¿Preparados para la derrota del califato?
El regreso de los combatientes europeos y la descentralización del ISIS conforman la nueva amenaza yihadista. Europa cuenta con pocos programas para la reintegración de los retornados
Madrid
Dos ideas se repiten cuando se habla de yihadistas retornados del califato: primero, que el combate, las heridas, la muerte les puede haber causado un trauma. Eso habría que atajarlo. Segundo, que meses o años de entrenamiento con grupos adiestrados como el Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés) o Jabhat Fatah al Sham, nacido de la rama siria de Al Qaeda, les ha provisto de habilidades en el manejo de armas y explosivos. También habría que combatirlo. Dos ejes sobre los que reflexionan ahora las cancillerías europeas, en medio de la ofensiva contra los bastiones yihadistas de Raqa (Siria) y Mosul (Irak) que puede empujar a muchos combatientes extranjeros a volver a casa. Consultados varios analistas en el foro sobre terrorismo que celebró esta semana en Madrid el Real Instituto Elcano se puede concluir que si bien hay muchas iniciativas en Europa y EE UU de desradicalización de jóvenes para prevenir su viaje, pocas hay para reintegrar a los que ya estuvieron en el campo de batalla. Y según datos presentados por el sueco Magnus Ranstorp, 42.900 extranjeros han realizado ese periplo en los últimos años.
De las cifras reunidas por el experto del Centro de Estudios de Amenazas Asimétricas (CATS, en sus siglas en inglés) se desprende que 7.700 europeos se unieron a la campaña yihadista. Aquí ganan la partida los franceses (2.100) aunque los líderes per capita son los belgas (470). De los números de Ranstorp hay que quitar los detenidos, muertos o incluso regresados. Se estima, por ejemplo, que son unos 700 franceses los que aún batallan entre Siria e Irak. Los atentados de Bruselas y París hacen que estas sean las cifras que más preocupan, aunque el CATS también calcula que 870 alemanes hicieron un viaje similar, un número parecido desde Reino Unido, así como un millar de balcánicos, 300 austriacos, 200 holandeses, otros tantos españoles... "Necesitamos rehabilitación y reintegración", dice Ranstorp, "pero también la fuerza de la ley". Según coinciden los reportes, en torno al 20% de los que pudieron viajar han regresado a su país.
Solo en la contienda siria se ha superado el número de foráneos que atrajeron las guerras de Afganistán, Bosnia y Chechenia juntas
En algo más de cuatro años, la guerra siria y el auge del ISIS entre el Tigris y el Éufrates ha batido todas las marcas. Solo en esta contienda se ha superado el número de foráneos que atrajeron las guerras de Afganistán, Bosnia y Chechenia juntas. ¿Generará la derrota del califato una diáspora? Depende del modelo de transición que adopte el ISIS, que sobrevivirá a la pérdida de territorio como lo hizo Al Qaeda tras perder el santuario de los talibanes. Los estudiosos Colin Clarke y Daveed Gartenstein-Ross sugerían recientemente dos escenarios en la web especializada War on the rocks: o bien el ISIS tiende a la descentralización y se vuelca en su rama de operaciones externas (amniyat al kharji o emni), esto es, en activar posibles células en Occidente, o bien mantiene su centralización, buscando una nueva tierra para un Estado integrista.
La primera posibilidad, con grupos independientes esparcidos por el mundo, hace más difícil la derrota definitiva del ISIS. La segunda permitiría combatir a la cúpula siguiendo su cadena de mando. Sea como fuere, el viaje de salida de los extranjeros desde Siria o Irak se ha complicado. Acuerdos y ayudas económicas de EE UU y la UE a Turquía y Jordania para sellar las fronteras dificultan el tránsito -pero no evita el peligro: Ibrahim El Bakraoui, uno de los terroristas del aeropuerto de Bruselas, fue arrestado en Turquía y regresó a Bélgica-. Si tras la proclamación del califato en junio de 2014, el promedio de entradas era de alrededor de 200 al mes, hoy esa cifra está por debajo del medio centenar si llega. Y esto en gran medida por los controles fronterizos.
Pero llegarán y ahí es donde entra una posible reinserción, nada fácil en un radicalizado. Para muestra, los datos de Ranstorp: dos tercios de los detenidos en Reino Unido en 2005 a raíz de los atentados en Londres se negaron a participar en programas de reintegración. Haberlos haylos en varios países europeos, aunque aún el perfil es muy bajo. Durante el foro Elcano, una consejera de la Unidad de Coordinación de la Lucha Antiterrorista francesa, no identificada por motivos de seguridad, detalló el entramado diseñado por París para prevenir la radicalización de los jóvenes. Preguntada por los retornados de Siria e Irak, la psicóloga admitió que sería fundamental con estos abordar el "trauma" que cargan, aunque admitió que aún están en un momento de reflexión.
Francia está trabajando, despacio, en la apertura de centros de desradicalización, aunque no están diseñados para los yihadistas retornados. Reino Unido, que ha mantenido una posición dura frente a los retornados -el ministro Boris Johnson, antes de serlo, manifestó que son culpables hasta que se demuestre lo contrario- cuenta con el programa Channel, pero centrado en la alerta sobre la posible radicalización de británicos (4.000 ciudadanos fueron referidos a este programa en 2015). Uno de los grandes ejemplos en Europa de eso que en inglés se conoce como disengagement, la desconexión o desvinculación de esa radicalización violenta, es el proyecto de la localidad danesa de Aarhus, que aunque abierto a los retornados está de nuevo muy enfocado en la prevención de la radicalización.
Por el momento las autoridades temen más a los radicalizados inspirados por el ISIS que a atentados organizados desde el califato
Como admite en un intercambio de correos el abogado Christophe Paulussen, analista del Centro Internacional de Contraterrorismo de La Haya, "la persecución y detención no es suficiente" para abordar el retorno de combatientes extranjeros. Pero algo hay que hacer para evitar que algunos de ellos, como señala Seamus Hughes, de la Universidad George Washington, se conviertan a su regreso en "iconos" de jóvenes en proceso de radicalización. Según los datos de Hughes, 110 personas han sido detenidas hasta ahora en EE UU por vínculos con el ISIS. Ninguno de los que atentaron inspirados por este grupo (Orlando, San Bernardino, Minnesota) fue entrenado y dirigido directamente por el ISIS. Aunque un puñado de retornados han sido detenidos a su vuelta a Estados Unidos, por el momento las autoridades temen más a los radicalizados inspirados por el ISIS que a atentados organizados desde el califato.
Hughes, enviado del Gobierno a recorrer durante varios años el país para promover la desradicalización en colaboración con las comunidades locales, admite que tampoco en EE UU hay planes específicos para los retornados. Pero da una pista de lo que hay que hacer: analizando los perfiles de los detenidos se podría decir que "les excita más el hecho del viaje al extranjero, meterse en un avión" que el proyecto fundamentalista. Por tanto, apunta Hughes, con los retornados se trataría más de disengagement, desvinculación del grupo, más que de desradicalización, una tarea que muchos ven con pesimismo para los que participaron en el combate.
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