Que, durante el último cuarto de siglo, la educación pública haya sido botín político de la CNTE y de lo peor del SNTE, provocó que en el reciente informe PISA, el examen internacional más reconocido, nuestros niños no aprobaran un solo examen de ciencias, lectura ni matemáticas.
Y suma y sigue: el mejor ejemplo es la piñata de alcaldías que se han repartido en Oaxaca maestros de la CNTE que cobran sin dar clases porque, en el tiempo que tendrían que instruir a los niños, se dedican a hacer política.
Son 12 alcaldes de las coaliciones Morena, PT, PES, del PRI-PVEM, del PAN-PRD y Movimiento Ciudadano, y hasta del Partido Social Demócrata, quienes se embolsan del erario sueldos trimestrales que van de los cuatro mil 500 hasta más de 216 mil pesos.
Insolencias de este tipo provocaron que, desde su surgimiento en 1989, la CNTE haya colocado a Oaxaca en el abismo de la educación en el país. Un estudio del
Tecnológico de Monterrey indica que ese estado necesitaría 33 años para alcanzar un nivel educativo similar al de la CDMX.
Pero estos alcaldes cobran como alcaldes y como maestros, de acuerdo con el Registro Nacional de Profesiones, de la Secretaría de Educación Pública, en sectores que van desde técnico agropecuario a licenciados en agronomía, pasando por veterinarios… aunque algunos ni estudios tienen.
El desparpajo mayor es el de Noel Hernández Mendoza, presidente municipal electo de Villa de Tamazulapam del Progreso, un pueblito de siete mil habitantes en pobreza extrema, pero que en el primer semestre de este año ganó 426 mil 225 pesos, a razón de más de 71 mil mensuales.
Militante del PRI, Hernández Mendoza es veterinario, con número de cédula profesional 3286026, pero cobra como supervisor de la Secundaria Técnica número 12, con el número de plaza 072048E0463200000466.
En cambio, mientras estos 12 maestros que no son maestros ganan como maestros sin impartir clases, la CNTE actúa, sin consecuencias legales, como matón de esquina golpeando y echando de las escuelas a más de 150 maestros que aprobaron la evaluación de la Reforma Educativa.
Algunos de estos maestros llevan hasta tres años sin poder trabajar y no han tenido éxito en ser recibidos por el actual titular de la SEP, Otto Granados, ni el próximo, Esteban Moctezuma. Tampoco por senadores y diputados.
Además, turbas de la CNTE los han atado con cuerdas en la CDMX y obligado a marchar con letreros colgados al pecho y rótulos de “infiltrados” y “somos ratas”, y en Chiapas, han rapado a maestras que intentaron aplicar la evaluación de la SEP. El mensaje es: para los maestros cumplidos, no hay ni trabajo si salario. Por eso somos los últimos en ciencias, lectura y matemáticas.
Insolencias de este tipo provocaron que,
desde su surgimiento en 1989, la CNTE
haya colocado a Oaxaca en el abismo
de la educación en el país. Un estudio
del Tecnológico de Monterrey indica
que ese estado necesitaría 33 años
para alcanzar un nivel educativo
similar al de la CDMX.