El Islam es todas las religiones
Musulmanes son quienes se abren a lo sagrado y se someten a sus designios
02/02/2001 - Autor: Abdeljabir Molina - Fuente: Webislam
Los musulmanes son los que se abren a lo sagrado y se someten a sus designios, no inventando el universo en el que viven, sino aceptando lo real. Esto queda evidente en el Corán, en el que se habla de “musulmanes” en un tiempo anterior a la venida de Muhammad.
Según el Corán, cada uno de los profetas anteriores a Muhammad se reconoció musulmán, diciendo:
Noé: “Se me ha ordenado ser de los musulmanes”
(Yunus, 72)
Abraham e Ismael: “¡ Oh, Señor! Haznos ser musulmanes ante ti”
(al Baqara, 132)
Jacob: “Allah ha elegido vuestro dïn : no muráis sino siendo musulmanes”
(al Baqara, 132)
Moisés: “¡Confiad en Él, si realmente sois musulmanes!”
(Yunus, 84)
José: “Hazme morir como musulmán y adhiéreme a los rectos”
(Yusuf, 101)
El Corán dice de la Torah (los primeros libros del Antiguo Testamento): “Los profetas –que todos ellos eran musulmanes- juzgaron de acuerdo a ella” (al Mäida, 44). Los hechiceros que el Faraón había reunido para vencer a Moisés dijeron cuando se sintieron derrotados por el Profeta: “¡Señor, danos paciencia y haznos morir como musulmanes!” (al Araf, 126). Los apóstoles de Jesús (los hawariyin), según el Corán, dijeron al Mesías, hijo de María: “Nos hemos abierto hacia Allah. ¡Sé testigo de que somos musulmanes!” (al Miran, 52). Y la Reina de Saba dijo: “Me rindo como musulmana junto a Salomón ante Allah, el Señor de los Mundos” (an Naml, 44). El hombre justo dijo en el Corán: “Cuida de mi descendencia. Hacia Ti me vuelvo y soy de los musulamens” (al Ahqaf, 15).
Porque el Islam no es una religión sino la capacidad de religiosidad sincera del hombre que tiene su plasmación en todas las religiones. Ya Hoffman, uno de los musulmanes europeos que más lúcidamente lideran el Islam en nuestras latitudes, pidió que no se empleasen los términos “Islam” o “musulmán”, sino que se los tradujera a las lenguas vernáculas de cada país; en el caso del castellano se podía hablar de Islam como “Sumisión a lo sagrado” y de musulmán como “el que acepta lo divino”. Sólo así se entendería que, en el sentir del Profeta, el Islam no era el nombre propio de una religión nueva, sino el nombre común de la actitud del hombre ante lo que intuye como Inmenso.
El Islam es la sumisión a nuestra intuición del principio sagrado, término que se deriva del verbo “someterse”, y, si lo dejamos en árabe, se entiende que es una religión frente a las demás. En este caso, quedan sin sentido los versículos citados anteriormente y brutalmente malinterpretado el versículo coránico que dice ínna d-dïna ‘inda llahï l-isläm (Ali ‘imrän, 19), traduciéndolo: “La religión para Allah es el Islam”, como si dijera: “la única religión verdadera es el Islam”. Pero, ni “Islam” es nombre propio, ni dïn es “religión”. Dïn no es “religión” porque el dïn del Islam se ocupa de cuestiones como economía, sociedad, política, etc. La cuestión de pedir un préstamos atañe al dïn, como la de aceptar o no a un tirano, o cómo divorciarse. La traducción de dïn por “religión” desvirtuaría completamente el dïn del Islam.
Una traducción aceptable de este versículo sería: “Ciertamente, la vía hacia Allah es la sumisión”, refiriéndose a la Revelación a que debe producirse en nosotros una actitud de rendición absoluta a lo trascendente, rindiéndose ante lo real nuestra capacidad de imaginar a la divinidad.
En lo sucesivo, deberíamos traducir del árabe, no sólo el término “Islam”, sino el de “musulmán”, ya que -como se sabe- no es una traducción del árabe ni una palabra árabe, sino una castellanización de muslim. Deberíamos traducir estas palabras del árabe para que se comprenda con claridad que en el corazón del Profeta (sws) no estaba el crear algo nuevo, sino el recordar lo que habían dicho todos los Profetas anteriores. Para que se comprenda que no hay creyente auténtico –budista, hindú, cristiano...- que no deba ser considerado musulmán por el musulmán.
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