el desafío al cual debemos llegar con un corazón purificado y con una intención verdadera y sincera. Es muy difícil convertir a esa parte inferior nuestra a Islam. Es por eso que el Profeta Muhammad (saws) llamo a esa parte batalla, "la Gran Guerra" (Yihad al Akbar) y esto ocurrió, luego de la Batalla de la Trinchera que duro 3 días, y donde las fuerzas musulmanas eran muy inferior a las fuerzas de Meca. Los musulmanes eran unos pocos cientos y los de Meca eran miles.
Cuando luego de esos 3 dias de luchar sin dormir, con poca comida y un armamento inferior y demás, finalmente lo guerreros de Meca se dan cuanta que no podían ganar la Batalla y se retiran, estos musulmanes estaban totalmente desgastados de energías y de fuerzas.
En ese momento, el Profeta (saws) les dijo:
"Prepárense porque ahora han ganado la pequeña Batalla pero nos espera aun la Gran Batalla".
Desesperados, los compañeros, le dicen:
"Oh Mensajero de Allah, tu sabes mas, pero ya no tenemos fuerzas. La mayoría de nosotros esta herido, no tenemos caballos, nuestros armamentos han sido quebrados. Estamos en condiciones muy inferiores. ¿Cómo podemos nosotros enfrentar a un enemigo mas gran aún del que hemos enfrentado?"
El Profeta les dice:
"Si, ese es el destino del hombre: el enemigo mas grande no esta fuera de cada uno de nosotros sino en nuestro interior".
Eso lo dijo aquel que recibió la palabra de Allah, la palabra de Dios traída por el arcángel Gabriel en un periodo de 23 años. Estas no son las palabras de un ser ordinario, sino del Mensajero de Allah, aquél en el cual concluye la etapa de la Profecía. Crean en su palabra.
Un derviche estaba sentado en un negocio tomado té, observando el gran despliegue que había causado el Sultán de esa zona al salir a caballo con todo su séquito a recorrer la ciudad, que era el asiento de su dominio.
El derviche observaba sin decir palabra todo lo que ocurría, y veía como la gente lo aclamaba, lo llenada de elogios, todo el mundo trataba de ponerse en posición para que el Sultán lo pudiera ver y reconocer, y el Sultán parecía estar disfrutando de un buen momento.
Finalmente, en su trayecto llega al negocio donde estaba este derviche. Cuando entra el Sultán, el derviche mira hacia otro lado, se da vuelta y continua disfrutando de su te. Eso molesto al Sultán terriblemente.
Se da vuelta el Sultán y le dice a su Primer Ministro:
"Demuéstrenle a ese rudo derviche un poco de buenas maneras!"
El derviche sin que le molestara en absoluto la orden del Sultán que significaba por supuesto un castigo muy severo, le dice al Primer Ministro:
"Dile a tu amo, que el puede ejercer su autoridad sobre la gente de este mundo que lo necesita a el. Yo no lo necesito ni respecto ninguna autoridad de este mundo y solo respeto la autoridad de Dios. Y por favor, que ningún ser en esta tierra llegue a presumir que puede imponer su dominio y autoridad, sobre un pobre hombre que simplemente le negado y dado vuelta su cara al mundo. Que ha dejado el mundo y su espíritu esta inclinado hacia Dios".
Al oír estas palabras, el Sultán se dio cuenta de que estaba frente a un hombre de Dios e inmediatamente el pido a su Primer Ministro:
"Por favor, trata con suma delicadeza y generosidad a ese pobre derviche, porque el habla la Verdad".
Entonces, el Primer Ministro se da vuela y el grita:
"En tu, derviche! Ya has oído la orden de mi Sultán! Pide cualquier cosa que tu desees"
Al escuchar esta oferta, el derviche nuevamente sin darse vuelta, le dice:
"Que puede un hombre libre desear de un esclavo? Yo soy un hombre libre y el Sultán es un esclavo"
Al oír esto, el Sultán nuevamente se molesto por esas palabras y le pregunta:
"Tu eres libre y yo soy un esclavo! ¿cómo es eso?"
Y el derviche le responde:
"Tu sin ninguna duda eres un Sultán, pero eres un ciego y un esclavo de tus pasiones. Tus ordenes y tus favores solo pueden servir para calmar esas pasiones bajas, y solo pueden ayudar a aquellos que son esclavos de su naturaleza inferior y van a pedirte ayuda a ti, y no al Dueño de nuestra Creación".
Y continuó diciendo:
"Gloria a Dios! He puesto todo mi ser a Sus órdenes, a las órdenes de Dios y eso me ha hecho libre de las pasiones de este mundo. Es por ello que tu eres un esclavo y yo un hombre libre. Y sin ninguna duda, un esclavo no puede hacerle favores a un hombre libre. Siempre es lo opuesto!".
Ojalá que estas palabras relatadas por Muzaffer Efendi en su libro "Irshad", se hagan carne en nosotros. Hace un tiempo alguien me dijo que yo leo libros y siempre todos dicen lo mismo! Y, es verdad. ¿Cómo van a decir algo diferente?"
La cuestión es que si este conocimiento no se hace carne en nosotros, sino se vuelve parte de nuestra actitud, de nuestro entendimiento, ¿cómo podremos llegar a liberarnos de esta parte que nos conecta al mundo para poder permitir que aquello que llamamos intelecto nos conecte a Dios?
Traten de cambiar todos los días una cosa. Leyendo una línea mas del Coran, al hacer algo, al levantar un vaso decir "Bismillahir Rahmanir Rahim", decirlo una vez mas que el día anterior. Una sola cosa, un avance por día, así ese día no esta perdido. Si ese día esta perdido, ese día hemos tirado y regalado las 24 horas que Allah nos da por cada día.
Pero intentemos avanzar y progresar aunque sea un paso, con un gesto, con una palabra, aprendiendo una cosa mas, tratando de leer el Coran aunque sea unas líneas. Sino hacemos este esfuerzo, de una mejora por mas mínima que sea, perdemos esas 24 horas.
Prueben esa teoriza de aprender algo una vez al día, inshallah!
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