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miércoles, 23 de noviembre de 2016

México ante el desafio Trump

23/11/2016 - Autor: Jaime Texcaltiplota - Fuente: Envío público
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Ante la ignorancia, el estudio
Un sociólogo español decía en en diario el País hace unos días que mientras España tiene hoy un concepto limitado de Nación y un Estado muy fuerte, en los países Latinoamericanos tenemos un concepto de Nación muy fuerte y Estados en proceso. Me agradó mucho el equilibrio y conocimiento detrás de ese análisis. Es verdad que ningún mexicano por más raíces europeas, indígenas, negras, sajonas o asiáticas que tenga renegaría de su patria. Incluso, he de decirlo con absoluta certeza, tampoco renegaría de la "madre patria española" y del esplendor indígena mesoamericano y prehispánico.
Esto es difícil de explicar en otros países cuya historia y desarrollo son distintos. Y no parece imprescindible hacerlo. Pues basta la comida mexicana, patrimonio de la humanidad, el cine de oro, el refugio a españoles, el muralismo mexicano y el Museo Nacional de Antropología e Historia para mostrarlo más que explicarlo.
La debilidad del Estado y las estructuras del derecho romano son verdad también y nadie lo duda. La edad civilizatoria del México Independiente es muy tierna aún. Roma ya gobernaba Hispania con reglamentos específicos de su normatividad en año 50 después de Cristo como se muestra en el Museo de Arqueología de Madrid, y basta ir al Archivo General de Indias para ver la estructura administrativa transnacional que operó política, económica y culturalmente el gobierno de la Nueva España entre el Siglo XVI y XVIII.
México fue invadido en el S. XIX por las grandes potencias de la época y perdió en la Guerra con Estados Unidos la mitad de su territorio. De esta podremos decir que formal y realmente la experiencia de la Nación con el desarrollo de su Estado de tipo romano no pasa de poco más de 100 años, siendo las cosas como son. Eso no significa que su sociedad tenga una experiencia milenaria y que su cosmovisión no sea tan fuerte cual la más. De hecho esa fortaleza es lo único que explica no solo haber sobrevivido al rudo encuentro civilizatorio de la Conquista y se vecino de la actual mayor potencia del mundo.
No pasa nada, como dicen en España, cada nación y civilización tiene su historia y derroteros, su crecimiento propio.
Lo que si es importante señalar es que todo mexicano es sensible a lo que le ocurre a su país y se siente responsable de la solución. Y eso explica porque en la pobreza, la soledad, la dificultad de asimilación de uno de los mestizajes más profundos en la historia de la humanidad, el porque de un corazón sano. Uno de los países con mayor espiritualidad del mundo, a veces el más violento del mundo, y hoy protagonista inconfundible de la frontera del idioma español y el ingles; del mundo calvinista y el mundo católico, del Norte y el Sur. De los consumidores y productores de sustancias malas.
Y lo que está ocurriendo no es paradójicamente visto como un choque de civilizaciones, porque no hay duda que el Sur, el idioma español, el mundo católico está en completa desventaja económica, política e ideológica en el mundo.
Solo hay que ver en que idioma se construye hoy la ciencia, la tecnología, las humanidades; quien invierte en ello, de quien son los sistemas.
México sin embargo también tiene esa fuerza del Sur. La cosmovisión, lo comunitario, la resistencia, el amor, y la tristeza, el asombro, la necesidad de libertad de los pueblos que nunca la han tenido en lo exterior, pues el perfeccionamiento de los sistema democráticos romano da la libertad al estado ciudadano a expensas del no ciudadano. Pero en lo interior, si, la creatividad mexicana, la soltura, el afecto. México es una Nación.
Poner un grano de arena en la significación de Lo mexicano es obligación de los mexicanos; es necesario el Solipsismo Nacional Mexicano. Y ese grano de arena, en este caso es resaltar no la espiritualidad (porque quien puede limitar al Espiritu o hacerlo propio?), sino la profunda cosmovisión mexicana viva y palpitante.
Que puede dialogar con el mundo y con otras cosmovisiones. Por supuesto con la para-romana europea, pero también con la asiática o del medio oriente, o india, ni hablar con la africana. Mucho ha llovido en el alma de México y Latinoamérica, y aún le falta el lenguaje que hoy es imperante, la lengua de los objetos y no de los símbolos. Es verdad. No es mejor la primera, pero es la tiene el poder de lo social.
Octavio Paz, nuestro nobel, Carlos Fuentes; Remedios Varo, La misma Frida Kahlo. Han logrado traducir y generar vínculos entre ambas lenguas, y hoy ante la inminencia de una era de políticas xenófobos, es necesario desarrollar acuerdos desde el Castellano de México, de América Latina y de Iberoamericana para hacer corpus de conocimiento abiertos y buenos, que dialoguen con el mundo. No solo desde los objetos, sino desde la ideas, los símbolos del bien y la paz, el desarrollo políticos, social y económico, y de la dignidad humana en todos sus aspectos.
No es necesario remachar que el español hablando por más de 500 millones de personas, -en España hay 43 millones, menos del 10 por ciento, pero tiene los archivos y las semillas madre semánticas y civilizatorias -; está en franca decandencia en todo lo que hoy controla el poder del mundo: ciencia, tecnología y humanidades; la incorporación de la fuerza de las cosmogonías Latinoamericanas, así como judías y árabes, y lo mejor del Latín, incluyendo sus sustratos grecos, son condición sine qua non de su salud.
La palabra representa la realidad. Hoy en México la realidad de un nuevo poder político y su ideología debe ser respondida más allá de insultos, bagatelas y resignación. Sino con una resignificación y un fortalecimiento del Estado y la Nación. Y requiere para ello la seriedad del auto conocimiento y las alianzas. España puede ayudarse a si misma comprendiendo que su vitalidad lingüística pasa por la alegría de crear una Nación, y en eso América Latina tiene mucho que aportar. Muchísima más experiencia.
¿Y Trump? Es vacío hablar de lo que hay detrás de él sin conocer a Emerson, el calvinismo, la situación de la Europa del Este, el post capitalismo tras el fin de la guerra fría, el neo capitalismo y otras lindezas. O sin haber visto la estructura de todo fascismo. Aquí en Europa es fácil estudiar esos temas. Esperamos que comiencen a salir los especialistas. A mi forma de ver, sin experiencia en Calvinismo del Norte, y sin prejuicio sobre ello, solo comentar que hay que conocer realmente las fuentes civilizatorias del fenómeno ocurrido en Estados Unidos. Yo recomendaria ver los documentales aleman de los años 30 de Leni Riefenstahl.
Y para ver ejemplos de arte pensamente mexicano, un pequeño material de mi autoríacon recursos de Francisco Toledo y filósofos españoles fenomenológicos .

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